El programa de PEPA FERNÄNDEZ, emitido todos los sábados y domingos desde tiempos inmemoriales, dicen siempre cosas muy variadas, a veces divertidas, a veces tristes, a veces irónicas pero siempre interesantes y muy actuales. El contraste logrado en este magnífico programa con entrevistas a todo tipo de personajes, chistes, crucigramas, comentarios lo hace siempre atractivo.
Hoy le tocó a un director musical (se me escapó su nombre) que ha puesto en escena la ópera de VIKTOR UHLMAN, el músico que creó esta maravillosa y conmovedora obra en un campo de concentración y que, milagrosamente ha llegado a nuestros oídos. La entrevista fué excepcional, en particular toda la investigación que tuvo que hacer este director musical para rescatar esa ópera escrita en un lugar inimaginable.
Entre los múltiples comentarios interesantísimos de este músico dijo algo aparentemente banal, pero que todos hemos pensado alguna vez. ¿POR QUÉ EN LOS RESTAURANTS PONEN MÚSICA TANNNNNNN MALA? Y a veces tan fuerte.
Forges, el gran humorista, cuando sufre ese tipo de circunstancia, pide que apaguen EL MOLESTÓFONO.
Me encanta vivir en este país y lo quiero. Pero como en toda relación hay algunas cosas que ODIO.
La que sin duda sobresale es el amor de los españoles al RUIDO (también el sur de Italia, Grecia, Israel, países árabes, o sea, mediterráneos en general) Voces atronadoras, música fuerte, gritos donde no hace falta, conversaciones que no me interesan pero las tengo que oír porque voy, por ejemplo, en un tren; chicos vociferando con voces agudísimas, jóvenes de voz áspera y diciendo barbaridades, además. Las bodas, los bautismos y las comuniones se han vuelto lugares que yo encuentro AGRESIVOS. En fin, NO TIENE FIN. Sorda no querría ser porque hay música celestial que me gusta escuchar, conversaciones amables con gente querida, pájaros matutinos adorables que me despiertan. Desearía ser como el de la película que le bajaba el volumen a la realidad con un mando a distancia. Ahora mismo está pasando un vendedor ambulante vendiendo sandías. Sólo por la forma en que grita con el megáfono sin siquiera respirar, NO LE VOY A COMPRAR. Con lo que me gusta la sandía. ¿Será por eso que me mudé al campo?
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