lunes, 29 de noviembre de 2021

ALMUDENA GRANDES

     LA ORILLA DIFÍCIL

"El verano es también un escaparate, un espejo que refleja aspectos de la realidad que en otras épocas del año pasan desapercibidas. Las he visto todos los días, en la playa, en los paseos, en el supermercado. Jóvenes, enérgicas y mal peinadas por la mañana, apenas una pinza para sujetar un moño precario y condenado al derrumbe, a menudo volvía a verlas al atardecer, cuando subían por la cuesta cargadas de bolsas, sombrillas y neveras portátiles, y seguían siendo igual de jóvenes pero estaban tan cansadas que la vigilancia de sus hijos había consumido ya la mayor parte de su energía. Cuando el padre de los niños las acompañaba, y sujetaba por la camiseta a uno que se bajaba del bordillo, y chillaba el nombre de la otra que acababa de esprintar por su cuenta, y transportaba solidariamente la mitad de los bultos, mejoraba su humor, su aspecto, aunque seguían pareciendo cansadas. Su cansancio me conmovía porque me devolvía el agotamiento que yo misma experimenté hace mucho tiempo, pero este año, no sé por qué, lo interpreté de otra manera. Quizás porque ahora ya no son la mayoría, porque a veces incluso parecen pocas en comparación con las mujeres de su edad, frescas, descansadas, libres, que no tienen que ocuparse de ningún crío mientras se tumban en la playa, o reservan mesa en el chiringuito, o hacen una selecta compra de productos bio. 

El mundo cambia continuamente, cambia la realidad y las palabras que usamos para describirla. Nadie habla ya de proletariado y sin embargo ellas, estas mujeres jóvenes que invierten la mayor parte de su tiempo en cuidar de sus hijos, no están tan lejos del sentido etimológico original de este término. Es cierto que la prole no es su único patrimonio, pero también lo es que, en la mayor parte de los casos, el resto de sus posesiones se limita a un trabajo precario, mal pagado, que apenas les da para cubrir el alquiler y las facturas, y convierte en una hazaña el poco tiempo que les queda para jugar con los niños o ayudarlos con los deberes cuando logran por fin volver a casa. En verano, eso sí, pueden instalarse en casa sus padres, de sus suegros, para que sus hijos disfruten de las vacaciones que ellas no tienen nunca. Sus novios, maridos, compañeros, comparten su suerte, la anacrónica condición de integrar una clase social que ya no existe pero, al menos, no tienen que soportar las miradas de compasión de los hombres de su edad que han decidido no reproducirse. La estampa de una mujer joven que empuja un carro de la compra con una mano y una sillita con un bebé cargado de mocos con la otra es capaz sin embargo de suscitar toda una, en mi opinión repulsiva, colección de miradas femeninas de censura, cuya interpretación oscila entre "hay que ver, para llevar al niño así mejor no hubieras tenido ninguno" y "de la que me librado, madre mía". El mundo cambia continuamente y abre grietas donde antes no existían, abismos en las monótonas planicies de antaño. Hace menos de un siglo, las vidas de todos los hombres, y las de todas las mujeres, eran muy parecidas entre sí. Ellos trabajaban para llevar dinero a casa, ellas cuidaban del hogar y de los niños. Los ricos vivían mucho mejor, los pobres, mucho peor, pero las diferencias entre las condiciones de vida de las familias con el mismo nivel de ingreso eran mínimas. Ahora sucede algo muy distinto. Ya no podemos hablar de proletariado, y el éxito del término precario ha resultado efímero, pero me refiero precisamente a eso, a la clase empobrecida a partir de 2008, a las víctimas de nuevas formas de explotación, a todos los jóvenes que encadenan contratos temporales para no alcanzar nunca el nivel de vida de sus padres. Entre ellos, entre ellas, se ha abierto un nuevo abismo, dos orillas opuestas de la misma realidad, que ya no se definen por el patrimonio, ni por el nivel de ingresos, sino por el grado de dificultad de sus vidas. 

