jueves, 29 de noviembre de 2012

PLANICIES MARCIANAS

Marte, el dios de la muerte. Con sus muestras de un pasado hídrico, con su actual relieve erosionado, con sus cráteres, señales de brutales y ancestrales impactos. ¿Qué habrá bajo tu superficie?
Planeta rojo, te veo a ojo desnudo en un cielo claro de invierno y pienso en las enormes distancias que nos separan...aunque hace ya tiempo que acercamos tu cara.
¿Dónde ha ido a parar tu atmósfera? ¿Cuál habrá sido tu historia millones de años atrás?
¡Qué maravilla el investigarte!¡Qué maravilla que nos cuentes tu pasado impreso en tus áridas y arrugadas planicies! Hermanito solar system...el único en el que podríamos caminar con aparatosos trajes de película, desde aquí te saludamos.

domingo, 11 de noviembre de 2012

PLANTANDO CORAZONES

Ayer se fué Haydée...para no volver. Yo la traté muy poco pero sé de buena fuente que ella, sin duda ninguna, ha plantado corazones en su trayectoria vital. Siempre conciliadora, siempre acercando gente en esa gran cocina con esa mesa amable. 61 años...demasiado pronto. Sin embargo han brotado muchos corazones de esas semillas que soltaba Haydée sin ningún esfuerzo: ¡le dió tiempo! Jóvenes y maduros entristecidos estuvimos allí...sin saber qué decir. No hay palabras en estos casos. Algunas canciones, Mecedes Sosa y las lindas cosas que dijeron su hijo mayor y su marido.
Menos mal que todo ese amor fructifica en sus hijos y, seguro, segurísimo, que fructificará en sus nietos a los que ella hubiera querido conocer. ¡Cuántos van a echar de menos esa sonrisa con los incisivos separados! (Suerte que Nuria los heredó). Pero no sólo sus hijos han bebido su cariño. Muchas personas más se acercaron a esa luz "que en sus ventanas calienta más", como dice la canción. Sobre todo, los jóvenes amigos de sus hijos cuando la recuerden, serán POR FUERZA mejores personas, porque así se transmite el amor...de persona a persona y sin aspavientos. Eso es lo que se llama "plantar corazones"¿verdad, Haydée?.

domingo, 4 de noviembre de 2012

AGUA

Oigo cómo cae la lluvia,
intermitente a veces
incesante otras.
Pienso: "¡qué alivio!¡Este año no hay sequía!"
Tan cerca tenemos al Sahara...calcinante.
Tantas veces el viento de Levante
 seca la ropa nada más tenderla...inclemente.
                                                                      Sequía, secano,
                                                                      desierto, viento caliente,
                                                                      arena candente.
                                                                    
                                                                      Oigo el tamborileo de las gotitas
                                                                      bienhechoras,
                                                                      que generosamente
                                                                      se deslizan duplicando el vidrio,
                                                                      transparentes,
                                                                      Pienso: "¡qué suerte tener un techo!"

                                                                  

BARRO Y SILENCIO

¿Para qué agregar nada? Todos sabemos de qué está hablando Eduardo Galeano.

MI HERMANA Y YO.

Bueno, en realidad genéticamente (aunque las dos mantengamos nuestros propios dientes...a esta edad) no somos hermanas pero como no había nada mejor a la vista nos adoptamos mutuamente. Y nos hemos influído mucho una a la otra en estos 25 años. Ella ha dejado de ser un ladrillo con pelo (algo estructuradita la chica) y yo he dejado de ser una loca que se lo permite todo (algo desestructuradita, yo).
Ella siempre aspiró a ser pija, en vista de sus orígenes humildes y yo siempre aspiré a ser revolucionaria-hippie, en vista de mis orígenes acomodados.
Bueno, no hace falta aclarar que ninguna de las dos llegó a esa meta tan ansiada. Al final, las dos somos unas mediocres que hemos dejado de aspirar a casi todo. Pero mire usted por dónde, somos las dos MUY FELICES. Y nos la pasamos lo mejor posible...que no es poco. Hemos viajado juntas, nos contamos incontables cosas incontables y nos reímos MUCHO de las cosas de la vida y de las cagadas que nos mandamos (antes y ahora).
Yo acepto su carácter rígido (ya no cemento armado, un poco menos) y ella acepta mis inesperados exhabruptos (ya no tan hojita al viento, un poco menos).
Nuestros hijos y nietos nos tratan de encarrilar pero no hay caso...no somos abuelas demasiado paradigmáticas, y mucho menos obedientes. Ellos también nos aguantan nuestros períodos de "damas bajoneadas con hijos que no nos dan pelota", aunque afortunadamente lo superamos por ahora y hemos aprendido a no darles pelota, también. (Con los hijos se aprende mucho). Cuando yo fundé el "CLUB DE LOS PASOTAS" a ella ni de coña la podía dejar entrar. No cumplía ni UN(1) requisito pero igual se lo comenté como al pasar, para que no se ofendiera, si se enteraba por casualidad.  Ahora ni ella ni yo reuniríamos los 10 requisitos para entrar en ese exclusivo club. El tiempo nos ha cambiado.  Somos como la materia y la antimateria, sólo que no nos destruímos mutuamente al ponernos en contacto.
Bueno, eso es todo, ésta es mi hermana, por si no la conocían.

jueves, 1 de noviembre de 2012

EL PASADO

A pesar de que se suele decir que al pasado hay que dejarlo atrás, creo que hay dos opciones de tratamiento (deformación profesional) con el pasado.
1º) Recordarlo para no cometer los mismos errores. Tanto personal como generacionalmente. Para evolucionar. El pasado contiene valiosa información.
2º) No regodearse en sufrientes imágenes del pasado (no es fácil) ni arrepentimientos flagelantes de errores del pasado.
Y se me ocurre un detalle más, pero esta vez con el futuro: "si sueñas continuamente con un futuro mejor ¿con qué mano agarras lo que te ofrece de bueno el presente?"
A partir de mi experiencia (que no es tan corta, con mis 65 recién cumplidos), puedo decir que más me inclino por dejar atrás el pasado que por reeditarlo continuamente. Lo que se aprendió ya lo tenemos y con esos elementos debería alcanzarnos para lo nuevo que se presenta. De la gente que quedó atrás, aunque la vuelvas a ver, no se reinstaura la magia o la conexión afectiva intensa que se sintió en aquél momento. En un ratito te pones al día y ya no sabes de qué hablar. O sea, no tenemos nada nuevo que decirnos.
Lo que sería útil es la memoria histórica, los grandes hechos que llevaron a la humanidad a la barbarie o al progreso. Esa transmisión debería ser con carga emocional porque, a través del raciocinio, parece que se logra sólo lo objetivo, pero no se explican didácticamente las grandes pasiones que arrastran al mundo. Lo arrastran tanto a lo bueno (por ejemplo, la pasión por el conocimiento que nos ha dado todo lo beneficioso que tiene la vida actual) y a lo malo (los fanatismos de cualquier signo). Y si no, veamos cómo los humanos tropezamos con las mismas piedras precisamente por esa falta de modulación entre lo emocional y lo racional. Ya quitamos del trono a lo estrictamente racional, así como en el pasado se eliminó lo sagrado que había en los sentimientos y lo emocional. ¿Qué tal si le damos a cada vertiente su justo lugar? LOS DOS NOS HACEN FALTA.
Mañana filosófica.