lunes, 7 de octubre de 2024

FARMACIA LA CURETA

 


Cuento corto de Mónica Bardi

El hombre se acercó al mostrador de la farmacia de su barrio, llamada LA CURETA, presa de una gran ansiedad. Sabía que no le venderían el psicofármaco sin receta pero igual tenía que intentarlo. Conocía a la farmacéutica y ella lo conocía a él. Era una mujer seca y cortante, una solterona avinagrada y no muy agraciada. El hombre se preguntó si estaría así por vivir entre alcaloides y otras yerbas. Suplicante, le explicó su situación y casi llorando prometió conseguir la receta la semana próxima. Pero ella, inconmovible e inabordable, lo despachó con viento fresco. "¡Yo no le vendo a enganchados!", dijo en voz alta poniéndolo en evidencia delante de todos los demás clientes. 

El hombre se fue totalmente desanimado y tuvo que recurrir al mercado negro, donde, por fin, obtuvo el esperado  medicamento para aplacar su ansiedad y poder dormir la noche entera. "Mañana será otro día", pensó abrazando a su querida almohada, mientras cerraba los ojos. 

Al día siguiente se despertó totalmente recuperado y salió muy relajado a desayunar y comprar el diario de los domingos porque le encantaba el suplemento cultural. Lo abrió al azar y  de golpe se topó con una noticia espeluznante: "farmacéutica de la farmacia La Cureta se quita la vida lanzándose de un noveno piso". 

"¡Pero si es la mujer se ayer! ¡Qué horror! La pobre... de haber sabido que estaba tan mal le hubiera recomendado a mi camello".

miércoles, 2 de octubre de 2024

ATARDECERES

 

Microrrelato de Mónica Bardi

Y llegó nomás. Entre cielos anaranjados, que sólo de verlos dan ganas de lamerlos, llegó nomás; mientras grietas azules arañaban el firmamento a pesar de las protestas del sol poniente. 

La vejez atracó en un atardecer de película con nubes canosas, rojas arrugas, estrías violetas y púrpuras verrugas... se nos vino la noche. 


lunes, 30 de septiembre de 2024

BLANCANIEVES

 


CUENTO CORTO DE MÓNICA BARDI

Verónica siempre intuyó que ese no era su verdadero nombre pero la certeza cayó como un rayo en su memoria cuando, siendo muy pequeña, sus padres le estaban leyendo un cuento antes de dormirse, como todas las noches.  

Esta vez fue Blancanieves. Cuando ella oyó esa palabra tuvo un sobresalto y se tapó con su sábana blanca. 

Los padres rieron y su madre le dijo "no tienes que tener miedo, Verónica, el cuento y el pelo blanco canoso de tu papá terminan bien". 

La reiteración de la palabra BLANCO terminó de convencer a la pequeña que ella se llamaba Blanca, como su abuela y que su mamá biológica siempre le decía : "¡Qué linda! Tienes la piel blanca como Blancanieves". 

Aunque habían pasado muchos años la niña nunca olvidó aquélla noche y, ya mujer, buscó y encontró a su verdadera familia. 

Solo quedaba su abuela, la del pañuelo blanco. 

jueves, 19 de septiembre de 2024

EL CANDELABRO

 


Ya no recuerdo nada más.

Cuento corto de Mónica Bardi. 

Algo trágico pasó porque las caras de espanto que alcancé a ver fugazmente entre los invitados a esa reunión tan elegante, algo no encajaba con el espíritu festivo que las había convocado. Sólo se que mi esposa malinterpretó mis aventurillas pasajeras. Siempre fue muy celosa y tremendamente exagerada. Claro es que esa noche la niña estaba tan guapa... y tan joven... sentí un impulso erótico, una pulsión incontenible en ese nocturno y perfumado jardín rumoroso... yo jamás me hubiera propasado con nuestra hija... pero es que esa noche...

Alcancé a darme la vuelta y vi a mi esposa enarbolando un enorme candelabro. Ya no recuerdo nada más. 

AMOR LESBIANO

 

Microrrelato de Mónica Bardi

Escribió con un rotulador en la pared de su piso aquéllas inolvidables palabras: "nuestros cuerpos, impermeables al descrédito, seguirán exudando pasiones, aunque ya no tengamos úteros".

domingo, 15 de septiembre de 2024

NARANJITOS

 


Cuento de Navidad de Mónica Bardi

Iba y venía por el jardín distraídamente, dando de comer a los Cuacos, mis gansos ampurdaneses, pensando si le rebanaba el pescuezo a la Cuaca con la tijera de podar porque me incordiaba permanentemente con sus graznidos histéricos.  Viendo por donde andaba mi gato Tito, siempre a la caza de algún pichoncito de mirlo como regalo porque mi gato cree que yo soy una diosa y me trae ofrendas. De repente oí un ruidito a mis espaldas. Había caído un naranjito verde, pequeño e inmaduro, rodando por las baldosas. 

"Ah, ¿eras tú?" le dije sin darle importancia y seguí con mis cosas.

"Si" me contestó, "no pude evitar caerme por el fuerte viento". 

"Bueno, así es la vida... y la muerte. Las dos son un pelín complicadas". 

"¿No podrías hacer algo conmigo antes de que me pudra?"

"Creo que no. Eres demasiado chico y amargo".

"¿Amargo yo? Eso nunca. Solo me falta un poco más de tiempo y me pondré dulce y de un bello color naranja".

"Pues por eso... para comer ahora no sirves".

"Ufff", pensó el naranjito, " y después resulta que el amargo soy yo", pero no dijo nada. Y arremetió argumentando que él podría tener otras utilidades, aunque no supo precisar cuáles. Ante mi olímpica  indiferencia, se quedó el naranjito bajo el sol inmisericorde y sin saber qué hacer. 

Horas más tarde se acercó mi vecino  Matvey, un chico rubio que habla un idioma ininteligible para el naranjito y para todos los que no sean rusos. Tenía unos 5 años y se dedicaba a juntar bichos bolita, arañitas, hormigas, lagartijas, etc. respondiendo a una fuerte vocación de naturalista. 

De golpe el naranjito se encontró con otra cantidad de hermanitos que, en distinta fase de maduración y variados colores, también habían  sido arrancados por el irresistible viento de Levante. El chico ruso se dedicó a juntarlos en un cubo quién sabe con qué propósito.

Mas tarde me los encontré en el congelador de la nevera. Y les pregunté: "¿qué hacen aquí?" 

"Cagándonos de frío" contestaron varios, tiritando. "Un niño rubio que habla muy raro nos trajo". 

Fui a preguntarle a Matvey que para qué había hecho eso pero como es ruso, ni él entendió mi pregunta ayudada con gestos y el traductor del móvil, ni yo supe que me estaba explicando como respuesta. Como lo considero un niño inteligente y avispado lo dejé hacer. Además, estaba muy ocupado doblando unos alambrecitos con mucho esfuerzo, no sé con qué propósito. Misterios de la niñez: allí quedaron los naranjitos en el freezer y los alambritos adquiriendo forma de pequeños ganchos.

Llegó la Navidad y el momento de decorar el abeto. Voy preparando las cosas de decoración y el entorno. Pero tengo que salir a comprar las luces porque las del año pasado están estropeadas. Al volver veo a mi precioso amiguito ruso Matvey que está decorando el árbol con naranjitos de variados colores, colgados por los ganchitos de alambre fabricados por él,  que lo rodean casi por completo. Entonces se da la vuelta y me mira con una sonrisa enorme, plena de satisfacción por la tarea realizada. Me acerco y les pregunto a los naranjitos: "¿Qué, como se sienten?"

Y contestaron atropellándose mutuamente con las palabras: "Muy bien, si, si, estamos felices, acá decoramos de forma original, a todos les va a gustar y no nos tiraron a la basura... estamos muy contentos". El agregado de las luces resaltaba aún más las curvaturas de los ahora orgullosos frutitos que, con su color, sencillez y naturalidad habían desplazado a las bolas de plástico. 

