domingo, 26 de octubre de 2014

ANECDOTARIO V: ACELGAS, BRAGAS Y PASAPORTES.

En cierta ocasión me dejé caer por la casa de mi amiga Marta. Marta y yo hemos vivido en paralelo toda la etapa de la inmigración y el posterior arraigo. Y seguimos tan amigas, pero tan amigas que es como si fuéramos hermanas. Nos puteamos, nos reimos, nos permitimos decirnos hasta lo más crudo y no nos quedan secuelas. Aquí conviene, para dejar claras las cosas y que los lectores entiendan lo que comento, poner el título de un libro que, hace pocos años, obtuvo bastante popularidad: "LAS NIÑAS BUENAS VAN AL CIELO Y LAS MALAS A TODAS PARTES".
 A Marta le gusta contar que ella tiene orígenes humildes, esto es, que sus padres hicieron un gran sacrificio para costearle la carrera. Por esa razón, ella fué siempre una niña buena y obediente, o sea, de las que van al cielo. Ahora es una venida a más..., ya saben a qué me refiero, a las que el dinero no les causa molestias. Le gustan los lugares elegantes, los coches caros y la ropa pija (cheta).
Al contrario que yo, que me crié jugando al tenis en un club paquete y que aspiraba a ser hippie. Era más  COOL, ¿vió? por lo tanto, soy de las niñas malas, las que van a todas partes. NO ES LO MISMO. 
Demás está decir que ninguna de las dos logró nunca llegar ni al cielo ni a todas partes... Ni ella pertenece a la casta ni yo fumo marihuana. Somos dos personas del montón, desarrollamos nuestras respectivas profesiones, criamos nuestros hijos, viajamos lo que pudimos, etc..... pero eso sí, creo que somos muy divertidas, o, por lo menos, nos gusta reírnos del mundo lo más que éste nos lo permite.
En realidad yo me hice amiga de ella porque no había nada mejor a la vista...cuando una está en otro entorno tiene que agarrar lo que viene sin tantos miramientos. Muchos años más tarde, Martita me confesó que se hizo amiga mía por las mismas razones, ya que mi actitud chocaba seriamente con sus principios y que antes no me lo había dicho porque es mucho más educada que yo. ¡Que yo le daba vergüenza, hablando en plata!¡Qué morro!¡Todavía que le daba bola! ¿Ustedes creen de verdad que eso se ajusta a la realidad, con lo sociable, simpática y tolerante que yo soy? Bueno, lo de tolerante, mejor dejémoslo...y lo de educada, bueno, mientras no me agarre con los estrógenos bajos. Ya saben cómo dependemos las Frauen de esos productos de secreción interna.
De tanto compartir y compartir experiencias, las dos nos fuimos adaptando la una a la otra...limando asperezas, como quien dice. Ella me enseñó a mirar y descubrir cosas lindas en los escaparates y yo le enseñé a ser más flexible con la gente de otra ideología.   
Pero vayamos al grano: una vez, hace muchos años, fuí a su casa después de haber pasado por el mercadillo. El mercadillo, el baratillo, el piojito son todos nombres de lo mismo: vendedores ambulantes que ponen sus tiendas en cada ciudad en días diferentes y tienen de todo, pero de TODO y mucho más barato que en otros lugares. Entonces le comento, toda contenta, que me había comprado ropa interior. (Antes de seguir aclararé que yo trabajaba, sin permiso de trabajo, claro y disponía de algo de dinero, aunque poco. Pero ella  no tenía un duro porque necesitaba todavía dar el examen para colegiarse).

Y entonces, toda sonriente me dice: "Y mira yo, me compré ACELGA"
Me sentí muy incómoda y mejor me hubiera metido un tapón en la jeta. Pero mucho peor me sentí cuando me contó que había tenido una bronca con su marido a propósito de una compra en un supermercado grande.
-"¿Ah, sí??- me asombré, aunque no sé de qué, porque siempre estaban ellos dos discutiendo por todo. Supongo que disimulaba para hacerme la fina -"¿Y por qué?"
-"Porque estaba mirando ciertos componentes de ciertos productos alimenticios en las estanterías del supermercado. Unos productos que mostraban un correcto equilibrio alimenticio en cuanto a proteínas y vitaminas, etc"- contestó pero con una mirada lateral.
-"¿Y qué tiene eso de malo?"- interrogué intrigada.
-"Es que era mucho más barata esa... comida"-dijo ya casi ruborizándose.
Yo aumentaba mi perplejidad, mis ojos estaban como platos...... hasta que por fin lo soltó:- "Es que era comida para...........pe..... perros"
-"¿Quééééééé?. ¿Para perros?. ¡Pero qué locura, Marta!".
- "Eso mismo dijo mi marido".
Claro, después de eso, me pareció mejor apoyarla que seguir machacándola.  Además, si su marido decía algo, yo, por sistema, estaba en contra...no por nada en especial, porque me caía superbien, pero yo tenía que apoyar a mi hermanita, con razón o si ella.
-"Bueno......bueno, esterilizada está, a lo mejor hay que agregarle condimentos"- fué lo único que pude articular. Y pensé que era mejor cambiar de tema. 
- "¿Te enteraste de lo último, Martita?"-
-"No"-contestó aliviada cuando vió alejarse el tema del intento de la nutrición interespecies. 
-"Resulta que, como ya sabés, para nosotros, los inmigrantes es importante la fecha de entrada al país que figura en el pasaporte"-aclaré.
-"Ah, claro que es importante, porque informa si has superado los 3 meses de estadía como turista"
-"Bueno....pues resulta que a alguien se le ocurrió que esa fecha no existiera"-dije riéndome a mares, al borde de las lágrimas. Casi no podía seguir hablando. Ahora era ella la sorprendida.
-"Pero ¿de qué te ríes?"-Marta estaba intrigadísima.
-"Es que de golpe un montón de pasaportes han sido puestos....por.... por accidente, digamos, en los lavarropas de las familias, se han arruinado y hubo que hacerse otros en el consulado...sin fecha de entrada, claro, porque ese dato no existe más y el consulado no lo conoce".
-"Nooooooo, noooooo, noooo, no me digas.......jajajajajajajajajajajajaja".
-"Ya avisó el cónsul que paremos la mano, que no seamos más cabrones. Así que ahora puedes decir que lo perdiste, que te lo robaron, o lo que quieras, pero no que lo metiste en el bolsillo del jean y de ahí a la lavadora".
ASÍ SOMOS, tan TRENDING TOPIC.

