viernes, 31 de diciembre de 2021

FIDEOS FINOS

 Último día del año 2021. Me dije que iba a publicar algo de Borges que aun no hubiese publicado. Y pensé que este año de pandemia donde parecía que volvíamos a la normalidad, pero parece que otra vez vamos a vivir con “la espada de Damocles” sobre la cabeza, me sugería otra cosa.

Entonces me dije que tal vez sería mejor y agradable algo que nos entibiara el alma, que nos devolviese a esa esperanza y a esos sueños que tuvimos en la niñez.


Espero que lo disfruten, y tengan todos un feliz fin de año y un maravilloso y esperanzador 2022. HÉCTOR J. DÍAZ


...

FIDEOS FINOS. 

MARÍA ELENA WALSH



Voy a contarles lo que había

entonces en Ramos Mejía.


Había olor a tía,

veredas de ladrillo con pastito

y, tras la celosía,

un viejo organillero con monito.


Y había por los caminos

muchísimos fideos finos.


Había un cielo entero

por donde navegaban las hamacas

y leche que el lechero

traía, no en botella sino en vaca.


Había lluvia en tinas

y patios con ranitas adivinas,

y una gallina clueca

mirándonos con ojos de muñeca.


Había a cada rato

un gato navegando en un zapato,

y había en la cocina

una mamá jugando con harina.


María Elena Walsh (Argentina, 1930 - 2011)

lunes, 27 de diciembre de 2021

KAFKA

 EL PUENTE - FRANZ KAFKA

Yo era rígido y frío, yo estaba tendido sobre un precipicio; yo era un puente. En un extremo estaban las puntas de los pies; al otro, las manos, aferradas; en el cieno quebradizo clavé los dientes, afirmándome. Los faldones de mi chaqueta flameaban a mis costados. En la profundidad rumoreaba el helado arroyo de las truchas. Ningún turista se animaba hasta estas alturas intransitables, el puente no figuraba aún en ningún mapa. Así yo yacía y esperaba; debía esperar. Todo puente que se haya construido alguna vez, puede dejar de ser puente sin derrumbarse.

Fue una vez hacia el atardecer -no sé si el primero y el milésimo-, mis pensamientos siempre estaban confusos, giraban siempre en redondo; hacia ese atardecer de verano; cuando el arroyo murmuraba oscuramente, escuché el paso de un hombre. A mí, a mí. Estírate puente, ponte en estado, viga sin barandales, sostén al que te ha sido confiado. Nivela imperceptiblemente la inseguridad de su paso; si se tambalea, date a conocer y, como un dios de la montaña, ponlo en tierra firme.

Llegó y me golpeteó con la punta metálica de su bastón, luego alzó con ella los faldones de mi casaca y los acomodó sobre mi. La punta del bastón hurgó entre mis cabellos enmarañados y la mantuvo un largo rato ahí, mientras miraba probablemente con ojos salvajes a su alrededor. Fue entonces -yo soñaba tras él sobre montañas y valles- que saltó, cayendo con ambos pies en mitad de mi cuerpo. Me estremecí en medio de un salvaje dolor, ignorante de lo que pasaba. ¿Quién era? ¿Un niño? ¿Un sueño? ¿Un salteador de caminos? ¿Un suicida? ¿Un tentador? ¿Un destructor? Me volví para poder verlo. ¡El puente se da vuelta! No había terminado de volverme, cuando ya me precipitaba, me precipitaba y ya estaba desgarrado y ensartado en los puntiagudos guijarros que siempre me habían mirado tan apaciblemente desde el agua veloz.

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"Kafka ha sido uno de los grandes autores de toda la literatura. Para mí es el primero de este siglo. Yo estuve en los actos del centenario de Joyce y cuando alguien lo comparó con Kafka dije que eso era una blasfemia. Es que Joyce es importante dentro de la lengua inglesa y de sus infinitas posibilidades, pero es intraducible. En cambio Kafka escribía en un alemán muy sencillo y delicado. A él le importaba la obra no la fama, eso es indudable. De todos modos, Kafka, ese soñador que no quiso que sus sueños fueran conocidos, ahora es parte de ese sueño universal que es la memoria. Nosotros sabemos cuáles son sus fechas, cuál es su vida, que es de origen judío y demás, todo eso va a ser olvidado, pero sus cuentos seguirán contándose".


Jorge Luis Borges.

Extracto de "Un sueño eterno", texto aparecido en el diario El País, el 3 de julio de 1983.


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AUSENCIA

 PRIMERA NAVIDAD SIN PABLO.







sábado, 25 de diciembre de 2021

JUICIO

 Futuro pluscuamperfecto. FRANCISCO INGOUVILLE


En el aire estaba el holograma animado de mi cumpleaños de 40  (era tan joven) en que se me veía sirviéndome con una gran sonrisa una abundante porción de pulpo a la gallega, levantaba la copa y brindaba y mis amigos de la larga mesa aplaudían. Muchos de los animales presentes miraban esa imagen con expresión resentida. Había más de un pulpo entre el público. Hasta los perros y los gatos parecían nunca haber sido amigos nuestros ni haber comido bajo la mesa pedazos de carne que les alcanzábamos. El traductor electrónico  había asignado al fiscal, un Coatí entrado en años, la voz de Anthony Hopkins. Y se le oía decir en respuesta a lo expresado por nuestro  abogado:

"La defensa ha puesto a consideración del jurado argumentos remanidos. Ha manifestado que muchos de nosotros también nos comemos a otras especies y con frecuencia a la nuestra y han mostrado hologramas de cocodrilos comiendo crías indefensas,  leones matando cachorros de otros machos,  pájaros robando huevos.... de comadrejas matando gallinas. Es prácticamente innecesario  refutar lo insensato de estos argumentos, que en sí mismos no hacen más que reafirmar la culpabilidad de esta especie. Viven en un marco conceptual que les impide ver  la destrucción total de su entorno y lo compara con nuestra mínima matanza para subsistencia."

Los traductores del público emitieron murmullos de aprobación. Los ciervos asentían con sus grandes ramificaciones de astas.  Las vacas se miraban rumiando. Desde la pared vidriada un tiburón apretando  los dientes se destacaba entre los peces. Yo tenía claro que no había chance de salvarnos.  El fiscal mostró maquinaria agrícola gigante, y  aviones fumigando pesticidas en los campos. Mostró montañas gigantes de bidones plásticos de venenos, vacíos, apilados para su reciclaje después de haber sido usados para el exterminio. Mostró automóviles del siglo veinte cargando nafta en una estación de servicio y sus ocupantes tomando alegremente un refresco mientras el empleado sacaba de los parabrisas, miles de cadáveres de mariposas e insectos. A continuación se mostraban automóviles del siglo veintiuno en que los vidrios ya llegaban limpios.  Décadas de veneno habían logrado vaciar el aire de toda vida hasta dejarlo limpio. El cuatí  pronunció lenta e irónicamente la palabra limpio.  Los hologramas siguieron mostrando cadáveres de zorros, mulitas, liebres, vizcachas, perros, cuises, peludos, zorrinos y comadreja hechas una masa casi  irreconocible en las rutas donde habían sido atropellados y pisoteados... se veía a los conductores escuchando música y fumando mientras les pasaban por arriba sin siquiera prestar atención. La imagen de una alfombra de piel de oso, y los pies de un niño apoyados sobre la cara del animal, embalsamada  en expresión de ataque, provocó un murmullos en el público.

"...ellos  asfaltaron sus rutas  en nuestros territorios y decidieron que tenían derecho a matar al que osara estar en su camino..." decía el fiscal  "¡Peor aún!... ni siquiera lo decidieron... lo dieron por obvio. Es esa cosmogonía antropocéntrica y soberbia que juzgamos hoy... que ni siquiera ha sido sana para ellos"

Un delfín fue llamado a declarar sobre la pesca industrial con redes de arrastre que destruían sistemáticamente el hábitat de millones de especies que ni siquiera tenían interés para el Hombre. 