Fue una nochevieja muy especial, con nuestro imaginativo niño ruso y su gran creación artística: los naranjitos inmaduros como bolas de Navidad. 

CUENTO CORTO

 


EL ÚLTIMO PISO 

La comida sería a las nueve y media, pero me encarecieron que llegara un rato antes, para que me presentaran a los otros invitados.

Llegué apresuradamente, sobre la hora, y, ya en el ascensor, apreté el botón del último piso, donde me dijeron que vivían.

Llamé a la puerta. La abrieron y me hicieron pasar a una sala en la que no había nadie. Al rato entró una muchacha que parecía asombrada de mi presencia.

-¿Lo conozco? –me preguntó.

-No lo creo –dije-. ¿Aquí viven los señores Roemer?

-¿Los Roemer? -preguntó la muchacha, riendo-. Los Roemer viven en el piso de abajo.

-No me arrepiento de mi error. Me permitió conocerla –aseguré.

-¿No habrá sido deliberado? –inquirió la muchacha, muy divertida.

-Fue una simple casualidad –afirmé.

-Señor… -dijo-. Ni si quiera sé cómo se llama.

-Bioy –le dije-. ¿Y usted?

-Margarita. Señor Bioy, ya que de una manera u otra llegó a mi casa, no me dirá que no, si lo convido a tomar una copita.

-¿Para brindar por mi error? Me parece muy bien.

Brindamos y conversamos. Pasamos un rato que no olvidaré.

Llegó así un momento en que miré el reloj y exclamé alarmado:

-Tengo que dejarla. Me esperan, para comer, los Roemer a las nueve y media.

-No seas malo –exclamó.

-No soy malo. ¡Qué más querría que no dejarte nunca!, pero me esperan para comer.

-Bueno, si preferís la comida no insisto. Has de tener mucha hambre.

-No tengo hambre –protesté- pero prometí que llegaría antes de las nueve y media. Los Roemer están esperándome.

-Perfectamente. Corra abajo. No lo retengo aunque le aclaro: no creo que vuelva a verme.

-Volveré –dije-. Le prometo que volveré.

Podría jurar que antes nos habíamos tuteado. Pensé que estaba enojada, pero no tenía tiempo de aclarar nada. Le besé en la frente, solté mis manos de las suyas y corrí abajo.

Llegué a las nueve y treinta al octavo piso. Comí con los Roemer y sus otros invitados. Hablamos de muchas cosas, pero no me pregunten de qué, porque yo sólo pensaba en Margarita. Cuando pude me despedí. Me acompañaron hasta el ascensor.

Cerré la puerta y me dispuse a oprimir el botón del noveno piso. No existía ese botón. El de más arriba era el octavo.

Cuando oí que los Roemer cerraban la puerta de su departamento, salí del ascensor para subir por la escalera. Sólo había allí escalera para bajar. Oí que había gente hablando en el palier del sexto piso. Bajé por la escalera y les pregunté cómo podía subir al noveno piso.

-No hay noveno piso –me dijeron.

Empezaron a explicarme que en el octavo vivían los Roemer, que eran, seguramente, las personas a quienes yo quería ver… Murmuré no sé qué y sin escuchar lo que decían me largué escaleras abajo.

Adolfo Bioy Casares

sábado, 31 de agosto de 2024

LA PEATONAL

 Pensamientos. Mónica Bardi

¿Qué ocurre cuando el alejamiento de una persona querida se prolonga demasiado? En esta época de las supercomunicaciones, en teoría, el vínculo se mantiene si ambas partes lo alimentan con una frecuencia y una reiteración de afecto. Pero repito, ¿qué ocurre cuando una persona se aleja y se aleja y se sigue alejando?, ¿ los vínculos se relajan, se oscurecen, se amortiguan y, al final, mueren y/o quedan como un recuerdo remoto?

Y ya que hablamos de muerte, rematemos la faena y lleguemos al punto álgido: si esa persona muere ¿ya no nos duele tanto? ¿Ese alejamiento fue como un prólogo, una pequeña muerte progresiva, constante e inevitable? ¿Es lo mismo? ¿O casi? Esa anestesia sentimental que nos adormece ¿sería como un pequeño duelo porque el alejamiento deja de nutrir esa relación?

Sin embargo, parecería que hay lazos afectivos que permanecen intactos como una escultura y que, por el contrario, a veces parecen agigantarse con el tiempo. 

¿Será idealización? Quizás ese ser ausente no sufre las inclemencias del trato cotidiano, no se desgasta, no hay heridas en período de cicatrización. No hay palabras, cariñosas o dañinas ni hay perdones. No hay nada: ni bueno ni malo. Tampoco hay rutina. 

¿La voluntad de mantener y nutrir ese  vínculo, aunque sea unilateralmente, es capaz de preservarlo?

Desbordada por todas estas preguntas salgo a hacer un trámite y, en mi pequeña ciudad, la gente ríe, habla y se encuentra por la calle. Yo misma me encuentro, con gran sorpresa, con una exvecina a la que casi no reconozco. Y charlamos un ratito... Las peatonales son lugares ideales para interesarse un poco por la vida de los demás. Hay siempre algún músico callejero y pienso: esos vínculos tenues y casuales dan ganas de seguir viviendo y tienen su lugarcito en nuestras vidas. 

sábado, 24 de agosto de 2024

VIEJITOS AL ATAQUE

Pintura de JAN LIVENS

Mónica Bardi y sus casi 77 años. 

 ¡¡Por fin me dí cuenta!! Me cayó la ficha  y todo quedó transparente, evidente. 

Cuando el relax de la lectura, el cine, la escritura, la pintura o simplemente sentarnos en un parque es lo único que nos calma; cuando el cableado neuronal transmite serenamente, cuando el corazón late agradecido y los pulmones permean cada átomo de oxígeno recién llegado es cuando entendemos por fin de qué se trataba ese tema tan cacareado, masajeado, conversado y discutido: la vejez. Todo aquello que nos requiere, que nos demanda, que nos obliga, que nos pone a prueba, por tonto e insignificante que parezca, tiene el omnímodo poder de estresarnos, de angustiarnos y otros "arnos". 

Esto era la edad avanzada: necesitamos dos horas (mínimo) de relajación, acostados y en silencio, para superar una tarde ajetreada, una mañana de trámites, una conversación agitada o un tonto  problema doméstico. Esto es, en definitiva, la prueba palpable del paso de los años. Ya ni hablemos de una discusión o un disgusto. En esos casos, farmacología urgente e insomnio asegurado. 

Contribuye amablemente al disgusto y la preocupación cuando vemos a un ser querido a punto de meter la pata, de cometer un gran error y sufrir las consecuencias... y no podemos ni siquiera opinar. Vemos venir el tsunami con los labios sellados porque los jóvenes saben la mejor manera de cometer errores. Lo sé porque fuí joven y cometí muchos. 

Así que esto era la vejez: la reacción del medio interno en forma de alarma (cortisol) ante cualquier banalidad. No digan que no les avisé: esta viejita (yo) no está para muchos mambos. Y si no lo entienden ahora, jóvenes, solamente dejen pasar el tiempo y lo entenderán. Sabrán lo que es volverse transparente, invisible para los demás, cuando muchas veces hay que ponerse enérgico para que noten nuestra presencia. 

