miércoles, 30 de marzo de 2022

MILAGRO

 TÓMELO CON HUMOR.    

Por Delfina Acosta

Por primera vez en mi vida, la semana pasada fui a una reunión de la tan criticada Iglesia Universal y compartí las prácticas y plegarias de los presentes.

De pronto, el Pastor se acercó al lugar donde yo estaba. Me miró fijo y me señaló con el dedo.

Piadosamente, me arrodillé y él puso sus manos sobre mi cabeza y exclamó con voz fuerte: "Você va caminhar."

Yo le contesté por lo bajo: "Pero no tengo ningún problema motriz".

Él ignoró mi respuesta y, casi gritando, volvió a exclamar: "¡Irmâo, você va caminhar!"Toda la Asamblea, con las manos en alto, empezó a gritar: "¡Você va caminhar!"Intenté nuevamente explicarle que no tenía ningún problema con mis miembros inferiores, pero fue en vano.Él repetía cada vez más fuerte y con mayor energía: "¡¡¡Você va caminhar!!!", mientras la asamblea en trance gritaba aún más fuerte: "¡¡¡Hermano, você va caminhar!!!"Opté por callarme y no dije más nada.Cuando terminó el acto dejé la asamblea y, créanlo o no, el hijo de remilputas del pastor tenía razón:¡¡¡Me habían robado el coche!!! 😂😂😂😂

sábado, 26 de marzo de 2022

SALVAJES

 Con la tragedia de Ucrania como telón de fondo hoy decido, sin más trámite, y en la cama sin haber desayunado, hablar de mi relación con los animales salvajes ¡Si, señor, porque éste es mi blog y escribo lo que me da la gana!

Mi buena relación con los animales viene de lejos porque recuerdo que, siendo muy chica, en el zoológico de Buenos Aires, logré acercarme mucho, agachada y con paciencia, a una liebre de la Patagonia, hecho que dejó bastante asombrados a mis padres, a mi hermanito Mario y a otros viandantes que por allí pasaban. 

Hoy se habla mucho de la empatía, supongo que es algo así como la antigua compasión, matiz más, matiz menos. Este don que no todos poseen, en mi caso, costó mucho desarrollarlo debido a mi ego hipertrofiado. Y no lo digo con vergüenza (y no, no me equivoqué al escribir esto), porque ser así de egoísta me salvó del desastre muchas veces, pero también me da un poco de vergüenza (un poco, nada más), ya que no es políticamente correcto y una va dejando cadáveres por el camino. Pero cada uno es como es y, a veces, se tarda mucho en adquirir la capacidad de sentir lo que siente el otro. Es un camino arduo y autocrítico. 

Mi escasa empatía con los humanos no me impidió tenerla con los animales. Salvo la época en que, por los trabajos de investigación en la facultad, maltratábamos ratas y sapos, a veces parece que los bichos me hablaran... y yo les entendiera. Creo que lo heredé de mi papá, que hablaba con la tortuga Titina y le daba lechuga cuando ella daba suaves golpes con su cabecita en la puerta de la cocina. El caso más representativo de mi situación lo tengo en la relación con el ganso ampurdanés que aterrizó en mi jardín y se quedó a vivir hace años. Mi Cuaco. Siendo un animal salvaje es difícil interpretar su conducta, no es como un perrito. Es muy arisco y agresivo. Alcancé a darme cuenta de que cuando está sentado muy orondo en el porche, y una tiene que pasar a su lado, es mejor dar un rodeo y pasar por detrás porque si no, él lo siente como un desafío. El hecho es que ataca y se pone huraño con todo el mundo pero conmigo viene a charlar, apenas me ve salir de la casa. Bueno, charla, charla, lo que se dice charla no sería la palabra, porque nos hablamos interrumpiéndonos mutuamente con nuestras caras a pocos centímetros. Y si ya no le hablo y me pongo a leer, se sienta en el suelo pegado a mí. También le canto, a veces, con un canto monótono y tonto que pretende imitar su "cuaqueo". 


No le gusta compartirme con otros, ni personas ni animales, porque si alguno (la gatita Mimi, por ejemplo) se acerca, el se pone de pie, avanza amenazadoramente y empieza a graznar con el cuello estirado, mostrando sus dientecitos. 


Es muy celoso y dominante. A veces se enoja también conmigo y creo que es cuando tiendo la ropa y no le hago caso. Intenta morderme los talones. En ese caso, lo agarro de su largo cuello, lo revoleo por el aire y lo dejo caer un poco lejos. Entonces se va con su incesante trompeteo graznando contrariado, a su lagunita. Es, a todas luces, un trato violento el mío, pero luego no queda rencor porque vuelve a mí una y otra vez a charlar. Así que le va la marcha, los límites le vienen bien; ése es su lenguaje. Yo sé que él quiere que le dedique más tiempo y así lo haré cuando llegue el verano. Lo que pasa es que como hablamos distinto idioma, igual que con cualquier pareja, una se termina aburriendo. 

Cuando hago tareas de jardinería siempre está a mi lado y le encanta que lo moje con la manguera cuando riego tipo lluvia finita y no chorro fuerte. Nos pasamos horas juntos, yo arrancando yuyos, podando o replantando gajos y él picoteando el césped. Si llego de la calle, me recibe a graznido puro y me demanda atención inmediata y exclusiva; y si me voy, protesta airadamente. Nunca sale de los límites del jardín aunque esté el portón abierto. Muchas veces entra en el living tímidamente, porque no es su entorno habitual, pero no lo dejo porque caga por todas partes. No le gusta que lo acaricien, y mucho menos por detrás. Quien lo intente será picoteado de inmediato. Como él solo tiene patas y no manos para poder retribuir, sospecho que no es algo que entienda como un gesto cariñoso. A pesar de todo, últimamente le hago un par de caricias en su barriga y no se enfada. Nuestra relación evoluciona. Sé que los acercamientos llevan meses con el Cuaco. Igual que con las personas, las relaciones se consolidan con muchas, muchísimas pruebas y tropiezos. Yo creo que lo quiero con un cariño sincero porque de solo imaginarlo sin sus inmaculadas plumas y bañado en salsa en una bandeja dentro del horno me duele profundamente y eso debe ser amor del más puro, digo yo. 

