CUANDO EL FINAL SE TRANSFORMÓ EN EL PRINCIPIO
GUSTAVO JASSIN
Había una vez, un chico que no entendía lo que sucedía a su alrededor. Su abuelo, había sido un jerarca nazi y le costaba entender que significaba extender el brazo y adorar a una persona que era como Chaplin, pero, del otro lado, el de los malos. Su familia emigró a Canadá y con un cerebro que competía contra su incapacidad de empatizar con la sociedad, se obsesionó con hacer dinero y mas dinero para que un día, finalmente, pudiera viajar a un planeta como Marte y que ahí, no lo molestaran aquellos que su abuelo decía que eran molestos, como los pobres, los de piel oscura, los judíos, etc. Así fue como tras apostar para que los coches fueran eléctricos, con excusa de ser menos contaminantes, pero, sin advertir que las baterías vencidas, gasificaban y contaminaban mucho mas que la carburación fósil. El hombre había creado el coche eléctrico que ya podía circular por Marte y a la vez, permitía crear una lanzadera mediática.
Era extremadamente inteligente, al punto de poder doblegar al propio presidente de un país muy poderoso a quien puso a disposición toda su estructura mediática para que el mundo pudiera ser grande otra vez, como si alguna vez hubiera sido gigante y diáfano, pero la receta funcionó.
Habían pasado unos años y sus cohetes de carga, permitieron que toda la gente que admiraba al personaje y con sus fortunas que solo apuntaban al materialismo como finitud, encontraron por fin la nueva sociedad marciana, al fin marginada de chusma, pobreza y mediocridad. Convenció a la nueva sociedad para que el planeta se llamara el Planeta Rubio. Al principio, todos estaban excitados , tal si navegaran en un super crucero con mil atracciones, pero, comenzaron las tormentas marcianas y ya no podían salir de los refugios. Ni siquiera podían sacar a pasear sus coches eléctricos porque serían devorados por repentinos huracanes. Muy rápidamente, percibieron que el encierro los envejecía prematuramente, se les deformaban los rostros que se iban poblando de arrugas. Los huesos no soportaban el propio peso.
Así fue como todos comenzaron a reclamarle al mentor y propietario del planeta Rubio. A cada protesta, el hombre sonreía sardónicamente , bailaba, extendía el brazo como su abuelo nazi y sus carcajadas no se detenían para dar alguna propuesta. Los que creían ser privilegiados, veían a traves de las pantallas y bajo encierro, como en realidad, habían caído en el pozo mas profundo de la locura.
Querían desesperadamente volver a la Tierra. Pero el hombre que no cesaba en sus carcajadas solo se limitaba a decir que era un viaje sin retorno.
Los hielos de los polos habían vuelto a sus magnitudes. Las estaciones , tal si fuera la obra de Vivaldi, volvieron a su armonía. Hacía tiempo que las noticias no hablaban de guerras y catástrofes. Por el contrario, la tendencia de los telediarios era competir en las buenas noticias.
Habían pasado decenas de años desde la oscuridad. Había algo mas, del otro lado del horizonte...la ideología de geometría cartesiana, creada para dividir a la humanidad, se había derretido en su propia ignorancia. La gente se movía, tanto a pie, como en toda clase de vehículos, principalmente con la tecnología magnética y la que reciclaba el vapor. Paradójicamente, su inventor, había sido un hombre llamado Tesla.
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