Las horas siguientes llegaron a convencerme de que éramos culpables.  Infinidad de imágenes de mataderos, curtiembres, zoológicos, safaris, desmontes en amazonas, asados multitudinarios, riñas de gallos y de perros, monos vivos con el cráneo abierto y humanos comiendo sus cerebros, langostas hervidas vivas... Y siempre las risas alegres de los humanos gozando de la vida. La crisis climática global, despiadada, innecesaria, absurda... Las fotos de la infinidad  de especies extinguidas, bellas e inocentes... fue el cierre drámático del alegato del fiscal. 

El jurado debatió durante semanas. No había duda que éramos culpables, pero la gran polémica era qué hacer con la humanidad. Nuestras fantasías giraban en remolinos desenfrenados que iban desde la exterminación, la tortura,  la  esterilización.  Nos van a comer vivos me decía una pelirroja, vecina de asiento.

Pero la decisión resultó sorprendente. Emitieron un documento bastante largo. En síntesis decía que iban a tocar nuestro ADN para sacar del cerebro la ambición desmedida. Comparando nuestros cerebros con "cerebros normales" como se definían a sí mismos, llegaron a la conclusión de que teníamos una cosa que ellos desconocían,   denominada "la capacidad de abstracción" y que eso nos permitía fabricar un modelo de la realidad en base a lo poco que percibíamos  de ella por nuestros sentidos. "Ese modelo que se construyen, tiene la precisión que puede tener un mapa de Pekin tallado con una cuchilla de cocina en la cabeza de un alfiler" Pero lo que les parecía más grave era la  idea del tiempo. Y asociado a ella la idea de acumular, y finalmente  la ambición desmedida y exponencial.

Mientras escribo esto estoy en la lista de espera para que me intervengan. He tenido la ocasión de estar con algunos ya operados. Parecen normales. Más cariñosos. Surge con ellos ese amor instantáneo que uno sienten y recibe con un perro en el momento de conocerlo y hacerle las primeras caricias.


Me encontré con mi vecina pelirroja, ayer, por la calle. Me sonrió aliviada. Me miró a los ojos y me dijo después de una pausa... "Al final la condena fue razonable... Muy humana."

FRANCISCO INGOUVILLE

viernes, 24 de diciembre de 2021

TIC TAC


 

¡¡EN PAZ!!

 El poema más hermoso de Amado Nervo:


Muy cerca de mi ocaso, 

yo te bendigo, vida, 

porque nunca me diste 

ni esperanza fallida, 

ni trabajos injustos, 

ni pena inmerecida.


Porque veo al final 

de mi rudo camino 

que yo fui el arquitecto 

de mi propio destino.


Que si extraje las mieles 

o la hiel de las cosas, 

fue porque en ellas puse 

hiel o mieles sabrosas: 

cuando planté rosales, 

coseché siempre rosas. 


Cierto, a mis lozanías 

va a seguir el invierno:  

¡mas tú no me dijiste 

que mayo fuese eterno! 


Hallé sin duda largas 

las noches de mis penas; 

mas no me prometiste 

tan sólo noches buenas; 

y en cambio tuve algunas

 santamente serenas... 


Amé, fui amado, 

el sol acarició mi faz. 

¡Vida, nada me debes! 

¡Vida, estamos en paz!! 💕 


-Amado Nervo.

jueves, 23 de diciembre de 2021

VIEJA Y JOVEN

 Llueve. Por fin: never rains in sunny Andalucía. Otra navidad viene atropellando con sus luces, paquetes y fanfarria. El virus ómicron se frota las manos...ah, no, cierto que no tiene manos... bueno, se regocija y también viene atropellando. Extenuante. Yo me niego a salir de la cama, calentita como estoy. 

Mi primi (pareja o primitivo, ya saben, apelativo inventado por mis compañeras del instituto por consenso) Miguel salió a tomar café. La gatita Mimi no deja de molestar con su hiperactividad matutina. A lo lejos, el ganso Cuaco escandaliza por cada ruido inusual que viene de afuera. La cálida rutina se despereza sin prisas. Leo algo de Borges sobre los espejos, una de sus obsesiones. Y hablando de espejos, el del baño ya está harto de mí y me lo dice a cada instante: "¡Otra vez por acá, vieja pergamino!" Pero yo no le hago caso y sigo cepillándome los dientes. "Tomá pa' vos, espejo pelotudo: ¡mirá que dientes!"

Borges tiene razón: los espejos tienen algo siniestro. Y sólo nos dan un respiro cuando se empañan con el vapor de la ducha bienhechora. Muchas veces el espejo me habla, pero lo hace desde otro tiempo singularmente remoto, porque es una joven atractiva, no mi mamá. Lo dijo Óscar Wilde: "las mujeres siempre se parecen a sus madres, y ésa es su tragedia". Una de vieja ve el reflejo de su madre en el espejo.

Y la guapa pendeja se burla diciendo: "ya verás cuando te falten las hormonas femeninas que los años te irán comiendo". La vieja canosa no cae en la trampa y replica al instante : "ya verás las cagadas que harás siendo joven, con tantas hormonas". 

Y así continúan, enzarzadas en un absurdo torneo de controversias, en la recién desempañada imagen del espejo. "Ya verás cuando te quedes embarazada por ese calentón pasajero", truco de la vieja "Ya verás cuando un orgasmo sea un acontecimiento internacional", retruco de la pendeja.

"Y mejor que no veas cuando seas transparente para los hombres de la calle", ríe la joven. "Y tú desearías ser sorda cuando hagas el ridículo preguntando cosas que revelen abismos de ignorancia", ahora es la vieja la que ríe.  

"¿Recuerdas ese novio que despreciaste en aquéllas vacaciones en Valeria del Mar, llamado Elton? Pues es archimillonario" desafía la nena "Sí, también supe que transforma billetes en algo aspirable por la nariz. Te lo regalo con un moñito".

Y sigue la esgrima argumental, la tonta competencia entre el pasado y el presente. 

"Yo no sé para qué emigraste, te dije que no lo hicieras. Ahora te la pasas soñando con tus amigas de Témperley, algunos compañeros de la facu y con los Elverdin", se burló la joven del espejo mientras se ponía rimmel. "Touché" admitió la vieja que ya no se maquilla (para qué), pero en seguida volvió a arremeter: "¿tienes una ligera idea de cuántas devaluaciones, inflaciones, corralitos y sobresaltos me evité emigrando? ¿O por qué te crees que sigo sana? Vivir allá es una proeza, sólo apto para equilibristas". 

"Emigrando perdiste una prometedora carrera docente en la universidad de Buenos Aires", volvió a la carga la pendeja estúpida. "Claro, pero no podía pagar el teléfono con prometedoras carreras, me mataba a trabajar para las obras sociales y vivía pendiente del indecente recibo del colegio de odontólogos de la provincia de Buenos Aires" argumentó la vieja mientras oteaba las raíces blancas emergiendo amenazadoramente de su pelo teñido. 

"¿Y qué pasó con el príncipe azul? ¿Apareció?" indagó con curiosidad la chica, mientras se reventaba un antiestético barrito. "Uy, uy, uy, de eso mejor ni hablar. Aparecieron un montón de ellos, no sólo azules sino multicolores; no eran malos, tampoco eran príncipes, pero eso sí, no tenían un mango. Ni un mísero varón domado. Uno solo dejará un rastro imborrable: Juan. Igual ya se murieron todos, puedo hablar sin que se ofendan.  Pareciera que desde joven tienes una capacidad inagotable para no quedarte sola, incluso de vieja, apostarás fuerte contra la soledad. Y ya pasando los sesenta tendrás un lindo e inesperado compañero... pero no te cuento más, tenés que vivirlo. Además, ¿para qué viniste? Ya te alcanzará el futuro... es inevitable y ni te imaginas con qué rapidez.

