Acabo de ver la película de Kaspar Heidelbach, BERLÍN 36, basada en la vida de Gretel Bergmann, una judía alemana que estaba preparada para participar en las olimpíadas
de Berlín en el año 1936. La excluyeron a último momento porque tenía muchas probabilidades de ganar en salto en alto. Pero, si ganaba, ¿cómo hubieran explicado al mundo los nazis que una atleta judía era superior a las atletas arias? No sólo eso, había otra atleta, Marie Ketteler, que, haciéndose pasar por chica, era en realidad un varoncito hecho y derecho al que las propias autoridades alemanas decidieron hacer participar para asegurarse el triunfo.
Bueno, aquí tienen a las dos personas que vivieron esas locas circunstancias. Al final de la película hay una interesante entrevista a Gretel, en su casa de Nueva York, en el año 2009.Ya había muerto el muchacho "Marie". Podemos inferir de esta historia real llevada al cine que Gretel mantuvo durante muchísimos años el secreto de Marie. Según la película, se estableció una complicidad entre ellos porque ella descubrió, por accidente, el sexo de él, pero no aclara cuándo y cómo se supo posteriormente que él era un varón.
Y según ella misma manifiesta en la entrevista, quiso comunicarse con él, aunque no fue respondida.
No se llamaba Marie sino Dora. Y no era un varon hecho y derecho, sino un transexual, criado como niña por sus padres ya que no desarrollo genitales hasta grande. Tuvo un destino espantoso.
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