viernes, 25 de agosto de 2023

DÍAS DE VERANO

 





DÍAS DE VERANO. Por Mónica Bardi

Mi gato Tito cree ingenuamente que el universo es nuestra casa y el jardín. Más allá el NON PLUS ULTRA, o sea, lo desconocido. Otra cosa: a mi me avisaron desde la sonda Voyager 2 (fuera ya del sistema solar, a 19.900 millones de km de mi jardín), que han captado un maullido lejano de la gata Tita y han enviado una respuesta que esperamos con ansiedad hace unos 30 días. 

En cambio, el ganso Cuaco ha volado por lejanas latitudes hasta que aterrizó en mi jardín y allí se quedó. Por momentos parece resignado y hasta contrariado pero no se va. El Rover Curiosity, que hace años que aterrizó en Marte desearía tener alguna presencia viva para alegrar su corazoncito robótico de vez en cuando pero el Cuaco se niega. No tiene ganas de largos viajes. 

Mi gato Tito todavía es muy chico para emprender riesgosas aventuras por el desconocido mundo exterior pero ya pispea desde lo alto del albaricoque al vecindario llenos de misterios. Le habla a la Luna porque mi gato es un poeta. 

Mi ganso Cuaco tiene grandes altibajos emocionales según la estación del año en la que se encuentra: en verano se acerca mucho más a nosotros. Hasta parece festejar nuestra llegada con grandes exteriorizaciones de sus blanquísimas alas y no ataca. En primavera se torna hostil y vive más alejado, como si estuviera enojado por no tener pareja. Ya se sabe, la primavera la sangre altera. Pero la gran sorpresa de su vida plumífera estaba esperándolo a la vuelta de la esquina: una gansa guapa. Pero claro, él todavía no lo sabe. A nosotros ya nos avisaron desde la Estación Espacial Internacional, que todo lo ven desde una visión panorámica, que se aproxima la gansa guapa.  

Mi gato Tito es apegadísimo a compartir cama con humanos durante la noche. Solo que, a veces, los humanos no lo dejan y entonces se queda maullando en la puerta del dormitorio hasta que se cansa y se tumba en las toallas del baño con celestial resignación. Pero nunca le perdonaré que haya destruido mi orquídea y por eso lo he mandado al ostracismo... pero no quiere ir. Dice que no sabe dónde queda.

Mi ganso Cuaco entra a la cocina exigiendo más cereales para el almuerzo y sistemáticamente caga. ¡Pato criollo, a cada paso una cagada!

Y así transcurre la vida entre animales y vegetales. Nosotros, igual que Tito, pensamos que nuestro universo son los lugares donde nos movemos porque mirar al abismo es acojonante ¿Y si el abismo nos contesta?

sábado, 19 de agosto de 2023

CHICLEA

 


CHICLE PREHISTÓRICO O TESORO ARQUEOLÓGICO

Apenas comenzaba a asomar el Neolítico por el norte de Europa cuando una mujer mascaba tranquilamente por allí un "chicle" compuesto de resina de abedul. Cuando se cansó de masticar lo escupió y siguió con sus tareas. Unos 5.800 años más tarde, un equipo de la Universidad de Copenhague bajo la dirección de Hannes Schroeder encontró el chicle que aún mantenía las marcas de los dientes de su dueña, apodada como "Lola". Tras un análisis exhaustivo del chicle los resultados han sido asombrosos.

¿Qué han descubierto?

- En primer lugar, lo más increíble, es que Schroeder y su gente han conseguido secuenciar el genoma completo de Lola. Algo inaudito hasta el momento en restos que no fueran dientes o huesos. Y así sabemos que Lola era una mujer de pelo y piel oscuros y ojos claros. Algo que no cuadra muy bien con el fenotipo de los cazadores-recolectores locales pero sí con otras comunidades europeas.

- En segundo lugar, Lola estaba complicada de salud. El microbioma oral (es decir, el zoológico de virus y bacterias que esa mujer tenía en la boca) que revelan las muestras de ADN no humano nos cuenta que portaba el virus de Epstein-Barr y el Streptococcus pneumoniae. Respecto a las bacterias, aparecen Porphyromonas gingivalis , Tannerella forsythia y Treponema denticola.

- Y por último, también encontraron muestras de ADN ni humano ni microbiótico que sugieren lo que comió Lola antes de masticar su chicle: avellanas y carne de ánade real.

Así que gracias a este “chicle” hemos podido conocer mucho más sobre cómo era la vida de aquella gente en ese periodo tan apasionante que es el salto hacia el Neolítico.

La maravillosa imagen que os mostramos es la reconstrucción de Lola vista por el fabuloso paleoartista Tom Björklund.

viernes, 18 de agosto de 2023

PRIMER AMOR

 


INSTITUTO LOMAS DE ZAMORA. (BUENOS AIRES, ARGENTINA). COOPERATIVA LTDA. DE ENSEÑANZA

MARTES DE LECTURA 📚

La estudiante Valentina Amaya de 5to B Sociales compartió este bello texto del educador CARLOS SKLIAR

PRIMER AMOR

Se acerca a mí. Está a unos pocos pasos.