Escribo este artículo pensando en los hombres, y sobre todo de las mujeres, que se han atrevido a vivir en la orilla difícil, la del cansancio, la de los niños con mocos, la que inspira compasión pero es la única que garantiza el futuro de todos. Sólo quiero que sepan que estoy de su parte".

Hasta aquí el artículo de Almudena Grandes del día 12/9/21 en El País semanal, con el que me sentí profundamente identificada y que definió sencilla pero acertadamente la vida actual en esta zona del mundo. 

Y yo, inspirada por sus palabras, mandé este comentario que la revista publicó el 26/9/21.

Y el 27/11/21 nos lamentamos de su muerte. Se fue una mujer cercana, solidaria y talentosa. Una compañera.  

sábado, 27 de noviembre de 2021

ALARMANTE BELLEZA

 


[**] En una nota titulada “Una mujer muy bella…”, Borges relata esta anécdota: “Estaba en Montevideo en un almuerzo de escritores. En realidad no sé cuántos años hace de esto, treinta o más, no recuerdo. Había mucha gente importante, entre ellos Fernán Silva Valdés, Pedro Leandro Ipuche y Emilio Oribe. Me llamó la atención una señora de belleza casi alarmante. Me senté a su lado. Hablamos de todo. De la Argentina y de la República Oriental, de nuestros escritores y poetas. Por supuesto, no sé si por mera cortesía o por congraciarme con ella hice el panegírico de Herrera y Reissig. Ella, por no ser menos, el de Lugones. Era una carrera de virtudes literarias que no paraba. Mientras mi interlocutora se empecinaba en las dotes del argentino, más insistía yo en el oriental. Y así durante dos horas que no resultaron largas. La competencia no cejaba. Para mí Herrera y Reissig era extraordinario —en realidad no sé si lo creía así— porque uno no es dueño de lo que dijo ayer, ni de lo que dirá mañana. Lo cierto es que casi la tenía convencida, un capricho, no sé. La discusión llegaba a su fin. A los postres, y quizá un poco cansado, le pregunté: —¿Y usted, quién es? —Me llamo Juana de Ibarbourou, ¿y usted? —Yo me llamo Jorge Luis Borges.  No nos veríamos nunca más”. Véase Clarín, 19 de julio de 1979.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

FLOR DE ARGUMENTO

 


ALVARO CATAÑO dice, en una respuesta que me resultó brillante, en un página de Facebook destinada a la vida y obra de Jorge Luis Borges, lo siguiente:

"Borges.. :Mejor que no te hubieran otorgado el Premio Nobel.. Ellos no te merecían... ¿Quiénes? Pues los de la Academia Sueca de la Lengua.. Ellos no saben que diferencia hay entre fantasía y ficción. ¡Tan elemental como que Gabriel García Márquez si lo sabia...! Y por esto, Borges le infundía tanto respeto a Gabo. Mario Vargas Llosa también lo tenía en su Olimpo literario a Borges... Sucede que la modestia de Borges no era falsa, se trataba de su honestidad y respeto con el lector, siempre consideraba la trascendencia del lector. El jurado del premio Nobel, no pudo ni podría asimilar los cuentos tan llanos como los duelos de los cuchilleros de su querido Barrio Palermo o los empireos insondables como el empireo de Dante Alighieri en el paraíso, aún así no estuviese allí Beatriz Portinari, su amada... Borges no se dejó circunscribir a las coordenadas de los atlas geográficos... Se nos dice, lo decía Borges, que el tiempo, por ser incesante es algo así como un efecto circular. No se explica uno como no pudieron entender los del Nobel (el jurado), que nada de nuevo hay en lo que Borges sostuvo de su incredulidad en un dios personalizado, que se arriesgaría a hacerse responsable de Borges (asi lo diría irónicamente), aquí no hay nada nuevo... Entonces..?? La opción fue estigmatizar. Se olvidan los inquisidores que EPPUR SI MUOVE, como lo sostuvo G. Galileo Galilei, o sea, los inquisidores no advierten el SAPERE AUDE, le temen como le temen las tribus supersticiosas  y  fetichistas a los fenómenos meteorológicos como el rayo, los truenos y los relámpagos. Borges quiso sustraernos  de este achatado sistema solar, y arrojarnos al limbo de los agujeros negros. Pero nos dio terror caer al fondo de su ficción, que no era sólo su Aleph, es algo tan irrefutable como el fondo oscuro de un  aljibe en una casa de Tucumán, de Palermo o de La Chacarita... Pero los fondos oscuros siempre atemorizan a los que no descienden hasta ellos. Borges no era un literato de constelaciones.. Borges nos indujo a la galaxia... Y la galaxia es sempiterna, sin límites y sin medición de tiempo arbitrario. Por pensar así, como el hombre del Mito de la  Caverna de Platón, trataron de exiliar a Borges al noveno nivel del infierno de Dante en su Divina Comedia, para que se congelara su sangre y su Sapere Aude, pero NUNCA lo lograrán.. Porque..?? Pues porque Borges sí amo, sí practicó la ternura, sí se enamoró, y no una, ni dos veces, y no solamente de María Kodama. Borges tuvo la osadía que tuvo Odiseo (Ulises), de perderle el respeto a Poseidon, y tener la valentía del gaucho para regresar a Itaca (ver poema de Kavafis), y conquistar el amor de Penélope (M. Kodama), así ella continúe aquí en este planeta de sátrapas... pero Borges estará allí en el EMPIREO del paraíso de La Divina Comedia, para declamarle sus sonetos alejandrinos  o endecasilabos (no importa) y anonadarnos con su DOLCE  STILL  NOVO a su manera. ¡¡¡Así, Jorge Luis, maestro, estarás más allá de la luz y de las  sombras  como lo estuvo el ciego Homero...!!!"

EL PASTO.

 

ANA LÍA POLTI PUBLICÓ ESTA MARAVILLA.

"Hojas de hierba"

 (Walt Whitman)


Hojas de hierba es la gran epopeya americana y una de las grandes epopeyas de la literatura universal: con una voz tan vigorosa como sutil, canta el nacimiento de los Estados Unidos y su desarrollo como nación. Sus poemas recogen la bullente diversidad del país, sus heterogéneos pobladores y sus paisajes inabarcables, y su carácter indómito, irreverente, exento de artificios. Es una épica democrática, que arrumba los viejos principios de las sociedades europeas y las igualmente viejas estéticas que los ensalzaban, y proclama las esperanzas y necesidades del Nuevo Mundo, donde ricos y pobres, hombres y mujeres, blancos y negros, están llamados a ser libres e iguales, y los afectos imperan sobre los intereses. Pero Hojas de hierba es también el retrato de una persona, Walt Whitman, que vierte sus pasiones singulares y sus anhelos más íntimos en sus páginas: «Esto no es un libro: / quien lo toca, toca a un hombre», escribe en un poema tardío. El amor por la naturaleza, la fuerza de su erotismo, la turbulencia de la vida en Nueva York y el abrumador ímpetu musical de su voz encuentran un eco dilatado en los poemas del libro. Para Harold Bloom, Whitman constituye el centro del canon norteamericano, porque toda «voz que en nuestra literatura contemporánea se alza en soledad, herida o estoica, tiende a asumir tonalidades whitmanianas».


Durante un tiempo, pensé en Whitman no sólo como un gran poeta, sino como el único poeta. De hecho, llegué a pensar que todos los poetas del mundo hasta 1855 se habían limitado a conducir hacia Whitman, y que no imitarlo era una demostración de ignorancia.


