lunes, 30 de marzo de 2020

CIENCIA O INCONSCIENCIA

LA PRESIÓN CIENTÍFICA FUNCIONA.
Javier Sampedro.
"Quienes acusan al gobierno español de haber reaccionado tarde van a tener que adoptar la dieta de Rajoy para políticos: tragarse sus palabras.
Hacer predicciones a toro pasado es una maquinación politiquera, oportunista e inútil para los ciudadanos. "¿Retrasados respecto a qué?" les espetó el presidente Pedro Sánchez el otro día, rompiendo ligeramente su compromiso de no enredarse en diatribas de bajo nivel. Tenía
razón. Los grandes países de nuestro entorno están reaccionando con semanas de retraso respecto a España. Boris Johnson, el primer ministro británico, se ha resistido como gato panza arriba a implementar las medidas de aislamiento que recomienda la ciencia, el estadounidense Donald Trump se ha empleado a fondo en su negacionismo de la pandemia, y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, sigue jaleando a su población a que salga a cenar a las fondas. (...)
Hay un sentido en que esta travesía hacia la racionalidad que está experimentando el poder político mundial, por lenta y desesperante que sea, es una buena noticia, porque significa que la presión científica funciona. En el gobierno español ha funcionado mejor, y antes, que la media de nuestro entorno. El singular presidente de Vox, Santiago Abascal, ha aprovechado su tribuna parlamentaria para exigir la dimisión de no sé de cuántos ministros y vicepresidentes y, como guinda, la del jefe de emergencias sanitarias, Fernando Simón.
Esto es un dato interesante, porque señala con el dedo justo a algunos de los responsables políticos que más credibilidad están ganando en estas semanas. La idea está clara: en cuanto alguien destaque, córtale la cabeza. Politiquerío barato. Incluso Abascal tendrá que pasar por el aro de la razón, por mentira que parezca.
Resulta chocante que Donald Trump no haya echado a su asesor, Anthony Fauci, un excelente científico que ha estado décadas al frente de enfermedades infecciosas de los NIH (Institutos Nacionales de la Salud, la mayor maquinaria mundial de investigación biomédica). En una situación normal, o prepandémica, el presidente habría puesto a Fauci de patas en la calle, como ha hecho con todos los responsables científicos del país que se ponían a sus prejuicios iletrados. Fauci sigue en su puesto pese a que está empeñado, como buen científico, en irritar a su presidente con las herramientas de la razón.
Que yo sepa, ni el partido demócrata ni el republicano han pedido la dimisión de Fauci, y Trump se va a tener que tragar los sapos de la verdad a los que suele estar ciego.
Al pedir la dimisión de Simón, Abascal está haciendo un ridículo planetario que ni sus propios votantes deben entender. En fin, allá él y allá ellos. La presión científica funciona. Ánimo, muchachos".

viernes, 27 de marzo de 2020

QUERIDOS AMIGOS. Oscar Taffetani

El mundo entero sufrirá un daño económico y Argentina además del económico sufrira el cultural, porque el virus viene a atentar de manera directa contra la manera de vivir de los argentos.

Me refiero a la costumbre de la reunión (y de la solidaridad consecuente), a la del bar, a las previas como llaman los jóvenes, a la "juntada" en casa, los asados multitudinarios, tomar agua del pico de la botella en un picadito y pasarla entre los once jugadores, a la "picada" anterior al asadito (bueno, ya volverá), el after hour (tilingada pero criolla), al "nosotros qué llevamos", el abrazo estrecho y besuquero de incluso mí género masculino.

Me refiero al día 1 después de la cuarentena.
(Alguna vez una nieta de dos o tres años, alojada por razones laborales de su madre en una casa alemana o sueca, alteraba el momento de acostarse, tras la cena, porque exigía a gritos y a todos los presente el beso de las buenas noches, una costumbre ajena a los anfitriones). En Europa y América del Norte es muy difícil que la gente te invite a su casa, son de reuniones afuera.

Me refiero, sobre todo, al mate compartido, eso que nos iguala y que nos dice que o estamos todos a salvo o estamos todos al horno, y a otra fatalidad, la del tango, porque el que alguna vez bailó abrazado a otro/a y se olvidó de si mismo/a y se enamoró en esos tres minutos.
Es lo que les pasa a los extranjeros que han bailado un tango en Buenos Aires, a los que han abrazado en Buenos Aires, se enamoran del acercamiento y no se pueden ir aunque se vayan, se acuerdan de nuestro afectuoso contacto.

Ya volverá...