Esta vez se adelantó la vieja y preguntó, cambiando de tema: "¿Sabés cómo está mi casa de Cangallo por dentro?" . "Ni idea porque ya no es tuya. La vendiste. Sé como está ahora porque vivo en ella. Los libros de papá de Anatole France y sus discos de jazz en el elegante y enorme tocadiscos, el centro de mesa con los pollitos en el living, el orgulloso reloj antiguo en la chimenea, la amarilla colección Robin Hood en mi dormitorio, mamá en la peluquería, Riquet, el perro, dormitando en su cucha, en el jardín el árbol paraíso y su sombra benefactora, la tortuga Titina pidiendo lechuga en la puerta de la cocina. 

 

Papá en el ferrocarril,  trabajando, como siempre.  Mi hermano Mario charlando con su amigo Pipe Ruffa en el cuartito del fondo... todo normal. Justo ahora van a venir Pily Fernández y Sonia Samaniego ... todo normal en un día de verano bastante pegajoso...pero la verdad es que no sé cómo estará ahora porque como al final la vendiste, no tengo ni idea". 

Esa plácida pintura rústica y antigua impregnada de nostalgia emocionó a la jovata. Poseía una...¿cómo decirlo?... una tierna frivolidad, unas brisas juveniles. ¡Era tan luminosa, tan fresca, que seguramente la había idealizado! Se apartó rápidamente del espejo para ponerse a salvo de las lágrimas; pensó en todo lo que se le venía encima a esa despreocupada e impulsiva joven y de golpe sintió un gran cansancio, un agotamiento indescriptible. Se acordó de un cuento de Borges en el que él, ya viejito, habla con un Borges joven en el hotel Las Delicias, habitación 19, de Adrogué. 

Entonces decidió interrumpir la entelequia, la catarata de recuerdos y volver a sus arrugas, a su celulitis y a su verde jardín en Chiclana, a su querido primi incondicional en la cocina, silbando y oyendo el fútbol, a su hijo Camilo, ya con canas, picoteando algo en el comedor, a su gatita durmiendo en el sofá y al ganso en su lagunita. Mientras, no se cansaba de mirar la embriagadora lluvia en la ventana. El cristal resultaba mucho más benévolo que el espejo. 



miércoles, 22 de diciembre de 2021

LOS DUEÑOS

 ¡QUE SE MEJOREN!

Poesía de un rapero llamado WOS.

Copiado de la página de Mariana Salas.


Cómo cambia el eje de la data 

Cuando dicen que el que te protege es el mismo que te mata.

El que te ejecuta como rata 

hereje anti placa.  

Nuestra vida depende de un dedo ajeno.

Nos bajan el pulgar los dueños del coliseo 

Como no digo lo que quieren, 

ahora mismo miran feo. 

Ya saben lo que les deseo

¡Qué se mejoren!

Y si no la quieren ver

¡Que se mejoren! 

Y si nos quieren joder 

¡Qué se mejoren! 

Y si no tienen con qué 

¡Que se mejoren, eh! 

¡Que se mejoren! 

                               WOS






viernes, 17 de diciembre de 2021

SIDA

Este escrito es para aggiornar nuestras noticias sobre el SIDA, una enfermedad que nos llenó de perplejidad y dramatismo hace unos 40 años, cuando supimos por primera vez de ella, en 1981. 40 años después y con 40 millones de muertos, (60.000 en España, 11.500 mujeres), interesa saber en dónde estamos parados ahora, ya que los virus se han adueñado de nuestras vidas, nuestros hábitos y nuestro futuro. Un largo artículo ha sido publicado en EL PAÍS SEMANAL y me pareció interesante hacer un resumen de dicho artículo. 

Más de 10 millones de personas siguen sin tratamiento en África, Asia y Latinoamérica y fallecen otros 800.000, aunque parezca cosa del pasado ni cause alarma. Pero sigue matando. Los vulnerables son diferentes según dicta la geografía: en el primer mundo afecta a hombres que tienen sexo con hombres, sin protección y en los países en desarrollo, a heterosexuales. Se ha logrado desarrollar fármacos eficaces que lo mantienen a raya, incluso una terapia preventiva para no contraerlo en sexo con riesgo (PrEP, preexposición). Seguimos sin vacunas. 

Es increíble que con estos antirretrovirales hagan al virus indetectable, que está agazapado y latente en reservorios del organismo desconocidos, pero si se suspendiera la medicación se despertaría de su letargo y aparecería en sangre en unas dos semanas y, a partir de allí, avanzaría inexorable. Como un monstruo dormido que despertara y atacara. 

Los enfermos medicados no transmiten el virus, no necesitan mentir ni camuflarse, están limpios. Ni siquiera un análisis de sangre mostraría el virus. Sería indetectable e intransmisible y está donde hoy no llega la ciencia, escondido. Esas personas pueden tener sexo sin preservativo. Ellas, quedarse embarazadas y parir con seguridad: sus hijos no correrían peligro, como hace tres décadas. Hoy, por protocolo, se hace un test serológico en España y si resultan positivas, se las medica en el acto. 

Lamentablemente, hay aproximadamente 30.000 con VIH no diagnosticadas en España y ése es el eslabón más débil de la cadena de transmisión. Los hombres que tienen sexo con múltiples hombres sin protección deberían hacerse un test de 15 minutos en las farmacias. Así de simple. El diagnóstico precoz es decisivo pero como ya no se mueren, se le ha perdido el miedo y muchos llegan tarde. En España hay 4000 infecciones anuales y mueren cerca de 400. Y de ahí no baja. 

En 40 años hubo dos pandemia de VIH, desde 1981 hasta 1996 y otra, más esperanzadora, desde 1996 hasta hoy. "Cuando en 1996 llegaron los nuevos antirretrovirales, muchos enfermos estaban en tiempo de descuento, pero en dos meses les dimos la vuelta" explica JOSÉ RAMÓN ARRIBAS, jefe de la unidad de enfermedades infecciosas del hospital madrileño de La Paz y agrega: "Eran pacientes que nadie quería; pero siempre puedes hacer algo más por un enfermo. Es tu trabajo. Aquella generación de médicos aprendimos algo importante: no juzgar a nadie. Me es indiferente por dónde entra el virus, yo lucho contra él". 

Hoy es muy diferente a la época en que se moría gente muy joven en 6 meses, casi ciegos, con el cerebro destruído, diarreas terribles, tuberculosis, sarcoma de Kaposi;  era algo vergonzante, para ellos y sus familias y la medicina no podía hacer nada, recuerda EMILIO BOUZA, del hospital madrileño Gregorio Marañón, que atiende a 3000 personas con VIH. Fue la mayor pérdida de esperanza de vida de una generación. 

El esfuerzo de investigación médica y  farmacéutica fue único en la historia, impulsado por el creciente activismo político y social del colectivo LGTBI, ya que en sólo 5 años se identificó la enfermedad y se aisló el virus. 

La bióloga MARÍA ROSA LÓPEZ HUERTAS es desde el 2002 investigadora de la unidad del sida del Instituto Carlos III e intenta entender cómo algo tan sencillo complica tanto la existencia a algo tan evolucionado como es el ser humano y cuenta que es el virus más listo que conoce porque cambia miles de veces cada día en un mismo paciente. 

Por su parte MAYTE PÉREZ, bióloga, explica por qué la imposibilidad de una vacuna: "la tasa de mutación de este virus es grandísima, hasta 10 millones de veces al día; son docenas de miles de variantes en un solo paciente. Es el virus que más muta. Tanto que hoy, 40 años después, es completamente distinto al de 1981". 

El CENTRO SANDOVAL, en el barrio de Malasaña es un símbolo de esta prolongada lucha: " Aquí hemos dado respuesta a todos los que venían, fueran quienes fueran; con papeles o sin papeles; ricos y pobres; personas trans, gais y con todas las orientaciones; famosos y profesionales del sexo, toxicómanos y he tenido las mejores experiencias de mi vida" concluye el doctor JORGE ROMERO, hoy a punto de jubilarse, trabajando desde la época en que el virus aún no estaba bautizado. 