SE NOS FUÉ RENÉE.

Una diosa como ELVIRA LINDO afirma: "la ofensa personal hacia la mujer casi siempre tiene que ver con su físico. Cuando es joven y tiene un carácter fuerte se insinúa que le hace falta un buen polvo; cuando es madura y reivindica su lugar, se insinúa que está menopáusica (como un defecto); cuando es vieja, se entiende que ha de renunciar absolutamente a su atractivo.
Los creadores de la moda han contribuido de alguna manera a esta sacralización de la juventud, en concreto, al ideal de la joven pálida y enclenque que sirve de percha a sus fantasías.
Pero hay que negarse a esto, la vida es una REBELIÓN CONTINUA, más para las mujeres, que vivimos siempre alerta, defendiéndonos de ese machismo de baja intensidad que está más presente de lo que denunciamos para que no parezca que padecemos amargura. Hay que REBELARSE, no permitir que se te mire con condescendencia, hay que calzarse unos zapatos extravavagantes (como dice Geraldine Chaplin), sabiendo que aquél que ha de empezar a mirarte por los pies te acabará mirando a los ojos si defiendes una belleza basada en no dejarte AMEDRENTAR, NI POR LOS AÑOS, NI POR LA IDIOTEZ".
Este trozo de artículo es para explicar la nueva cara de Renée Zellweger...ahora una más en el montón de caras todas iguales por obra y gracia de la cirugía plástica. ¡qué lástima!¡Con lo que me gustaba!

sábado, 25 de octubre de 2014

ANECDOTARIO IV: EL TRÍO GALLETA.

Siempre he pensado que en un matrimonio con hijos, el hombre, o sea, el padre, es fundamental para armar en los cerebros infantiles el modelo completo de una pareja armónica. Esto es incuestionable. Padre biológico, adoptivo, vecino, amigo o tío pueden cumplir ese rol adecuadamente.
Lástima que el padre de mis hijos no pensaba lo mismo. Pero no lo digo con rencor...simplemente lo digo. Cada uno arrastra su propia mochila, más pesada o más liviana.
Él no tuvo una familia estructurada y no supo constituírla. ...Y ¿quién lo eligió como pareja? Pues, una servidora, que, naturalmente, arrastraba su propia neurosis...¡qué se le va a hacer!
El hombre más importante de mi vida (que no era él) solía hacer una pregunta y nadie acertaba con la respuesta correcta, porque la respuesta está más allá de lo que solemos pensar.  "¿Cuándo se empieza a criar a un hijo?" decía. La gente suele contestar: "cuando nace....o antes, en la panza...cuando empieza a usar la razón...etc." ERROR...pip, pip, pip........"Un hijo se empieza a criar cuando se elige la pareja". Una verdad como una catedral...así de grande, porque de la armonía entre dos saldrá el germen de la educación del vástago y su equilibrio emocional.
Claro que eso no lo habían oído mis padres porque los pobres hicieron lo que pudieron...ni yo, que también hice lo que pude.Y, aunque lo hubiéramos oído, hay que ver si eso es tan fácil de aplicar como de decir.
Los míos se criaron con un padre sustituto, quien hizo TODO lo que pudo.
Hace no muchos años estábamos los tres chicos (ya no chicos) y yo ya establecidos en España y absolutamente LEGALES (costó pero llegó) cuando tuvo mi hijo mayor una idea que expresó así: "si mi padre no pudo ejerzer de padre cuando era joven, a lo mejor quiere una nueva posibilidad para reencontrarse ahora con su familia, que, en definitiva, somos nosotros y otra (que sepamos) no tiene. ¿Y si nos damos todos esa oportunidad?"
Bien mirado, no está mal pensado. Lo consultó con sus hermanos y ellos se mostraron más o menos de acuerdo. Llamaron al padre, quien se mostró entusiasmado, aunque no puso un SOPE. Solamente yo, conociendo el paño, tuve grandes dudas...bueno, dudas no, certezas. "Esto va a a ser un desastre", pensé y como se me da bien expresarme por escrito, redacté una larga carta pronosticando turbulencias familiares complicadas si se llevaba a la práctica esa idea. Y le entregué una copia de esa carta a cada uno de mis 3 hijos. Me basaba en elementos conocidos por mí a lo largo de 7 años de convivencia. 
Por supuesto, no me dieron ni bola y lo bien que hicieron, porque las experiencias se deben vivir en carne propia y si uno quiere meter los dedos en un enchufe y es adulto....pues, adelante con los deditos y que Eléctrica de Cádiz se apiade del alma del enchufado. A lo mejor, justo hay un corte de luz y entonces no pasa nada.
 Pensando, pensando llegué a una sana conclusión: "si no puedes vencer a tu enemigo, alíate con él". Con el alivio de haber tomado una decisión sensata; feliz y contenta (esperando la tormenta), contribuí a los gastos de la tan ansiada reunificación familliar.
Por ese entonces yo vivía con Vicente, un español amoroso, con el que habíamos llegado a un acuerdo para compartir el depto. y así dejar de lado las complicaciones de una pareja convencional. Cuando vino mi ex, hete aquí que cautivó a todo el entorno, empezando por nuestro nieto de 6 años.
¡Es que era (y es) tan seductor! Se aprendió la historia de Cádiz, trimilenaria, con sus innumerables conquistas poe parte de visigodos, moros, romanos, etc....... recorrió la ciudad hasta sus más recónditos rincones (en donde solía recitar la poesía de Rafael Alberti, "Marinero en tierra", o sea, en dique seco, lo cual a él lo tocaba en lo más íntimo), visitó los lugares más emblemáticos, por ejemplo, el monumento a la Constitución de 1812, (familiarmente LA PEPA, por lo de José Bonaparte, hermano mayor de Napoleón, que fué rey de España corto tiempo y al que apodaban PEPE BOTELLA, ya imaginarán por qué.), ante la cual brindó no una vez, sino varias, como se merecía un hecho de tal trascendencia histórica, y alternó, cómo no, en todos los bares de copas y música en directo (en estos últimos puso especial énfasis...), habló con medio mundo...(con las mujeres de mediana edad mostró un particular interés)...en fin ¿cómo decirlo?. No dejó una gota de la esencia gaditana sin haber catado y esto no es una figura literaria....no, no, no, es la realidad pura y dura, mejor dicho, de UVA MADURA; en su aspecto más ESPIRITUOSO..........digo, VENTUROSO..
Pero el que no pudo, realmente no pudo, sustraerse a sus encantos fué Vicente, mi compañero; porque compartían una pasión que borra cualquier frontera y pasa por encima de cualquier ideología: EL FÚTBOL. Todo era bastante divertido pero la profecía se iba cumpliendo "lenta y armoniosamente".
Como a veces salíamos los tres a dar una vuelta yo me gané el apodo de "Doña Flor y sus dos maridos". ¡La gente es muy chusma!
Una vez que volvíamos de una larga recorrida de tapeo, él venía, digamos, achispado.
Estábamos llegando y pasamos por uno de esos típicos aparcamientos de motos en la calle, una al lado de la otra con pocos centímetros de distancia. Había diez motos chicas, por lo menos. Por ahí le digo: -"cuidado, negro, que te vas a caer"
Y me contesta todo ofendido: -"¡a que te hago el 4!"
"No, no,no, negrito, no es necesario"-supliqué. PERO LO HIZO.
Como no pudo mantener el equilibrio más de unos cuantos milisegundos, se fué inclinando peligrosamente. Al darse cuenta que no podía evitar la caída, se apoyó en una de las motitos, lo cual generó una rección en cadena que fué tirando una tras otra las motos estacionadas cual baraja de naipes. Hasta la última. "¡Qué cagada monumental!", pensé.
Entre Vicente y yo agarramos al beodo en volandas y salimos rajando amparados por la oscuridad. 
       