JORGE LUIS BORGES

viernes, 19 de noviembre de 2021

SPINETTA

 

Luis Alberto Spinetta


En un recital realizado el 26 de noviembre de 1989 en los jardines de ATC (Argentina Televisora Color) Spinetta presentó la canción con estas palabras:

El tema que vamos a hacer ahora se llama "El marcapiel", que para mí es el símbolo, no de una marca precisamente, sino de un amor, un amor que marca.

Yo fui muy marcado por mi relación con las mujeres. Me afectó mucho la muchacha ojos de papel. Si en la vida hay algo que marca (el «marcapiel») es el amor. Creo que lo único peor a sufrir un desengaño amoroso es que te torturen. Cuando un amor se quiebra en el aire la herida es imperecedera, como un estigma. Por eso, para olvidar a una persona de la cual uno está o estuvo enamorado se requiere de cierta impecabilidad, porque si no uno se convierte en un tarado, un paralizado. Yo estuve a punto de convertirme en algo así, de no haberme encontrado con amigos que me ayudaron y de no haber tenido determinado valor, porque hay algo pasional en mí por lo cual yo moría cuando mis relaciones amorosas llegaban a su fin. 


    Dios quiere ser el viento                                 

    y así, ya no sentir más frío. 

    ¿Por qué, por qué, por qué 

    le temo a tus ojos

    si ya no busco un camino? 


    Por mí todo lo daría,

    todo menos el sol,

    solo quiero sentir 

    la enseñanza que da tu amor. 


                               Luis Alberto Spinetta

jueves, 18 de noviembre de 2021

TROPIEZOS

 


IRMA VEROLÍN

Me llama mi amigo Adolfo por celular. Tono desesperado. No puede entrar a una página… averiguamos, le explico: No tenés wifi. Parece que tampoco tiene cable tv… ¿qué empresa tenés? Empieza el merodeo, no se sabe. En el 112 ya no te dan bolilla, me dice.  Por lo visto la empresa anterior fue comprada por otra. Andá a ver la boleta. Empieza a protestar. Larga disyuntiva. Logro que averiguemos la empresa. Busco en Facebook. Mi amigo no deja de protestar, asocia su situación con la de otras culturas, salen a relucir los aztecas, los procesos civilizatorios, etc… (conozco su discurso) Lo freno, vamos a los bifes, le digo, por favor centrémonos en el aquí y ahora. Mientras pregunto por Messenger, él sigue protestando. Corto. Me piden su DNI, yo lo tenía pero lo borré. Vuelvo a llamarlo. Sigue protestando. Me informan por Messenger: no hay problemas en su zona. ¿Viste?, yo sabía, me dice. Odio esto, son unos caníbales. Le digo que le pregunte al portero. Me dice que no, que no tiene nada que ver. Cómo que no tiene nada que ver, vamos de lo general a lo particular. En la zona no hay problema, ¿Habrá problemas en el edificio?  Vayamos descartando ¿no? Se resiste, se queja. Son las once y media. Andá ahora le digo, a las doce ya no podés. Bueno, me dice con tono de  mufa. Cortamos. Vuelve a llamar: no hay luz en los pasillos de su edificio. Ahhhh, era tan fácil. Y pensar que estuvimos más de una hora adivinando y protestando.

jueves, 11 de noviembre de 2021

VIDA

 


Aniversario de la muerte de DYLAN THOMAS.

       

Y NO TENDRÁ LA MUERTE POTESTAD


Y no tendrá la muerte potestad.

Desnudos los difuntos serán uno 

con el hombre que está

bajo el viento y la luna occidental;

cuando estén mondos sus huesos y estos ya

se hayan esfumado, retendrán

estrellas en los codos y los pies;

aunque estén locos cuerdos estarán,

aunque en el mar hundidos se alzarán;

y aunque los amantes se pierdan el amor no lo hará;

y no tendrá la muerte potestad.


Y no tendrá la muerte potestad.