Taffetani Oscar

jueves, 26 de marzo de 2020

Impotencia de las potencias. JULIO ZOPPI

IMPOTENCIA DE LAS POTENCIAS

Antes los estragos del virus, en especial ante la situación de Italia y España donde el sistema de salud está colapsado, pensaba que si se tratara de matar, Estados Unidos, por ejemplo, estaría en condiciones de ayudarlos o ayudarse a sí misma y en menos de una semana podría mandar miles de aviones de combate, una decena de buques de guerra, miles de marines, y toneladas de armas, drones, misiles, bombas y municiones, asesores militares y técnicos en operaciones.

Pero esta vez no se trata de matar, se trata de mantener las vidas, entonces ni la primera ni la segunda ni ninguna potencia tienen potencia valga la redundancia, a todas se les ha mojado la pólvora de la vida.

Todos sabemos que lo invertido por las grandes potencias en preservar la vida es infinitamente menor a lo invertido para destruirla, "matar para atacar o defenderse", con lo que cuesta el material nuclear y todos los instrumentos modernos de guerra, se podrían haber hecho miles de hospitales, adquirido respiradores, tomógrafos, otras aparatologías y equipos médicos de protección.
Pareciera que se investiga más veces en nuevas armas que en nuevas vacunas o terapias para las enfermedades, solo que esta vez esa diferencia brilla en toda su miserabilidad, y sobre todo en las potencias, ahora impotentes.
Julio Zoppi.

miércoles, 18 de marzo de 2020

HABLANDO DE PESTES.


 En el siglo XIV, en Europa hubo una epidemia de peste negra o bubónica, llamada así por los bubones o tumores negros que se desarrollaban en los cuerpos de los afectados. Naturalmente, se creía que era un castigo de Dios y los flagelantes salían con sus silicios a atormentarse las
espaldas sangrantes recorriendo pueblos y ciudades en medio de palabras admonitorias y culpabilizantes, aterrorizando a quien se cruzara con él.
Pero no era Dios, siempre tan ocupado en otros menesteres, sino las ratas llenas de pulgas que, a su vez estaban llenas de la bacterias específicas (Yersenia pestis),  responsables de infectar la sangre de sus víctimas.
Y como había tanta sangre disponible por los flagelantes, le enfermedad se iba extendiendo a gusto y piacere.
Se calcula que si no hubieran existido esos fundamentalistas religiosos, la peste se hubiera cobrado medio millón de víctimas pero al haberlos, la mortandad fue de cuarenta millones.
Desventajas de la ignorancia.

sábado, 14 de marzo de 2020

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, relato breve.

"Imagínese usted un pueblo pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
—No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.
Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:
—Te apuesto un peso a que no la haces.
Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Contesta:
—Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.
Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá o una nieta o en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice:
—Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.
—¿Y por qué es un tonto?
—Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.
Entonces le dice su madre:
—No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.
La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:
—Véndame un kilo de carne —y en el momento que se la están cortando, agrega—: Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.
El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice:
—Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas.
Entonces la vieja responde:
—Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro kilos.
Se lleva los cuatro kilos; y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice:
—¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
—¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
(Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.)
—Sin embargo —dice uno—, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
—Pero a las dos de la tarde es cuando hay más calor.
—Sí, pero no tanto calor como ahora.
Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:
—Hay un pajarito en la plaza.
Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.
—Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.
—Sí, pero nunca a esta hora.
Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.
—Yo sí soy muy macho —grita uno—. Yo me voy.
Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen:
—Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos.
Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.
Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:
—Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa
—y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.
Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, clamando:
—Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca".

Gabriel García Márquez.

domingo, 8 de marzo de 2020

MACHISMO EN LA CONSULTA.