Eso de que los años traen serenidad era una mentira viperina inventada por gente joven para hacernos sentir todavía peor. Es verdad que amamos más el silencio que el ruido, que podemos pasarnos una hora mirando un árbol e imaginando como corre la savia por su interior; es verdad que ya no esperamos gestos de gentileza o amabilidad espontáneos de chicos o jóvenes. Que a nadie le interesa nuestra opinión y que el mundo actual no es como nos aventurábamos a imaginarlo. Si hay que hacer algo rápido lo mas probable es que nos equivoquemos porque nos ponemos nerviosos, pero si se puede reflexionar al respecto lo mas probable es que acertemos porque nos da tiempo para pensar. Esto era la vejez, señores míos. Hemos llegado. 


jueves, 22 de agosto de 2024

COMPAÑERO

 


FELIPE por Alejandro Bandín

Y una madrugada, entre la 1 y las 5 te fuiste. Hacedor de mil tropelías. Impune. Gallardo. Soberbio. Dominando con tu belleza. Atorrante. Insaciable buscador de alimento aún en basureros, actitud contraria a tu aristocrático porte. Sabedor de que con tu mirada apagabas las furias que tus delitos provocaban. Compañero en viajes y aventuras, en soledades, siempre. Gracias por este tiempo que compartiste con nosotros. Julia y yo, como los que también te conocieron bien, estamos tristes pero felices de haberte disfrutado. ¡CHAU FELIPE! seguramente si hay un cielo de perros, ahí debes estar paseando tu gallardía.

sábado, 17 de agosto de 2024

CORAZÓN

 


REFLEXIONES DE CLAUDIA ALIANDRI

Razón(co)razón.                                                        Y de repente viene un día mi corazón a plantearme que necesita espacio.

Me quedé pensando…

Por alguna o varias razones llevábamos algo de tiempo distanciados, y decidí dejarle marchar.

No es la primera vez que lo hace, pero ahora fue diferente, me lo dijo, como pidiéndome permiso.

Hizo las maletas y se alejó sin rumbo.

Me quedé pensando…

¿Se habrá cansado de caminar conmigo que últimamente lo hago más cabizbaja que nunca?.

Quizás esté por ahí bailando silencios harto de tanto escucharme llorar,

puede que esté en urgencias intentando sanar las heridas que le hice,

o escondido protegiéndose de tanta decepción, no lo sé…

A lo mejor está en aquella orilla esperando a que la certeza le rescate... o le empuje.

¿Acaso esté deambulando en soledad buscando respuestas?  

Tal vez esté soñando despierto aquellos sueños que di por perdidos,

… igual fue a interceder con mis demonios para que me dejen en paz, quien sabe.

En alguna ocasión me confesó que ya no podía con tanto desatino, quizás por ello me dejó sola con la razón.

Ellos nunca se llevaron del todo bien, les cuesta ponerse de acuerdo, pero los necesito a ambos para deshacer todos los nudos atorados en mi garganta, si ya es difícil hacerlo con los dos, más aún lo es si me falta uno de ellos.

Dicen por ahí que la razón tiene razones que el corazón no entiende..., pero sin las razones del corazón yo no podría vivir.

Sin ella muero poco a poco, pero sin él…, muero a tiempo completo.

Probablemente me dejó por las veces que intenté imponerle cordura a su locura, o incluso las veces, que, sin pensármelo mucho, le di sepultura.

Mi corazón es andariego. 

Volverá. 

Lo sé. 

Lo siento…

…porque mi corazón es alegre solo que ahora necesita..., un poquitito de tiempo.

viernes, 9 de agosto de 2024

COÑO

 


ODA TRIUNFAL AL COÑO 

Clàudia Lucas Chéu

La desimportancia del falo explicada a los caballeros

Sobrevalorado en el gozo siempre fue el falo.

Un hombre que domine bien la lengua,

en ambos sentidos,

no necesita preocuparse de la eficacia

o la belleza de su falo.

Las damas,

y los caballeros que también lo aprecien,

se conquistan por el uso de la boca.

Digamos que el falo divierte pero no conduce al éxtasis.

De esto no se habla, por pudor

o por miedo de amedrentar el cetro

sobre el cual siempre se pensó que giraba el mundo.

El falo es hermoso, si señores 

algunos, otros son horribles,

estilo cobra ciega ―,

simplemente no juzguen como obra de arte

la exposición de artesanía, caballeros

viernes, 2 de agosto de 2024

VINO TRISTE

 


ESTE ES MI VINO TRISTE por Mara Leonor Gavito


En esta noche de sábado familiar 

podría estar compartiendo risas y vino

podría ser como fui las otras noches

podría 

si no fuera la que me toca ser hoy


cuesta mantener la Alegría 

defenderla como una trinchera 

que diría Benedetti

que diría porque sabía perfectamente 

lo que cuesta mantenerse firme intransigente invencible en la trinchera

frente a la amenaza de la melancolía


cuesta disfrutar de todas las cosas pequeñas y también de las grandes

de las cotidianas y también de las extraordinarias 

a veces el esfuerzo de esta vigilancia agota


sobre todo cuando estás contando otro fracaso

otra puerta que se cierra

ante algo que empezó a brillar y prometió ser calidez amabilidad ternura pieles que se erizan

y eso se apaga 

sin que tú entiendas el porqué 


algo que te uniría al mundo para que este no fuera tan violento

cae y se cierra y no se dice 

sólo se intuye

y no se explica y te deja muda sin siquiera la posibilidad de contestar 


cae como todo lo que cae 

por más leve que parezca 

por más poca cosa 

por más poco tiempo 

cae y resuena demasiado porque las hoquedades de tu cuerpo son muchas y las resonancias se expanden y multiplican en ecos que tardarán en apagarse


y no pasa nada

objetivamente no pasa nada

si no fuera porque eres tan acústica para lo bueno para lo malo para lo serio para lo banal para lo mágico para lo hermoso 


tan acústica 


el vino triste aumenta la sensación de estar del otro lado

perdida en un mundo con códigos extraños

cada vez más indescifrables cada vez más enfermos

esperando a que alguna vez

las palabras sean herramientas útiles para el disfrute humano

esperando a que las manos sean herramientas útiles para la ternura

esperando a que los cuerpos sean herramientas útiles 

para refundar el amor


hasta que ya no hagan falta palabras precisas

que nos sirva cualquiera de ellas para nombrarnos 

una vez que lo importante 

lo realmente trascendente ya no sean las palabras

sino una dulce comunicación

sutil y efectiva 

como la que usan las abejas

para inventar la miel

jueves, 1 de agosto de 2024

PARTO por Lidia Barugel

 


EL ENCARGO

Adentro del vientre de su madre, enroscada y aún tibia, Serena sueña. Sueña que están soñando con ella.

Después del largo parto en el piso de la celda, el hombre envuelve a Serena en la manta marrón con que la entrega ahora. Su encargo, señor, dice. Felicitaciones y que tengan ustedes buenas noches.

El hombre despide un fuerte olor a sangre y a flores podridas, un olor que permanecerá impregnado en la casa hasta muchos años más tarde. 

         LIDIA BARUGEL

                                                                     

jueves, 18 de julio de 2024

MI CORAZÓN

 

Wisława Szymborska nació en Polonia, en 1923, fue una poeta, ensayista y traductora polaca, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1996. Fue una niña con gran imaginación que amaba leer, en su casa todos amaban la lectura, incluso se animó a escribir unos primeros versos a los cinco años, si al padre le gustaban, le daba una moneda. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando su escuela fue clausurada, tomó clases de manera clandestina con las monjas ursulinas. Fue en esta época que empezó a escribir sus primero poemas (libro “Canción negra” publicado por Nórdica), los cuales hablan de guerra y muerte. En enero de 1945 cuando las tropas soviéticas ocupaban Cracovia, organizaron un recital de poesía al cual asistí y fue donde conoció al también poeta Milosz, con quien entablaría una amistad para toda la vida. Con la llegada del comunismo, debuta como poeta y se adapta al estilo exigido. Sin embargo, a lo largo de su vida, el desencanto se incrementaría y terminó desilusionándose con esta ideología.  Tras sus dos primeros libros, Wisława rechaza al líder comunista Stalin.

Wisława Szymborska también adquirió una gran popularidad gracias a sus traducciones al polaco de obras maestras universales.


A MI CORAZÓN EL DOMINGO


Gracias te doy, corazón mío,

por no quejarte, por ir y venir

sin premios, sin halagos,

por diligencia innata.


Tienes setenta merecimientos por minuto.

Cada una de tus sístoles

es como empujar una barca

hacia alta mar

en un viaje alrededor del mundo.


