《El cartero de Oruka》por José A. Ramírez Lozano.
El cartero de Oruka, allá en Namibia,
jamás suele traer cartas escritas para nadie. Los nativos no fueron a la escuela. Por eso en Oruka su cartero no trae cartas escritas sino cosas que digan de por sí.
A Gladys Men le trajo un día el cartero
una lasca de fémur atada a una cachimba
con una pluma quebrada de alcatraz,
con lo que le aclaraba
que había muerto su padre en Terranova
y que él se hallaba bien. Era su hermano.
A Suna le decían una campana
pequeña de cristal y un palillo de dientes labrado con el tallo de una rosa. O sea que la querían para casada. Ella entonces le respondió que sí con una pinza de carey y un ovillo de fibra del árbol del moringo. Eso es, que para toda la vida.
El cartero de Oruka, allá en Namibia
había estudiado con los misioneros
secretariado y mecanografía.
Era un muchacho analfabeto, claro,
que a veces confundía las direcciones.
JOSÉ A. RAMÍREZ LOZANO
JAIRO ROMÁN contesta: un grano de café, tostado por el.sol, untado de dulce miel junto a una dorada espiga de trigo, todo envuelto en una hoja de plátano verde y fresca: lo que significa que me gustó mucho.
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