sábado, 31 de agosto de 2024

LA PEATONAL

 Pensamientos. Mónica Bardi

¿Qué ocurre cuando el alejamiento de una persona querida se prolonga demasiado? En esta época de las supercomunicaciones, en teoría, el vínculo se mantiene si ambas partes lo alimentan con una frecuencia y una reiteración de afecto. Pero repito, ¿qué ocurre cuando una persona se aleja y se aleja y se sigue alejando?, ¿ los vínculos se relajan, se oscurecen, se amortiguan y, al final, mueren y/o quedan como un recuerdo remoto?

Y ya que hablamos de muerte, rematemos la faena y lleguemos al punto álgido: si esa persona muere ¿ya no nos duele tanto? ¿Ese alejamiento fue como un prólogo, una pequeña muerte progresiva, constante e inevitable? ¿Es lo mismo? ¿O casi? Esa anestesia sentimental que nos adormece ¿sería como un pequeño duelo porque el alejamiento deja de nutrir esa relación?

Sin embargo, parecería que hay lazos afectivos que permanecen intactos como una escultura y que, por el contrario, a veces parecen agigantarse con el tiempo. 

¿Será idealización? Quizás ese ser ausente no sufre las inclemencias del trato cotidiano, no se desgasta, no hay heridas en período de cicatrización. No hay palabras, cariñosas o dañinas ni hay perdones. No hay nada: ni bueno ni malo. Tampoco hay rutina. 

¿La voluntad de mantener y nutrir ese  vínculo, aunque sea unilateralmente, es capaz de preservarlo?

Desbordada por todas estas preguntas salgo a hacer un trámite y, en mi pequeña ciudad, la gente ríe, habla y se encuentra por la calle. Yo misma me encuentro, con gran sorpresa, con una exvecina a la que casi no reconozco. Y charlamos un ratito... Las peatonales son lugares ideales para interesarse un poco por la vida de los demás. Hay siempre algún músico callejero y pienso: esos vínculos tenues y casuales dan ganas de seguir viviendo y tienen su lugarcito en nuestras vidas. 

sábado, 24 de agosto de 2024

VIEJITOS AL ATAQUE

Pintura de JAN LIVENS

Mónica Bardi y sus casi 77 años. 

 ¡¡Por fin me dí cuenta!! Me cayó la ficha  y todo quedó transparente, evidente. 

Cuando el relax de la lectura, el cine, la escritura, la pintura o simplemente sentarnos en un parque es lo único que nos calma; cuando el cableado neuronal transmite serenamente, cuando el corazón late agradecido y los pulmones permean cada átomo de oxígeno recién llegado es cuando entendemos por fin de qué se trataba ese tema tan cacareado, masajeado, conversado y discutido: la vejez. Todo aquello que nos requiere, que nos demanda, que nos obliga, que nos pone a prueba, por tonto e insignificante que parezca, tiene el omnímodo poder de estresarnos, de angustiarnos y otros "arnos". 

Esto era la edad avanzada: necesitamos dos horas (mínimo) de relajación, acostados y en silencio, para superar una tarde ajetreada, una mañana de trámites, una conversación agitada o un tonto  problema doméstico. Esto es, en definitiva, la prueba palpable del paso de los años. Ya ni hablemos de una discusión o un disgusto. En esos casos, farmacología urgente e insomnio asegurado. 

Contribuye amablemente al disgusto y la preocupación cuando vemos a un ser querido a punto de meter la pata, de cometer un gran error y sufrir las consecuencias... y no podemos ni siquiera opinar. Vemos venir el tsunami con los labios sellados porque los jóvenes saben la mejor manera de cometer errores. Lo sé porque fuí joven y cometí muchos. 

Así que esto era la vejez: la reacción del medio interno en forma de alarma (cortisol) ante cualquier banalidad. No digan que no les avisé: esta viejita (yo) no está para muchos mambos. Y si no lo entienden ahora, jóvenes, solamente dejen pasar el tiempo y lo entenderán. Sabrán lo que es volverse transparente, invisible para los demás, cuando muchas veces hay que ponerse enérgico para que noten nuestra presencia. 

Eso de que los años traen serenidad era una mentira viperina inventada por gente joven para hacernos sentir todavía peor. Es verdad que amamos más el silencio que el ruido, que podemos pasarnos una hora mirando un árbol e imaginando como corre la savia por su interior; es verdad que ya no esperamos gestos de gentileza o amabilidad espontáneos de chicos o jóvenes. Que a nadie le interesa nuestra opinión y que el mundo actual no es como nos aventurábamos a imaginarlo. Si hay que hacer algo rápido lo mas probable es que nos equivoquemos porque nos ponemos nerviosos, pero si se puede reflexionar al respecto lo mas probable es que acertemos porque nos da tiempo para pensar. Esto era la vejez, señores míos. Hemos llegado. 


jueves, 22 de agosto de 2024

COMPAÑERO

 


FELIPE por Alejandro Bandín

Y una madrugada, entre la 1 y las 5 te fuiste. Hacedor de mil tropelías. Impune. Gallardo. Soberbio. Dominando con tu belleza. Atorrante. Insaciable buscador de alimento aún en basureros, actitud contraria a tu aristocrático porte. Sabedor de que con tu mirada apagabas las furias que tus delitos provocaban. Compañero en viajes y aventuras, en soledades, siempre. Gracias por este tiempo que compartiste con nosotros. Julia y yo, como los que también te conocieron bien, estamos tristes pero felices de haberte disfrutado. ¡CHAU FELIPE! seguramente si hay un cielo de perros, ahí debes estar paseando tu gallardía.

sábado, 17 de agosto de 2024

CORAZÓN

 


REFLEXIONES DE CLAUDIA ALIANDRI

Razón(co)razón.                                                        Y de repente viene un día mi corazón a plantearme que necesita espacio.