Gracias te doy, corazón mío,

porque una y otra vez

me extraes del todo,

y sigo separada hasta en el sueño.


Cuidas de que no me sueñe al vuelo,

y hasta el extremo de un vuelo

para el que no se necesitan alas.


Gracias te doy, corazón mío,

por haberme despertado de nuevo,

y aunque es domingo,

día de descanso,

bajo mis costillas

continúa el movimiento de un día laboral.

martes, 9 de julio de 2024

FUTBOLÍN

 Un artículo de María Rosa Valdivia


El poeta anarquista que inventó el Futbolín para los niños víctimas de la Guerra Civil Española.


"Me dolía ver a aquellos niños cojitos, tan tristes porque no podían jugar al balón con los otros niños… Y pensé : si existe el tenis de mesa, ¡también puede existir el fútbol de mesa!". Fue así como en 1937, quien por entonces se llamaba Alejandro Campos Ramírez, se las ingenia para crear un rústico Taca-Taca, que alivió el dolor de la niñez víctima de una guerra brutal. "Conseguí unas barras de acero y un carpintero vasco refugiado allí, Javier Altuna, me torneó los muñecos en madera. La caja de la mesa la hizo con madera de pino, creo, y la pelota con buen corcho catalán, aglomerado. Eso permitía buen control de la bola, detenerla, imprimir efecto” , le expresó al periodista catalán Víctor Amela. Alejandro era un joven gallego, residente en el pueblito de Finisterre. Soñaba con ser arquitecto, pero ofició de albañil. Su alma bohemia y busquilla que le permitió conseguir un trabajo de junior en una imprenta. Al fin estaba cerca de quienes cultivaban una de sus mayores pasiones: la poesía.

Por esos años se definía a sí mismo como un idealista práctico, una versión de libertario que quería crear aquí y ahora el mundo nuevo que llevaba en su corazón. Las ganas de hacer carne los ideales eran su bandera. Fue en ese contexto que estalló la Guerra Civil española. Una bomba hizo pedazos su casa y quedó con graves dificultades respiratorias y un problema crónico en una de sus piernas. “Era el año 1937. Me gustaba el fútbol, pero yo estaba cojo y no podía jugar». Fue de esta forma como, empatizando con los niños y niñas que la guerra mutiló, tomó la resolución de crear una herramienta que aliviara los amargos días de los pequeños inocentes.

Viendo que la Dictadura de Franco iba a terminar asesinándolo, emigra a Francia y luego a Guatemala. Retoma la poesía y perfecciona su Futbolín, como le llamó al invento. Se termina radicando en México, donde colabora con el poeta León Felipe y se suma a la vida intelectual de esa nación. Cambia su nombre para homenajear a su pueblo. Desde entonces y hasta ahora, sería Alejandro Finisterre. Humilde, no quiso ningún reconocimiento por el invento que tantas jornadas nos ha alegrado a todos. “Bah…, de no inventarlo yo, lo hubiese inventado otro…” , señaló hace un tiempo. Murió en 2007, confiando en que objetos como el humilde Taca-Taca, fruto del ingenio y la empatía, serían imperecederos, pese al avance de la tecnología. En sus últimos días escribió: "Yo creo en el progreso : hay un impulso humano hacia la felicidad, la paz, la justicia y el amor, ¡y ese mundo un día llegará!”.

 Maria Rosa Valdivia

lunes, 10 de junio de 2024

MAX AUB

"El hombre es demasiado complicado para reducirle a seguir un camino trazado de antemano por unas leyes, por enrevesadas que sean. Eso será bueno, tal vez, para la materia. Pero el hombre es algo y aun mucho más".

Max Aub 

 ["Aforismos"]


Max Aub Mohrenwitz nació en París, Francia, el 2 de junio de 1903. Fue un escritor, periodista, dramaturgo, novelista y poeta español de origen francés, que toda su obra la escribió en español. Siendo un niño, su familia se traslada a España por motivos de trabajo y en medio de la I Primera Guerra Mundial se establecen en Valencia, donde Max cursa el bachillerato. Recibe una educación muy rica y cosmopolita y desde niño destaca por su facilidad para aprender idiomas. Al terminar sus estudios, recorre el país como viajante de comercio y al cumplir los veinte años decide adoptar la nacionalidad española. Es famosa la frase de Max Aub: "se es de dónde se hace el bachillerato".

En los años 20 es afín a la estética vanguardista y gracias a su trabajo como viajante asiste a tertulias de Barcelona de los vanguardistas de la época. Durante esta época empieza a escribir teatro experimental: El desconfiado prodigioso (1924), Una botella (1924), El celoso y su enamorada (1925), Espejo de avaricia (1927) y Narciso (1928).

De ideas socialistas, durante la guerra civil se compromete con la República y colabora con André Malraux en la película Sierra de Teruel (1945). Al terminar la contienda se exilia a París, pero preparando su marcha a México le detienen y es recluido en diferentes campos de concentración de Francia y del norte de África. Gracias a la ayuda del escritor John Dos Passos, tras tres años de encarcelamiento consigue embarcar para México. Se gana la vida gracias al periodismo, escribiendo en los diarios Nacional y Excelsior, y también en el cine ejerciendo de autor, coautor, director, traductor de guiones cinematográficos y profesor de la Academia de Cinematografía. En 1944 es nombrado secretario de la Comisión Nacional de Cinematografía. Durante estos años escribe San Juan (1943) y Morir por cerrar los ojos (1944) y estrena su obra de teatro La vida conyugal (1942) con gran éxito. Desde mediados de los años 50 viaja por Estados Unidos y Europa pero sin poder entrar en España, desarrollando activamente en estos años su actividad literaria, periodística y cineasta. En 1969 por fin se le permite entrar en España y recupera parte de su biblioteca personal, que estaba en la Universidad de Valencia. A su vuelta a México sigue con sus estudios de la figura de Luis Buñuel; posteriormente participa como jurado en el festival de Cannes, da conferencias por todo el mundo y hace otro viaje a España.

Muere el 22 de Julio de 1972 en Ciudad de México, México. 


Desde 1987 se entregan los Premios Internacionales de Cuento Max Aub, otorgados por la Fundación Max Aub y desde el 9 de junio de 2009 la Biblioteca del Instituto Cervantes de Argel lleva su nombre.


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El viejo está asomado en un balcón

[Poema - Texto completo.]

Max Aub


El viejo está asomado en un balcón

de la Torre de Madrid

viendo la manifestación

enorme frente al Palacio Real.

Cuando empieza a disolverse,

baja. Se acerca a mirar

a los que vuelven

satisfechos, contentos

de haber visto la mano

en alto

a Franco.

La mayoría son jóvenes

de dieciocho a veinte años.

No quisiera creer

lo que está viendo:

está mirando

desfilar su pasado.

¡Haber vivido para esto!

Allá, debajo,

gris de invierno,

la casa de campo.


-Max Aub 


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He aquí la muerte…

[Poema - Texto completo.]

Max Aub


He aquí la muerte

que a nada se parece.

Parece, tú, perece.

Estoy frente a la muerte,

frente a frente en el frente.

¿La tuya? ¿La mía?

¿A qué se parece?

¿A la noche o al día?

¿Cómo es? ¿Qué color tiene?

¿Negra? ¿Por qué ha de serlo?

A lo mejor

es igual al desierto,

pero mayor.

Como la vida misma,

pero más grande.

Tal vez muerta de miedo

viéndose en un espejo,

como yo.


-Max Aub 

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"Creer que todo es bueno, estar convencido de ello, es lo mejor que le puede suceder al hombre. Tomarlo todo por el lado bueno, que no hay cosa mala que no lo tenga, es una de las facultades divinas que Dios ha delegado en el ser humano.


Poder hablar bien de todo y mal de nada es una virtud que dejaría al mundo como una balsa de aceite. El elogio es la paz. Y paz es el progreso y la expresión del paraíso. Si todos hablaran bien de todos, si todos encontraran que nuestro mundo es el mejor de los mundos, si todos hallaran en las cosas la belleza que contiene, no habría disturbios y todos seríamos hermanos de verdad.