Lo de siempre: héroes casi anónimos, cuyo trabajo es un sacerdocio, nunca mejor dicho. Y aquí va una opinión personal: ya sabemos que los laboratorios farmacéuticos son un gran negocio y deberían liberar las patentes, si tuvieran algo que se parece a la vergüenza. Pero gracias a ellos, muchísimas personas continúan hoy con su vida. Éste es el mundo que tenemos y, por el momento, no parece que fuera a mejorar. Así que más que nunca, agradezcamos a aquéllos que siguen luchando contra los molinos de viento. 


ALEJAMIENTOS

 


EXTRAÍDO DE LA PÁGINA DE DANIEL RIPESI

"De repente se producían en su semblante inesperados puntos de fuga, y entonces se hacía inalcanzable, en esos casos había simplemente que esperar su regreso. No eran para nada "distracciones" (distracción era su trato habitual con el mundo), eran más bien densidades de intimidad indecible, discontinuidades de intensa realidad. Un día ya no quiso regresar, y yo deposité dos monedas en su triste silencio para que el barquero la llevara a buen destino…"

Esta joyita literaria que honra a mi blog, junto con tantos otros, es la inmensa posibilidad que tengo hoy en día para conectarme con gente divina, pudiendo remontar el entorno bastante mediocre en el que vivo. Por lo cual, estoy agradecida y aprovecho esta circunstancia, ignorando de paso todas las crueldades y despropósitos que muchas veces envenenan las redes sociales. 

MUJER TENÍA QUE SER

 


Del muro de Sonia Azul Suárez.

Qué pesadez con que Manolo Santana fue el pionero del tenis patrio, omitiendo por enésima vez a quien lo fue realmente: Lili Álvarez.

*Primera mujer española olímpica: París'24

*Subcampeona en Wimbledon 4 veces: 1926, 1927, 1928, 1929.

*Subcampeona en Roland Garros en dobles en 1929, junto a Kea Bouman.

Aparte de patinadora, esquiadora, jugadora de billar... y novelista. Feminista y Roja. 💙

Pero Manolo Santana tenía testículos y era facha. Nadie le quita mérito al señor pero la primera tenista con méritos deportivos fue Lili Álvarez, guste o no guste. En Albacete tiene una calle en su recuerdo.

Del muro de Sonia Azul Suárez

domingo, 12 de diciembre de 2021

HERIDA

 


HÉCTOR J. DÍAZ

Hoy busqué algunas palabras y encontré una especialmente herida.

En mi infame inspiración junto a otras la tomé.

Cansado aguardé su prosa. Le exigí. Le grité.

Y ella muda, exhausta y quieta, mostró ante mí sus penas.

¡La esclavicé en mi rima absurda! ¡Desnuda la obligué a amarme!

Y no profirió queja alguna. Ni lágrima esbozó en la afrenta.

Y le dije: ¡Qué mal poema eres! ¡Y con furia la arrojé hacia afuera!

Y otra vez la mente en blanco y la apagada luz de mi poesía.

Ahora callo y me avergüenzo. Era solo una palabra herida.


Hector J Diaz (Octubre 2006)

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jueves, 9 de diciembre de 2021

EL MIMO


MARCEL MARCEAU: A 14 años de la muerte de Marcel Marceau, el héroe que salvó de los nazis a más de 400 niños antes de convertirse en el mayor mimo de la historia. La niñez de Marcel y su hermano Alain fue muy difícil. Eran hijos de un carnicero judío apresado por la Gestapo y deportado al campo de exterminio de Auschwitz, del que jamás volvió. Decidieron cambiar su apellido judío "Manguel" por uno francés, "Marceau", para eludir la persecución nazi. Eligieron este apellido inspirados en François Séverin Marceau-Desgraviers, general de la Resistencia Francesa. Durante la Guerra se alistaron en los grupos rebeldes de Limoges donde lucharon con coraje junto con las fuerzas de la Francia Libre de Charles de Gaulle. Marcel se alistó en la unidad secreta de la Resistencia Francesa llamada Oeuvre de Secours aux Enfants, un grupo judío de ayudaba a sacar niños, del espanto de la Francia ocupada por las tropas nazis y donde logró salvar a más de 400 niños. Dicen que la escena era extraña, casi surrealista. Una larga fila de niños caminando por una carretera entre Francia y Suiza, dirigidos por un hombre extraño. Una especie de payaso que bailoteaba, hacía piruetas, no hablaba, y con un dedo índice cruzado sobre los labios, les pedía silencio a los chicos. El payaso silencioso era Marcel Manguel que después de la guerra sería llamado "El poeta del silencio", este mutismo le ayudó a salvar a cientos de niños. "Viajar con grandes grupos de ellos no era nada fácil, y era muy peligroso, porque los soldados nazis de los retenes eran estúpidos…, pero no tanto.. . Mi arma secreta era mi entrenamiento como mimo. Jugábamos a que nadie hablara. Ni yo ni ellos. Marchaban, se reían, creo que me amaban, y sé que muchos años después comprendieron que yo luchaba por sus vidas." comentó en una entrevista. Al finalizar la guerra Marcel empezó una segunda y luminosa vida… Estudió en la Academia de Arte Dramático Charles Dullin y comenzó a trabajar en una compañía de artistas donde le dieron el papel de Arlequín en la pantomima "Baptiste". En 1947, y quizás inspirado en Chaplin entró en una sala de vestuario y eligió –para la eternidad– el bombín, el bastón, saco, pantalón y zapatos. Cara pintada de blanco, labios de intenso rojo, suéter liso, remera con rayas, sombrero de copa que parecía aplastado por las ruedas de un auto y adornado por una flor algo marchita que, según él, simbolizaba "la fragilidad de la vida", su efímera existencia…, y allí nació el personaje Bip con el que triunfó mundialmente como el mejor mimo de todos los tiempos. En muchas entrevistas afirmó: "No hablo: basta ese grito interior para desnudar el alma… Trabajo por la paz: soy un activista de esa causa tantas veces perdidas… Bip es un héroe sin edad, sin época, y con eterna esperanza… El silencio es infinito: los límites los pone la palabra…" "Nunca le pidan a un mimo que hable: ¡jamás se callará!". Por su heroísmo durante la Segunda Guerra Mundial le fue concedida la Legión de Honor. Por su vida y obra como artista, las de Caballero de la Orden de las Palmas Académicas y Comendador de las Artes y las Letras. Empezó a actuar en la Argentina desde 1951, y a sus 82 años se presentó por última vez en el teatro Colón. Rechazó todos los contratos que le ofrecieron desde Argentina durante las dictaduras militares. Marceau murió el 22 de septiembre de 2007, a los 84 años, hace 14 años. Todo el honor para este héroe y sensacional artista.

sábado, 4 de diciembre de 2021

QUERIDOS VECINOS

 Hasta hace pocos días yo tenía unos vecinos a los que extraño mucho porque se tuvieron que mudar. No diré sus nombres porque debo respetar su derecho a la intimidad pero sí diré el nombre de su gato, al que criaron desde bebé: BARTOLO. Al igual que la Eva bíblica, la primera madre de la humanidad que vivía en el paraíso, mi vecina fue su primera madre porque fue la que lo crió, lo mimó y le dió seguridad emocional pero de tipo felino, lo cual no deja de tener su mérito. O sea, a veces araña y muerde pero es para demostrar afecto.

Hasta hace pocos días yo tenía unos vecinos amorosos y la ventana de mi dormitorio quedaba cerca de sus voces. Ellos eran muy prudentes y discretos: sólo se oía el murmurar de él muy temprano y el maullido de Bartolo que, como dormía afuera siguiendo las estrictas instrucciones de su amo, se ponía conversador, después de una noche entera monologando o cazando ratones. 