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“Querido Sinclair. Los hombres que se apiñan acobardados están llenos de miedo y maldad; ninguno se fía del otro. Son fieles a unos ideales que han dejado de serlo y apedrean a todo el que crea otros nuevos. Presiento graves conflictos. Vendrán , créeme, vendrán pronto. 

Que los obreros maten a los empresarios, o que Rusia y Alemania disparen una sobre otra, nada altera la situación; sólo cambian los dueños. Hará patente la miseria de los ideales actuales; se saldarán las cuentas con los dioses de la Edad de Piedra. Este mundo tal como es ahora, quiere morir, quiere sucumbir y lo conseguirá”.

HERMANN HESSE (escritor, poeta, novelista y pintor Alemán nacionalizado Suizo. 1877-1962)

(LIBRO DEMIAN 1919).

Esto dice este gran escritor de los humanos. No lo digo yo que con los humanos me llevo bastante bien porque, como ya dije, la empatía se aprende. Pero mejor me llevo con los animales, como me pasaría con Trump, por ejemplo, el expresidente de USA, que es claro e inequívoco, se lo ve venir, los razonamientos habituales con él no sirven. Hay que apelar a otros recursos, a otros códigos. Es un animal salvaje. Los animales salvajes depredadores solo miran por sus propios intereses de supervivencia y la propagación involuntaria de sus genes. Si hay que comer al de al lado, se mata y se come. Sin culpas. 

Ustedes dirán ¿y esto a que viene? ¿No estábamos hablando del Cuaco? Pues la respuesta es: no viene a nada nuevo, HERMANN HESSE habla de guerras y hombres, o sea, de animales salvajes. Sin culpas. 


miércoles, 23 de marzo de 2022

ENEMIGOS

 


EL ROSTRO DEL ENEMIGO por Sergio Sinay

Las guerras tienen sus explicaciones geopolíticas, históricas, económicas y religiosas, que varían según quién las emita y de dónde provengan. Aunque quizás en un nivel más profundo se puedan entender si se presta atención a la precaria evolución de la conciencia de la humanidad (en contraste con el progreso tecnológico), a sus carencias morales y a la extensa y oscura sombra del inconsciente colectivo, en el que cada bando oculta sus peores, sus más negados y más rechazados aspectos, y se los endilga a su enemigo. 

Sobre esto el filósofo estadounidense Sam Keen escribió hace unos años un texto titulado "El creador de enemigos", del que aquí reproduzco algunos párrafos:


"Toma un lienzo en blanco 

y esboza en él las figuras 

de hombres, mujeres y niños (...)

Dibuja en el rostro de tu enemigo

la envidia, el odio y la crueldad

que no te atreves a admitir como propias (...)

Borra cualquier indicio de los

amores, esperanzas y temores 

que se constelan

en torno al corazón de todo ser humano (...)

Exagera cada rasgo

hasta transformar a cada ser humano en una bestia,

una alimaña, un insecto (...)

Cuando hayas terminado el retrato de tu enemigo

podrás matarlo y descuartizarlo sin sentir vergüenza

ni culpa alguna (...)

Porque entonces lo que destruirás

se habrá convertido para tí en 

un enemigo de Dios

O en un obstáculo 

para la sagrada dialéctica de la historia.

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SACADO DEL MURO DE SERGIO SINAY

martes, 22 de marzo de 2022

DESAPARECIDO

POEMA PARA NO MORIR

por Rafael José Beláustegui



Sé que algún día dejaré de pertenecer al mundo,

y nunca más podré escribir,

ni hacer el amor,

ni disfrazar la naturaleza con un poema,

ni viajar en los libros,

ni exponer mis ideas.

Por eso en este poema dejo mar, cielo y luna

mariposas, besos y sirenas,

y me dejo a mí,

porque cuando muera seguiré viviendo en estos versos. 

Rafael José Beláustegui

20 de abril de 1968 - Escrito a los 13 años 

Desaparecido durante la dictadura militar argentina el día que cumplía 23 años. Lo absolutamente conmovedor de la expresión de este chico es su mirada, esos ojos rutilantes, su energética sonrisa, desbordando alegría, optimismo y proyectos. Una estampa resplandeciente truncada para siempre con filos criminales por adultos  que generalmente no sufren ni mueren en esas contiendas. Miro y vuelvo a mirar las fotos de mis hijos jovencitos, con ese brillo rompedor en sus ojos y esos dientes colmados de juventud y blancura, encarando a la vida con anchas sonrisas plenas de confianza. Luego los comparo con las fotos actuales. Ya se van acercando a los 50 años y aunque no han tenido que sufrir torturas o bombardeos, su expresión ha cambiado. Han madurado. Esas arruguitas sinuosas en sus caras ya van hablando de una historia de vida, con tropiezos y desilusiones, ¡cómo no! Sus miradas se han atemperado y sus bocas se dibujan más enigmáticas. El pelo va virando al blanco en algunas zonas. Todo es menos entusiasta y atenuado. El aprendizaje ha sido muchas veces a palos, ¡cómo no! Así es la vida: "se hace camino al andar".

A Rafael no lo dejaron recorrer ese camino y nos genera, a los que hemos vivido muchos años, una pena espantosa; como un puñal de hielo que nos atraviesa por esa juventud perdida. Porque muchos no sabemos si hay otra vida, una segunda oportunidad. No lo sabemos. A 46 años del golpe militar, por favor, por favor, nunca más, nunca más. 

domingo, 20 de marzo de 2022

TIEMPO

 


EMBRIAGAROS por Charles Baudelaire

Hay que estar siempre borracho. Todo consiste en eso: es la única cuestión. Para no sentir la carga horrible del Tiempo, que os rompe los hombros y os inclina hacia el suelo, tenéis que embriagaros sin tregua.

Pero ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, de lo que queráis. Pero embriagaos.