Si todos elogiáramos lo de los demás como lo propio, nadie sentiría envidia, nadie tendría complejos, nadie aborrecería la obra del vecino. El elogio es la mejor piedra de toque para que todo resulte de oro puro..."


-Max Aub, 1952

 [Elogio del elogio]


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Imagen de la red 

®️Literatura, arte, cultura y algo más 


#MaxAub #EscritorEspañol 

#Literaturaarteculturayalgomás 


Max Aub (1902-1972)🇪🇦

martes, 4 de junio de 2024

DIAN Y LOS GORILAS

 


En 1963, a la edad de 31 años, Dian Fossey usó los ahorros de toda su vida y tomó un préstamo bancario equivalente a un año de salario para cumplir su sueño de toda la vida de viajar a África. Después de su viaje, Fossey, que nació en este día en 1932, estaba decidida a trasladarse permanentemente allí y dedicar su vida a estudiar a los tímidos y solitarios gorilas de montaña, cuya población se tambaleaba hacia la extinción. Después de su primer safari de siete semanas a través de Kenia, Tanzania y la República Dominicana, Fossey regresó a Louisville, Kentucky, donde había estado trabajando como terapeuta ocupacional. Allí, se encontró con el antropólogo Louis Leakey cuando estaba en una gira de conferencias y él sugirió que Fossey comenzara un estudio a largo plazo de los gorilas de montaña. Similar a cómo ayudó a apoyar a Jane Goodall a comenzar su estudio de los chimpancés en Tanzania, Leakey ayudó a alinear fondos para el proyecto de Fossey y se fue para establecer la Fundación de Investigación Karisoke en una selva remota en Ruanda en 1967.

Fossey realizó un extenso estudio de los gorilas de montaña durante 18 años y fue considerado el principal experto del mundo y un feroz protector de estos "gigantes suaves. "Después de que uno de sus gorilas favoritos, Digit, fuera asesinado por cazadores furtivos en 1977, Fossey creó el Digit Fund, ahora Dian Fossey Gorilla Fund International, para financiar esfuerzos anti-caza furtiva. Fossey y sus colegas dedicaron una atención significativa a las actividades anti-caza furtiva, incluyendo patrullas furtivas, la destrucción de trampas de cazadores furtivos, la presión de las autoridades locales para que hagan cumplir las leyes anti-caza furtiva y la ayuda en el arresto de los cazadores furtivos. En 1983, publicó un libro basado en sus experiencias, "Gorilas in the Mist", que se convirtió en un bestseller y se convirtió en una película nominada al Oscar protagonizada por Sigourney Weaver. Trágicamente, Fossey fue asesinada en su cabaña en las montañas Virunga de Ruanda en diciembre de 1985. Aunque el caso nunca se ha resuelto, se cree ampliamente que fue asesinada por un cazador furtivo en respuesta a sus agresivos esfuerzos anti-caza furtiva. Dian Fossey dejó atrás un legado increíble - tanto uno de mayor conocimiento sobre estos animales previamente malentendidos como uno de inspiración que ha motivado a muchas personas a unirse a la lucha para salvar a los gorilas de montaña en peligro crítico de extinción. Como dice su última entrada en su diario: "Cuando te das cuenta del valor de toda la vida, te moras menos en lo que es pasado y te concentras más en la preservación del futuro. "

domingo, 26 de mayo de 2024

BORGES Y DIOS

 


¿Cree usted en Dios?

—Si por Dios se entiende una personalidad unitaria o trinitaria, una especie de hombre sobrenatural, un juez de nuestros actos y pensamientos, no creo en ese ser. En cambio, si por Dios entendemos un propósito moral o mental en el universo, creo ciertamente en Él. En cuanto al problema de la inmortalidad personal que Unamuno y otros escritores han vinculado a la noción de Dios, no creo, ni deseo ser personalmente inmortal.

Que hay un orden en el universo, un sistema de periodicidades y una evolución general, me parece evidente. No menos innegable es para mí la existencia de una ley moral, de un sentimiento íntimo de haber obrado bien o mal en cada ocasión.

—¿Quiere decir entonces que en esencia todo eso probaría la existencia de Dios, o que Él haya sido el creador, el principio y el fin de las cosas?

—No sé si Dios está en el principio del proceso cósmico, pero posiblemente está en el fin. Dios es tal vez algo hacia lo cual tiende el universo.

—¿Y por qué cree usted de esta manera en Dios?

—Creo por intuición y además porque sería desesperante no creer. Si suponemos que hay un ser perfecto y omnipotente que está al principio de la historia universal, y suponemos que creó el mundo, entonces no comprendemos por qué existe el dolor o la maldad; en cambio si suponemos un Dios que está creándose a través del proceso cósmico o de nuestros destinos personales, en esa única forma podemos creer en Él, es decir, como canalización evolutiva hacia la perfectibilidad.

—¿Y cómo aplica su creencia a la vida práctica cotidiana?

—Trato de aplicarla. Dentro de la vida para la cual estoy condicionado hago lo más que puedo. Además no exijo a la finitud de mi ambición más de lo que el proceso natural de mi propia evolución podrá darme. Trato de ser un hombre justo, pero no siempre lo consigo.


* En Mundo Argentino, Buenos Aires, Año XLVI, Nº 2.369, 11 de julio de 1956

viernes, 10 de mayo de 2024

EL EGO

 


CINCO SEGUNDOS DE FAMA por Lidia Barujel


Ya no seré jamás

ni Borges ni Plath ni García Lorca

ni seré Camille Claudel.

Él no será jamás

ni Sigmund ni Klein.

Ella no será jamás Argerich.


Nosotros no seremos

Vosotros no seréis

Ellos no serán.


Necesitamos que nos miren

a matar o morir,

pero no se alcanza la gloria, no llegamos.

Allí lejos las metas, rotas en pedazos.

Nos sumergimos en aguas servidas

en lugar de aplausos.

Y el ego tan ego sobrevive nadando

en un mar espeso de cuerpos muy muertos.


Nuestros cinco minutos de fama

fueron ni siquiera la mitad de un segundo.

Y los elogios, una gota de agua en el océano.


Cuando el espejo nos saca la lengua

levantamos el dedo del medio

con la uña comida hasta el hueso.


La vida culmina

y hemos malgastado nuestras mínimas,

pequeñísimas historias en este asunto del ego.

Una lucha inútil,

porque nuestro legado estaba en otro lado,

no pudimos verlo.


                                    Lidia Barugel

sábado, 4 de mayo de 2024

EL TRONCO

 Charlando con un Tronco.

Autor: Jesús Martínez Linares. 

Cuando me lo topé le espeté un descuidado ¿Qué pasa tronco? El se sintió doblemente aludido. Me dijo que estaba cansado de dar soporte a todo sin ser reconocido. Que es duro ser el pilar firme de una personalidad, el encargado de erigirle, de sustentarle, de nutrirle, de hacerle florecer. Sin embargo, nadie se había fijado en él salvo yo. Le miré a los ojos y le dije que esa es la labor del tronco, que el reconocimiento le vendría de los otros troncos que saben que todo esta conectado. Que los árboles no le dejaban ver el bosque pero que había que ir a la raíz del asunto. El bosque está frondoso de hermosura de aquellos que cumplen su función solamente por amor y no por vanidad. Le agradecí ser tronco, pues son el sostén de la vida que nos acaricia. Os agradezco a los troncos que ahora me estáis leyendo. Gracias por darnos la verdadera "saviduria", a "saver", la de dar savia viva a todo lo que os rodea!

martes, 16 de abril de 2024

ARGENTINA

 


