La llegada a España fué como un huracán en sus vidas. No entendían nada porque el andaluz es casi otro idioma. Muy parecido pero las palabras no llegaban a explicar los códigos que encerraban. Dicen por ahí que la mejor inteligencia es la de alguien que se adapta más rápido a un entorno nuevo. Ella enseguida aprendió "bombona" en lugar de "garrafa". A efectos prácticos, sirve, pero no mucho más. Sus hijos, mientras tanto, cada uno a su manera, iban tanteando esa nueva realidad. La que peor se sentía era la nena porque había dejado atrás a su primer amor. En la foto, Felipe González, presidente del gobierno en ese momento.
Al poco tiempo fué LA FERIA, donde sus hijos desaparecieron misteriosamente con sus nuevos amiguitos. En la comisaría le explicaron entre risas que eso era lo más corriente del mundo y que no había por qué preocuparse. OTRO PLANETA.
En navidades se quedaron completamente solos. Allí aprendió que hacer amigos en estas latitudes es un propósito que se queda en los inicios, porque los amigos de los españoles son su familia...los demás, aunque sean muy exóticos y simpáticos, en el bar más próximo. OTRO PLANETA.
Las noticias de Argentina eran siniestras.
Al enterarse ella de tales desastres se acordó de Borges.
Su genio anticipatorio fué capaz de imaginar en su libro EL JARDÍN DE LOS SENDEROS QUE SE BIFURCAN algo así como dos opciones de vida que parten de un mismo punto pero desarrollan dos realidades opuestas simultáneamente.
Porque estaban en España pero si hubieran estado en Argentina los hubiera agarrado de pleno las hiperinflaciones de 1989 y 1990. La primera empujó a la renuncia al presidente Raúl Alfonsín y la segunda, con Menem en el gobierno provocó el fin del plan "Bunge y Born". Al devaluarse el austral se precipitó la pobreza y el Banco Mundial suspendió su ayuda a la Argentina. Las ayudas a veces son REGALOS ENVENENADOS.
En el resto del mundo ocurrían cosas que bifurcaban aún más los senderos: disturbios en Tiananmen, la perestroika con la impactante caída del muro de Berlín.
Los paradigmas caían también, todo se tambaleaba.
Pero ¡basta! Mejor vivir la nueva vida y dejémonos de paralelismos, Borges, que, al fin y al cabo de cada camino surgen nuevas bifurcaciones.
Esas simultaneidades combinan mejor con la mecánica cuántica y su infinitesimal partícula.
Aunque, a decir verdad, nuevas autoflagelaciones les esperaban. Los permisos de residencia, la adaptación social y escolar, los andaluces y sus códigos, pero...pero...pero...había en España algo diferente y por esa única razón, ella rebosaba optimismo por todos los poros: NO HABÍA INFLACIÓN. A las lapiceras del ministro de economía español no las cargaba el diablo, como afirmaba rotundamente aquélla revista HUMOR de Argentina, que sí hacía el diablo con los ministros de aquél país. ¡¡NO HABÍA INFLACIÓN!!
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