miércoles, 22 de enero de 2020

CHICLANA, VINO Y SAL.

 " El vino y la sal han sido fundamentales en el desarrollo social, económico y urbanístico de Chiclana desde su origen fenicio, pero especialmente desde el siglo XVI hasta finales del siglo XX.
Fue el vino, la tradición secular de viñas y bodegas la que justificó que Alfonso XIII le otorgará en 1876 el título de "ciudad". Una Chiclana, entonces, que superaba las 3500 hectáreas de uva palomino, rey y moscatel.
Bien andado el siglo XX, en torno a 1970, la ciudad contaba todavía con unas 80 bodegas y más de 3000 hectáreas de viñedo.
Hoy, apenas supera las 200 hectáreas pero la viticultura sigue siendo una tradición artesanal, familiar e íntimamente ligada a la identidad de Chiclana.
Con sus extraordinarios finos y sus afamados moscateles, forma parte de la denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry.
La marisma, que, en su mayor parte está dentro del Parque Natural de la Bahía de Cádiz, ocupa un tercio de los 203 kilómetros del término municipal de Chiclana. En ella llegaron a existir, a mediados del siglo XXI, hasta 38 Salinas, 5 molinos de marea y el mayor número de tajos de toda la provincia de Cádiz.
Hoy apenas quedan unas pocas Salinas artesanales, muchas otras han sido reconvertidas en esteros y explotaciones acuícolas, aunque un buen número permanecen abandonadas. El rico ecosistema que conforma el Parque Natural de la Bahía de Cádiz está marcado por la memoria del esplendor salinero".

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