Mi vecino es un manitas: siempre está innovando, inventando, arreglando o reciclando cosas inverosímiles e ingeniosas. Al igual que en la Biblia, donde Moisés es considerado el primer profeta y legislador y el único en haber escuchado directamente a Dios, mi vecino fué el único que escuchó mis voces de auxilio para habilitar la piscina en verano y el único que logró entender el farragoso mecanismo de su filtro con infinitas conexiones y mangueras entrelazadas. 

 Cada vez que mi vecino se ponía a trabajar, el gato Bartolo, siempre a su lado, le daba consejos y se metía en todo. Entonces él lo regañaba: "Quillo, sal de ahí, ¿eres carajote?" Y así como lo hostigaba, lo cuidaba y lo protegía. El gato lo miraba con devoción y soltaba unos "miau" que seguramente querían decir "te quiero". 

Ahí se iniciaban unas curiosas conversaciones inter-especies, en las cuales mi vecino le hablaba de pie pero inclinado, señalándolo con el índice mientras Bartolo lo atendía respetuosamente sentado en el suelo sobre su rabo. Cuando creció un poco más empezaron las clases de escalamiento al albaricoque o al ciruelo, balanceándose el gatito (como le decía mi vecino) en ramas cada vez más pequeñas y alejadas, que tenían a todos los componentes de esta mini comunidad, en vilo. Pero lo peor fue cuando creció y empezó a las andadas. Desaparecía muchas horas. Al final lo castraron y así se acabaron sus aventuras sexuales y peleas con gatos vecinos. Se fue tranquilizando y por lo menos se mantenía dentro de los límites del jardín. Igual que los hombres: castrados joden menos. Obvio.

Si mi vecino cogía la bici o mi vecina se iba en su coche, Bartolo merodeaba un rato en busca de alguna lagartija desprevenida o esperaba desolado y tumbado al lado del portón lo que hiciera falta hasta que ellos volvían y los recibía maullando insistentemente, como si les soltara una filípica por haber tardado tanto. 

La presencia nocturna de un búho enorme inducía a mi vecino a ulular, imitándolo, para atraerlo y hacerle una foto. De manera que al final, uno no sabía si era el búho o era el vecino. 

Hasta hace pocos días yo tenía unos vecinos que se mudaron y ponían música suave, de la buena, bonita y variada y reían mientras armaban un puzzle. Me hacía bien sentir su cercanía. El colmo de las maravillas era para mi oído el jazz de la época de Louis Amstrong. Me recordaba a mi lejana niñez y a mi padre con su antiguo tocadiscos. El divino Serrat, flamenco y las chirigotas de carnaval completaban el repertorio. Muchas mañanas de domingo yo disfrutaba de esa música algo alejada mientras leía el diario al sol. Una gozada. Las plantas en macetas que fueron ayudando a crecer mis vecinos los adoraban. Lo sé porque ellas me lo contaron en petit comité; sobre todo cuando las regaban, y por eso estaban muy verdes y llenas de flores. Agradecidas. 

Mis vecinos tenían una tortuga que, como todas las tortugas se llamaba Manolita, que se escapaba de su piscinita y por eso le pusieron una pluma blanca pegada con tela adhesiva en su caparazón; para poder verla desde lejos, antes de que cundiera la alarma y tuviéramos que salir a buscarla por todo el jardín porque se perdía de vista enterrándose para hibernar. De tanto llevarla y traerla, ella, muy contrariada, nos mandó a todos a la mierda y decidió mudarse a la lagunita del Cuaco, un ganso ampurdanés blanco inmaculado que hizo un aterrizaje de emergencia hace años en el suelo de la cochera y se quedó para siempre. Entonces, mi vecino, el manitas, viendo que el ganso Cuaco no se iba, le armó una lagunita monísima rodeada de macetas con geranios, tan hospitalaria y tan recogida que la tortuga allí se quedó, junto con el Cuaco, en un maridaje exótico; aparte de legiones de gorriones, mirlos y palomas que comen y beben juntos en los mismos recipientes. El Cuaco no protesta. Le gusta estar con otros seres vivos, incluso nosotros. Ese ganso es un solterón solitario algo irritable, por eso necesita compañía de cualquier clase aunque su manera de demostrar interés sea algo rara, por ejemplo, intentando morder los talones del que camina por delante. Pero su recibimiento desplegando sus majestuosas alas para volar a ras del suelo hasta acercarse a nosotros cuando llegamos en el coche tan blanco como él, es acogedora y emotiva. 

Una vez mi vecina construyó una minúscula  casita de colres para gnomos y allí se hospedó un camaleón por un corto tiempo, pero ya se sabe, camaleón que comió, se borró.  También armaban mis vecinos refugios para aves donde nacieron sucesivas generaciones de gorriones al calor de la chimenea que salía de la campana de la cocina. Aunque el colmo del zoo fue cuando encontraron a un pequeño puercoespín durmiendo en la no muy mullida comida del gato Bartolo, orondo en su comedero. La gente que va y viene sin pasaporte y hace lo que le da la gana. Así está el mundo, colega, lleno de inmigrantes indocumentados, que traen otras costumbres. Llegan andando, volando o nadando, pero llegan. Y a veces se quedan y otras veces, se van. 

Si algo le gustaba de verdad a mi vecino era ver el fútbol con mi primi. Ustedes dirán que es un primi. Un primi (diminutivo de primitivo, apelativo adoptado por unanimidad entre mis compañeras del colegio) es un marido, un compañero, una pareja, etc, eso, ya saben, un "peor es nada" que comparte la vida con paciencia y resignación (por ambas partes). Y que cocina como Arguiñano, o sea, como los dioses. Como toda fémina sabe desde su más tierna infancia, la cocina es una  actividad peligrosa para cualquier mujer, la miren por por donde la miren, tiene cierto tufillo de esclavitud... mejor dejársela a ellos, los que van a las guerras. Nunca podré olvidar la mejor tortilla de patatas del mundo mundial que hace mi vecino y cuando la hacía, era a lo bestia y comíamos todos, igual que cuando mi primi hace paella y avisa al personal con su insustituible y repetido grito de guerra: "¡Al ataqueeeeeee!"

Pero a lo que iba: el fútbol, pasión irreflexiva y locura colectiva, compartían con deleite mi primi y mi vecino, así como el cocinar. Y para más inri, las infinitas apuestas en esos papelitos infames que andan por toda la casa y que nunca aciertan. 

Yo tenía unos vecinos entrañables que en verano se metían en la piscina bajo una sombrilla con sendas cervecitas, igual igual que si estuvieran con una caipiriña en el Caribe, riendo y disfrutando bajo un sol inmisericorde. Aunque él también estaba muchas veces a solas, leyendo con el agua hasta la cintura y el libro en el borde. Y como hablábamos de cocina a esto llamamos huevos pasados por agua. 


He aquí uno de sus libros preferidos, escrito por un amigo suyo y el cual compartimos con gran placer. Es un texto lleno de realidades gaditanas que ambos conocemos bien, ameno, con personajes arquetípicos y momentos de gran suspenso. Muy buen libro. 

Todos los otoños mi vecino usaba un palo con un pincho en la punta (hecho por él, naturalmente) para juntar las hojas que iban cayendo porque decía que eso le relajaba mientras que el rastrillo no le gustaba. Su contribución al jardín era enorme, porque es lindo tener un jardín pero es difícil tener un buen jardinero, así que entre todos hacemos lo que podemos. 

Esta bucólica paz quedaba definitivamente rota si su hija jugaba un partido de voleyball profesional, en un equipo que va empatado a puntos con el primero de la clasificación de primera división en España. El la veía en su ordenador y desde allí la animaba con gritos desaforados, mucho peor que cuando jugaba el Barça con Messi a la cabeza. Un escándalo que nos hacía reír mucho a mi primi y a mí, porque veíamos a nuestro vecino sin filtros, lo cual ocurría pocas veces, hasta que me ponía los auriculares para poder seguir con lo mío. 