Bajo las ondulaciones del mar

quienes hace mucho yacen 

no morirán en vano;

retorciéndose en potros de tortura 

cuando los tendones ceden,

atados a una rueda, ni aun así se quebrarán;

en sus manos la fe se partirá en dos,

y las afrentas del unicornio los atravesarán;

separarán los extremos hasta que no se puedan romper;

y no tendrá la muerte potestad.


Y no tendrá la muerte potestad.

No atronarán gaviotas sus oídos

ni olas bramarán contra la costa;

donde una flor brotó tal vez no brote

ya flor bajo el embate de la lluvia; 

aunque estén locas y muertas como clavos,

las cabezas de los grandes personajes 

martillean entre las margaritas;

despuntan al sol hasta que el sol se hunda,

y no tendrá la muerte potestad.

ILLIA Y ROCKEFELLER

 



domingo, 7 de noviembre de 2021

¡MI VIEJA NO TIENE FACEBOOK!

 

MARCELO ALEJANDRO CAPARRA

Resulta que yo ya había escrito unas palabras súper lindas, súper sentidas, de esas que emocionan a todo el mundo, para agasajarle el cumpleaños a mi vieja, y ya estaba escribiéndolas acá y a punto de etiquetarla… cuando caigo en un desasosiego arrebatador: ¡¡¡MI VIEJA NO TIENE FACEBOOK!!! 

Ahí comprendí que no me quedaría otra que ir y saludarla de cuerpo presente. En persona. 

Hay sitios, puntos en el horizonte que todavía no colonizó el progreso tecnológico y esa cybermedianía me pone de muy mal humor. El mal que aqueja al horizonte es la extensión, ¡desventurado aquel que alberga horizontes! 

Yo ya me había acostumbrado a los festejos por facebook (son tan lindos): más económicos, más faroleros, más higiénicos, más expeditivos. Menos sujetos al gasto y a las ostentaciones del mercado, a los granos purulentos que esconde cada familia, al recuerdo de puñaladas viejas y la filatelia secreta de quienes cuentan sus años por su cicatriz, a la incertidumbre de los hombres (máquinas impredecibles, uno nunca sabe con qué van a salir) y a los múltiples tatuajes invisibles del desaire y el desamor, a los silencios no perdonados y a la memoria de los silencios no perdonados, a las trapisondas de la verdad. 

En “Matrix” (Wachowski Bros., 1999), uno se acostumbra a que el sabor del pollo virtual consista en su falta de sabor (pero la falta es un sabor), en “Simone” (Andrew Niccol, 2002) una computadora y una mujer que no existe salvan la vida de Al Pacino, y la computadora de Joaquin Phoenix habla con la voz de Scarlett Johansson (Spike Jonze, 2013), que lo mima y lo frota, lo comprende y lo consuela. “En el centro del cuarto vi la réplica de la ciudad y lo que vi era más real que la realidad, menos indefinido y más puro”, dice Ricardo Piglia (en “La ciudad ausente”, versión Pablo De Santis-Luis Scafati, Océano, Bs. As., 2000) y esta descripción al paraíso facebookiano le sienta bien. La realidad no tiene ni para competir con Scarlett Johansson. 

Por el contrario, arisca y torpemente lijada, cuando la realidad te paspa, facebook te unta su Hipoglós. ¡Übermensch debería ser otro nombre para la hiperconectividad! El ojo mocho de lo real seduce pero parpadea –y visto de cerca tiene lagañas, feas lagañas; este ojo de vidrio no. Las ovejas eléctricas nunca soñarán con androides, los androides, si les damos tiempo y el terroncito de azúcar adecuado, puede que sí (desarrollamos protocolos nuevos para conocer, conocemos para autorregular la vida y devorarnos el mundo, conocemos por prepotencia, gula y ambición). Facebook es más real que la realidad. Facebook es mejor. Facebook es fiel. 