Camina siguiendo la forma de la brisa y los árboles

parecieran obedecerle.

Ya está a menos de dos metros.

Al fin podré decirle todo lo que siempre imaginé.

Por ejemplo que medio cuerpo suyo es sonrisa y el

otro medio cuerpo un vendaval.

Tiemblo, como si la tierra se abriese por encima,

como si el mundo fuese una lluvia a punto de

detenerse.

Aquí está, ya casi a mi lado.

Pero me quedo callado cuando pasa. ¿Cómo decirlo?

 ¿En qué lengua? ¿Con cuál respiración? 

Ojalá siga pasando por aquí cada día y que alguna

vez pueda decirle algo. 

Espero que no sea demasiado tarde.

Espero que no pase demasiado tiempo.

Espero. 

Por ahora sólo tengo nueve años.

Y tengo tiempo. O eso creo.

miércoles, 16 de agosto de 2023

GATO EN UN PISO VACÍO

 

"Morir, eso no se le hace a un gato.

Porque qué puede hacer un gato

en un piso vacío.

Trepar por las paredes.

Restregarse entre los muebles.

Parece que nada ha cambiado

y, sin embargo, ha cambiado.

Que nada se ha movido,

pero está descolocado.

Y por la noche la lámpara ya no se enciende.

Se oyen pasos en la escalera,

pero no son ésos.

La mano que pone el pescado en el plato

tampoco es aquella que lo ponía.

Hay algo aquí que no empieza

a la hora de siempre.

Hay algo que no ocurre

como debería.

Aquí había alguien que estaba y estaba,

que de repente se fue

e insistentemente no está.

Se ha buscado en todos los armarios.

Se ha recorrido la estantería.

Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.

Incluso se ha roto la prohibición

y se han desparramado los papeles.

Qué más se puede hacer.

Dormir y esperar.

Ya verá cuando regrese,

ya verá cuando aparezca.

Se va a enterar

de que eso no se le puede hacer a un gato.

Irá hacia él

como si no quisiera,

despacito,

con las patas muy ofendidas.

Y nada de saltos ni maullidos al principio".


"Un gato en un piso vacío ", Wislawa  Szymborska

Cuando el poeta Kornel Filipowicz murió en febrero de 1990 Szymborska le dedicó un epitafio, uno de sus versos más conmovedores: “Un gato en un apartamento vacío”.

Tiempo después, en una entrevista, ella comenta el poema: “Ese gato -que debe acostumbrarse a vivir en un piso donde ya no está su amo, muerto- es una herida grande en mi corazón.

Ahí hablo del dolor por la pérdida de mi compañero, mi gran amor, el poeta Kornel Filipowicz, fallecido en 1990; no es sólo el gato el que está triste sino también yo”.

lunes, 14 de agosto de 2023

ABUELAS

 

Narración de Mónica Bardi

Hoy en la piscina del polideportivo  rodaban acuáticamente las especies acostumbradas que ya, en otras ocasiones, he descripto con más detalle. Los viejos como yo y los jóvenes como ellos. Siempre lo mismo, nadadores más constantes y los que vienen a remojarse como los garbanzos. Se ven cuerpos esquilmados por los años, como yo, y las pieles tersas llenas de tatuajes como ellos. Aquagym para gente con lesiones o simplemente arruinadillos por el paso de los años. Muchos niños de todas las edades. Lo habitual. 

Siempre hay alguna cosa que atrae mi atención y hoy me fijé especialmente en unos abuelos muy cariñosos y simpáticos con dos nietitos pequeños en la parte baja de la piscina. Les estaban enseñando a perder el miedo al agua. Me quedé mirándolos con una sonrisa porque ver patalear a esos proyectos de pecesitos siempre me entretiene y me genera ternura. En un momento dado apareció otro veterano de pelo blanco y piel colgante que se puso a charlar con el abuelo. Y charlaban y charlaban... la conversación debía ser muy interesante porque así fue como ya el abuelo no se ocupó más de sus nietos: estaba distraído. ¡Pero la abuela no! ¡Eso nunca! No se permitía ningún margen de error, prestando la máxima atención a la más pequeña. Se reían, chapoteaban y ensayaban con brazos y piernas. Pasaba el tiempo y yo iba y venía como de costumbre, cumpliendo con mis largos piscinescos y seguía viendo a la abuela y sus nietos. Ella complacida pero muy pendiente, con toda la responsabilidad encima. Se le notaba un vago aire de  preocupación y prudencia. "Lógico", pensé "que no les vaya a pasar nada". Me acordé de mí, cuando acompañaba a mi nieto de dos años en nuestras caminatas y en la piletita de plástico. Ese temor latente. Durmiendo con un ojo cerrado y otro atento y abierto. Los hijos ni se lo imaginan: ellos piensan que nosotras disfrutamos y ¡claro que disfrutamos! pero si la cosa se alarga sentimos todo el peso de la responsabilidad multiplicada por dos de cuando éramos madres. Porque, si la cosa se alarga, seguro que algo habremos hecho mal. Según el criterio de nuestros hijos y sus cónyuges con todo el aparataje de psicología moderna y pediatras influencers, saben mucho más que nosotras... las viejas.   