Y si alguna vez, en las gradas de un palacio, sobre la hierba verde de un foso, en la tristona soledad de vuestro cuarto, os despertáis, disminuida ya o disipada la embriaguez, preguntad al viento, a la ola, a la estrella, al ave, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, preguntadle la hora que es; y el viento, la ola, la estrella, el ave, el reloj, os contestarán: «¡Es hora de emborracharse! Para no ser esclavos y mártires del Tiempo, embriagaos, embriagaos sin cesar. De vino, de poesía o de virtud; de lo que queráis.»

CHARLES BAUDELAIRE.

De “Poemas en prosa".

Este poeta (1821-1867) Ha sido considerado uno de los poetas malditos de Francia del siglo XIX debido a su vida bohemia y de excesos, y a la visión del mal que impregna su obra. De dijo de él que fue "el Dante de una época decadente" y causó un gran impacto en el simbolismo francés. Fue fuertemente influido por Edgar Allan Poe, al que tradujo extensamente. 

Parece que acuñó el término "modernidad"para designar lo efímero de la vida urbana y la responsabilidad que tiene el arte de capturar esa experiencia. 

sábado, 19 de marzo de 2022

PASEOS

 


He vivido en varios lugares de dos países. Y de cada uno de esos lugares conservo algunos recuerdos desperdigados. Imágenes agridulces impregnadas de colores, olores y fugaces destellos. Unas escasas pero nítidas imágenes entre tanta nebulosa mezclada, a veces gris y a veces rosa. Para sintetizar, digamos, "un acopio de memorias" (Borges) Y que esos momentos, sobre todo los luminosos, queden en la memoria de mis hijos. En realidad, para eso escribo. Para ellos. 

De muy pequeña recuerdo con fascinación el espejo de pie de la habitación de mi mamá en la casa de Témperley. Allí, al lado del ventanal que daba al jardín. Mi hermanito y yo reflejándonos haciendo morisquetas como dos payasitos. Y ella, mi mamá, una reina, con su vestido de raso de lunares, tan linda. "La vida de mi mamá no fue fácil" pienso ahora. "Ojalá hubiera sabido o podido apoyarla más, como sí hacía mi hermano Mario, más bueno, más comprensivo" sigo pensando. Los hijos casi siempre llegamos tarde para comprender a los padres... y de comprender a los hijos, mejor ni hablar. O sea, no hay salida, estamos siempre a destiempo. Pero evoco con ternura algo extraordinario que vivió mi mamá: estar enamorada de mi papá hasta el fin de sus días, con todas las movidas de una pareja un poco despareja en muchos sentidos, con los problemas de una larga convivencia y con los hijos que nunca dejan de crear preocupaciones y dolor, voluntarias o involuntarias, como la desaparición de mi hermano. 

Cuando uno es chico, quiere crecer y cuando crece, se da cuenta de todo lo que quedó de la infancia guardado para siempre en la memoria del espejo, todo lo que no se dijo, todos los besos que no se dieron. En fin... 

Dice Borges en un fragmento: ...Temí asimismo que el silencioso tiempo del espejo se desviara del curso cotidiano de las horas del hombre y hospedara en su vago confín imaginario seres y formas y colores nuevos...

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De mi vida universitaria recuerdo la primera vez que me asomé a la puerta de la facultad de Odontología, en la calle 44 de la ciudad de La Plata y la curiosidad cargada de optimismo que sentí vislumbrando esa nueva etapa. Los jóvenes preciosos también me aportaron un gran interés a la parte no estrictamente estudiantil ¿a qué negarlo? Eran unos pibes de rechupete. 

La casa de La Plata de mi primo Beto, con mi tía Ada, su mamá, es otro hito en esa época. Beto estudiaba ingeniería, atendía la joyería de su padre ya fallecido y amaba incondicionalmente el teatro y, por eso, al final le dedicó su vida, con una trayectoria genial que hoy cosecha satisfecho. 

Con ellos vivi un año cuando cursaba segundo de odontología. En esa casa no había maldad ni conflictos y se respiraba libertad y una profunda tolerancia. De eso se aprende mucho. Ese año en la facultad fue de una exigencia superlativa, aunque logré aprobarlo. Cuando volví a mi casa en Témperley estaba tan flaca que mi papá se asustó y me mandó directamente a la cama.  Muchos días de verano pasé solo comiendo y durmiendo hasta que me recuperé.

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Años después, me veo con mi bebé Camilo en la calle Callao, entre Bartolomé Mitre y Cangallo, en pleno centro de Buenos Aires. El sentado en el bebesit y yo haciendo la comida. Los demás con los que vivíamos; Néstor Hidalgo, mi marido; Roberto Fitte y María Rosa, otro matrimonio con el que compartíamos piso, estaban en sus respectivos trabajos. Yo ya estaba en posesión del título pero con nula experiencia laboral y con un hijo pequeño que cuidar.  También con nula experiencia maternal y sin familia cerca para enseñarme. Los primeros hijos son el experimento de las madres. Pobres y pequeños cobayos humanos en manos inexpertas. Mi gran amiga Celia Acevedo, la mujer más linda del mundo, pintora y escultora de las buenas, me vino a visitar creyendo que todavía no había dado a luz y cuando vio al bebé en su cuna, lanzó un grito de sorpresa seguido de risas de alegría. Lo recuerdo con una nitidez esplendorosa. 

Osmar Villaflor, un habitué de nuestra casa, trabajaba de cartero pero profesaba un profundo amor al teatro (igual que mi primo Beto) vino una vez y me representó un monólogo de Bertolt Brecht que había aprendido. ¡Para mí sola! Tal fue el estado de hipnosis en que caí por la seducción del texto, que me tuvo que decir que ya había terminado su actuación para que yo aterrizara de nuevo al mundo real. Lo revivo y vuelvo a caer en ese trance fabuloso. 

