sábado, 28 de febrero de 2015

NO ME OLVIDES

Estábamos mi amiga-hermana Marta y yo solazándonos soleadamente bajo el inclemente sol de Málaga cuando decidimos comer algo en un restaurante italiano. Entre picos y grisines, con un tinto de por medio, comentábamos la exquisita salsa de las pastas de nombres impronunciables y menos aún recordables, cuando una de las dos dijo: "el pesto se hace con....con....viene de...."
"Pero sí" dijo la otra, "claro que lo sé...viene de...se hace con....uy, ¡no me sale el nombre!"
"A mí tampoco"
"Bueno, no importa, es el retardo sináptico, la laguna mental o lo que coño sea...ya nos va a salir"
"Sí, en cuanto lo olvidemos vendrá automáticamente"
"Pasemos a otro tema"
Luego de superar el silencio incómodo de sentirse una tan, pero tan boluda de no acordarse de algo tan, pero tan cotidiano y que hemos usado tantas veces, seguimos con nuestra cháchara inconsistente, para variar.
Fuimos al museo de Picasso y allí admiramos, nos asombramos y comentamos lo que sería, para los contemporáneos de Pablo Picasso, tratar de entender por qué a ese hombre le había dado el ataque de
deformar arbitraria y caprichosamente los cuerpos de esas preciosas damas. Uno, con el ojo ya acostumbrado a la pintura no ajustada a lo estrictamente figurativo, no puede imaginar la impresión que causaría en esas personas.
Entre pinturas con nalgas y tetas mirando una al norte y otra a la cuarta dimensión estábamos cuando salieron a relucir en nuestros comentarios las maravillosas pinturas de los relojes blandos de...de....¡pero claro, por favor, ese pintor catalán más loco que un plumero!............en ese preciso momento grito de una manera totalmente espontánea:¡¡¡¡ALBAHACA!!!!!, como quien grita eureka al descubrir la penicilina.
Allí estaba la respuesta que, por lo menos una hora y media antes, estábamos buscando.
Y mientras nos reíamos y nos reíamos de una situación absurda seguíamos caminando en dirección al coche mirando y admirando la preciosa arquitectura y continuando nuestra cháchara inconsistente, salió de manera casual el intento de recordar, cómo no, el nombre completo de un cantante de tangos ya muerto, cuando brotó como de la nada el nombre de SALVADOR DALÍ, el de los relojes blandos.
Y así siguió nuestro precioso día, encadenando recuerdos, pero, eso sí, contando con el RETARDO SINÁPTICO, que es la manera científica y que induce a confusión, de denominar otra cosa.
Más elegante, ¿no?
GOYENECHE!!!!!!!!!!!!!!!

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