Ahora si me disculpan, me voy a saludar a mi mamá. Que no tiene facebook. Deséenme suerte. O recuérdenme así. Sugestivo y churro como en mi foto de perfil. Con más amigos que Roberto Carlos. Ingenioso y humilde. Virtual. Real.

BUENOS AIRES


Julio Cortázar

Si he de vivir sin ti, que sea duro y cruento

la sopa fría, los zapatos rotos, o que en mitad de la opulencia

se alce la rama seca de la tos, ladrándome

tu nombre deformado, las vocales de la espuma, y en los dedos

se me peguen las sábanas, y nada me dé paz.

No aprenderé por eso a quererte mejor

pero desalojado de la felicidad

sabré cuanta me dabas con solamente a veces estar cerca.

Esto creo entenderlo, pero me engaño:

hará falta la escarcha del dintel

para que el guarecido en el portal comprenda

la luz del comedor, los manteles de leche, y el aroma

del pan que pasa su morena mano por la hendija.

Tan lejos de ti

como un ojo dentro del otro

de esta asumida adversidad

nacerá la mirada que por fin te merezca...

Julio Cortázar

CIELOS DE BUENOS AIRES

jueves, 4 de noviembre de 2021

DIÁLOGO



               Dibujo anónimo de Macedonio 

               Fernández.

DIÁLOGO SOBRE UN DIÁLOGO.

(Minicuento - Texto completo de Jorge Luis Borges)

A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja… Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.

Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron.

A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.

FIN

JORGE LUIS BORGES - EL HACEDOR (1960)

miércoles, 3 de noviembre de 2021

KODAMA

 


Kodama y el inesperado estudiante de árabe:

Se sabe poco de la intimidad de Borges, y, menos aún, de la de sus días finales. La viuda, María Kodama, aprovechó estos días su presencia en Casa América para desvelar a una legión de fieles lectores borgianos algunos detalles poco conocidos de la coda vital del que fue su marido. "Para Borges la intimidad era sagrada, él se autodenominaba como un caballero del siglo XIX. Y fue ese pudor lo que le llevó a querer morir en Ginebra. No quería ver su agonía empapelando su ciudad [Buenos Aires]", relató Kodama.

Como prueba de su insaciable y legendario apetito intelectual, Kodama recordó que el escritor "pasó sus últimos días estudiando árabe". "Él quería que continuáramos nuestros estudios del japonés, pero no encontré ningún profesor a domicilio. Buscando al japonés vi el anuncio de un egipcio de Alejandría que enseñaba árabe. A Borges le animó la idea. Le llamé sin más, sin reparar en que eran las once de la noche, que en Suiza es como las cuatro de la madrugada en el resto del mundo, y le di todo tipo de explicaciones porque no podía tener un no por respuesta. Yo estaba desesperada. Le cité el fin de semana en el hotel. Cuando le abrí la puerta y vio a Borges se puso a llorar. '¿Pero por qué no me lo dijo?', me preguntó entre sollozos. 'He leído toda la obra de Borges en egipcio'. Yo no le dije nada porque quería que fuera el destino el que decidiera, no quería decirle que las clases eran para Borges, prefería que pensara que yo era solo una señora loca. Aquel profesor le dedicó horas bellísimas en los últimos días de Borges, dibujando en su mano las preciosas letras del alfabeto árabe. Bebíamos té, hablábamos. Lo pasamos divino".

Borges murió un 14 de junio de hace 25 años. Y ahora sabemos que entre todos los saberes que se extinguieron con él se contaba también un incipiente conocimiento de árabe.

lunes, 1 de noviembre de 2021

HILARANTE

 


UN HILARANTE POSTEO DE SEBASTIAN FRONTINO. 

Ésta es la diferencia entre Borges y yo.

"Cómo lo hubiera escrito yo",

 versus

"Cómo lo escribió Borges"


Yo:

Pero la C.... de la L...!!!

Me acaban de nombrar director de la Biblioteca Nacional, 

Y justo me quedo ciego!!!