Me quedé pensando…

Por alguna o varias razones llevábamos algo de tiempo distanciados, y decidí dejarle marchar.

No es la primera vez que lo hace, pero ahora fue diferente, me lo dijo, como pidiéndome permiso.

Hizo las maletas y se alejó sin rumbo.

Me quedé pensando…

¿Se habrá cansado de caminar conmigo que últimamente lo hago más cabizbaja que nunca?.

Quizás esté por ahí bailando silencios harto de tanto escucharme llorar,

puede que esté en urgencias intentando sanar las heridas que le hice,

o escondido protegiéndose de tanta decepción, no lo sé…

A lo mejor está en aquella orilla esperando a que la certeza le rescate... o le empuje.

¿Acaso esté deambulando en soledad buscando respuestas?  

Tal vez esté soñando despierto aquellos sueños que di por perdidos,

… igual fue a interceder con mis demonios para que me dejen en paz, quien sabe.

En alguna ocasión me confesó que ya no podía con tanto desatino, quizás por ello me dejó sola con la razón.

Ellos nunca se llevaron del todo bien, les cuesta ponerse de acuerdo, pero los necesito a ambos para deshacer todos los nudos atorados en mi garganta, si ya es difícil hacerlo con los dos, más aún lo es si me falta uno de ellos.

Dicen por ahí que la razón tiene razones que el corazón no entiende..., pero sin las razones del corazón yo no podría vivir.

Sin ella muero poco a poco, pero sin él…, muero a tiempo completo.

Probablemente me dejó por las veces que intenté imponerle cordura a su locura, o incluso las veces, que, sin pensármelo mucho, le di sepultura.

Mi corazón es andariego. 

Volverá. 

Lo sé. 

Lo siento…

…porque mi corazón es alegre solo que ahora necesita..., un poquitito de tiempo.

viernes, 9 de agosto de 2024

COÑO

 


ODA TRIUNFAL AL COÑO 

Clàudia Lucas Chéu

La desimportancia del falo explicada a los caballeros

Sobrevalorado en el gozo siempre fue el falo.

Un hombre que domine bien la lengua,

en ambos sentidos,

no necesita preocuparse de la eficacia

o la belleza de su falo.

Las damas,

y los caballeros que también lo aprecien,

se conquistan por el uso de la boca.

Digamos que el falo divierte pero no conduce al éxtasis.

De esto no se habla, por pudor

o por miedo de amedrentar el cetro

sobre el cual siempre se pensó que giraba el mundo.

El falo es hermoso, si señores 

algunos, otros son horribles,

estilo cobra ciega ―,

simplemente no juzguen como obra de arte

la exposición de artesanía, caballeros

viernes, 2 de agosto de 2024

VINO TRISTE

 


ESTE ES MI VINO TRISTE por Mara Leonor Gavito


En esta noche de sábado familiar 

podría estar compartiendo risas y vino

podría ser como fui las otras noches

podría 

si no fuera la que me toca ser hoy


cuesta mantener la Alegría 

defenderla como una trinchera 

que diría Benedetti

que diría porque sabía perfectamente 

lo que cuesta mantenerse firme intransigente invencible en la trinchera

frente a la amenaza de la melancolía


cuesta disfrutar de todas las cosas pequeñas y también de las grandes

de las cotidianas y también de las extraordinarias 

a veces el esfuerzo de esta vigilancia agota


sobre todo cuando estás contando otro fracaso

otra puerta que se cierra

ante algo que empezó a brillar y prometió ser calidez amabilidad ternura pieles que se erizan

y eso se apaga 

sin que tú entiendas el porqué 


algo que te uniría al mundo para que este no fuera tan violento

cae y se cierra y no se dice 

sólo se intuye

y no se explica y te deja muda sin siquiera la posibilidad de contestar 


cae como todo lo que cae 

por más leve que parezca 

por más poca cosa 

por más poco tiempo 

cae y resuena demasiado porque las hoquedades de tu cuerpo son muchas y las resonancias se expanden y multiplican en ecos que tardarán en apagarse


y no pasa nada

objetivamente no pasa nada

si no fuera porque eres tan acústica para lo bueno para lo malo para lo serio para lo banal para lo mágico para lo hermoso 


tan acústica 


el vino triste aumenta la sensación de estar del otro lado

perdida en un mundo con códigos extraños

cada vez más indescifrables cada vez más enfermos

esperando a que alguna vez

las palabras sean herramientas útiles para el disfrute humano

esperando a que las manos sean herramientas útiles para la ternura

esperando a que los cuerpos sean herramientas útiles 

para refundar el amor


hasta que ya no hagan falta palabras precisas

que nos sirva cualquiera de ellas para nombrarnos 

una vez que lo importante 

lo realmente trascendente ya no sean las palabras

sino una dulce comunicación

sutil y efectiva 

como la que usan las abejas

para inventar la miel

jueves, 1 de agosto de 2024

PARTO por Lidia Barugel

 


EL ENCARGO

Adentro del vientre de su madre, enroscada y aún tibia, Serena sueña. Sueña que están soñando con ella.

Después del largo parto en el piso de la celda, el hombre envuelve a Serena en la manta marrón con que la entrega ahora. Su encargo, señor, dice. Felicitaciones y que tengan ustedes buenas noches.

El hombre despide un fuerte olor a sangre y a flores podridas, un olor que permanecerá impregnado en la casa hasta muchos años más tarde. 

         LIDIA BARUGEL