De mi nueva vida en la nieve de la cordillera de Neuquén ya hablé varias veces pero no está de más repetirme: ver todo en blanco y negro por el brutal contraste de la nieve inmaculada y enceguecedora que apagaba lo cromático del resto, me dejó en un primer momento muy perpleja: el mundo había cambiado, ya no era en technicolor. Tanto me impactó que pinté todas las sillas de la casa, cada una de un diferente color. Necesitaba urgentemente los rojos, los amarillos, los púrpuras; intensos y saturados, los que siempre surgieron y siguen surgiendo en mis pinturas de manera involuntaria y me dan esa calidez acompañante. 

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Otra vuelta de tuerca y decido volver con mis hijos a Buenos Aires, a "un tango equilibrista", a Témperley. Las alegrías de esta nueva etapa se las debo a mi amada facultad de odontología porque, aunque yo había estudiado en La Plata, mi vida de postgrado fue en Buenos Aires. Al doctor Bozzini y su cátedra de fisiología en la que tanto aprendí. De esos tiempos de intenso estudio me quedaron tres colegas amigos entrañables hasta el día de hoy, con los cuales seguimos en contacto gracias a Internet: Beatriz Duffau, Virginia Descalzo y Juan Carlos Elverdin.  En ese lugar también tuve la gran oportunidad de mi vida (allí conocí a los médicos españoles que luego me brindaron la posibilidad de tener un trabajo en España), algo con lo que soñaba desde chica: emigrar, volar en otros cielos, mirarme en otros ojos, palpar otras realidades; en fin, cortar un cordón umbilical que pesaba como un ancla. El sube y baja de los eternos problemas de inestabilidad de mi país, la desaparición de tantas personas, los golpes militares, Malvinas, el fracaso del plan Austral, etc, etc...pero sobretodo mi inevitable alma viajera y exploratoria. 

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La luna de miel con España y su insignificante inflación, el habla de Andalucía, los bares llenos de humo por doquier, la calidez y sencillez de la gente, todos hablando y riendo a la vez, la seguridad de sus calles, la estabilidad, los proyectos de futuro. Eso me tuvo abducida muchísimo tiempo. Un nuevo horizonte se abría ante mi. Todo era diferente y novedoso. Todo era descubrimiento, risas y sorpresas: un  aprendizaje nuevo cada día. Me hacía acordar al tango: "...subite a mi ilusión supersport".  Me costó mucho entender sus códigos, tan diferentes a los de una porteña que había vivido 40 años en entornos argentinos. Me ayudaba mucho ser argentina (los gaditanos mayores siempre se acuerdan de los barcos cargados de carne y cereales que llegaban al puerto mandados por Perón), estar bien dispuesta y llena de optimismo, obstinadamente ciega a la carga burocrática que me había caído encima. Los dichosos "papeles", la anhelada legalidad, para mí y para mis hijos. Sobre todo Camilo, el mayor, que se acercaba peligrosamente a la mayoría de edad y se me escapaba la posibilidad de la reagrupación familiar prevista en la ley de extranjería. Riesgo, intuición, cambio, leyes, nuevos vecinos, algo de temeridad, tiempos de zozobra, adrenalina. Mis hijos y yo éramos peces de agua dulce tratando de aclimatarnos al agua salada. Adaptación rápida frente a situaciones nuevas ¿Qué otra cosa es la vida? 



Y ahora, muchos tiempo después, ya con un montón de años encima y muchas tareas cumplidas tengo la oportunidad de entender la archirrepetida y remanida frase del "placer de las pequeñas cosas", que se dice y se repite pero no se comprende hasta que no se vive. El perfume alado de los azahares, la primavera que estamos a punto de capturar, los campos amarillos puntillistas empachados de flores diminutas, las nubes huyendo alarmadas a otras latitudes. En uno de esos días soleados, paseando por ahí al azar y muy distraída, divisé a una variopinta familia con hijos y perros, correteando y riéndose, y de sólo verlos por un instante rocé la felicidad, un momento Satori, como dicen los japoneses. Nadie nos bombardeaba. 
Aquí viene como anillo al dedo una poesía de HERMANN HESSE:
                                       LLUVIA

Lluvia veraniega, lluvia templada, 
que susurra entre matas y arboleda
¡que bueno es, y que bendito,
soñar de nuevo hasta sentirme ahíto!

Tras tanto tiempo en la intemperie clara,
esta oleada me es desconocida.
Al alma misma le resulta rara
cualquier tendencia por otros dirigida. 

Nada ambiciono y a nada aspiro,
salvo a dulces canciones infantiles,
y, ya en el hogar, me admiro
de ver realizados mis sueños pueriles.

¡Corazón, con tu osadía acostumbrada,
eres feliz, agitándote al viento, 
sin pensar, sin saber nada, 
solo respirando, sólo sintiendo!

El castillo de Sancti Petri (antiguamente Hércules-Melkart y que, según dice la leyenda, fue fundado en el siglo XII antes de Cristo, en tiempos de la guerra de Troya), con su típica piedra ostionera, en la costa de Chiclana de la Frontera puede conmigo: no hay vez que no lo vea que no me invada ese misterioso halo de fascinación con sus dioses y su historia: es como si me susurrara desde su alma metida en las aguas del Atlántico. Hace milenios pertenecía a la isla de Kotinoussa, que se extendía hasta la ciudad de Cádiz. La actual torre es más moderna y fue construida por orden de Felipe II (siglo XVI), como parte de una serie de puntos de avistamiento para la temida llegada de los piratas berberiscos. Verlo de lejos con la caída del sol me emociona de una manera inexplicable. Como si su pasado me atravesara. Debo haber estado allí en otra vida, entre tirios y troyanos. ¡Seguro!

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Podemos pasear tranquilamente mientras en otros lugares la gente vive guerras, huye, sufre y muere. Pero no solo ahora. Siempre. Todas las víctimas son iguales pero unas son más iguales que otras. (Juez Calatayud dixit) Aunque en este momento de la historia y en este lugar del mundo no nos toca (de momento) beber de esa copa amarga. Me siento agradecida y lo digo sin culpas. El sufrimiento y el placer son algo inherentes al Sapiens, ya sea matándose o ayudándose entre si, compitiendo salvajemente o cooperando fraternalmente. Pensar nuestra humanidad llena de crueldad y bondad metida irremediablemente en los genes y toda entremezclada, me permite ver la realidad con más calma, científicamente, aceptando mejor lo que pasa, aunque con tintes amargos. Me consuelo aplicando el viejo adagio local cuando habla de lo irremediable: "esto es lo que hay". 