CARLES TÀVEC 

La Argentina es un país desequilibrado desde varios puntos de vista. Tenemos la misma población de España en un territorio 5 veces más grande, pero el 38% de la población vive en el AMBA, en no más de 15 mil kilómetros cuadrados. Las actividades de exportación provienen de la tierra y salen del país con escaso valor agregado. Por otra parte, los ingresos de esas exportaciones no se reinvierten en el país en otros sectores como la industria y por lo tanto terminan en Miami en emprendimientos inmobiliarios. En el octavo territorio políticamente organizado del mundo las líneas de trenes confluyen en Buenos Aires porque fueron diseñadas por los ingleses para llevarse las materias primas por el puerto. Es una nación de facciones. Nadie quiere resignar nada por propia voluntad y los gobiernos no han sabido aunar el sector público con el privado para llevar a cabo un proyecto integrador. Este gobierno agravó aún más las consecuencias de los dos pésimos anteriores porque lo que hizo hasta ahora era innecesario hacerlo en tres meses colocando en la desesperación a millones de argentinos cuando tiene 4 años por delante. La solución es profundizar la democracia y poner en marcha un proyecto consensuado. Se dice fácil, pero hasta ahora ha sido imposible y sospecho que algo tienen que ver los de afuera.

martes, 9 de abril de 2024

CIENTÍFICO

 

Se llama Juan Maldacena y tiene apenas 50 años. Nació en el barrio porteño de Caballito (Buenos Aires, Argentina) y hoy está en la tapa de varios diarios del mundo porque ganó el Yuri Milner que es un premio a las investigaciones sobre física que otorga tres millones de dólares, un dato para comparar: El premio Nóbel otorga apenas un millón doscientos mil dólares. Esto no es todo. A los 30 años, Juan, recibió en Budapest uno de los mayores reconocimientos que existen en el campo de la ciencia y fue tapa del New York Times. Se podría hacer una película titulada: “Juan, de Caballito a Budapest”. O mejor dicho, a Harvard. Allí en Harvard, en la cumbre de la excelencia educativa, está trabajando este ex vecino del barrio porteño de Caballito. Es el profesor vitalicio más joven de la historia de Harvard. Juan es la expresión de una historia luminosa que debería hacer inflar de orgullo el pecho a los argentinos. Hay que tomarlo como una forma de superar tanta irracionalidad y odio que a veces siembra la realidad cotidiana.  Maldacena es el creador de una teoría revolucionaria que lo convirtió en el niño mimado de la física moderna y en uno de los científicos más populares del planeta. Muchas publicaciones científicas se preguntan si el mundo no está ante la presencia de un nuevo Albert Einstein. 

Es que precisamente, su gran descubrimiento tiene que ver con ese emblema universal del conocimiento que fue Einstein. Juan formuló una nueva teoría que explica mejor cómo está formado y cómo funciona el universo. Un intento de explicar con palabras sencillas su teoría como para que lo entienda gente ajena a la física, Maldacena relacionó y unificó la “Teoría de la Relatividad”.

Este porteño es profesor en la Escuela de Ciencias Naturales del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, el mismo en el que trabajó y murió Einstein. Juan es el típico producto de la movilidad social ascendente de una típica familia de clase media porteña que podía enviar a su hijo a la universidad. 

Historias como esta merecen ser contadas porque ayudan a levantar el ánimo de los argentinos ante tanta basura de inseguridad, corrupción y peleas por el poder como hay. Es una forma de reafirmar que los argentinos aún pueden, como alguna vez pudieron, algo que se ve reflejado en varios premios Nobel científicos y otros obtenidos. Es una expresión de que en la Argentina no todos son solo futbolistas, o políticos corruptos, o piqueteros, o delincuentes, o "la mano de Dios". Los argentinos generalmente descollan a nivel mundial en forma individual, pero les es muy difícil lograrlo a nivel de grupo o equipo, justamente al revés que otras sociedades. Un orgullo para el país.

A todos nos gustaría felicitarlo, aclamarlo como a un campeón...  Sin embargo, nadie habla de él...

domingo, 7 de abril de 2024

PÍO, PÍO

 Cuento corto de Mónica Bardi


Llueve generosamente pero al pajarito no le importa. Lo sé porque lo veo en lo alto de un muro tan campante mirando el paisaje. Lo veo deformándose dentro de las gotas deslizantes que mojan el vidrio del coche. Saltarín y despreocupado mueve su cabecita oteando el horizonte y buscando quien sabe qué.  Sigue lloviendo y el pajarito ha visto algo a lo lejos. Despega ágilmente mientras prioriza las coordenadas que sus rápidos movimientos de ojos y cabeza le indican. Como cantaban los Beatles: "you  were only waiting for this moment to arise". Me despido de él con la envidia y el respeto de un sapiens psicoanalizado a un ave evolucionada: él sí sabe lo que hace. 

viernes, 22 de marzo de 2024

EL PESCADOR

 Cuento corto de Mónica Bardi


Había construido esa estatuilla de barro poniendo todos los conocimientos adquiridos en la época que estudiaba cerámica artística. Y pensaba colocarla en el centro de la torta de cumpleaños. Así que se empleó a fondo, con mucho interés y cariño. Pintó esa esculturita de un hombre pescando, sentado en un tronco, con sus habituales vaqueros azules, botas y una gorra amarillo vibrante. El ril de la caña de pescar caería por fuera de la deliciosa torta de dulce de leche, al mejor estilo argentino. Ya terminado el trabajo miró con ojos enamorados a su minúscula obra. Era mediocre como escultura pero muy simbólica. ¡Qué sorpresa tan linda se llevaría el cumpleañero! 

Por fin llegó el día tan esperado y a todos les encantó el detalle tan rústico, tan "made in casa". Y él parecía muy feliz. 

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"¿Y ahora con esto que hago?" miró ella pensativa a su pequeño pescador de arcilla. Años habían pasado y la pareja se había roto. Las circunstancias se habían ido complicando por acumulación de malentendidos no aclarados, no hablados. Había demasiados secretos en esas aguas en las que él pescaba. Ésos que crecen oscura y silenciosamente porque no hay valor para hablar de lo que duele, de lo equívoco, de lo inadmisible, de lo que molesta; esquivando siempre la pelea pero con una creciente hostilidad por esa falta de transparencia. Finalmente un día el se fue con cualquier pretexto y cuando quiso volver ella ya lo había pensado mejor y le pidió que no volviera. Hubo unos mas y unos menos pero al final cada uno por su lado. Sin odio ni rencor pero con un profundo sabor amargo: el del fracaso.  Asignaturas pendientes quedaron a montones y allí quedarían, como una montaña árida y desolada. En su cúspide el pequeño pescador de arcilla, mudo, haciendo gala de infinita  paciencia y con la caña en ristre, miraba al infinito. Ella se seguía preguntando: ¿y ahora con esto que hago? Le daban ganas de tirarlo a la basura como se tira al último rescoldo de un fuego extinguido. Pero por algún motivo desconocido no lo hacía.

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Y un día vino ese niño. Era ruso y tenía cinco años. Venía diariamente, a pedido de sus padres, por unas horas, para familiarizarse con el idioma español hasta que entrara en la escuela. Matvey era, desde todo punto de vista, un niño fuera de serie. Alegre, equilibrado, sin miedos y con confianza. Encontró rápidamente con que jugar aunque en la casa no había juguetes. Entonces lo vió: ese hombrecillo pescando le pareció apropiado para ponerlo en el borde de una palangana verde con agua. 

Matvey era muy cuidadoso y nunca rompía nada así que ella lo dejó jugar.  "Que él decida el futuro de la esculturita", pensó, sin darse cuenta del doble aspecto de su reflexión: el destino del pescador...  y el de ella. 

Como era de esperar el hombrecillo fue perdiendo color lentamente con el agua que todo lo borra. Se fue disolviendo y deformando. Ese, que al principio parecía simpático y atractivo, se volvió extraño y grotesco. Los días pasaron y ya nadie se acordó de esa palangana verde. Fantásticas exploraciones en hormigueros y nidos en ramas de ciruelos ocuparon sus vidas, redoblando la alegria de vivir. Ese niño de curiosidad inagotable, que hablaba un idioma desconocido y que tenía una carcajada siempre al alcance de la mano, le llenaba las tardes de placer. Hasta el nombre que costaba pronunciar desataba las risas: Matvey; por eso a veces lo llamaba Mateo.

