sábado, 21 de diciembre de 2013

DUST DEVILS

DUST DEVILS: diablos de polvo. Estos tornados que se forman en nuestro planeta, también los han captado varios de esos siete artilugios que están paseando por Marte, el planeta rojo.
Hace ya 10 años que Opportunity está resistiendo las difíciles condiciones del seco y desierto vecino nuestro y ya ha recorrido casi 30 kms.  Parecerá poco pero con la cantidad de obstáculos que ha sorteado es un verdadero héroe nuestro robotito terrestre.
Lo casi gracioso es que los dust devils han servido en ocasiones para limpiarle los paneles solares.
Ya he comentado en este mismo blog que se planean misiones tripuladas a Marte, pero sólo de ida...y hay un montón de inscriptos. Esa conducta humana me deja atónita. ¿Ida y luego muerte segura? Bueno, muerte segura tenemos todos, claro...pero ¿allá? ¿A qué es algo difícil de entender para gente vulgar como yo?

lunes, 9 de diciembre de 2013

MI IDEA DE FAMILIA

Lo último que aprendí de mi nieto es, cómo no, algo más sobre las relaciones familiares. Su trato con la última recién nacida, su primita Creta, me ha hecho reflexionar sobre las jóvenes madres españolas, sobre la bajísima natalidad y sobre el trato que veo a diario entre padres e hijos de todas las edades. Para empezar, está claro como el cristal que lo que no se aprendió no se puede llevar a la práctica.
Mi nieto aprendió a tratar a un bebé y está siendo testigo directo y cotidiano de su crecimiento. Quizás eso explique por qué se lo ve tan desenvuelto y divertido con su pequeña primita.
Quizás eso explique por qué los que no hemos tenido esa suerte ignoramos, subestimamos y no nos resulta tan atractivo el trato con bebés y niños de corta edad. (En lo que a mí respecta encuentro muy interesante la conversación de un niño de más de 2 años).
Este alejamiento del mundo infantil lo hago extensivo a gran parte de los países europeos, especialmente los que ostentan bajísimas cifras de natalidad.
El que no ve nacer, crecer y adquirir pericias a otro probablemente no sienta la llamada de la paternidad. Porque, además, se entera de oído de la parte dura del asunto, o sea, la brutal responsabilidad que les cae a los padres y las enfermedades y tropiezos lógicos del que está creciendo.
Pero no desarrolla, entonces, esos vínculos afectivos totalmente desinteresados, no palpa los sentimientos de ida y vuelta, no vive la sorpresas de las respuestas de los niños y su inagotable energía que obliga al adulto en momentos bajos a seguir contra viento y marea. O sea, de la parte buena del asunto.
El aumento del individualismo, las prisas de la vida urbana y competitiva y el alejamiento de la familia llevan a la persona a preocuparse demasiado por sí misma, a evolucionar mucho en el terreno laboral y a negarse a cargar con el peso de una paternidad.
Y llegado el caso del nacimiento de un (1) vástago, no saben bien cómo tratarlo y/o educarlo.
Les aseguro que lo veo todos los días en mi trabajo. Por muchos libros y revistas especializadas que lean, si no tienen a los padres o los abuelos cerca, hacen agua por todas partes. Igual salen adelante, por supuesto, pero a un coste muy alto en la relación padres-hijos.
En esos adultos solitarios a veces se desarrollan conductas tendientes al pesimismo, a la soledad y a la tristeza. Quizás sólo se salvan de este destino los que son arropados por una familia o por una pasión como el arte o la investigación científica. Muchos dicen que no tienen hijos para poder disfrutar de la vida aunque yo he visto que son los que menos disfrutan.
Y en ese terreno abonado se perpetúan y amplían las conductas de hostilidad, desconfianza e indiferencia para con los demás. Insolidaridad y racismo se pueden sumar a esos sentimientos egoístas. Definitivamente creo, a esta altura de mi vida y tratando de ser lo más objetiva posible, que los seres vivos están diseñados para perpetuar la especie.
Creo firmemente que los hijos son una escuela de amor, desinterés propio y protección del semejante, aunque a veces nos hagan sufrir muchísimo.