sábado, 31 de octubre de 2015

JOBGAME

Caí por casualidad en una página de COMUNICACIÓN PLUS, una empresa de nuevas tecnologías audiovisuales y allí encuentro el siguiente artículo "¿JUEGAS CON TUS EMPLEADOS?" y emplean esas espantosos neologismos del inglés "GAMING" para definir la idea de incorporar el juego en el trabajo cotidiano de cualquier empresa. Naturalmente que GAMING no es una ciencia sino una disciplina lúdica con el objetivo concreto de aumentar la productividad y las ganancias de las empresas. En concreto, que los empleados sean más "felices", mejor dicho, se diviertan mucho para que trabajen más y mejor. O sea, jodidos pero contentos.
A primera vista parece una propuesta original y novedosa en el mundo de la explotación laboral, aunque yo sinceramente creo que sería realmente útil para trabajadores con vocación, motivados y con una personalidad básica optimista y extrovertida. A los demás, a menos que sean ludópatas, no creo que les sea de mucha utilidad. ¿Cómo se transforma un trabajo en serie, monótono y siempre igual en un juego? OJALÁ SE PUDIERA. OJALÁ LOS EMPRESARIOS SE PREOCUPARAN DE ESTAS COSAS Y NO DE QUINTUPLICAR SUS GANANCIAS.
El artículo de marras dice claramente que el trabajador haría el mismo trabajo pero que se cambiaría su "apariencia" (?)
Según el articulista, la estrategia lúdica estaría basada en la "competitividad" y en la "colaboración", sin caer en la cuenta de que son conceptos antagónicos y que, generalmente, cuando está presente uno el otro brilla por su ausencia.
Sería algo genial que el GAMING lograra remontar el ánimo de gente que está haciendo tareas devaluadas y mal remuneradas, como es de público conocimiento. Además, considero muy importante diferenciar los contextos socio-económicos y las ideas predominantes en diferentes países para poder aplicar estos juegos en el trabajo, adaptándolos a diferentes idiosincrasias para que no vayan de cabeza al fracaso.

No es lo mismo la sociedad norteamericana donde el éxito y el trabajo van de la mano y el primero se asocia automáticamente a lo económico. Además, el éxito despierta ADMIRACIÓN y DESEOS DE IMITACIÓN en sus colegas y en la sociedad circundante. A diferencia de la sociedad española donde el éxito suele inspirar ENVIDIA (pecado capital, el cual, por lo visto, no se pudo erradicar de nuestro país) y SOSPECHA; es común oír comentarios escépticos cuando alguien sobresale. Resabios del catolicismo y otro de los pecados capitales: la soberbia.

 El autor del artículo, tan entusiasta él, debería utilizar con más cuidado palabras como "COMPETITIVIDAD", "EMPRENDEDOR" e "IMPLICACIÓN" que hoy en día están perdiendo su sentido original constructivo para pasar a ser palabras cargadas de connotaciones peyorativas.
Por último el articulista se pregunta si el GAMING cambiará al trabajo o el trabajo cambiará al GAMING...pregunta un poco ingenua, ya que más o menos cualquiera que piense un poco entiende que, en esa interacción, los dos se cambian recíprocamente en mayor o menor medida.

sábado, 10 de octubre de 2015

CAMPOSANTO

Ayer ví una película extraordinaria de Uberto Pasolini. Asquerosamente triste y asquerosamente BUENA. Se titula "STILL LIVE" (no still alive que es "todavía vivo") y que algún iluminado de la traducción cometió la torpeza de traducirla como "Nunca es demasiado tarde" y que no veo relación ni con el título original ni con el argumento ni mucho menos con el desenlace.
Como la voy a contar, el que la quiera ver, que no lea esto o que lo lea igual porque nunca va a ser lo mismo lo que yo cuente con esa maravillosa sucesión de imágenes, sin efectos especiales, sin efectismos y desbordante de sentimientos absolutamente inusuales...por eso la considero extraordinaria.
El protagonista es un gris y solitario empleado del ayuntamiento de Londres, de 44 años, cuyo trabajo consiste en hacerse cargo de las personas que mueren solas y de sus efectos personales, cuando nadie los reclama. Un trabajo triste, sin duda.
Pero él decide hacer de ese desagradable trabajo algo más. Averigua, a través de fotos o cosas que han quedado abandonadas en las casas de los difuntos, cómo conectarse con algún familiar o amigo y hacer un funeral, al cual acude él solo, naturalmente, porque los demás han muerto, están ilocalizables o no quieren ir. Y allí, en presencia del cura, dice unas palabras cariñosas de historias inventadas que supuestamente le dedican aquéllos que no pudieron o no quisieron ir al funeral. El sacerdote, el difunto y él son los únicos en la iglesia. Así una y otra vez durante 22 años.
Un día que se estaba ocupando de uno de sus difuntos y pudo encontrar a su hija, que pareció conmoverse con la situación, le comunican que está despedido por razones que no son razones; en fin, para poner a una enchufada en su lugar.
Sin la vida de sus muertos, por decirlo de alguna manera, él sintió que no tenía sentido su vida. Pero hete aquí que la hija del último muerto y él se empiezan a enamorar y entonces, cuando parece que todo se tiñe de rosa, un autobús lo atropella y lo mata.
En el camposanto, donde se desarrolla la última escena, la chica, que va (junto con las otras personas que logró convocar nuestro hombre) al entierro de su padre, espera en vano que él llegue para seguir el romance; sin saber que al que están enterrando a pocos metros de allí es su enamorado.
Cuando todos se han ido, el cementerio se llena de muchísimos espíritus que rodean su tumba, y que son los que tuvieron un funeral y un último recuerdo gracias a un humilde y gris empleado del ayuntamiento, y que él mismo no pudo tener.
Hasta aquí el argumento. Ahora mis conclusiones: nuestro personaje sentía que hasta el último ser humano, que había sucumbido a una vida miserable por múltiples razones, tenía derecho a un funeral donde se dijeran cosas positivas de él. Que alguien recordara algún buen momento, una caricia, unas risas compartidas, una mascota, unos juegos con niños, un picnic, alguna tarta de cumpleaños. Nuestro personaje sentía compasión, conmiseración y era capaz de rescatar algún rastro amable del insignificante paso por el mundo de tanta gente que, infame o no, muere en soledad. Quizás sabiendo de antemano que a él le pasaría lo mismo. Su vida estaba en el mundo de los muertos y necesitaba reivindicarlos. Pero cuando la vida quiso iluminarlo con su presencia, dándole la posibilidad de ser feliz, la muerte decidió que ese tipo le pertenecía. Y se lo llevó.
¡Cómo me gustaría tener con quién descifrar, desgranar, destripar en sus múltiples facetas esta hermosa película! (Normalmente no hay mucha gente disponible para esto).
¡Desde cuántos lugares se puede ver esta cinta! Desde la psicología hasta la sociología.
¿Por qué, cuándo este ser desprovisto de atractivos podía vivir un amor, tuvo la imprudencia de cruzar la calle sin mirar? ¿El entusiasmo lo mató? ¿Accidente?¿Acto fallido?
¿Tan deshumanizada se ha vuelto nuestra sociedad que no es capaz de valorar a un empleado que transforma algo insalubre y sórdido en una tarea creativa y llena de amor anónimo?.
¿Puede existir alguien así en la vida real?