                   FIN DEL CUENTO 

jueves, 17 de marzo de 2022

FÚTBOL

 CONTRA VIENTO Y MAREA. 


ÁNGEL DI MARÍA: (apodado Fideo) "Con 15 años y un físico poco desarrollado, un técnico me denigró delante de todos: "Sos un cagón, sos un desastre. Nunca vas a llegar a nada. Vas a ser un fracaso", me dijo por no saltar en un córner. Yo no quería volver a jugar nunca más, pero me repuse y seguí adelante, hasta demostrar que ese hombre estaba equivocado. 

Así y todo, yo era muy chiquito y flaquito. A los 16, todavía no me habían promovido, y mi papá se empezó a preocupar. Una noche estábamos sentados en la cocina y me dijo: 'Tenés tres opciones: Podés trabajar conmigo. Podés terminar la escuela. O podés probar otro año más con el fútbol. Pero si no funciona, vas a tener que venir a trabajar conmigo'. No dije nada. Era una situación complicada, necesitábamos la plata. Pero ahí saltó mi mamá y dijo: 'Un año más en el fútbol'. Eso fue en enero. En diciembre de ese año, en el último mes del plazo que nos habíamos puesto, debuté en Primera con Rosario Central.

A mi mamá y al fútbol le debo todo. Imaginen esto: una mujer andando en bicicleta por todo Rosario, con un pibe atrás y una nenita adelante, más un bolso deportivo, con mis botines y algo de comer, en el canasto de adelante. En subida. En bajada. Pasando por los barrios más difíciles. Bajo la lluvia. En el frío. De noche. No importaba. Mi mamá sólo seguía pedaleando".

martes, 15 de marzo de 2022

CHINA

 


1985. Bettiana Blum , China Zorrilla (en la increible interpretacion de "Elvira") y Andrea Tenuta , caminando por las calles de Versailles , en los alrededores de la casa en la que se filmó "Esperando la Carroza", sin duda una de las mejores peliculas argentinas de todos los tiempos.

Ho se cumplen 98 años del natalicio de la excepcional actriz uruguaya a la que adoptamos como propia.

Concepción "China" Zorrilla nació en Uruguay, en el seno de una familia de artistas. Hija del escultor José Luis Zorrilla San Martín y nieta del escritor Juan Zorrilla de San Martín, inició su carrera artística en el teatro independiente de su país, trasladándose a Londres con una beca para la Royal Academy of Dramatic Art.


A su regreso y hasta 1958 protagonizó más de ochenta obras de teatro con la Comedia Nacional Uruguaya. En 1961 se convirtió en una de las fundadoras del Teatro de la Ciudad de Montevideo, con el que viajaría más tarde a Buenos Aires, Madrid y París.


Rodó en 1971 su primera película: Un guapo del 900, instalándose definitivamente en Buenos Aires e iniciando una intensa actividad teatral, cinematográfica y televisiva.


Polifacética, extrovertida y, como ella asegura, "sin miedo a vivir", ha trabajado además como periodista, traductora de obras de teatro y musicales, locutora de radio y maestra. Estudió ruso en París con el nieto de Tolstoi, ha viajado hasta los lugares más recónditos, ha llenado su agenda de amigos y "conocidos" como el escritor Martin Amis, Dustin Hoffman, Greta Garbo, Bernardo Neustadt o Diego Maradona y, con todo, se tomó un respiro de cinco años para vivir en Nueva York.


La filmografía de China incluye más de treinta películas "y obras de teatro, no sé, mil". Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, ha recibido múltiples distinciones, entre las que destacan el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de la Habana en 1984 (por Darse cuenta), el Cóndor de Plata 2002 a la trayectoria cinematográfica, el Premio a la Mejor Actriz en el pasado Festival Internacional de Moscú (por Conversaciones con mamá), la Orden de Gabriela Mistral del gobierno de Chile y la Orden de Mayo argentina.

China Zorrilla falleció el 17 de septiembre de 2014, después de pasar tres días internada en la clínica Asociación Española de Montevideo, como consecuencia de una neumonía.

Su velatorio se hizo en el Palacio Legislativo de Uruguay, desde el que partió el cortejo fúnebre, durante el que una multitud de fanáticos la despidieron con aplausos, y tuvo la misma despedida que un Jefe de Estado.


lunes, 14 de marzo de 2022

OVNI

 Texto extraído de Facebook de CARLES TÀVEC


Capilla del Monte, en las sierras de Córdoba de la Argentina, fue un lugar muy frecuentado por mí en mis años mozos para curarme una bronquitis asmática persistente. Mis incursiones por el paisaje incluyeron varios periplos hasta la cima del cerro Uritorco, lamentablemente exentos de encuentros cercanos con extraterrestres que seguramente al percibir mi presencia salían huyendo despavoridos pues los extraterrestres son sabios. Unas fotos que tomó Laura Navarro recientemente en Capilla del Monte me llevaron a investigar más y así me enteré de que a partir del caso «La Huella del Pajarillo» en 1986 han ocurrido acontecimientos inexplicables relacionados todos con avistajes de Objetos Voladores No Identificados. La propia Laura posó para una foto junto a un extraterrestre que parecía bastante amigable. Ella podrá darnos más detalles (o no). Con todo, me atrae más una leyenda que da cuenta de la existencia de ERKS, una ciudad en el interior del cerro Uritorco donde se guarda un bastón que hace 8 mil años hizo construir un jefe comechingón. Se cree que en ese objeto reside la sabiduría de la Humanidad y como nos hace tanta falta estoy pensando en organizar una expedición para rescatar el «bastón comechingón». Claro que no es fácil, pero tal vez exista alguna entrada oculta en las laderas del cerro, como en las películas de Indiana Jones. 

