miércoles, 14 de septiembre de 2011

ELOGIO DE LA MUJER BRAVA, por Héctor Abad

A los hombres machistas, que somos como el 98% de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viragos, marimachos. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que, hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que, en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.
la hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestia (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para der correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito que sale por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran: "no más usted me avisa y yo le abro las piernas", siempre dispuesta a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).
a los machista jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las de verdad, las que no se someten y protestan, y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y SÓLO SE DESNUDAN SI LES DA LA GANA.
Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio, y, de ser posible, en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y, quizás por eso, les es difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.
Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas ni siquiera lo permitirían porque saben que ése fué siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra maner de comprarlas, porque saben que ahí (y en la fuerza bruta) ha radicado el poder de nosotros, los machos, durante milenios.
Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros ( o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche, de mal humor y sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las vermos tan buenas y abnegadas como uestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.
Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros, y los pies y las mejillas y los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y amar, y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas con las que soñamos, un sueño que, cuando se realiza, ya no sabemos que hacer con eso.
Somos animalitos todavía, los varones machistas, y es inútil pedir que dejemos de mirar a la muchachita perfecta. Pero si logramos uasr esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan,producen, joden y protestan, son las más desafiantes, y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quien se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, oen coitos precipitados seguidos de tristeza: nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y conocimiento.

1 comentario:

  1. HOLALA!!! Que hermoso artículo, que bien define a la mujer y al macho,porque en verdad que es lo que siempre creyeron los hombres,"Que eran superiores" y el autor lo define tal cual es la vida hoy. Como siempre Doc. felicitaciones por tan buenos artículos.Cariños Betty.
    Con tu permiso, se lo puedo enviar a mi marido? TQM besote que cruce el mar............

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