Me C... en D... y en todo el universo!!!!


Borges:

Nadie rebaje a lágrima o reproche

esta declaración de la maestría

de Dios, que con magnífica ironía

me dio a la vez los libros y la noche.


(En el final de La Espera, de El Aleph)

Yo:

Los tipos que me querían matar me encontraron durmiendo. Del miedo me dí vuelta y me escondí bajo las sábanas. Me liquidaron a tiros.

Borges:

Alejandro Villari y un desconocido lo habían alcanzado, por fin. Con una seña les pidió que esperaran y se dio vuelta contra la pared, como si retomara el sueño. ¿Lo hizo para despertar la misericordia de quienes lo mataron, o porque es menos duro sobrellevar un acontecimiento espantoso que imaginarlo aguardarlo sin fin, o -y esto es quizá lo más verosímil- para que los asesinos fueran un sueño, como ya lo habían sido tantas veces, en el mismo lugar, a la misma hora?

En esa magia estaba cuando lo borró la descarga.


(En El jardín de senderos que se bifurcan)

Yo:

Por qué me pasa ésto a míiii!!!!

Borges:

Me pareció increíble que ese día sin premoniciones ni símbolos fuera el de mi muerte implacable. A pesar de mi padre muerto, a pesar de haber sido un niño en un simétrico jardín de Hai Feng, ¿yo, ahora, iba a morir? Después reflexioné que todas las cosas que suceden a uno precisamente, precisamente ahora. Siglos de siglos y solo en el presente ocurren los hechos; innumerables hombres en el aire, en la tierra y el mar, y todo lo que realmente pasa me pasa a mí…


(En Ulrica)

Yo:

Fuí a una convención y me enganché una minita.

Borges:

 Sentí que la nieve arreciaba. Ya no quedaban muebles ni espejos. No había una espada entre los dos. Como la arena se iba al tiempo. Secular en la sombra fluyó el amor y poseí por primera y última vez la imagen de Ulrica.

SIEMPRE BORGES

 


EL PESO DEL TIEMPO .

La vejez... creo que todo está en ese libro sobre la senectud de Cicerón, pero yo no lo recuerdo, así que trataré de hablar de mi experiencia...

La vejez es una forma de soledad, y en mi caso esa soledad está agravada por la ceguera. Cuando uno comete la imprudencia de cumplir, ay de mí, 84 años, se siente la gravitación de la soledad. Mis contemporáneos están en la Recoleta, o en la Chacarita. Pero hay alguna gente joven que me perdona mi vejez y que viene a verme. Si no, paso buena parte de mi tiempo en esa casa, y estoy solo. Tengo que poblar mi soledad, y entonces trato de no pensar en el pasado, de pensar en el porvenir, de poblar esta soledad con proyectos literarios. 


¿Que otra cosa puedo hacer? Es decir, estoy solo. Estoy continuamente pensando en versos, en sonetos, en prosa, en cuentos. Tengo que escribir, además, porque en un momento de locura me prometí escribir cien prólogos, de los cuales he escrito siete hasta ahora, de modo que me veo obligado a la longevidad...


Siempre uno está solo cuando muere, supongo. 

De modo que me he resignado a la vejez y a la ceguera del mismo modo que uno se resigna a la vida, que es lo más grave y lo más difícil. 

Una vez le dijeron a Bernard Shaw que obrar de tal modo era imprudente, y él contestó: "Bueno, es imprudente haber nacido, es imprudente seguir viviendo, vivir es cometer imprudencias...¿por qué no agregar una más?"

