En la revista satírica HUMOR salió un artículo que decía: a las lapiceras de los ministros de economía las carga el diablo. Ella nunca olvidó ese titular. Claro: ellos firman y nos cagan la vida.
Esta revista inolvidable empezó en 1978. Sorprendentemente,
sobrevivió con Videla y quebró en 1999, tras perder dos juicios iniciados por el gobierno de Menem.
Las cosas raras que tiene la vida: los militares la toleraron pero los demócratas no. A ella le encantaban el doctor Cureta,
de Jorge Meijide; Boogie, el aceitoso, de Fontanarrosa y las puertitas de López, de Trillo.
También adoraba a Mona Moncalvillo. pero como de revistas contestatarias no se vive, visto lo visto, políticamente hablando y habiendo fracasado el plan Austral de Alfonsín, estaba ella con una depresión, arrastrándose por los zócalos sin más ideas para llegar a fin de mes, desmotivada y con sed de grandes cambios. Entonces, en la cátedra de fisisología de la facultad de odontología de Buenos Aires ocurrió lo inesperado, lo fortuito, lo casual, lo insospechado. ¿Cómo decirlo? Como lo expresaba su papá, de manera inmejorable: EL IMPONDERABLE.
Un nutrido grupo de médicos españoles no tenían plaza en España para hacer la especialidad de estomatología, aunque lo que ellos en realidad querían, como después se lo manifestaron, era estudiar odontología, que, aunque son carreras afines, no es para nada lo mismo. La carrera de Odontología, en esos años, no existía en España. Hubo, entonces, un convenio entre ambos países para hacer intercambios. Los médicos españoles podían venir a estudiar odontología a Argentina (les reconocían algunas materias básicas) en varias universidades argentinas y nosotros, los argentinos, podíamos homologar el título argentino en España. ¡España! ¡La de Cervantes y su Quijote!
UN SOLDADO DE URBINA, del maestro Borges.
"Sospechándose indigno de otra hazaña
cómo aquélla en el mar, este soldado,
a sórdidos oficios resignado
erraba oscuro por su dura España.
Para borrar o mitigar la saña
de lo real, buscaba lo soñado
y le dieron un mágico pasado
los ciclos de Rolando y de Bretaña.
Contemplaría, hundido el sol, el ancho
campo en que dura un resplandor de cobre;
se creía acabado, sólo y pobre,
sin saber de qué música era dueño;
atravesando el fondo de algún sueño,
por él ya andaban don Quijote y Sancho".
Cuando el Dr.Bozzini, el titular de la cátedra, le ofreció a ella darles clase de fisiología oral a los jóvenes médicos españoles, al principio dudó...pero luego pensó: ¿por qué no?
Aunque pasaron más de dos años entre esta propuesta y la emigración definitiva de Argentina, íntimamente ella la decisión YA LA HABÍA TOMADO, como posteriormente se lo reconoció a sí misma. Sus alumnos españoles eran la conexión que necesitaba: SE LARGABA CON SUS HIJOS, sí, señor, y su pareja la apoyaba, el inefable Juan Luis.
Porque como decía Borges: a Argentina y a ella "no las unía el amor, sino el espanto".
En España hacían falta odontólogos. Ella tenía, casualmente, esa profesión, y se podía homologar el título. Tenía 40 años, tan vieja no era, aunque muchos opinaron que era una locura (los opinólogos, cuando no). Para completarla el 26 de abril de 1986 ocurre un accidente nuclear gravísimo en Chernóbil, en la Unión Soviética, que origina una nube radioactiva que se va de paseo para Occidente. Sus amigos le pronosticaban tragedias y peligros innumerables, una muerte segura. Un país desconocido, empezar de cero con tres hijos a cargo y casi sin rublos. Un desatino. "Locura es quedarse en este barco inestable, siempre a merced de las tormentas y no arriesgar alguna alternativa viable, mas para sapiens mediocres con título, como yo" pensó.
En ese momento de la historia, España atravesaba un buen momento económico y social. Había armonía, paz y dientes podridos, que pedían a gritos ser arreglados. EL ENCAJE PERFECTO, LA OCLUSIÓN IDEAL.
Que ya había tomado la decisión firme y precoz de manera casi incosciente de trasladar a la familia, con todos los riesgos que aquéllo implicaba, lo vió muy claro después, mucho después: fué como una epifanía, una llamada, una certeza.
Todo lo demás: los hijos (adolescentes), los padres (se quedaban solos y no iban a ir ni de visita a España, porque nunca aceptaron las invitaciones de ella: tenían miedo de un viaje tan largo), la guita para viajar (prestada), la autorización del padre de los chicos (incierta), el alejamiento de lo conocido y querido (un duelo), los amigos y compañeros de profesión (la amada facultad y su carrera docente), la psicóloga Leonor Pagano (gran apoyo)...TODO, TODO ERAN MILONGAS, simples obstáculos para una persona bastante temeraria, con pocos escrúpulos y muchas ganas de volar; con un desarraigo visceral, que necesitaba desesperadamente estabilidad política y económica, aunque eso no fuera garantía de estabilidad emocional...bueno, dejémoslo. Necesitaba otros escenarios, otras posibilidades; necesitaba una esperanza, un futuro para ella y sus hijos. No se podía permitir perder de vista EL OBJETIVO.