Fue tal el esfuerzo de pensar en eso, que agarré un ovni y lo abrí. Ustedes pensarán que estoy pirucho o chapita, que me faltan algunos jugadores o que estoy piantao piantao, pero no, me refiero a un Objeto Vitivinícola Nunca Inútil que algunos llaman «botella de vino», pues casi nunca hay una sola manera de nombrar algo, polisemia y sinonimia mediantes. Así, mientras saboreo una copa de malbec mendocino se me aclaran las ideas, y si no al menos gozo de un momento de distensión. 

En la foto se observa una especie de zapato olvidado en Capilla del Monte por un extraterrestre gigante. Vaya uno a saber su antigüedad, lo que sí se nota es que las inclemencias del tiempo lograron petrificarlo.

jueves, 10 de marzo de 2022

DESPERTAR

 8 de marzo.

En este día tan especial, elegir una mujer entre tantas es una tarea desproporcionada. Pienso que todos los días son para celebrar a la mujer, y para mí este no es un día de celebración. Hoy es un día de recordación trágico. Intimamente siento que no es del todo justo que celebremos el “día de la mujer” porque esas valientes mujeres fueron asesinadas. No hay nada que celebrar ante la tragedia.

Yo quiero recordar en este día a esas mujeres valientes y a todas las mujeres del mundo. Pero quiero hacerlo a través de las letras.Y sabiendo que no seré del todo justo con el universo maravilloso de mujeres que se dedicaron a escribir, voy a dejar aquí la poesía de una mujer gigantesca. Una talentosa poetisa argentina. Que me emociona. HÉCTOR J. DÍAZ



MAÑANA ES SIEMPRE. Por Matilde Alba Swan. 

               

Cómo quisiera despertar cantando. 

Pero amanezco, en cambio, 

dolorida de no haberme quedado en ese espacio, 

en ese tiempo de morir prestada.

Una isla no inscripta en ningún mapa, 

una célula enferma de ignorancia, 

un asfixiado mundo en miniatura, 

una avanzada humanidad triunfante, 

en clarines y hogueras homicidas.

Tabla sola, sin náufrago siquiera, y luchando,

relincho hacia la costa,

y animada nomás por el recuerdo

de un aliento mordido a sus astillas. 

Cómo quisiera despertar cantando, 

y me muero de sed y hambre 

de canto mientras desborda la preñada aurora 

en promisorio bermellón de vinos, 

y expandida, hoguera en panes, horneándose a lo alto. 

Yo estoy abajo, debajo de la historia, 

sepultada en antorchas apagadas 

y estandartes marchitos. 

Sumergida en humores subterráneos 

y en cenizas de huesos de bandido,

Soy el ser que no fue, lo que no pudo,

la olvidada, desdeñada semilla,

pero existo.

Dentro tengo un sauce inclinado que me llora. 

Un niño triste me llama, sin nombrarme. 

Me doy cuenta, me doy cuenta, yo existo. 

Mañana espero despertar, cantando.


Matilde Alba Swann. (1912 - 2000)

Matilde Kirilovsky de Creimer también conocida por su pseudónimo literario Matilde Alba Swann, fue una escritora, poetisa, periodista y abogada argentina. Fue una de las primeras mujeres que obtuvo el título de abogada en la Universidad Nacional de La Plata, provincia de Buenos Aires, en el año 1933.

miércoles, 9 de marzo de 2022

¿DIOS MUJER?

 


¿Y SI DIOS FUERA MUJER?  

Mario Benedetti


pregunta Juan sin inmutarse,

vaya, vaya si Dios fuera mujer

es posible que agnósticos y ateos

no dijéramos no con la cabeza

y dijéramos sí con las entrañas.


Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez

para besar sus pies  no de bronce,

su pubis  no de piedra,

sus pechos  no de mármol,

sus labios  no de yeso.


Si Dios fuera mujer no se instalaría

lejana en el reino de los cielos,

sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,

con sus brazos  no cerrados,

su rosa  no de plástico

y su amor  no de ángeles.


Ay Dios mío, Dios mío

si hasta siempre y desde siempre

fueras una mujer

qué lindo escándalo sería,

qué venturosa, espléndida, imposible,

prodigiosa blasfemia.


Mario Benedetti

UCRANIA

 


UCRANIA EN EL CORAZÓN. 

Por ABRASHA ROTENBERG

Nací en 1926 en un pequeño pueblo ucraniano llamado Teofipol. Los primeros años de mi vida convivíamos con mi madre  en la casa de mis abuelos paternos porque mi padre, que  no tenía ningún oficio  ni trabajo, tuvo que emigrar a la Argentina para ganarse la vida. Desde allí intentó que partiéramos para  Buenos Aires de inmediato pero  tardamos casi ocho años para obtener la visa de salida. Mientras  tanto mi madre tuvo que trabajar: consiguió un empleo en Kiev y yo me quedé al cuidado de  mis abuelos y otras veces , en un pueblo cercano, al cuidado de mis tíos maternos. En Teofipol  tuve dos amigos entrañables que vivían frente a la casa de mis abuelos. Estábamos siempre juntos, jugábamos y nos queríamos. En la foto están a mi derecha. El hermano, Volodia,  era unos años mayor que yo.

En casa de mis abuelos, que no simpatizaban con los comunistas, a menudo se hablaba en voz baja. No me gustan los países donde es necesario bajar la voz para conversar sobre algunos temas.

No conocí a mis abuelos maternos. Murieron muy jóvenes pero mis tíos, hermanos y hermanas de mi madre, siguieron viviendo en su pueblito natal a unos treinta kilómetros de Teofipol. Todos militaban en el Partido Comunista,  discutían en voz alta  mientras urdían un futuro esplendoroso.  Durante la hambruna ucraniana, de 1931, estos tíos me cuidaron y alimentaron, sobre todo mi tío Luzer, un idealista que creía en los logros de la Revolución. En Ucrania fui un niño feliz, una especie de huérfano privilegiado.