jueves, 23 de octubre de 2014

ANECDOTARIO III: NOS VAMOS AL SUR

¿Y si retrocedemos un poco? ¿Y si nos volvemos, cual potencial evocado, a Neuquén? ¿Por qué no? Allí también pasaron cosas...cosas buenas, malas, divertidas, absurdas...como la vida misma.
Repasando: con mi marido de aquélla época (a los maridos mejor ponerles números, como a los presos, porque, en definitiva, ¿qué otra cosa son?), o sea, con mi marido número 1, decidimos, de común acuerdo (como tiempo después, el divorcio) mudarnos al sur de Argentina.
En ese momento vivíamos en pleno centro de Buenos Aires; Callao entre Bartolomé Mitre y Cangallo, que no es donde canta un gallo pero sí donde había un gallito, mi maridito, que cacareaba y cacareaba con que se iba a conseguir un trabajo, pero la cosa no cristalizaba, por decirlo elegantemente. En ese amplio departamento compartíamos vida y pesares con otra pareja amiga, sin hijos. Mi hijo Camilo tenía pocos meses. 
Como yo ya ostentaba mi flamante título de odontóloga y, además, estaba absolutamente contaminada con la moda revolucionaria de porqué proseguir con el antiguo modelo de familia tradicional. ¡No, señor! ¡Había que cambiar las estructuras sociales! ¡Subvertir los valores establecidos! La mujer debe trabajar afuera y el hombre cuidar a los niños, eso sí que es revolucionario...tanto, pero TANTO que jamás dió resultado. Buscando, buscando, finalmente logré un puesto como odontóloga en la provincia de Neuquén, pero hete aquí que había que ir para allá y luego ver el destino definitivo. Mi marido, hombre decidido, puso rumbo al horizonte y zarpó con los pelos al viento hacia el sur. El conseguiría una casa y yo luego me iría con mi hijo Camilo de 6 meses de edad.
Mientras, yo me quedé en ese depto. que compartíamos con nuestra pareja amiga, María Marta y Alberto.
Casualmente María Marta también consiguió trabajo allá, en Neuquén, así que yo me quedé con su marido y ella con el mío....bueno, es una manera de decir. 
Después nos reuniríamos todos de nuevo en Neuquén capital. La cosa familiar se estaba normalizando...el país no, como siempre. Año 1973 y con eso está todo dicho: "Cámpora al gobierno, Perón al poder". Las dictaduras militares iban y venían. Todo estaba muy revuelto... o sea, como siempre. También por eso buscamos la migración interior. 
Menos mal que llegó el momento de nuestra partida, porque había una amiga, de cuyo nombre no quiero acordarme, que nos visitaba demasiado asiduamente; aunque preguntaba sólo por Alberto, el marido de mi amiga ausente, "yo no sé por qué"...
 Así que una vez, al llegar de la calle con mi nene Camilo y Celia, otra amiga, vimos, al abrir la puerta, cómo esa señorita salía raudamente del dormitorio de Alberto. Pero, pero... seguramente era porque le estaría ayudando a "hacer la cama". Alberto también salió ajustándose los anteojos pero sería porque aprovecharía el borde de una sábana para limpiárselos; al tiempo que se abrochaba la.......no, no, no, no, no sean mal pensados; la bragueta NO, la camisa, pero era porque la señorita se la estaría planchando, seguramente. Mi amiga Celia y yo corrimos un tupido velo y continuamos con nuestras vidas sin más comentarios que unas miradas elocuentes. En esas cuestiones de matrimonios amigos no podíamos meternos. 
Por fin, Alberto, Camilo bebé y yo nos fuimos  al sur, a reunirnos con nuestro respectivos. Allí me presenté a Salud Pública y primero me destinaron a Aluminé, pero luego no se produjo la vacante esperada, así que me ofrecieron San Martín de los Andes, con la desventaja de que allí Salud Pública no nos daba casa y no había para alquilar. Increíblemente, los lugareños no aceptaban alquilar a matrimonios con niños. El entorno era de una belleza alarmante, como diría Borges;  deslumbrante, como vulgarmente digo yo. En otoño, yo me sentía como viviendo en un paraíso, rodeada como estaba por  colores en toda la gama del castaño y el rojo, en un valle rodeado de montañas y con su inmenso lago Lacar. 