Aunque pasaron más de dos años entre esta propuesta y la emigración definitiva de Argentina, íntimamente ella la decisión YA LA HABÍA TOMADO, como posteriormente se lo reconoció a sí misma. Sus alumnos españoles eran la conexión que necesitaba: SE LARGABA CON SUS HIJOS, sí, señor, y su pareja la apoyaba, el inefable Juan Luis.
Porque como decía Borges: a Argentina y a ella "no las unía el amor, sino el espanto".
En España hacían falta odontólogos. Ella tenía, casualmente, esa profesión, y se podía homologar el título. Tenía 40 años, tan vieja no era, aunque muchos opinaron que era una locura (los opinólogos, cuando no). Para completarla el 26 de abril de 1986 ocurre un accidente nuclear gravísimo en Chernóbil, en la Unión Soviética, que origina una nube radioactiva que se va de paseo para Occidente. Sus amigos le pronosticaban tragedias y peligros innumerables, una muerte segura. Un país desconocido, empezar de cero con tres hijos a cargo y casi sin rublos. Un desatino. "Locura es quedarse en este barco inestable, siempre a merced de las tormentas y no arriesgar alguna alternativa viable, mas para sapiens mediocres con título, como yo" pensó.
En ese momento de la historia, España atravesaba un buen momento económico y social. Había armonía, paz y dientes podridos, que pedían a gritos ser arreglados. EL ENCAJE PERFECTO, LA OCLUSIÓN IDEAL.
Que ya había tomado la decisión firme y precoz de manera casi incosciente de trasladar a la familia, con todos los riesgos que aquéllo implicaba, lo vió muy claro después, mucho después: fué como una epifanía, una llamada, una certeza.
Todo lo demás: los hijos (adolescentes), los padres (se quedaban solos y no iban a ir ni de visita a España, porque nunca aceptaron las invitaciones de ella: tenían miedo de un viaje tan largo), la guita para viajar (prestada), la autorización del padre de los chicos (incierta), el alejamiento de lo conocido y querido (un duelo), los amigos y compañeros de profesión (la amada facultad y su carrera docente), la psicóloga Leonor Pagano (gran apoyo)...TODO, TODO ERAN MILONGAS, simples obstáculos para una persona bastante temeraria, con pocos escrúpulos y muchas ganas de volar; con un desarraigo visceral, que necesitaba desesperadamente estabilidad política y económica, aunque eso no fuera garantía de estabilidad emocional...bueno, dejémoslo. Necesitaba otros escenarios, otras posibilidades; necesitaba una esperanza, un futuro para ella y sus hijos. No se podía permitir perder de vista EL OBJETIVO.
Recordó cuando Borges fue tan criticado (opinólogos, cuándo no) por haber decidido irse a vivir a Ginebra sus últimos años, donde finalmente murió y fue enterrado. A la gente le gusta hablar al dope. (Años después, ella fue a visitar su tumba en Plain Palais, y rendirle un sentido homenaje a ese hombre poliédrico, como dicen ahora; talentoso y contradictorio).
En la vida, algunas veces, hay que tomar decisiones un poco a la desesperada, aunque haya DUDAS como música de fondo porque entonces sobreviene la parálisis y no se hace NADA. Algo era seguro: con los garbanzos no se juega y NADIE la iba ayudar, sólo el de siempre: su TÍTULO, el infalible, el que siempre le había abierto puertas.
"La vida es eso que pasa a tu lado, mientras estás ocupado con otras cosas", "Si dejas pasar este tren, puede que no haya un próximo". "A las oportunidades las pintan calvas", "Dios le da pan a quien no tiene dientes", "Si no lo haces, te vas a arrepentir y va a ser tarde", le martillaba el Pepito Grillo cerebral. PERO ELLA TENÍA DIENTES, ESO JUSTO SÍ QUE TENÍA. Faltaría más y, como iba a Andalucía, recordó aquel poema de su querido Georgie Borges:
DE LA DIVERSA ANDALUCÍA
"Cuántas cosas. Lucano que amoneda el verso y aquel otro la sentencia.
La mezquita y el arco. La cadencia del agua
del Islam en la alameda.
Los toros de la tarde. La bravía
música que también es delicada.
La buena tradición de no hacer nada.
Los cabalistas de la judería.
Rafael de la noche y de las largas
mesas de la amistad. Góngora de oro.
De las Indias el ácido tesoro.
Las naves, los aceros, las adargas.
Cuántas voces y cuánta bizarría
y una sola palabra. Andalucía". JLB
Es para mi una descripción exacta de esos tiempos bajo tu mirada.
ResponderEliminarTu narrativa es buenisima. Emocionante critica de la realidad que vivimos .
Me gusto el compmemento de imágenes. Tenes las revistas?
Para nada. No tengo las revistas. Muchas cosas quedaron atrás con la partida. En viajes posteriores traje recuerdos, el título de odontólogo de mi papá, algunos cuadernos del colegio de mis hijos, fotos y la vajilla de boda de mi mamá.
ResponderEliminarCuantos recuerdos se juntan en un emotivo relato!
ResponderEliminarEso fue la primera parte.Luego falta la 2da y la 3era.Hay mucha historia en los recuerdos.
ResponderEliminarEn realidad son 5 capítulos y éste no es el primero. Los demás están en el blog. Pero si quieres te los mando. Me tenés q decir tu nombre: no aparece en los comentarios.
EliminarY en tercera persona.
ResponderEliminarTemeraria... Y tantas cosas más.