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Pero como todo lo bueno parece durar poco, un día Matvey se tuvo que ir de vuelta a su tierra. Los padres no lograron superar la burocracia de la ley de extranjería para obtener el permiso de residencia y decidieron volver a Georgia, donde ya habían vivido antes de venir a España. Georgia, La Cólquide, la tierra de los argonautas, la tierra de Jasón y Medea. 

A partir de ese momento cada bicho bolita, cada arañita, cada pedazo de caña simulando una invencible espada, cada potrillo recién nacido en el campo vecino evocaba en ella a ese chico rubio, adquiriendo un nuevo sentido. ¿Por qué demonios se habría olvidado la sillita infantil en el  coche? Allí quedó, sorda, muda y esperando al pasajero. Cada día que pasaba sin el niño, ella imaginaba nuevas historias, nuevas diversiones: "¡Como le gustaría a Mateo esta abeja revoloteando en los azahares!". "Uy, si Mateo viera esta hormiga tan vistosa". Cada foto actual de Mateo que mandaba por WhatsApp su madre, un videíto de su vida en Rusia, paleando nieve y cantando, siempre con su buen humor, al lado de su abuela; le curvaba la sonrisa. 

En fin, había que aceptar su lejanía y recordarlo con amor. Amor del de verdad: fue una gran suerte haberlo conocido. Evidentemente, no se puede vivir sin amor, aunque sea en minidosis.

Mejor ir ya recogiendo todos sus amiguitos desparramados por la casa: los barquitos, la menina de metal, el oso de peluche blanco, el vendedor ambulante, el títere, la diosa de las serpientes, el cenicero con forma de caracol... los amiguitos de juegos de Matvey.

Y de golpe recordó: "¿y el hombrecillo pescando?" Buscó la palangana verde y la encontró en un lugar recóndito: no olía bien. El agua estancada estaba ya podrida. El hombrecillo también.

miércoles, 13 de marzo de 2024

TINTERO

 


𝐂𝐚𝐫𝐭𝐚

"Cuando te voy a escribir

se emocionan los tinteros:

los negros tinteros fríos

se ponen rojos y trémulos,

y un claro calor humano

sube desde el fondo negro.

Cuando te voy a escribir,

te van a escribir mis huesos:

te escribo con la imborrable

tinta de mi sentimiento".


-- Miguel Hernández (30 de octubre de 1910, Orihuela, España; 28 de marzo de 1942, Alicante, España), fue un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX.

martes, 5 de marzo de 2024

SI VAS AL CAMPO...

 

                 GLORIA FUERTES

Si vas al campo,

no subas por los almendros.

Ni cojas nidos,

ni caces pájaros,

ni mates insectos negros.

¡Ay, esa flor, esa flor

que ahora muere entre tus dedos,

sus novecientas hermanas

la están echando de menos!

Si vas al campo,

sé bueno.

¡Échate en la hierba,

canta,

estate quieto!

No deshagas las casas

de los insectos

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Esta poesía profundamente sensible cayó en mi vida en oportuno momento. Arranqué unos azahares de mi naranjo con delicioso perfume y los puse en varios floreros. Con el paso de los días veía a sus hermanos no arrancados proseguir con sus vidas. Y pensé: ¿por qué los habré arrancado? Ellos tenían mucha vida por delante hasta ser frutos. Si igual puedo disfrutar su aroma saliendo al jardín. No lo haré más. 😊 

martes, 27 de febrero de 2024

SALVAR ÁRBOLES


PANCHO MASSA

 Plantar un árbol 🌳.

En el año 1980 mi padre se enteró que el padre de una amiga suya había decidido cambiar de cultivos en su chacra. Había decidido matar sus árboles de pécanos de 50 años cosecheros. A mi papá le dio pena y se los pidió regalados. Eran unos árboles 🌲 enormes, así que papá esperó el mes de agosto, en otoño, donde los pécanos pierden sus hojas, podó sus ramas más grandes y con mucho cuidado excavó sus raíces. Con gran delicadeza y la ayuda de docenas de obreros los extrajo y se los llevó a trasplantar a su fábrica de la Tinguiña en ICA - Perú , donde ahora funciona Precio UNO . 

Los pécanos prendieron, dieron frutos,  dieron sombra y prosperaron. Allí permanecieron 40 años; ya acumulaban 90 años .

Cuando mi familia vendió la fábrica a PRECIO UNO, pusieron como condición que muden la maquinaria en 30 días y que maten los árboles. Que no quede nada, que quede pampa .

Ese día nos acordamos de la proeza del trasplante de los pécanos de papá.  Panchito, mi hijo mayor, decidió salvarle la vida a los viejos pécanos de 90 años y volver a trasplantarlos teniendo los mismos cuidados que su abuelo había tenido 50 años atrás . Esperó a agosto, el otoño, esperó que se caigan sus hojas y esta vez ya no con una docena de gentes sino con el empleo de maquinaria, con retro excavadoras y grúas hizo lo mismo que papá y los trasladó y trasplantó en el Barrio Chino de ICA , por segunda vez .

Ahora los árboles están felices, hermosos, dan sombra y frutos, además de oxígeno.

El secreto, decía papá, es respetar la posición original en su nacimiento de cuando fueron recién sembrados de semillas y cuidar su posición en relación de cara al sol, además de cuidar los vellos absorbentes de sus raíces .

Los pécanos de papá están por cumplir 100 años. Papá trascendió con sus árboles. ¿Y que es trascender ?, creo que es dejar algo bueno para la humanidad.

Nota : en la foto mamá y yo disfrutando de la sombra y del oxígeno de los árboles de papá.

lunes, 5 de febrero de 2024

TODO ME SALE MAL.

 

Dice Irene Vallejo: amo a esta escritora argentina recóndita, humilde, desconocida gran parte de su vida. Hebe Uhart, nacida en Moreno en diciembre de 1936, estudió filosofía en Buenos Aires. Se dedicó toda la vida a la enseñanza en escuelas públicas y talleres literarios. Su escritura secreta le proporcionó una gran libertad. Logró una extraordinaria perspicacia para contar aparentes minucias capaces de revelar un carácter o una época.

En “Un día cualquiera”, la niña protagonista reflexiona: «Yo no entendía nada ni a nadie. Nadie era lo que parecía, yo tampoco. Tampoco entendía por qué persistía en hacer esas guirnaldas con palos, alambres y ramas esperando un resultado maravilloso y todo después resultaba una soberana porquería. Tampoco entendía por qué cuando repasaba los muebles (era mi odiada tarea) no levantaba nunca el vidrio de la mesa de luz ni limpiaba las patas de la mesa por dentro; solo limpiaba lo que se veía. Yo no me metía en profundidad con la limpieza, lo hacía para que vieran que había limpiado. Tampoco tejía apretado; tejía flojo y se me escapaba algún punto. Entonces pensé que si todo me salía mal iba a leer más y así lo hice; tenía una biografía de Beethoven niño, con ilustraciones. En el libro decía que era músico y era sordo; se ve que se podía. Por lo menos, en los libros se podían muchas cosas. En los libros yo entendía todo. Hice un trato con el librero de la esquina: si yo compraba dos libros, él me regalaba uno, y cuando compraba otro libro ya eran dos y yo los canjeaba por uno nuevo. A mí no me quedaba ningún libro y todos volvían a la librería, pero me leí todo lo que él tenía en los estantes; no podía mancharlos de jugo de fruta, él no los aceptaba manchados».

#HebeUhart #LiteraturaArgentina

sábado, 3 de febrero de 2024

MATEO

 


Estamos hartos de escuchar la noticia: lo único que puede vencer al odio y otros sentimientos y emociones negativas es el AMOR. Claro: estamos convencidos de eso. Pero ¿qué amor? ¿Qué clase de amor? ¿Amor eterno, amor pasajero? ¿Momentos de amor fugaces? El amor romántico es sin duda provisional, el amor a y de los hijos está condicionado por el tipo de personalidades básicas y las vivencias, el amor a los animales es relativo, el amor a los amigos es real pero a lo mejor están lejos. 