Mi marido consiguió trabajo en el casino del hotel Sol y yo iba a atender pacientes de demanda espontánea al hospital Ramón Carrillo con mi gran compañera de profesión Bibiana Muñoz. (Siempre nos recordaba que su nombre era con B, b larga), que se ocupaba de atender a escolares. Grandes recuerdos tengo de esa joven sensible y trabajadora, con la que teníamos largas conversaciones. 
Estuvimos unos meses viviendo en una hostería pero no podíamos seguir allí toda la vida. 

Así que con gran pesar nos mudamos. Yo conseguí un traslado al hospital de Villa La Angostura, donde sí nos dieron una casita mediocre, que era mejor que nada.  No era adecuada para ese clima, y nosotros la fuimos mejorando de a poco, adaptándola a ese frío y esa humedad. Pero eso sí, la vivienda estaba rodeada de esa bellísima naturaleza imposible de creer para unos ojos habituados a lo urbano. La hermosura circundante me seguía abrazando. 
Los primeros meses vivía en trance con el paisaje...impensable ponerme a pintar...me amedrentaba tanta naturaleza desbordante, tanta variedad de matices con el cambio de estaciones; tal contraste de texturas. ¿Cómo podría pintar algo que supere o iguale a esto?  Me pasó como cuando viví al lado del mar...¿pintar al mar? ¡imposible!
Las ventanas no tenían postigos, así que una noche, desde mi cama, ví unos ojos bovinos que me observaban desde la oscuridad....¡qué susto me pegué! Lo inesperado me sobresaltó, pero era sólo una vaca curiosa. Muchas veces los animales andaban sueltos en esos lugares salvajes. 
Nació mi hija Cuyén y menos mal que todo salió bien porque el hospital de Bariloche estaba a 90 kms. por camino de ripio. Era el lugar más cercano donde había quirófano, en la eventualidad de una cesárea. 
Nunca olvidaré una situación esperpéntica vivida en esa época.  Ocurrió cuando llevaban a Bariloche, de urgencias, a un obrero que había caído desde gran altura y necesitaba un neurocirujano. La ambulancia chocó, el chofer quedó medio inconsciente y el enfermo en camisón se puso a hacer desesperadas señales con el suero puesto y todo. ¡Vaya estampa de lo precario de la situación y vaya si necesitaba un médico el pobre hombre! Y todo era así: se buscaba la solución sobre la marcha y encima luego nos reíamos del momento vivido. 
Una vez al mes hacíamos la recorrida del lago Nahuel Huapi en la ambulancia por el Camino de los Siete Lagos, el Dr Arraiz, el chofer y yo para visitar a los enfermos de las empresas madereras. En Villa Traful había una enfermera experimentada a cargo del pequeño ambulatorio, que medicaba y desarrollaba su trabajo con auténtico heroísmo. Cuando llegaba yo, hacía las extracciones de cualquier pieza que hiciera falta extraer y cuando digo cualquiera es exactamente eso... incluídas las muelas de juicio y ¡Ojo! mientras hubiera luz natural, porque artificial no había. Sillón dental y todos esos modernos artilugios innecesarios, tipo microscopio y localizador de ápices, etc...¿para qué? Fruslerías. 
Usábamos cajas gigantes de galletitas al por mayor apiladas para sentar al paciente: una caja para las piezas mandibulares (más baja) y dos cajas para las piezas del maxilar (más alta). A los lagos íbamos con una lancha y allí mismo los atendíamos: los pacientes sentados en los asientos de madera abrían la boca lo más que podían. Yo no veía nada si estaba nublado, pero me ayudaba con una linterna potente que me sujetaba el capitán de la lancha. IATROGENIAL CENTER...¿cuál era la alternativa? Ninguna, había que improvisar. La gente humilde, agradecidísima. Los chicos con un umbral del dolor altísimo. Nunca se quejaban, nada les dolía. Gente sufrida, curtida por los rigores de la vida. Yo lo hacía lo mejor que podía, conmovida por tanta humildad y pobreza. Allí nadie podía ayudarme ni asesorarme. 
Para aprender más decidí hacerme autodidacta y pedí permiso a Neuquén capital, a mis jefes, para hacer endodoncias. Sin cobrarlas, por supuesto. Estaba prohibido. Me compré limas, tiranervios y todo lo demás y me puse a hacer un curso intensivo en el que la dictante y la alumna era la misma persona. Adquirí una práctica enorme haciendo ya saben qué, cagadas. Los dientes cuyas endodoncias salían mal eran extraídos, en lugar de ser extraídos desde el principio; ya que el programa de atención primaria provincial incluía solo obturaciones (empastes) y extracciones. A veces alguna prótesis completa si era muy necesaria. Perdía dinero o, mejor dicho, invertía porque ganaba conocimientos y experiencia. Cuando una sale de la facultad, la realidad es que no sabe nada de nada, solo teoría. Y como la odontología es una disciplina eminentemente práctica, sería igual que empezar de cero. 
Tenía un aparato de rayos de medicina general del período cuaternario que prefería evitar para no irradiarme tanto así que todo era a ojo de buen cubero. 
En uno de esos caseríos conocí a un pibe notable, que me contó que nunca había visto un auto, NUNCA. Sólo lanchas y veleros. En cierta ocasión, la maestra del lugar descubrió que ese chico era superdotado porque aprendía con una rapidez asombrosa y lo mandó a estudiar la secundaria a Villa La Angostura, con la idea de que luego fuera a la universidad; todo con becas. Pero él sólo quiso ser mecánico automotor... se había enamorado de los autos y, por lo visto, era un amor para toda la vida.  
Al llegar el invierno jugábamos a las cartas con los amigos, no había televisión ni radio, los diarios llegaban tarde y como el techo era acanalado, pendían de él las estalactitas de hielo que dejábamos caer en nuestros vasos con whiskey. En ese ambiente alrededor del fuego, con ponchos de colores, charlas de chusmeríos del lugar, paisajes de una belleza imposible, nieve y... nuevo embarazo. ¡Lógico! Mi hijo Alejo decidió que, después de todo, era un buen lugar para nacer.
   
