Pero ¿Y qué hay de ese amor inesperado que a veces nos regala la vida? Siempre provisional o no, no lo sabemos, pero que nos llena el corazón y nos hace olvidar de nuestros entuertos cerebrales por una horas. ¿Qué hay de ese amor que detiene una realidad pesimista y la pone a un lado, para ocuparnos de los asombrosos descubrimientos de las lombrices de tierra, de los sinuosos caminos de las hormigas y de las mortíferas peleas de los soldaditos de plomo (ahora son de plástico) peleando por unos centímetros de terreno. "El amor es personal, como un perfume: cada quien imprime su propio yo" Flavio Giani dixit.
Ese amor curativo plagado de descubrimientos a través de los ojos de un niño debería ser cultivado más a menudo. Siempre que se pueda. Porque es AMOR, lo digo en serio. No puede ser otra cosa.
Tanto para decir del amor como formas de experimentarlo. Pobre del que no recibe amor y más pobre el que no lo da.
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