Había una vez un niño llamado Luca que quería hacerse amigo de un pingüino pero no encontraba ninguno por los alrededores. Por todos lados veía perros, gatos, tortugas y gallinas pero ningún pingüino.
Así que decidió tomar un barco de velas para ir más al sur donde él sabía que había muchos.
Se preparó con ropa de abrigo, botas de goma, mucha comida, leche y chocolate. No olvidó llevar su música favorita, (la que toca su papá) y zarpó con viento fresco en dirección a Tierra del Fuego, que, aunque así se llame no tiene nada de fogosa ni de ardiente. Allí hace mucho frío, cae nieve y granizo y hay vientos huracanados.....pero hay PINGÜINOS.
Luca lo sabe porque se lo dijo su abuelo Enrique, que hace años hizo ese mismo viaje y le gustó mucho.
Además, Luca sospecha que su abuelo guarda un secreto secretísimo: ¡de joven fué pirata!...sí, PIRATA, de los del parche en el ojo, pero sin parche. Lo que pasa es que después decidió estudiar medicina porque se cansó de tanta agua. La vida de pirata es bastante sacrificada, la verdad, siempre saltando de barco en barco.
Por fin, como ya dijimos, zarpó Luca con viento fresco a su aventura marítima.
Al segundo día de navegación lo sorprendió una alocada tormenta con rayos y truenos. ¡El tiempo estaba furioso! Hasta los albatros y cormoranes protestaban y buscaban refugio.
Tuvo que timonear con todas sus fuerzas y estar atento muchas horas hasta que por fin el temporal se calmó, unos tímidos rayos de sol se asomaron entre las nubes y fué entonces cuando vió un trozo de tierra con un tupido bosque muy verde. Decidió Luca bajar en ese lugar que se llamaba Puerto Abrigado. Acá todos los lugares se llamaban lo que no eran: "fuego", cuando no había ninguno. "Abrigado", cuando hacía un frío que pelaba.
Aunque todo eso no importaba nada si por fin Luca encontraba a su deseado pingüino.
Bajó y caminó unos pasos cuando de golpe...¡plash! se hundió en el barro. ¡Había caído en un pantano!¡Ycada vez que se movía, se hundía más! ¿Cómo saldría de él?
Y entonces ocurrió lo inimaginable: aparecieron como por arte de magia Trfass Y Flux, los dos amiguitos que Luca había conocido en su viaje a Marte como astronauta ¿De dónde habían salido? ¿Cómo pudieron llegar acá?
Pero no era momento para tantas preguntas y lo que importaba era sacar a Luca del fango. Por fin lo lograron y los tres amigos se abrazaron locos de contentos. Luego Trfass y Flux le contaron que tenían muchas ganas de volver a verlo y que por eso habían venido desde su planeta a buscarlo. ¡Qué oportuna su llegada! Estaban todos tan alegres que hasta las gaviotas aplaudían. Decidieron descansar y tomar la leche en la carpa calentita que armaron, donde se pusieron al día de las novedades en la vida de cada uno, hasta que se durmieron con una sonrisa en los labios. No todos los días se veía Luca con sus amiguitos de Marte, el planeta rojo.
Al día siguiente reanudaron la búsqueda pero el viento arreciaba y decidieron ponerse de cola como las vacas. Aún así siguieron caminando con muchas dificultades cuando de golpe.....de golpe apareció lo tan deseado: ¡una pareja de pingüinos!
Corrió Luca hacia ellos entusiasmado y les preguntó si querían ser sus amigos y venirse a vivir a su casa. Ellos, en su idioma, le contestaron que eso no lo podían decidir a la ligera y que había que hacer una asamblea con los demás animales a ver que opinaban.
Así que se juntaron al pie del faro del fin del mundo los patos vapor, las avutardas, los patos crestones, los gansos, las cabras, dos lobos marinos y un enorme ciervo rojo. Luca, Trfass y Flux miraban expectantes lo que allí ocurría.
El ciervo rojo tomó la palabra y dijo: "Luca, ¿en tu casa hay hielo y nieve?" -"No", contestó.
-"¿Y a veces hace mucho calor?", preguntó un lobo marino
-"Sí, claro".
-"¿Y van por las calles muchos autos?", interrogó una cabra.
-"Si, bastantes"- contestó sorprendido Luca por tantas preguntas.
-"Ahora debemos decidir"- dijo el ciervo rojo mirando a todos
los animales reunidos en la asamblea.
-"¡¡Que levanten la mano los que estén a favor de que los pingüinos se vayan con Luca!!"solicitó solemnemente el ciervo rojo.
Ninguno, pero ni uno solo de todos esos animalitos levantó la mano, ni la pezuña, ni la patita, ni siquiera un ala o aleta. Nadie estaba de acuerdo en que los pingüinos se fueran de su precioso y gélido ambiente azul.
Por fin hablaron ellos, los pingüinos: - "Lo que pasa, Luca, es que nosotros no podemos vivir allá...¿entiendes? Podemos ser amigos igual y vernos de vez en cuando, pero vivir no, porque no tendríamos todo el hielo que necesitamos"
Entonces intervinieron Trfass y Flux y le dijeron "querido Luca, no te preocupes, que esto está más cerca que Marte y así como nosotros nos vemos, también podrás verlos a ellos, ahora que sabes donde viven. Cada uno debe vivir con su familia, ¿no es así?".
Por suerte Luca lo comprendió y con una sonrisa se despidió cariñosamente de los pingüinos, que se quedaron en su glaciar y además se despidió de los marcianitos que se volvieron a su planeta rojo.
Cuando Luca llegó al puerto estaban esperándolo Bruno y Camila y los abuelos Susana y Enrique, que lo abrazaron y lo besaron. ¡Y lo llenaron de preguntas! Durante el regreso fué contando Luca las increíbles aventuras que había vivido y todo lo que había aprendido de la vida de los animales del FRÍO.
Y allí decidió que también tenía que hacer un viaje a donde viven los animales del CALOR, porque le gustaría hacerse amigo de un elefantito. Ése sería su próximo viaje.
En el camino de vuelta le susurró al oído a Enrique: "Abuelo, ¿es verdad que vos antes eras un pirata?".
No hemos podido oír que contestó el abuelo porque en ese momento pasó un colectivo muy ruidoso. Pero Luca lo sabe.
mmm, delisié ( en francé) !
ResponderEliminarBreziozo, como dice el turco de mi brimo,
ya me lo apropicué y esta noche lo adapto para mi Samu
Gracias
Y si escribís ( y publicas ) algunos cuentos para niños ?
Buscamos dónde, yo ashudo