Cuando cumplí cinco años mi madre me trajo a Magnitogorsk, una ciudad industrial en los montes Urales donde trabajaba. Allí permanecimos un año y luego la trasladaron a Moscú, un verdadero privilegio. Residíamos en una casa colectiva frente a la Plaza Roja y al Kremlin. Yo me pasaba el día  contemplando las interminables filas de ciudadanos  que formaban colas para  ingresar al mausoleo de Lenin  y honrarlo. En Moscú descubrí la magia del cine y el escalofriante placer que me generaban  los circos. También en Moscú fui un niño feliz.

Stalin impuso una política de rusificación lingüística en todos los países que conformaba la URSS. Era más importante estudiar ruso  que el idioma local.  Siempre fui bilingüe y  el ruso y el ucraniano mis idiomas maternos. Nunca tuve conciencia de que éramos judíos.

Sobre este panorama esquemático voy a relatarles algunas historias.

En 1941 Hitler invadió la URSS y muchos ucranianos colaboraron de inmediato con los nazis. Apenas conquistaron Teofipol, mi pueblo natal, comenzó la búsqueda, caza y asesinato de judíos. Una mañana llegó a la casa de mis abuelos un  joven oficial alemán  acompañado por Volodia, nuestro vecino.  Venían a arrestar a mis abuelos y llevarlos al bosque para matarlos. Mis abuelos estaban enfermos, intuyeron de que se trataba y se negaron a obedecer. Mi abuelo impresionaba. El joven e inexperto oficial nazi se sintió perdido pero mi amigo Volodia, que se crió conmigo en la casa de mis abuelos, le arrebató el revólver y, sin dudar, les disparó. Después de la guerra fue condenado a 20 años de prisión por asesinato. Al salir siguió viviendo tranquilamente en Teofipol, como si nada hubiese sucedido.

Mi tío menor, que me llevaba pocos años, organizó un grupo de partisanos que saboteaban a los ocupantes alemanes y les infligían enormes pérdidas. Fue traicionado por uno de sus compañeros ucranianos, emboscado por los alemanes, torturado  y colgado durante varios días en el centro de Teofipol a la vista la vista de la población.

Mi tio Luzer, hermano de mi madre, ascendió a coronel en el  Ejército Rojo, entró con su tropa a Berlín, y durante varios años tuvo un alto cargo  en la Administración de la zona soviética. En su uniforme no cabían las medallas que recibió por su coraje. Al terminar la guerra, fue nombrado secretario general del Partido Comunista en la zona de  Vinitsa. En 1967, cuando estalló la Guerra de los seis días, fue convocado  por sus camaradas  para solicitarle la renuncia a su cargo. El motivo: la URSS, hasta ese momento proisraelí, cambió su política y comenzó a apoyar a los países árabes y, como mi tío era judío, se sentían incómodos con su presencia. Mi tío nunca pudo superar su desencanto y su dolor.

Con  sus incontables medallas soviéticos murió casi centenario en la ciudad de Nueva York. Ironías de la historia.

Cuando llegué a la Argentina descubrí y tuve conciencia de mi judaísmo, al que asumí y disfruto como cultura, tradición y pertenencia. También me siento cercano a la cultura rusa y ucraniana aunque fundamentalmente la mía es argentina. He vuelto varias veces  a Ucrania y a Rusia pero nunca dejó de dolerme el arraigado antisemitismo, tanto ruso como ucraniano, como, por ejemplo, los progroms de Petliura, la decisión soviética de que no trascendieran los asesinatos de 33000 judíos en Babi Yar y la censura impuesta a la publicación del poema Babi Yar de Eugueni  Ievtushenko. Siento que hoy  la situación ha cambiado drásticamente. Que Ucrania  haya elegido, con  el 73% de los votos, a un presidente que se declara judío y que éste lidere la resistencia a la brutal invasión decretada por Putin, me sorprende y me enorgullece. Espero que Putin entienda que se ha equivocado, que tiene derecho a defender la seguridad de Rusia pero también la obligación de negociarla civilizadamente. Como líder de un gran país debe retroceder y  encontrar otras vías para solucionar sus problemas antes de que sea demasiado tarde, si ya no lo es.

En estos días amargos recuerdo con ternura mi infancia en Teofipol,  la casa de mis abuelos, la calle que conducía al cercano rio y las voces blancas de las campesinas que en los melancólicos  atardeceres volvían a sus casas cantando tras la siega. Desde ese recuerdo, espero que Ucrania supere esta trágica, injustificada y cruel agresión y pronto recupere la paz, la seguridad y la independencia a las que tiene derecho. El mundo civilizado está con Ucrania.

                       ABRASHA ROTENBERG

MUJERES

 


"No podría entender mi vida, tal como es, sin la importancia que han tenido en ella las mujeres. Fui criado por una abuela y numerosas tías que se intercambiaban en sus atenciones para conmigo, y por mujeres del servicio que me daban instantes de gran felicidad durante mi infancia porque tenían, si no menos prejuicios, al menos prejuicios distintos a los de las mujeres de la familia. La que me enseñó a leer era una maestra muy bella, muy graciosa, muy inteligente, que me inculcó el gusto de ir a la escuela solo por verla. En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres, y en las cuales se orientan mejor con menos luces. Esto ha terminado por convertirse en un sentimiento que es casi una superstición: siento que nada malo me puede suceder cuando estoy entre mujeres. Me producen un sentimiento de seguridad sin el cual no hubiera podido hacer ninguna de las cosas buenas que he hecho en la vida. Sobre todo, creo que no hubiera podido escribir".