Pero ¿Y qué hay de ese amor inesperado que a veces nos regala la vida? Siempre provisional o no, no lo sabemos, pero que nos llena el corazón y nos hace olvidar de nuestros entuertos cerebrales por una horas. ¿Qué hay de ese amor que detiene una realidad pesimista y la pone a un lado, para ocuparnos de los asombrosos descubrimientos de las lombrices de tierra, de los sinuosos caminos de las  hormigas y de las mortíferas peleas de los soldaditos de plomo (ahora son de plástico) peleando por unos centímetros de terreno. "El amor es personal, como un perfume: cada quien imprime su propio yo" Flavio Giani dixit. 

Ese amor curativo plagado de descubrimientos a través de los ojos de un niño debería ser cultivado más a menudo. Siempre que se pueda. Porque es AMOR, lo digo en serio. No puede ser otra cosa. 

miércoles, 31 de enero de 2024

MARÍA TERESA LEÓN

«Estoy tan cansada de no saber dónde morirme. Esa es la tristeza del emigrado. ¿Qué tenemos nosotros que ver con los cementerios de los países donde vivimos? Habría que hacer tantas presentaciones de los otros muertos, que no acabaríamos nunca». 

• "Memoria de la melancolía", de María Teresa León | Escritora española ~ Murió el 13 de diciembre de 1988.

Hoy recordamos a una escritora que formó parte de la Generación del 27, exiliada y comprometida. Entre 1936 y 1939 publicó en diversas revistas artículos que alentaban a las españolas a involucrarse en la historia: «La mujer popular se ha levantado sobre nuestros campos rotos con el prestigio de su derecho a intervenir en la historia de España [...] ella está resistiendo sola con su ira y su fe». Estuvo casada con Rafael Alberti. Juntos lucharon, se exiliaron, viajaron, tuvieron una hija, regresaron a España en 1977. Teresa ya sufría Alzheimer. Alberti la abandonó en un hospital psiquiátrico cerca de Madrid. Teresa murió sola y olvidada. Escribió cuentos, novelas, biografías noveladas, teatro, ensayos, artículos y guiones de cine. "Memoria de la melancolía" es su obra más conocida, dónde evoca la riqueza de su mundo.

Lamentablemente se le conoce más como "Teresa, la esposa de Alberti", que por sus propios logros; más por leer las memorias de Alberti, que por las obras de ella.

No sin razón escribió en "Memoria de la melancolía": «Zenobia Camprubí acaba de recibir el premio Nobel. Me diréis: No, estás confundida, el premio Nobel fue para Juan Ramón. Pero yo contestaré: ¿Y sin Zenobia, hubiera habido premio? [...] Fue la suya una decisión hermosísima: vivir al lado del fuego y ser la sombra».

Las esposas de los escritores, todo un tema, eh.

Ni siquiera le puedo recomendar leer a María Teresa León, porque sus obras no han sido reeditadas. Hoy la recordamos.

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#memoriadelamelancolía

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martes, 30 de enero de 2024

FIBRAS RESISTENTES

 ESTA MUJER

Circe Maia


A esta mujer la despierta un llanto:

se levanta medio dormida.

Prepara una leche en silencio

cortado por pequeños ruidos de cocina.

Mira cómo envuelve su tiempo

y en él está viva.

Sus horas

fuertemente tramadas

están hechas de fibras resistentes

como cosas reales: pan, avena,

ropa lavada, lana tejida.

Cada hora germina otras horas

y todas son peldaños

que ella sube y resuenan.

Sale y entra y se mueve

y su hacer la ilumina.




viernes, 26 de enero de 2024

HIGOS

 


Curiosidades de la Naturaleza 

Un higo no es cualquier fruta. De hecho, ni siquiera es una fruta. “Estrictamente los higos son flores invertidas” Las higueras no florecen de la misma forma que otros árboles frutales hacen, como almendros o cerezos. Los higos tienen una historia muy curiosa. Primero, técnicamente, no son fruta, sino una infrutescencia (un conjunto de frutos). Y segundo, necesitan una avispa sacrificada para reproducirse, insecto que muere dentro del higo.

En palabras simples, los higos son una especie de flores invertidas que florecen dentro de esta gran vaina oscura con tonos rojizos que conocemos como higo. Cada flor produce un único fruto de cáscara y una única semilla llamada ′′aquenio". El higo está formado por varios aquenios, lo que le dan esa textura crujiente tan característica. Así que, cuando comemos un higo estamos comiendo cientos de frutos. Pero lo más increíble es el proceso de polinización especial que las flores del higo necesitan para reproducirse. Ellas no pueden depender de que el viento o las abejas les hagan llegar el polen como otros frutos, por lo que necesitan una especie conocida como avispas de higos. Estos insectos transportan su material genético y permiten su reproducción. Por su parte, las avispas no podrían vivir sin los higos, pues depositan sus larvas en el interior de la fruta. Esta relación se conoce como simbiosis o mutualismo. Actualmente, la gran mayoría de los productores de este fruto ya no necesitan el trabajo de las avispas. La mayoría de las variedades de higo de consumo humano son partenogenéticas. Eso significa que siempre dan fruto en ausencia de polinizador.

jueves, 11 de enero de 2024

COSAS QUE ME CUENTAN (4)

 Lo que voy a contar está extraído de una de las clases de la extraordinaria historiadora y brillante divulgadora española EVA TOBALINA. O sea, que esto ocurrió porque está documentado. 

Hoy nos remontaremos al imperio romano. Año 100 a.C. cuando nace Julio César. Sus padres mueren y él, siendo un adolescente, debe esconderse cada noche durmiendo en un lugar distinto porque el emperador Cornelio Sila lo andaba persiguiendo para rebanarle el pescuezo por esas cuestiones dinásticas y de pertenencia a un grupo (los optimates, al cual pertenecía Sila) o a otro (los plebeyos, al cual pertenecía Mario, tío de Julio y subsecuentemente Julio). 

Al final, Julio César, viéndose acorralado, huyó a Asia y allí entabló una buena amistad con un rey de un país asiático. Al morir el emperador Sila y alejado el peligro el joven decide volver a Roma, para empezar su carrera política. Pero en el viaje por el Mediterráneo en dirección a Roma secuestran su nave unos piratas de Cilicia. Corre el año 74 a.C.

El caso es que Julio César se ganó la admiración de los piratas porque parece ser que en esa época se valoraba todo lo culto, no como ahora. Como vieron que el joven aristócrata y príncipe candidato al trono valía su peso en oro, decidieron pedir rescate a Roma y exigieron el pago de 20 talentos, lo cual, por lo visto, era una fortuna. Julio César se enfadó mucho porque afirmó que él valía mucho, muchísimo más. Como podemos ver, el jovencísimo ya iba demostrando su carácter dominante e impetuoso y la alta estima que tenía de sí mismo. Los piratas le hicieron caso y pidieron 50 talentos. Mientras esperaban la llegada del dinero Julio César entretenía a sus captores recitándoles poesías y narraciones fabulosas que tenían a esos salvajes hombres de mar totalmente abducidos. Hasta ordenaba a su esclavo a mandarlos callar si estaban armando jaleo y el quería dormir. 

Un día, con semblante severo les avisó a los piratas que si alguna vez los capturaba, los haría crucificar. Llegó el dinero por fin y soltaron a Julio César en una costa cualquiera (total, todo era imperio romano), quien, de inmediato reclutó galeras y mercenarios y partió raudamente a la caza de los piratas. Les dió alcance, los amarró, los llevó a Roma y allí, tal como había prometido, los crucificó. Antes de eso los estranguló para que no sufrieran ya que, por lo visto, se había encariñado con ellos.