 

miércoles, 15 de octubre de 2014

ANECDOTARIO II: CARNET DE CONDUCIR

Un día como tantos aterrizo en la casa de Adolfo (otro indocumentado) a tomar mate...algo habitual. Pero se olía algo, algo se olía....y no eran tortas fritas. ¡Noooooo, señor! Se olía a CONSPIRACIÓN, sí, eso exactamente. La familia entera estaba inclinada observando con aires de entomólogo algo que estaba sobre la mesa...un cartoncito de nada.
Antes de proseguir con mi narración, aclararé que las conspiraciones de los inmigrantes se hacen en familia...sí, señor, porque los chicos deben aprender desde pequeños esas técnicas avanzadas en prácticas de supervivencia. Alguien matizaría que a los niños no se los debe instruir en picarescos y vulgares (bueno, vulgares, no) truquillos para vulnerar las normas establecidas en el reino. (No deben olvidar los que provienen de ordinarias democracias, populistas y demagógicas, que nosotros, afortunadamente vivimos en una magna y antiquísima monarquía. Y eso marca obvias diferencias......que yo no sé cuáles son pero que haylas, las hay).Sigo: si alguien argumenta que a los niños no se les debe torcer los principios desde temprano yo afirmo con rotundidad que eso no es torcerlos....es RETORCERLOS para que se puedan defender en la vida las pobres criaturas.Y punto.
Bueno, a lo que iba: el cartoncito de marras era un registro de Argentina vigente en el año 1979 a nombre de Adolfo. Lo cual lo colocaba en una disyuntiva. Alternativa número 1: sacar un carnet de conducir español, costándole 1500 euros, (entonces era el equivalente en pesetas); eso si todo iba bien, porque como fallara en el teórico, había que seguir pagando. El teórico era algo así como sacarse la carrera de física ...o peor, porque el negocio de las autoescuelas es boyante (sigue siendo) gracias a los errores cometidos y la consecuente repetición del examen para así seguir pagando. Aclaro que el teórico está sembrado de trampas, malentendidos y preguntas equívocas (flagrante demostración de antipedagogía) porque en este magno reino está bien visto que a un alumno de cualquier nivel lo hagan sentir un idiota y un torpe (un subnormal, como dicen acá). Además, ellos, los alumnos, están tan habituados a esa actitud desmotivante que la aceptan sin protestar y sin espíritu crítico. No imaginan que haya otras posibilidades educativas. ¡Así está el patio, señores!. Y luego en el práctico....bueno, ¿para qué seguir?
Alternativa número 2: transformar, sin que se note, ese antipático 1979 por un moderno y progresista 1989, y presentarlo a la convalidación automática y así evitar el examen. 
¿Pero cómo?. Bueno, era cuestión de pulso. Nuestro hombre, que en ese momento tenía un pulso envidiable ( ya no, porque se le ha perdido ahogado en una botella de tinto), humedeció la punta de una aguja de coser en lejía (lavandina) y con 2 toques ¡¡zas!! desapareció el 7.
Ahora sólo faltaba una máquina de escribir Remington del año de la revolución francesa.¿Cómo conseguir ese aparatejo? ¡¡Y sin redes sociales!! ¡¡Sin Internet!!¿Cómo pudieron? PUDIERON...alguien tenía una. Igual seguía siendo difícil embocar el 8 exactamente donde había estado el 7. Probaron y probaron con papeles superpuestos de calcar una y otra vez...¡el suspenso nos cortaba el aliento!
Pero había que dar el paso, ¡joderrrrrr!, en algún momento había que darle a la maldita tecla sabiendo que si salía mal no se podía repetir porque se notaría mucho. Además había que pulsar decidida pero suavemente  para que no hubiera un franco contraste entre ese y los demás números ya medio borrosos. Adolfo se animó con un trago de brandy (siempre se animaba así...bueno, no, a veces con whiskey) y, cuando menos lo esperábamos.... ¡TAC! GENIAL.
La ovación que se produjo frente a esa casi perfecta falsificación (llamémosla por fin por su nombre) sólo se podría comparar a los gritos que se oyen en el barrio cuando juegan el Barca y el Real Madrid.
Así de simple y con un sólo toque Adolfo creyó que había tumbado no ya a la dirección de tráfico sino a la mismísima monarquía, por eso gritó: ¡¡¡¡¡reivindiquemos las injustas condiciones que desde la época del rey Alfonso XIII  se ceban inmisericordes sobre los abnegados súbditos del reino: el sistema de evaluación y el precio exorbitante de un permiso de conducir y ya de camino, transformemos esto en una república!!!!!Todos aplaudimos enloquecidos presas de un furor revolucionario. Los chicos se pusieron las remeras del Che Guevara, alguien trajo un libro de Pierre-Joseph Proudhon, las mujeres cantábamos la Marsellesa..........en fin, ¡se nos fué la OLLA!   Hoy constatamos con tristeza que todo sigue igual, ya que las ambiciones de Adolfo, vistas con una mirada contemporánea, parecían algo excesivas. 
Bueno, no habremos recuperado el oro de Guayaquil pero ganamos en dignidad.¡Sí, señor! Dentro de nuestros corazones latía taquicárdico el sentimiento de haber vengado una afrenta histórica que ya cumplía 500 años. Algo es algo y es mejor que nada. Pero volvamos a la realidad. Ahora había que esperar a ver si el cartoncito con el ochito colaba o no colaba..............
Un mes más tarde cruzo la Avenida de las Fuerzas Armadas en Algeciras y casi me atropella un flamante Mercedes Benz con Adolfo al volante. HABÍA COLADO. .