Un día cualquiera antes de que mis queridos vecinos se fueran, una gatita bebé se me acercó maullando con desesperación desde el otro lado de un tupido y largo alambrado. Me detuve y le dije "miau", por decirle algo. Al segundo se había colado por no sé dónde del alambrado y la tenía a mis pies. Cabía en una mano. No podía dejarla tirada. Me la traje a mi casa, se la mostré a mi pequeña comunidad y todos ellos cayeron enamorados al instante. En pocos días logramos sacarla adelante de su hambre atrasada y su mugre acumulada. Mis vecinos y nosotros fuimos testigos de largos e interminables revolcones entre el pequeño tigre Bartolo y la minúscula Mimi, un verdadero espectáculo de lucha libre en la que ninguno de los dos se daba por vencido. Las cosas de los felinos. 


Yo tenía unos vecinos que amaban a los bichos tanto como nosotros. Fueron 4 años de compartir vida y milagros. Ellos ya se mudaron y los echo mucho de menos. Ya no son mis vecinos. AHORA SON MIS AMIGOS. 

lunes, 29 de noviembre de 2021

ALMUDENA GRANDES

     LA ORILLA DIFÍCIL

"El verano es también un escaparate, un espejo que refleja aspectos de la realidad que en otras épocas del año pasan desapercibidas. Las he visto todos los días, en la playa, en los paseos, en el supermercado. Jóvenes, enérgicas y mal peinadas por la mañana, apenas una pinza para sujetar un moño precario y condenado al derrumbe, a menudo volvía a verlas al atardecer, cuando subían por la cuesta cargadas de bolsas, sombrillas y neveras portátiles, y seguían siendo igual de jóvenes pero estaban tan cansadas que la vigilancia de sus hijos había consumido ya la mayor parte de su energía. Cuando el padre de los niños las acompañaba, y sujetaba por la camiseta a uno que se bajaba del bordillo, y chillaba el nombre de la otra que acababa de esprintar por su cuenta, y transportaba solidariamente la mitad de los bultos, mejoraba su humor, su aspecto, aunque seguían pareciendo cansadas. Su cansancio me conmovía porque me devolvía el agotamiento que yo misma experimenté hace mucho tiempo, pero este año, no sé por qué, lo interpreté de otra manera. Quizás porque ahora ya no son la mayoría, porque a veces incluso parecen pocas en comparación con las mujeres de su edad, frescas, descansadas, libres, que no tienen que ocuparse de ningún crío mientras se tumban en la playa, o reservan mesa en el chiringuito, o hacen una selecta compra de productos bio. 

El mundo cambia continuamente, cambia la realidad y las palabras que usamos para describirla. Nadie habla ya de proletariado y sin embargo ellas, estas mujeres jóvenes que invierten la mayor parte de su tiempo en cuidar de sus hijos, no están tan lejos del sentido etimológico original de este término. Es cierto que la prole no es su único patrimonio, pero también lo es que, en la mayor parte de los casos, el resto de sus posesiones se limita a un trabajo precario, mal pagado, que apenas les da para cubrir el alquiler y las facturas, y convierte en una hazaña el poco tiempo que les queda para jugar con los niños o ayudarlos con los deberes cuando logran por fin volver a casa. En verano, eso sí, pueden instalarse en casa sus padres, de sus suegros, para que sus hijos disfruten de las vacaciones que ellas no tienen nunca. Sus novios, maridos, compañeros, comparten su suerte, la anacrónica condición de integrar una clase social que ya no existe pero, al menos, no tienen que soportar las miradas de compasión de los hombres de su edad que han decidido no reproducirse. La estampa de una mujer joven que empuja un carro de la compra con una mano y una sillita con un bebé cargado de mocos con la otra es capaz sin embargo de suscitar toda una, en mi opinión repulsiva, colección de miradas femeninas de censura, cuya interpretación oscila entre "hay que ver, para llevar al niño así mejor no hubieras tenido ninguno" y "de la que me librado, madre mía". El mundo cambia continuamente y abre grietas donde antes no existían, abismos en las monótonas planicies de antaño. Hace menos de un siglo, las vidas de todos los hombres, y las de todas las mujeres, eran muy parecidas entre sí. Ellos trabajaban para llevar dinero a casa, ellas cuidaban del hogar y de los niños. Los ricos vivían mucho mejor, los pobres, mucho peor, pero las diferencias entre las condiciones de vida de las familias con el mismo nivel de ingreso eran mínimas. Ahora sucede algo muy distinto. Ya no podemos hablar de proletariado, y el éxito del término precario ha resultado efímero, pero me refiero precisamente a eso, a la clase empobrecida a partir de 2008, a las víctimas de nuevas formas de explotación, a todos los jóvenes que encadenan contratos temporales para no alcanzar nunca el nivel de vida de sus padres. Entre ellos, entre ellas, se ha abierto un nuevo abismo, dos orillas opuestas de la misma realidad, que ya no se definen por el patrimonio, ni por el nivel de ingresos, sino por el grado de dificultad de sus vidas. 

Escribo este artículo pensando en los hombres, y sobre todo de las mujeres, que se han atrevido a vivir en la orilla difícil, la del cansancio, la de los niños con mocos, la que inspira compasión pero es la única que garantiza el futuro de todos. Sólo quiero que sepan que estoy de su parte".

Hasta aquí el artículo de Almudena Grandes del día 12/9/21 en El País semanal, con el que me sentí profundamente identificada y que definió sencilla pero acertadamente la vida actual en esta zona del mundo. 

Y yo, inspirada por sus palabras, mandé este comentario que la revista publicó el 26/9/21.

Y el 27/11/21 nos lamentamos de su muerte. Se fue una mujer cercana, solidaria y talentosa. Una compañera.  

sábado, 27 de noviembre de 2021

ALARMANTE BELLEZA

 


[**] En una nota titulada “Una mujer muy bella…”, Borges relata esta anécdota: “Estaba en Montevideo en un almuerzo de escritores. En realidad no sé cuántos años hace de esto, treinta o más, no recuerdo. Había mucha gente importante, entre ellos Fernán Silva Valdés, Pedro Leandro Ipuche y Emilio Oribe. Me llamó la atención una señora de belleza casi alarmante. Me senté a su lado. Hablamos de todo. De la Argentina y de la República Oriental, de nuestros escritores y poetas. Por supuesto, no sé si por mera cortesía o por congraciarme con ella hice el panegírico de Herrera y Reissig. Ella, por no ser menos, el de Lugones. Era una carrera de virtudes literarias que no paraba. Mientras mi interlocutora se empecinaba en las dotes del argentino, más insistía yo en el oriental. Y así durante dos horas que no resultaron largas. La competencia no cejaba. Para mí Herrera y Reissig era extraordinario —en realidad no sé si lo creía así— porque uno no es dueño de lo que dijo ayer, ni de lo que dirá mañana. Lo cierto es que casi la tenía convencida, un capricho, no sé. La discusión llegaba a su fin. A los postres, y quizá un poco cansado, le pregunté: —¿Y usted, quién es? —Me llamo Juana de Ibarbourou, ¿y usted? —Yo me llamo Jorge Luis Borges.  No nos veríamos nunca más”. Véase Clarín, 19 de julio de 1979.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

FLOR DE ARGUMENTO

 


ALVARO CATAÑO dice, en una respuesta que me resultó brillante, en un página de Facebook destinada a la vida y obra de Jorge Luis Borges, lo siguiente:

