Bélgica, 2005. Una paciente de 43 años de vida acomodada, tenista y algo excéntrica, con 3 hijos y un novio, después de un ictus cerebral (2003) que la deja imposibilitada físicamente casi por completo, decide dar un final a su vida y se dirige, para ello, a sus médicos.
Pero es que también quiere donar sus órganos. NOVEDAD MUNDIAL, nunca, que se sepa, se hizo algo así legalmente. El 29 de enero del 2005 a las 13.30hs, muere con la ayuda del personal médico. Lo excepcional es que la paciente no padecía una enfermedad terminal, podía haber vivido muchos años más, pero no quiso, porque las secuelas del ictus la privaron de orientación espacial y, aunque las paredes de su casa estaban marcadas con colores, ella se chocaba contra ellas, no podía lavrse ni ir al baño sola. Pasaba el día sentada en un sillón. Trató mucho tiempo de rehabilitarse pero llegó un momento en que las lesiones cerebrales superaban sus buenas intenciones y su esfuerzo.
Los 3 médicos que la ley belga obliga a consultar en estos casos deciden "que el procedimiento de la eutanasia tiene que estar completamente desligado de la donación de órganos". Estaban preocupados por la opinión pública y decidieron que " el asunto se mantendría bajo llave durante un tiempo indeterminado". "nosotros no somos doctors of death, médicos de la muerte, sino que tratamos de mantener una calidad de vida plena". De hecho, rechazaron una eutanasia a una anciana con demencia senil porque era feliz. No había indicio de sufrimiento insoportable.
Al final, ya decidido todo se duerme a la paciente primero, se inyecta luego un relajante muscular que paraliza la respiración y otros dos medicamentos para proteger los órganos a donar de la falta de oxígeno temporal.
Para que los cirujanos extractores no influyan en la decisión deben esperar en una habitación contigua ya preparados con la vestimenta estéril. Paro cardíaco (el corazón no se puede donar en este caso por la falta de oxígeno. Si lo hubieran querido aprovechar la muerte la habría provocado la extracción del órgano y no los medicamentos. No se debe matar a personas vivas para extrerle los órganos), paro respiratorio, pupilas inmóviles. Clínica Universitaria de Amberes. 29 de enero de 2005. Varios pacientes continuaron con una vida normal gracias a los órganos de esta paciente que se llama Carine. Este caso se hizo público en el Congreso Europeo sobre anestesia celebrado en Milán en 2009.
Hasta ahora, en Bélgica, 8 pacientes se han convertido en donantes tras una muerte deseada.
P.D.: El escritor y candidato al premio Nobel HUGO CLAUS, pidió la inyección letal para evitar el avance del Alzheimer y se le concedió pero en esa época no se había pensado en la donación de órganos. (artículo de Martina Keller, El País Semanal, 20/11/11)
Excelente artículo Doc.Mónica, ¡¡Cómo me gustaría que existiera en nuestro país!! ese tipo de leyes, pero bueno, creo que estamos a ños Luz de Bélgica.
ResponderEliminarUn cariño afectuoso tu amiga y compañera de escuela, Betty