Una vez más la revolución había sido comprada...pero, por lo menos, a buen precio.

domingo, 12 de octubre de 2014

ANECDOTARIO I: CABINAS TELEFÓNICAS

Un primo de una paciente era guardia civil y, estando en la consulta, me dijo una vez: "¿te acuerdas cuando se formaban esas colas enormes en las cabinas telefónicas a las tantas de la madrugada?".
-"Sí"- contesté un poco azorada y bastante sorprendida. En realidad creo que cambié de tema rápidamente porque no sabía bien por qué ese hombre de la autoridad había sacado eso a relucir. Habían pasado tantos años.
El hecho descripto correspondía a una realidad que yo había vivido de primera mano.
Los argentinos (y los uruguayos, aunque pocos y algunos colombianos) habíamos emigrado en malón. Pero las otras corrientes migratorias como los rumanos, los bolivianos y los ecuatorianos vinieron después.
Por supuesto la principal corriente migratoria desde hace añares son los marroquíes a España, los turcos a Alemania y los argelinos a Francia.
Hoy me enteré por el diario que hay un millón de kurdos viviendo en Alemania.
En el Reino Unido hay absolutamente de todo, aunque no precisamente angloparlantes porque los australianos van, pero más de vacaciones y los norteamericanos se cuentan con los dedos de una sola mano. Los que van a quedarse son indios. Cada país con su ex-colonia.
Bueno, volvamos a Algeciras y su entorno.
Como es natural, todos querían hablar por teléfono con su familia y sus amigos pero en aquéllos años ni whatsapp ni Skype, por supuesto. Así que era caro. Caro no, carísimo...entonces....je,je, siempre pero siempre hay un recurso para los pobres inmigrantes. (Escuela de desarraigo)
Hete aquí que los autóctonos descubrieron que, cuando una cabina telefónica tenía una avería, a veces, se podía hablar indefinidamente con una sola moneda.
Viendo a los locales hablar con sus familias de otras provincias horas y horas sin parar y sin pagar, era plausible pensar que con el exterior podía pasar lo mismo. ¡¡Y pasaba!! ¡Diosssssss, qué emoción, hablar ilimitadamente sin pensar en las putas monedas! (Escuela de economía)
Entonces, la cosa se armaba así: si algún argentino veía una cola de españoles hablando y hablando, inmediatamente y por solidaridad, avisaba a los demás. La noticia corría como la pólvora.
Terminaban los españoles a una hora normal (12 de la noche, por ejemplo), ya que no tenían diferencia horaria con las otras provincias y entonces empezábamos nosotros.(Escalonamiento horario).
Claro, al principio todo iba rodado pero luego se llegaron a formar unas colas tremendas y fue necesario elaborar un reglamento porque uno no se podía pegar al teléfono 1 hora, mientras los demás esperaban, con frío, con lluvia y a la noche tarde. Si no encontrábamos rápido una solución se iba a acabar la solidaridad y nadie se preocuparía de avisar a nadie. (Curso acelerado de justicia y equidad).
Entonces, se hizo lo siguiente: se daba turno. y los que no tenían turno tenían que esperar hasta el final. 10 ó 15 minutos por persona. En ese tiempo podía llamar a todos los que quisiera. Si querían más tiempo, nuevo turno. (escuela de convivencia)
Si en ese momento no le contestaba nadie, tenía derecho a intentar de nuevo, luego del siguiente hablante. Se usaba el sentido común para que nadie se enojara o se sintiera desplazado.(Escuela de sensatez). Alguna vez, a alguno muy nervioso se lo dejaba pasar para no generar quilombos.(doctorado en tolerancia)
Los que organizaban aquello eran espontáneos.(Escuela de liderazgo). Muchos llevaban mate y galletitas. Gaseosas y café. Alguno hacía una pizza y repartía. Cada uno llevaba lo que quería o nada.
Había quienes se acostaban, ponían el despertador y luego, a las 4 ó 5 de la mañana, aparecían por allí. La cosa duraba poco, como se imaginarán, porque la Telefónica (en esa época, monopolio absoluto), detectaba la avería y adiós muy buenas...(escuela de aceptación)
Así, todos juntos, nos enterábamos de las cosas buenas y las malas que le ocurrían a los parientes y amigos de los que allí estábamos. Nos consolábamos, nos felicitábamos, nos alegrábamos o nos entristecíamos con lo que ocurría en aquel escenario improvisado.(Curso de empatía). A veces había explosiones de alegría, a veces alguien llamaba por encargo de otro que no había podido dejar a los chicos solos. O para dar un recado, o alguien decía: -"hoy te mandé una carta". ¡¡Las cartas manuscritas!! Parece que hablamos del paleolítico.
A veces alguien hablaba a su amor con otro amor al lado...los nenes hablaban con los abuelos...ellos tenían cierta prioridad para que no se les hiciera tan tarde. Todos mentíamos con respecto a los papeles, para no preocupar a los que estaban tan lejos. Una vez pasó un coche de policía, paró y se bajó uno a preguntar que hacíamos allí tantos y tan tarde y le explicamos la verdad. Lo que contestó nos hizo partirnos de risa: -"ah, ¿qué hablan horas gratis? Genial...¡¡que le den por culo a la Telefónica!!" Y se fue. No era asunto suyo. (Escuela del humor aplicado).

¿Y qué pasó después? Pues que, como siempre, había algún habilidoso que pensó -"¿cómo se pincha una cabina?". y encontró la respuesta porque cada tanto, ahora con excesiva frecuencia, aparecían los pinchazos. La situación se ponía turbia...una cosa es una avería espontánea y otra muy distinta un desvío manipulado. (Escuela del fraude y la picaresca, o viveza criolla, como decimos nosotros).
¿Y qué hicieron los habilidosos entonces? Que elegían ciudades diferentes cada vez. Al final se gastaban más en gasolina que lo que hubieran gastado en llamadas. Bueno, más o menos...según lo que hablaran. Eso duró poquísimo porque enseguida llamó la atención de la empresa, que colocó cabinas blindadas como en Inglaterra. Y hete aquí el final de otra situación original vivida a base de necesidad.
Terminaré contando lo que una amiga hizo, forzada brutalmente por la nostalgia.
Pasó por una calle donde un empleado de Telefónica arreglaba un complicado cablerío y tenía un terminal desde el cual hablaba. Mi amiga, que es educadísima, como todos mis amigos...(bueno, casi todos); le pidió al tipo en cuestión que le permitiera hablar a Argentina con su mamá. El hombre tardó largo rato en entender el estrafalario pedido. Mi amiga, al borde de las lágrimas, seguía explicando y suplicando. Sorprendentemente, ese hombre le pidió el número de su madre y la puso en comunicación...pero sólo 5 minutos, faltaría más. (Escuela de aceptación del diferente).
Y ESTO ES TODO POR HOY.

domingo, 5 de octubre de 2014

EMIGRANDO, ÚLTIMO CAPÍTULO: EL TRÍO.