"Borges.. :Mejor que no te hubieran otorgado el Premio Nobel.. Ellos no te merecían... ¿Quiénes? Pues los de la Academia Sueca de la Lengua.. Ellos no saben que diferencia hay entre fantasía y ficción. ¡Tan elemental como que Gabriel García Márquez si lo sabia...! Y por esto, Borges le infundía tanto respeto a Gabo. Mario Vargas Llosa también lo tenía en su Olimpo literario a Borges... Sucede que la modestia de Borges no era falsa, se trataba de su honestidad y respeto con el lector, siempre consideraba la trascendencia del lector. El jurado del premio Nobel, no pudo ni podría asimilar los cuentos tan llanos como los duelos de los cuchilleros de su querido Barrio Palermo o los empireos insondables como el empireo de Dante Alighieri en el paraíso, aún así no estuviese allí Beatriz Portinari, su amada... Borges no se dejó circunscribir a las coordenadas de los atlas geográficos... Se nos dice, lo decía Borges, que el tiempo, por ser incesante es algo así como un efecto circular. No se explica uno como no pudieron entender los del Nobel (el jurado), que nada de nuevo hay en lo que Borges sostuvo de su incredulidad en un dios personalizado, que se arriesgaría a hacerse responsable de Borges (asi lo diría irónicamente), aquí no hay nada nuevo... Entonces..?? La opción fue estigmatizar. Se olvidan los inquisidores que EPPUR SI MUOVE, como lo sostuvo G. Galileo Galilei, o sea, los inquisidores no advierten el SAPERE AUDE, le temen como le temen las tribus supersticiosas  y  fetichistas a los fenómenos meteorológicos como el rayo, los truenos y los relámpagos. Borges quiso sustraernos  de este achatado sistema solar, y arrojarnos al limbo de los agujeros negros. Pero nos dio terror caer al fondo de su ficción, que no era sólo su Aleph, es algo tan irrefutable como el fondo oscuro de un  aljibe en una casa de Tucumán, de Palermo o de La Chacarita... Pero los fondos oscuros siempre atemorizan a los que no descienden hasta ellos. Borges no era un literato de constelaciones.. Borges nos indujo a la galaxia... Y la galaxia es sempiterna, sin límites y sin medición de tiempo arbitrario. Por pensar así, como el hombre del Mito de la  Caverna de Platón, trataron de exiliar a Borges al noveno nivel del infierno de Dante en su Divina Comedia, para que se congelara su sangre y su Sapere Aude, pero NUNCA lo lograrán.. Porque..?? Pues porque Borges sí amo, sí practicó la ternura, sí se enamoró, y no una, ni dos veces, y no solamente de María Kodama. Borges tuvo la osadía que tuvo Odiseo (Ulises), de perderle el respeto a Poseidon, y tener la valentía del gaucho para regresar a Itaca (ver poema de Kavafis), y conquistar el amor de Penélope (M. Kodama), así ella continúe aquí en este planeta de sátrapas... pero Borges estará allí en el EMPIREO del paraíso de La Divina Comedia, para declamarle sus sonetos alejandrinos  o endecasilabos (no importa) y anonadarnos con su DOLCE  STILL  NOVO a su manera. ¡¡¡Así, Jorge Luis, maestro, estarás más allá de la luz y de las  sombras  como lo estuvo el ciego Homero...!!!"

EL PASTO.

 

ANA LÍA POLTI PUBLICÓ ESTA MARAVILLA.

"Hojas de hierba"

 (Walt Whitman)


Hojas de hierba es la gran epopeya americana y una de las grandes epopeyas de la literatura universal: con una voz tan vigorosa como sutil, canta el nacimiento de los Estados Unidos y su desarrollo como nación. Sus poemas recogen la bullente diversidad del país, sus heterogéneos pobladores y sus paisajes inabarcables, y su carácter indómito, irreverente, exento de artificios. Es una épica democrática, que arrumba los viejos principios de las sociedades europeas y las igualmente viejas estéticas que los ensalzaban, y proclama las esperanzas y necesidades del Nuevo Mundo, donde ricos y pobres, hombres y mujeres, blancos y negros, están llamados a ser libres e iguales, y los afectos imperan sobre los intereses. Pero Hojas de hierba es también el retrato de una persona, Walt Whitman, que vierte sus pasiones singulares y sus anhelos más íntimos en sus páginas: «Esto no es un libro: / quien lo toca, toca a un hombre», escribe en un poema tardío. El amor por la naturaleza, la fuerza de su erotismo, la turbulencia de la vida en Nueva York y el abrumador ímpetu musical de su voz encuentran un eco dilatado en los poemas del libro. Para Harold Bloom, Whitman constituye el centro del canon norteamericano, porque toda «voz que en nuestra literatura contemporánea se alza en soledad, herida o estoica, tiende a asumir tonalidades whitmanianas».


Durante un tiempo, pensé en Whitman no sólo como un gran poeta, sino como el único poeta. De hecho, llegué a pensar que todos los poetas del mundo hasta 1855 se habían limitado a conducir hacia Whitman, y que no imitarlo era una demostración de ignorancia.


JORGE LUIS BORGES

viernes, 19 de noviembre de 2021

SPINETTA

 

Luis Alberto Spinetta


En un recital realizado el 26 de noviembre de 1989 en los jardines de ATC (Argentina Televisora Color) Spinetta presentó la canción con estas palabras:

El tema que vamos a hacer ahora se llama "El marcapiel", que para mí es el símbolo, no de una marca precisamente, sino de un amor, un amor que marca.

Yo fui muy marcado por mi relación con las mujeres. Me afectó mucho la muchacha ojos de papel. Si en la vida hay algo que marca (el «marcapiel») es el amor. Creo que lo único peor a sufrir un desengaño amoroso es que te torturen. Cuando un amor se quiebra en el aire la herida es imperecedera, como un estigma. Por eso, para olvidar a una persona de la cual uno está o estuvo enamorado se requiere de cierta impecabilidad, porque si no uno se convierte en un tarado, un paralizado. Yo estuve a punto de convertirme en algo así, de no haberme encontrado con amigos que me ayudaron y de no haber tenido determinado valor, porque hay algo pasional en mí por lo cual yo moría cuando mis relaciones amorosas llegaban a su fin. 


    Dios quiere ser el viento                                 

    y así, ya no sentir más frío. 

    ¿Por qué, por qué, por qué 

    le temo a tus ojos

    si ya no busco un camino? 


    Por mí todo lo daría,

    todo menos el sol,

    solo quiero sentir 

    la enseñanza que da tu amor. 


                               Luis Alberto Spinetta

jueves, 18 de noviembre de 2021

TROPIEZOS

 


IRMA VEROLÍN

Me llama mi amigo Adolfo por celular. Tono desesperado. No puede entrar a una página… averiguamos, le explico: No tenés wifi. Parece que tampoco tiene cable tv… ¿qué empresa tenés? Empieza el merodeo, no se sabe. En el 112 ya no te dan bolilla, me dice.  Por lo visto la empresa anterior fue comprada por otra. Andá a ver la boleta. Empieza a protestar. Larga disyuntiva. Logro que averiguemos la empresa. Busco en Facebook. Mi amigo no deja de protestar, asocia su situación con la de otras culturas, salen a relucir los aztecas, los procesos civilizatorios, etc… (conozco su discurso) Lo freno, vamos a los bifes, le digo, por favor centrémonos en el aquí y ahora. Mientras pregunto por Messenger, él sigue protestando. Corto. Me piden su DNI, yo lo tenía pero lo borré. Vuelvo a llamarlo. Sigue protestando. Me informan por Messenger: no hay problemas en su zona. ¿Viste?, yo sabía, me dice. Odio esto, son unos caníbales. Le digo que le pregunte al portero. Me dice que no, que no tiene nada que ver. Cómo que no tiene nada que ver, vamos de lo general a lo particular. En la zona no hay problema, ¿Habrá problemas en el edificio?  Vayamos descartando ¿no? Se resiste, se queja. Son las once y media. Andá ahora le digo, a las doce ya no podés. Bueno, me dice con tono de  mufa. Cortamos. Vuelve a llamar: no hay luz en los pasillos de su edificio. Ahhhh, era tan fácil. Y pensar que estuvimos más de una hora adivinando y protestando.

jueves, 11 de noviembre de 2021

VIDA

 


Aniversario de la muerte de DYLAN THOMAS.