Me acordé de mi amiga Marta cuando llevó a su nieto Lucas a Eurodisney; cuando momentáneamente lo perdió de vista y su ataque de llanto al encontrarlo justo al lado de donde ella estaba. Ese ruido de fondo permanente, ese terror larvado de que se accidenten, de que se pierdan, de que alguien se los lleve. 

Entretanto, en el polideportivo, el abuelo en cuestión, con los huevos en remojo y de espaldas, seguía hablando con el otro, ajeno por completo a las zambullidas de los nenes. Yo, mientras nadaba, pensaba: "como siempre, la mujer de los cuatro ojos ocupándose de todo. No falla". 

jueves, 10 de agosto de 2023

FACUNDO

 


Del muro de Paul Torres. 

CONCHITA CUENTA CUENTOS

"Siempre quise saber lo que había detrás de la famosa frase de Facundo Cabral “No soy de aquí ni soy de allá...”, y cuando lo supe, amé esta historia que ahora les cuento: Tiene tanto tiene qué ver con un sentimiento tan noble y tan poderoso como el amor: el perdón.

El padre de Facundo se fue de su casa antes de que éste naciera. Luego Sara, su madre, fue echada a la calle junto a sus pequeños hijos, y Facundo no tuvo un techo donde nacer, de ahí lo de “No soy de aquí ni soy de allá / no tengo edad ni porvenir / y (a pesar de todo) ser feliz / es mi color de identidad”.

Nació así en La Plata, y se crió en una de las barriadas más pobres de la urbe argentina, como presagio de lo que más adelante la montaña rusa de la vida le depararía: sinsabores, éxitos, fracasos, lucha, amores, desamores y mucho aprendizaje, como preparando al gran apóstol de la música latinoamericana para un camino que no detendría ni su absurda muerte un 9 de julio.

Una noche, tras terminar un concierto en una de las catedrales de la música de Buenos Aires, Facundo, con 46 años a cuestas, se llevó la sorpresa de su vida: en el pasillo lo esperaba su padre. “Lo reconocí porque era igual a la foto que mi madre siempre había guardado, pero con el pelo cano y las huellas del tiempo reflejadas en su rostro y en sus manos. En el acto supe que era él, porque siempre vi esa foto en la repisa de la cama de mi madre”, contaba Cabral. “Mi padre era muy apuesto. Todo lo contrario a mí, era muy elegante. Ahora, muchísimos años después, estaba allí y me quedé congelado sin saber qué hacer”.

Este era el primer encuentro con su padre. ¿Se imaginan la tormenta de emociones, pensamientos y nerviosismo que azotaban dentro de aquel hombre que paseaba su música por el mundo pregonando la paz, el perdón y el amor? Entonces, ¿qué hacer?

Un día Cabral dijo sobre su padre: “Agotó todo el odio que había acumulado en mí; lo odié tanto y tan profundamente porque había dejado sola a mi madre con siete hijos. Aprendimos todos a tener el cielo por techo y la lucha por sobrevivir se volvió prioridad para los ocho. Murieron cuatro de hambre y frío. Tres sobrevivimos de milagro”.

Ahora, su padre estaba frente a él, y sentía tener todo el derecho de decirle lo que su corazón guardaba. El rencor es un sentimiento tan fuerte como el perdón y Facundo sintió muchas veces que su memoria le alejaría para siempre de aquel hombre. En ese momento, el recuerdo de las palabras de su madre retumbó en su cabeza y en su corazón: “Vos que caminás tanto, algún día te vas a encontrar con tu padre. ¡No cometas el error de juzgarlo! Recuerda el mandamiento: honrarás al padre y a la madre. Segundo, ese hombre que vas a tener enfrente, es el ser que más amó, más ama y más amará tu madre. Tercero, lo que corresponde es que le des un abrazo y las gracias, porque por él estás gozando las maravillas de Dios en este mundo por el que caminas. La vida que tanto amas no sólo te la dio tu madre, también se la debes a tu padre. No lo olvides”.

El desenlace de este encuentro lo cuenta el mismo Facundo: “Por eso cuando vi a mi padre nos acercamos, nos abrazamos y fuimos grandes amigos hasta el final de sus días. Aquella vez me liberé y dije: ‘Mi Dios, qué maravilloso es vivir sin odio’. Me costó años perdonar y pude hacerlo en un segundo. Y me sentí tan bien”.

El perdón es tan noble y poderoso como el amor.

Texto:  Facundo Cabral.