Pasaron los meses y el único que había logrado su permiso de residencia era el HMIDMV, así que por allí iba, tan pancho, paseando su flamante tarjeta cuando M.B.(no Mónica Bardi) lo conminó a trasladarse a su casa, so pena de denunciarlo por fraude.
Pero claro, en el fraude estaban implicados los dos. Así que yo no terminaba de entender cuál era la razón de que se dejara patotear de esa manera tan vil.........¡hasta que ví la luz!¡Era la testosterona la que lo empujaba lejos de mis brazos, a ELLA, la desinteresada!¡Qué vergüenza!Me había salido el tiro por la culata...y yo, haciéndome la canchera. Se había enamorado de ella.
Como en todas las estúpidas películas yankis, en las que las bodas truchas terminan en amor.
¿Se había enamorado de ella? ¿Y si se lo pregunto, así, a cara descubierta?
Y eso hice, porque a mí, en general, lo que me surge de manera tan espontánea, lo llevo a cabo...y de cabo a rabo meto el patazo...pero si soy así, ¡qué voy a hacer, he nacido....ya saben el resto!
TOTAL: que se lo pregunté y me aseguró que nooooooo, que iba sólo por razones formales, que porque la familia de ella creía que había sido una boda de verdad, que para aquí, que para allá....."todos tenemos que hacer un sacrificio", me dijo, utilizando mi propio argumento como vil arma arrojadiza. Así son: una los cría y ellos se juntan. Y se fué el muy cabrón.    

Mientras tanto, yo me entretenía con mis hjos, con mi trabajo (que era poco, por el momento) y con....con...bueno, una tiene sus debilidades; yo compartía algo de mi tiempo con un pintor, al que había conocido en el consul y con el que hablábamos mucho de pintura...bueno, y de otras cosas.
Al fin y al cabo, emigrar, (me decía yo a mí misma, para justificar mis pecados), revoluciona el mundo interior de cualquiera y esas licencias que una se toma son parte del precio que se paga por una buena integración...eso, ¡eso es!¡una buena integración!.
Una buena integración requiere de un estrecho trato con los autóctonos del lugar, ¿sí o no? Estrechísimo, íntimo casi me atrevería a afirmar; nada de quedarse en el búnker argentino, con más de lo mismo. Había que romper las fronteras de todo tipo. 
Y, hablando de fronteras pregunté por qué había tantas poblaciones que tenían agregadas las palabras "de la frontera" a su nombre, como Conil de la Frontera, Jerez de la Frontera, etc y me contaron una hecho histórico muy especial: todo lo que lleva esas palabras indican dónde se ubicaba la fontera entre moros y cristianos, una ancha franja donde intercambiaban artículos, guerreaban de vez en cuando, se enamoraban, etc y así durante 7 siglos. ¡SIETE! Esa frontera se modificó mucho durante tantos siglos, según quién avanzaba o retrocedía en ese estado de choque más o menos permanente entre dos culturas.
 
Entretenida estaba yo poniéndome al día con todo cuando recibo una sorprendente llamada telefónica. -"Habla Margarita Burdeos"-dijo una voz femenina de túnel.
-"Ah"-atiné yo a decir.
-"Quiero hablar contigo de un asunto muy personal"-dijo. "¡¡Y tanto!!-pensé, pero no dije nada. En cambio, sí dije, mientras me recuperaba de la sorpresa: "Tú dirás"
-"Aquí hay un problema: él se quiere ir para allá de vuelta, pero es que yo lo quiero y estoy segura que formaremos una pareja maravillosa" 
-"Muy bien...una pareja. Genial. Pero, entonces, él ¿por qué se quiere volver?"
-´"Porque dice que te quiere"-se lamentó.
-"A ver...déjame pensar un momento...a ver si lo he entendido bien: tú lo quieres pero él me quiere a mí...¿es así?"
-"Bueno, en principio sí, pero yo tengo una prima psicóloga que dice que la relación de ustedes dos es patológica".
-"Ah, eso es seguro...pero¿cuál no lo es?. Creo que tu prima tiene razón"
-"¿Cómo dices?"-se asombró.
-"Eso exactamente: ¿qué pareja no lo es?"-contesté o más bien pregunté, para hacerme una idea del esquema mental de mi interlocutora. 
-"La nuestra puede ser muy normal"-dijo Margarita algo insegura.
-Vale, muy bien, pero entonces él ¿por qué se quiere volver?"-yo ya sentía que tenía la sartén por el mango.
-"Es que dice que te quiere, aunque yo estoy segura que con el tiempo nosotros llegaremos a querernos"
-"Muy bien, pero ¿cómo le vas a impedir que se marche de tu lado?" pregunté dándome cuenta ya, más o menos, cómo manejar el asunto.
-Si tú le dices que no vaya, que no lo quieres, él seguro que se queda conmigo"
-"Pero yo eso no se lo voy a decir"-afirmé rotunda.
-"Pero ¿por qué no?"
-"Porque yo también lo quiero. Y te voy a decir algo más: el panorama es el siguiente: Tú lo quieres a él, él me quiere a mí y yo también lo quiero. Resultado de la ecuación: estás fuera de juego"
-"Bueno, no....no, porque.."
-"Porque nada"- ya me sentía dueña absoluta de la situación- "Aunque se me ocurre algo alternativo"
-"¿Quéééé?"- susurró, medio desesperada.
- "¿Y si nos lo turnamos?"-solté sabiendo el impacto que iba a causar.
-.....................
-"Hola, hola...." había enmudecido. (Yo ya estaba logrando mi propósito).
-"......¿Quéééé?"-exclamó por fin.
-"Claro, lo que dije. Seis meses contigo y seis meses conmigo...ya sé que suena poco ortodoxo, atípico también, pero creo que es el momento de buscar soluciones originales".- afirmé sabiendo que eso era inconcebible para cualquier persona normalmente monógama."Requiere un espíritu amplio", agregué. 
- ".... estás LOCA"- musitó con un hilo de voz.
-" Es probable" dije,"pero ¿se te ocurre algo mejor...?"
Y allí cortó la comunicación. "Bien", pensé.
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Cuando él volvió lo fuí a busacar al aeropuerto y nos abrazamos con mucho cariño...ya estábamos los dos más allá del bien y del mal. Y le dije-"Me llamó Margarita". Me miró con la cara desencajada.
-"¡Para qué?"
-"Nada en concreto".- le quité hierro al asunto. Y a renglón seguido me contó que ella desesperada al ver que él, la luz de sus ojos, se le escurría como arena entre los dedos, le propuso un plan descabellado: medio año conmigo y medio año con ella.
-"¡Qué disparate!"-me escandalicé.....y sonó sincero.-"¿Y qué le dijisteeeeee?"
-"Que estaba LOCA"-
-"Claro, bien dicho"- sonreí y le dí un beso.