Gabriel García Márquez

martes, 8 de marzo de 2022

SÍMBOLOS

 MÓNICA BARDI

Vendió para pagar viejas deudas. Muchas eran culpas del pasado. Todos llevamos algo a cuestas. Pagó y se dió cuenta que eso le aportó cierta impalpable tranquilidad interior como si una tímida paz se asomara desde algún lugar oscuro. Por eso, cuando fue interpelado por AQUEL que siempre tocaba el apropiado botón emocional que le hacía daño, notó algo distinto, algo nuevo. En un primer momento, no pudo definirlo, no pudo ponerle nombre, era como una serenidad inquebrantable. Los ataques verbales de AQUEL salían de su boca pero, asombrosamente, no llegaban a destino. Las apuñalantes palabras, esas terribles y dolorosas palabras, perfectamente entendidas desde lo racional, llegaban vacías de contenido, habían perdido su filo, sus puntas y su quemazón. Profundamente asombrado, constataba, con el paso de los minutos de la conversación, que era como si un parapeto transparente lo aislara del poder hiriente de AQUEL que lo quería herir. Ese noble cristal actuaba de cortocircuito y lo iracundo se derretía en el camino. ¿Como se habría obrado aquel milagro? ¿Era posible que con plata se hubiera saldado esa deuda que solo existía en su imaginación? ¿Tanto poder tenía ese papel impreso en su subjetividad? "Para que después resten importancia a la fuerza simbólica del dinero" pensó más tarde, rebobinando el diálogo con placer. Y una leve sonrisa curvó su boca. Había ganado la guerra, llevada y traída en tantas batallas a lo largo de muchos años: YA NO PODÍA HACERLE DAÑO. 
                            Mónica Bardi. 

lunes, 7 de marzo de 2022

CONFUSIÓN

 LA OFICINA CENTRAL. 

por Delfina Acosta.

       


                                         

Macedonio Gutiérrez y su amigo Apolonio llegaron, en condición de curiosos, a la oficina central del pueblo, lugar muy concurrido, por cierto. Cosa de no creer, los pueblerinos debían, diariamente, hacer presencia física en tal recinto para confirmar que eran quienes eran, diciendo en las ventanillas sus nombres y apellidos. Quienes llegaban tarde a la repartición de números, eran excluidos de las largas filas; se quedaban entonces, como huevos de gallinas, sin identidad alguna. Recuerdo que hubo miles de casos de personas quienes, víctimas de la confusión generada por los griteríos, recibían cédulas equivocadas. Fue así que una tal Aparicia Quiñónez, dignísima señora, aburrida viuda del juez, salió de la oficina con la identidad de Ofelia Iriarte, meretriz de la casa de citas "La estrella". Sin embargo, la mujer, quién lo diría, aceptó más que satisfecha su nueva condición civil. Macedonio, gran observador, al ver su rostro contento, le echó un piropo salado. Ella le sonrió. Al caer la noche, ambos se dirigieron, con pasos rápidos, al río lustrado por la rojiza luna.          DELFINA ACOSTA

domingo, 6 de marzo de 2022

¡CÁLLENSE!

 


POEMA DE LEÓN FELIPE.

Estos poetas infernales,

Dante, Blake, Rimbaud

que hablen más bajo…

que toquen más bajo…

¡Que se callen!

Hoy

cualquier habitante de la tierra

sabe mucho más del infierno

que esos tres poetas juntos.

Ya sé que Dante toca muy bien el violín…

¡Oh, el gran virtuoso!

Pero que no pretenda ahora

con sus tercetos maravillosos

y sus endecasílabos perfectos

asustar a ese niño judío

que está ahí, desgajado de sus padres…

Y solo.

¡Solo!

aguardando su turno

en los hornos crematorios de Auschwitz.

Dante… tú bajaste a los infiernos

con Virgilio de la mano

(Virgilio, «gran cicerone»)

y aquello vuestro de la Divina Comedia

fue una aventura divertida

de música y turismo.

Esto es otra cosa… otra cosa…

¿Cómo te explicaré?

¡Si no tienes imaginación!

Tú… no tienes imaginación,

Acuérdate que en tu «Infierno»

no hay un niño siquiera…

Y ese que ves ahí…

está solo

¡Solo! Sin cicerone…

esperando que se abran las puertas de un infierno que tú, ¡pobre florentino!,

no pudiste siquiera imaginar.

Esto es otra cosa… ¿cómo te diré?

¡Mira! Éste es un lugar donde no se puede tocar el violín.

Aquí se rompen las cuerdas de todos

los violines del mundo.

¿Me habéis entendido poetas infernales?

Virgilio, Dante, Blake, Rimbaud…

¡Hablad más bajo!

¡Tocad más bajo! ¡Chist!

¡¡Callaos!!

Yo también soy un gran violinista…

y he tocado en el infierno muchas veces…

Pero ahora, aquí…

rompo mi violín… y me callo.


Felipe Camino Galicia de la Rosa (1884-1968), conocido como LEÓN FELIPE fue un poeta español de estilo personalísimo y se lo considera como de la generación del '27, aunque es difícil de encasillar. Tuvo una vida tumultuosa. Perteneciente a una  familia adinerada, se graduó como farmacéutico pero aprovechó esa circunstancia para regentar varias farmacias de pueblos de España y actuar como cómico en una compañía de teatro. Su vida bohemia lo arruinó económicamente y escribe: "He dormido en el estiércol de las cuadras, en los bancos municipales, he recostado mi cabeza en la soga delos mendigos y me ha dado limosna- Dios se lo pague- una prostituta callejera".  

Viajó a la Guinea Española, luego a México (1922), y volvió a España para luchar en el bando republicano hasta 1938, en que se exilia definitivamente en México. 

martes, 1 de marzo de 2022

INSANO

 Por REGINA ROLDÁN MARIANI


"Se trata de un insano", dice el periodista. Cómo si detrás de un insano hubiera un asesino violento, o una mala persona que no es dueña de sus actos.

Ojalá lo internen -a este señor periodista- de un día a otro, que lo vistan con un harapo, que lo hagan dormir al lado de un obeso enorme y atado. Que llore esa eterna noche consciente del infierno.Me pregunto que sabe este hombre trajeado de la locura.

Las mejores personas lo están, lo dice Alicia; del sombrerero loco.

Este intelectual. No sabe lo frágil que es la vida. Lo cercano a la muerte y la locura que estamos todos.

Y cómo comprender a la locura, si la empastillan, la encierran.

Todos somos uno en distintos estados.