Bueno, creo que ahora me siento en todo caso más sereno que cuando tenía no 84 sino 24 años. Claro, a esa edad uno trata de ser Hamlet, de ser Byron, de ser Baudelaire, de ser algún personaje de una novela rusa del siglo pasado, y uno cultiva la desdicha. Después uno se da cuenta que la desdicha no es necesario cultivarla, que uno se la encuentra... Y ahora creo estar, no diré cerca de la felicidad, pero muchas veces cerca de la serenidad, lo cual es más importante. Además, a mi edad uno conoce sus límites. No sé que puedo hacer, pero sé que no debo hacer... Sé que hay cosas que no debo intentar, por ejemplo escribir una novela, o escribir una pieza de teatro, o enamorarme. Esos son esfuerzos, claro...


En cuanto a la vejez, no se la aconsejo a nadie, pero si llega, mejor resignarse. Cuando yo era joven, pensaba en el suicidio. En cambio ahora el tiempo se encargará de suicidarme en cualquier momento, no tengo por qué tomarme ese trabajo. 

En cuanto a esto de que el país tiene demasiado viejos, en fin, trataré de morirme lo antes posible, pero yo no tengo la culpa de eso. 


Si el problema es que nacen pocos chicos, bueno, en el mundo ya hay demasiada gente.


Además, este país es muy raro. De todas la población, los que no están en Buenos Aires están en Rosario o en Córdoba. ¿En el resto del país qué ciudades hay? Son pedazos de Almagro o de Flores tirados en medio del campo. 

Cuando yo era chico, vivíamos en Palermo, el suburbio de Evaristo Carriego. Y la edificación seguía hasta lo que ahora es Juan B. Justo, antes El arroyo Maldonado. Un barrio muy pobre, muy pobre, con calabreses y criollos, y ahí ya había poca edificación. 

Luego, volvía a empezar en lo que ahora es Federico Lacroze; en el medio, ese espacio estaba casi hueco...Era muy chica la ciudad, y ahora no la conozco... Un poema mío empieza así: "He nacido en otra ciudad que también se llamaba Buenos Aires..."

Nací en la calle Tucumán entre Esmeralda y Suipacha, y había una sola casa de altos que era el almacén de la esquina. 

Todo el resto eran casas bajas, con azoteas, con zaguanes, con patios, con aljibes, una tortuga en el fondo del aljibe, con llamadores, porque no había timbres. 

Es decir, completamente distinto. Una ciudad de casas bajas. Y aquí, por ejemplo, donde está el garaje, hasta hace 20 años había un conventillo, en la esquina de Charcas y Maipú. Estaba pintado de amarillo y era bajo, y nosotros podíamos ver el río. Después lo demolieron, hicieron el edificio y taparon la vista al río.


Como decía un filósofo alemán, me tocó vivir como a todo el mundo una época de transición...

Todas las épocas son de transición y de cambio...


En Europa se siente el peso tiempo, pero es un peso que no es abrumador, que es grato. Ahí han pasado muchísimas cosas...


En cambio a nosotros nos gusta inventar un pasado. Pocos países tienen una historia tan reciente como la nuestra y tantos aniversarios, tantas estatuas ecuestres, más estatuas que personas...Dentro de poco las estatuas van a desplazar a las personas...

Una vez me pidieron que firmara por una estatua ecuestre del general Soler, soy sobrino bisnieto de él...pero creo que el país tiene urgencia de otras cosas, hay demasiadas estatuas ecuestres, y horribles además...

Ahora hay que tratar de sobrevivir. El costo de la vida es terrible. Vivo de dos pensiones... fui profesor de Literatura inglesa y americana en la Universidad de Buenos Aires y dejé atrás el límite de edad para jubilarme. Fui director de la Biblioteca Nacional. Mis libros parece que son los que más se venden, pero no podría vivir de eso. El 10 por ciento de derechos de autor se paga tarde, mal o nunca, así que ningún escritor podría vivir de la literatura. De manera que con mis pensiones no podría viajar, viajo por invitación de otros países...


Escribí un poema sobre todo esto también: "Me gustaría saber/ quien me mira del otro lado del espejo/si es algún horrendo anciano..." Pero dicen que no, que por suerte no soy tan horrendo. 


Jorge Luis Borges.