 


sábado, 4 de octubre de 2014

EMIGRANDO: CAPÍTULO IX: CARTAS DE AMOR.

No se me cansen...ya me queda poco carrete. Habíamos quedado en que el HMIDMV (el hombre más importante de mi vida) y yo volvíamos a nuestra casa en Algeciras, después de encarar cada uno por su cuenta y por diferentes medios el camino de la legalidad.
Al volver ví que los chicos seguían con sus descubrimientos aunque ya sin accidentes, menos mal. El sistema educativo fué lo peor de sus vidas de inmigrantes. Porque ni los profesores ni los programas me parecían buenos y la alternativa era un colegio privado del Opus Dei, lo cual descarté de inmediato, como comprenderán los que lo comprendan y los que no lo comprendan, que Dios y el Papa Francisco los perdone.  
Cuando nos encontramos  ÉL y yo.....bueno, se imaginarán. Era un poquito peliagudo el asunto. No era cuestión de pedir demasiados detalles. Sin embargo, ÉL me aseguró que había podido salir airoso de la situación, con lo cual en realidad, al igual que lo políticos, me decía algo sin decir nada. Lo que no me gustaba es que siempre que comentaba "el asunto", lo hacía con una entonación y una expresión como de "vos me obligaste". Lo cual era, como todos ustedes saben, muy, pero que muy INJUSTO. En fin, decidí correr un tupido velo (expresión autóctona sumamente ilustrativa) y seguimos adelante porque para atrás era complicado. Aunque los hechos hablaban por sí mismos: ÉL se había casado por obligación y estaba presentado ya su pedido de residencia.
Los dos teníamos que esperar.
Asimismo, como factor agregado a nuestra realidad de inmigrantes,  corría la voz de que iba a haber una AMNISTÍA, o sea, que el gobierno deseaba regularizar a los indocumentados ya establecidos en España y que tuvieran empresa contratadora.
Pero claro, eso se oye pero no se ve, hasta que llega al Boletín Oficial del Estado, que es cuando sí se ve DE VERDAD.
En ésas estábamos cuando empezaron a llegar a casa unas cartas misteriosas dirigidas a mi "peor es nada" con el remitente M.B.
Y pensé: "Mónica Bardi soy yo, pero yo no le mando cartas a ÉL. ¿Quién será?"
Un día en el que llegó otra de ésas (demasiado frecuentes) cartas, estábamos mi amiga Loli y yo mirándola con curiosidad de entomólogo y entonces ella dijo: "¿Y si la abrimos?". Yo le espeté en la cara desde lo más alto de mi púlpito moral: "Si algo me enseñaron de chica es que las cartas ajenas NUNCA deben abrirse; te digo más: ni siquiera husmear el remitente; no solamente no hacerlo sino ni siquiera pensarlo....está mal, muy mal y es una falta de respeto a la intimidad ajena!!!" Mi amiga quedó sumamente avergonzada y creyó (después me lo dijo) que habíamos tenido un grave choque cultural hispano-argentino.
Pero, claro, una cosa es un púlpito y otra muy distinta un pálpito y yo tenía la sensación de que ese humilde sobre blanco con la críptica identificación podía contener información "sensible", como dicen ahora, muy útil para mi. De modo que, pensando, pensando, le susurré a mi amiga: "Entonces, Loli, cuando digo nunca es nunca....salvo...salvo quizás como ahora porque...porque...bueno, se trata de algo trascendental para la seguridad nacional". Acá tampoco entendió Loli que participación podía tener esta carta en los destinos del reino.  Pero el meollo de la cuestión sí lo entendió, así que nos pusimos manos a la obra con el viejo truco del vapor de agua.
Se acercó mi hija y nos miró con curiosidad. Entendí al instante que ésta era una oportunidad única para darle a mi pequeña hija con sus principios en gérmenes de formación, una lección inolvidable, así que le dije: "hija mía, esto nunca, pero nunca lo debes hacer....¿te ha quedado claro?".
-"Clarísimo, mamita, pero entonces ¿por qué lo estás haciendo vos?"
La miré severamente y le dije a mi amiga: - "¿Ves, Loli, a qué me refiero cuándo te digo que los hijos no aprenden y sólo plantean preguntas impertinentes? ¡niña, a tu cuarto!" Lo que me faltaba, una Mafalda en casa.
Y así pudimos seguir nuestra insigne tarea sin ser molestadas.
Al desplegar la carta me quedé como cuando leí "Elogio de la madrina" de Vargas Llosa, deslumbrada con una prosa erótica florida y muy explícita. En este caso se trataba, claro, de ÉL y la tal M.B:, o sea, Margarita Burdeos, precisamente la flamante novia española de mi compañero. Me imagino que para cualquier persona tales propuestas íntimas serían casi irresistibles, ¿por qué no para mi pobre y débil hombre, siempre atento a la llamada de la testosterona?
Bueno, parece ser que la boda se había CONSUMADO...y evidentemente no se había CONSUMIDO.
Loli y yo nos miramos, cerramos de vuelta la carta y allí quedó el asunto. NO COMMENT.
Siempre es bueno tener un as en la manga, una última bala en el cargador....por lo que putas pudiera, ¿vió?.
Mi premonición no resultó infundada. Lo que ocurrió un tiempo después me lo demostró.
ES BLEIBT SPANNEND......................