Por Mónica Bardi. 
Hoy, 8 de marzo, día de la mujer, recordé un hecho que viene a cuento de esta fecha cargado de feminismo y manifestaciones.
Hace muchos años yo estaba tratando a una jovencita, en mi consulta de ortodoncia, que siempre venía acompañada de sus padres y un hermanito.
Tardé muy poco en darme cuenta que tanto marido como mujer eran visceralmente desconfiados y miraban con suspicacia todo lo que yo hacía y decía. Nada los conformaba. El único que parecía entender mis empeñosas explicaciones era el pequeño pero ése no contaba.
El tratamiento iba bien, aunque la paciente tenía cierto retraso intelectual pero eso no afectaba su dócil comportamiento.
Los padres, por el contrario, erre que erre, siempre protestando, siempre sembrando dudas y exteriorizando desconfianza. Más dura me ponía, mal. Más dulce explicaba por milésima vez lo mismo, peor. No encontraba la manera de revertir esa situación por el bien de todos.
No sé en qué momento me cayó la ficha y lo vi claro: no confiaban en mí porque era mujer. Era una familia machista y de a poco lo fui corroborando por sus actitudes y algunas preguntas que yo lanzaba distraídamente, como al pasar. Cumplían todos los requisitos de la mentalidad machista más casposa, retrógrada y básica. Espantosos.
Entonces, hablé con un colega muy especial.  Era un tenaz torturador de subalternas, recepcionistas, pacientes y todo lo que se pusiera a tiro, si se había levantado con el pie izquierdo y aunque se levantara con el derecho, no variaba mucho la cosa.  Eso necesitaba yo: un maltratador, pero de los auténticos. A ver quién era más macho.  Le expliqué la situación y me dijo muy seguro: "déjamelos a mí", mientras le goteaba el canino izquierdo. Me pidió un par de precisiones clínicas y, muy sonriente, me preguntó: "¿Qué quieres que les diga?". Se lo expliqué con las radiografías y los modelos de yeso y le especifiqué que eran personas muy problemáticas y con mucha mala leche.
"Perfecto", remató, mientras le goteaba el canino derecho.
Citamos a los pacientes, los recibí con mi mejor sonrisa, mientras pensaba: "no saben la que les va a caer, jeje".
Entró el doctor, majestuoso como un pavo real y se largó a dar una larga explicación con tono de voz creciente... creciente...creciente. Los padres de la paciente  iban decreciendo...decreciendo...decreciendo, mudos, sin valor ni siquiera para mirarse entre sí. El doctor, llegando al clímax de su actuación, dió un puñetazo en la platina, mientras casi aullaba: "¿Ha quedado todo claro?"
Los pacientes habían encogido hasta quedar reducidos a su mínima expresión.
"¿Alguna pregunta?" gritó el monstruo con guardapolvo.
Respondió el padre sólo con un gesto de negación, ya que las palabras no le salían del terror que lo atenazaba.
A partir de allí, no tuve más inconvenientes con ellos; por el contrario, la relación paciente-profesional terminó casi amablemente.
Al macho lo respetaban, aunque no sabía nada de ortodoncia (porque era cirujano), pero era HOMBRE.
Hete aquí como un prejuicio, si se sabe detectar, puede jugar a nuestro favor y aunque suene horrible, ésa es la realidad con la que muchas veces tenemos que trabajar en esta sociedad variopinta.
                       MÓNICA BARDI.

LA REVOLUCIÓN DE LOS RICOS (fragmento)


FRAGMENTO DEL ARTÍCULO DE EL PAÍS SEMANAL. JAVIER CERCAS. 8/3/2020.
(...) "De entrada, recordemos lo obvio: desde que el mundo es mundo son los ricos los que quieren separarse de los pobres, no los pobres de los ricos; ahora ocurre otro tanto: son los europeos del norte los que quieren separarse de los del sur, los italianos del norte de los italianos del sur, los alemanes del sur (los muniqués, los ricos)de los del norte (los berlineses, los pobres).
La brillante propaganda secesionista apacigua la mala conciencia de sus encantadas víctimas asegurando que los ricos catalanes somos, cómo no, una excepción a esa regla, y que no queremos separarnos de los pobres extremeños y andaluces, sino sólo del rico Madrid franquista; pero la verdad es que ni Madrid es franquista ni el secesionista más alienado por la propaganda cree en su fuero interno que Cataluña querría separarse ahora mismo de Extremadura si Extremadura fuera más rica que Cataluña".
(...) "Pero no hace falta molestarse en consultar ningún estudio para constatar lo evidente; basta con darse una vuelta por cualquier ciudad catalana. Tomemos por ejemplo la mía, la maravillosa y secesionista Girona: den un paseo por los opulentos barrios del centro y verán sus balcones engalanados de lazos amarillos y banderas secesionistas; hagan lo mismo por los humildes barrios de las afueras-Vila-roja, Germans Sàbat, no digamos Font de la Pólvora-, y no verán un solo lazo amarillo, ni una sola bandera sececionista (banderas españolas sí, y hasta banderazos).
El fenómeno, claro, tiene otra explicación, y es la primera divisoria que parte la Cataluña actual, la llamada adscripción identitaria: la mayoría de los habitantes del extrarradio procede de la emigración del resto de España. No todo lo explica la economía; pero nada se explica sin ella: en Cataluña los más desfavorecidos no son secesionistas. Ésta es la realidad, la desagradable realidad que odian los secesionistas y tratan a toda costa de ignorar; ésta es la realidad que la izquierda, gran parte de la izquierda catalana- empezando por Ada Colau- y buena parte de la española-empezando por Pablo Iglesias-, se niega a ver: que, además de profundamente antidemocrático (como demostró en otoño de 2017), el secesionismo es un movimiento esencialmente reaccionario.
¿Cómo es posible que un sector relevante de la izquierda sea su compañero de viaje, cuando no se sume a él? ¿Cómo es posible que esa izquierda se oponga con razón a los recortes de derechos, pero no se inmute cuando los secesionistas quieren arrebatar a millones de catalanes el derecho de ciudadanía, del que penden todos los demás derechos? ¿Qué sentido tiene la izquierda si, en vez de estar con los pobres, está con los ricos?
Ada, Pablo,.os lo pido de rodillas y sollozando: ¿podríais hacerme el favor de contestar a estas preguntas? ¿Podríais contestárselas a nuestros votantes?¿Podríais leer a Piketty? O,simplemente, ¿podríais abrir los ojos?
Una cosa es segura: para un votante de izquierda es mucho más duro tener que aguantar la ceguera de la izquierda que la de la derecha. Y en ésas estamos."
                            JAVIER CERCAS

lunes, 2 de marzo de 2020

MORIR A LOS 15 AÑOS.

CARTAS A LA DIRECTORA DEL DIARIO "EL PAÍS".
Crímenes transfronterizos.
LUIS PERAZA PARGA. Texas. EEUU.

"Imagina que eres un niño de frontera entre dos países desiguales. Tu campo de juegos, el río que los separa, que en algunos tramos está seco, moviéndote entre sus rampas. Imagina que uno de los retos con tus amigos es tocar la alambrada fronteriza del otro y regresar a tu país después de correr por la tierra de nadie.
Imagina que tienes 15 años y toda la vida por delante. Mientras ríes dichoso con la espalda hacia la riqueza y la mirada hacia tu origen humilde cuyo terreno ya pisas, te percatas de un ruido inesperado y todo se apaga y se acaba. Un agente fronterizo, harto de tus juegos, decide disparate desde lejos, desde el otro lado.
El más alto tribunal del agente decide que los padres no pueden iniciar una acción judicial sin autorización del Congreso.
Los padres no pueden pedir responsabilidades ni compensación.
Indefensión total. El gobierno de la víctima se pregunta retóricamente cuál sería la reacción del país poderoso si los papeles se cambiaran.
Ya no imaginen. Es una realidad. Los países son México y Estados Unidos".

                Luis Peraza Parga. Texas. (EEUU)
Imagen: escultura conmemorativa de niños asesinados en el Holocausto.

SOMOS ALGO MÁS QUE CIFRAS. Máriam Bascuñán.

"Llegó la pandemia y nuestros organismos de bienestar de afanan en coordinar los servicios sociales para atender a la ciudadanía". (...)
"El Estado parece operar así sobre el cuerpo social como si fuera un objeto, como si no estuviera integrado por personas. Por eso tal vez sería interesante pensar en el coronavirus no ya tanto como riesgo o enfermedad, sino como una representación de la sociedad que somos, de nuestras aprensiones". (...) "Como ocurre con la religión, son nuestros miedos y fantasías los que ofrecen en bandeja a los poderes públicos la tentación de imaginar a la población como una biomasa regulable mediante disposiciones sobre higiene, educación, demografía y cuidados del cuerpo, ese objeto diluido y alienado por la burocracia. Foucault lo llamó "el poder pastoral del Estado", (...) los pastores cuidando de sus ovejas. En el fondo, el mito de la eficacia del Estado funciona también dentro de los parámetros de la creencia. Debemos tener fe laica en que sabrán resolver las crisis, una fe inevitable ante esa ausencia posible de alternativa que explícita nuestra carencia de poder, nuestra íntima naturaleza vulnerable". (...)
"Porque lo que rige en abstracto, ese supuesto mecanismo racional que nos protege, tiene también otra cara que, sin esa ética del cuidado, menoscaba nuestra autoestima al recibir un trato paternalista, degradante o punitivo, cuando se culpabiliza o estigmatiza a quien, por su situación, no puede sino sentirse vulnerable. Si, en palabras de Butler, "nuestra vida está siempre en manos de otro", esforcémonos al menos por no hablar solo de metas y frías cifras estadísticas".

domingo, 1 de marzo de 2020

SIN LLAVES Y A OSCURAS.

           FABIÁN CASAS


Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.
Entonces salí al pasillo
para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro, una puerta cerrada
con la llave adentro,
la basura en la mano.
                Fabián Casas.

Nota aclaratoria: en el dibujo, la ilustradora (yo), no pudo soportar la angustia de tal situación e, involuntariamente, le pintó las llaves en la mano derecha.