       

Y NO TENDRÁ LA MUERTE POTESTAD


Y no tendrá la muerte potestad.

Desnudos los difuntos serán uno 

con el hombre que está

bajo el viento y la luna occidental;

cuando estén mondos sus huesos y estos ya

se hayan esfumado, retendrán

estrellas en los codos y los pies;

aunque estén locos cuerdos estarán,

aunque en el mar hundidos se alzarán;

y aunque los amantes se pierdan el amor no lo hará;

y no tendrá la muerte potestad.


Y no tendrá la muerte potestad.

Bajo las ondulaciones del mar

quienes hace mucho yacen 

no morirán en vano;

retorciéndose en potros de tortura 

cuando los tendones ceden,

atados a una rueda, ni aun así se quebrarán;

en sus manos la fe se partirá en dos,

y las afrentas del unicornio los atravesarán;

separarán los extremos hasta que no se puedan romper;

y no tendrá la muerte potestad.


Y no tendrá la muerte potestad.

No atronarán gaviotas sus oídos

ni olas bramarán contra la costa;

donde una flor brotó tal vez no brote

ya flor bajo el embate de la lluvia; 

aunque estén locas y muertas como clavos,

las cabezas de los grandes personajes 

martillean entre las margaritas;

despuntan al sol hasta que el sol se hunda,

y no tendrá la muerte potestad.

ILLIA Y ROCKEFELLER

 



domingo, 7 de noviembre de 2021

¡MI VIEJA NO TIENE FACEBOOK!

 

MARCELO ALEJANDRO CAPARRA

Resulta que yo ya había escrito unas palabras súper lindas, súper sentidas, de esas que emocionan a todo el mundo, para agasajarle el cumpleaños a mi vieja, y ya estaba escribiéndolas acá y a punto de etiquetarla… cuando caigo en un desasosiego arrebatador: ¡¡¡MI VIEJA NO TIENE FACEBOOK!!! 

Ahí comprendí que no me quedaría otra que ir y saludarla de cuerpo presente. En persona. 

Hay sitios, puntos en el horizonte que todavía no colonizó el progreso tecnológico y esa cybermedianía me pone de muy mal humor. El mal que aqueja al horizonte es la extensión, ¡desventurado aquel que alberga horizontes! 

Yo ya me había acostumbrado a los festejos por facebook (son tan lindos): más económicos, más faroleros, más higiénicos, más expeditivos. Menos sujetos al gasto y a las ostentaciones del mercado, a los granos purulentos que esconde cada familia, al recuerdo de puñaladas viejas y la filatelia secreta de quienes cuentan sus años por su cicatriz, a la incertidumbre de los hombres (máquinas impredecibles, uno nunca sabe con qué van a salir) y a los múltiples tatuajes invisibles del desaire y el desamor, a los silencios no perdonados y a la memoria de los silencios no perdonados, a las trapisondas de la verdad. 

En “Matrix” (Wachowski Bros., 1999), uno se acostumbra a que el sabor del pollo virtual consista en su falta de sabor (pero la falta es un sabor), en “Simone” (Andrew Niccol, 2002) una computadora y una mujer que no existe salvan la vida de Al Pacino, y la computadora de Joaquin Phoenix habla con la voz de Scarlett Johansson (Spike Jonze, 2013), que lo mima y lo frota, lo comprende y lo consuela. “En el centro del cuarto vi la réplica de la ciudad y lo que vi era más real que la realidad, menos indefinido y más puro”, dice Ricardo Piglia (en “La ciudad ausente”, versión Pablo De Santis-Luis Scafati, Océano, Bs. As., 2000) y esta descripción al paraíso facebookiano le sienta bien. La realidad no tiene ni para competir con Scarlett Johansson. 

Por el contrario, arisca y torpemente lijada, cuando la realidad te paspa, facebook te unta su Hipoglós. ¡Übermensch debería ser otro nombre para la hiperconectividad! El ojo mocho de lo real seduce pero parpadea –y visto de cerca tiene lagañas, feas lagañas; este ojo de vidrio no. Las ovejas eléctricas nunca soñarán con androides, los androides, si les damos tiempo y el terroncito de azúcar adecuado, puede que sí (desarrollamos protocolos nuevos para conocer, conocemos para autorregular la vida y devorarnos el mundo, conocemos por prepotencia, gula y ambición). Facebook es más real que la realidad. Facebook es mejor. Facebook es fiel. 

Ahora si me disculpan, me voy a saludar a mi mamá. Que no tiene facebook. Deséenme suerte. O recuérdenme así. Sugestivo y churro como en mi foto de perfil. Con más amigos que Roberto Carlos. Ingenioso y humilde. Virtual. Real.

BUENOS AIRES


Julio Cortázar

Si he de vivir sin ti, que sea duro y cruento

la sopa fría, los zapatos rotos, o que en mitad de la opulencia

se alce la rama seca de la tos, ladrándome

tu nombre deformado, las vocales de la espuma, y en los dedos

se me peguen las sábanas, y nada me dé paz.

No aprenderé por eso a quererte mejor

pero desalojado de la felicidad

sabré cuanta me dabas con solamente a veces estar cerca.

Esto creo entenderlo, pero me engaño:

hará falta la escarcha del dintel

para que el guarecido en el portal comprenda

la luz del comedor, los manteles de leche, y el aroma

del pan que pasa su morena mano por la hendija.

Tan lejos de ti

como un ojo dentro del otro

de esta asumida adversidad

nacerá la mirada que por fin te merezca...

Julio Cortázar

CIELOS DE BUENOS AIRES

jueves, 4 de noviembre de 2021

DIÁLOGO



               Dibujo anónimo de Macedonio 

               Fernández.

DIÁLOGO SOBRE UN DIÁLOGO.

(Minicuento - Texto completo de Jorge Luis Borges)

A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja… Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.

Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron.

A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.

FIN

JORGE LUIS BORGES - EL HACEDOR (1960)

miércoles, 3 de noviembre de 2021

KODAMA

 


Kodama y el inesperado estudiante de árabe:

Se sabe poco de la intimidad de Borges, y, menos aún, de la de sus días finales. La viuda, María Kodama, aprovechó estos días su presencia en Casa América para desvelar a una legión de fieles lectores borgianos algunos detalles poco conocidos de la coda vital del que fue su marido. "Para Borges la intimidad era sagrada, él se autodenominaba como un caballero del siglo XIX. Y fue ese pudor lo que le llevó a querer morir en Ginebra. No quería ver su agonía empapelando su ciudad [Buenos Aires]", relató Kodama.

Como prueba de su insaciable y legendario apetito intelectual, Kodama recordó que el escritor "pasó sus últimos días estudiando árabe". "Él quería que continuáramos nuestros estudios del japonés, pero no encontré ningún profesor a domicilio. Buscando al japonés vi el anuncio de un egipcio de Alejandría que enseñaba árabe. A Borges le animó la idea. Le llamé sin más, sin reparar en que eran las once de la noche, que en Suiza es como las cuatro de la madrugada en el resto del mundo, y le di todo tipo de explicaciones porque no podía tener un no por respuesta. Yo estaba desesperada. Le cité el fin de semana en el hotel. Cuando le abrí la puerta y vio a Borges se puso a llorar. '¿Pero por qué no me lo dijo?', me preguntó entre sollozos. 'He leído toda la obra de Borges en egipcio'. Yo no le dije nada porque quería que fuera el destino el que decidiera, no quería decirle que las clases eran para Borges, prefería que pensara que yo era solo una señora loca. Aquel profesor le dedicó horas bellísimas en los últimos días de Borges, dibujando en su mano las preciosas letras del alfabeto árabe. Bebíamos té, hablábamos. Lo pasamos divino".

Borges murió un 14 de junio de hace 25 años. Y ahora sabemos que entre todos los saberes que se extinguieron con él se contaba también un incipiente conocimiento de árabe.

lunes, 1 de noviembre de 2021

HILARANTE

 


UN HILARANTE POSTEO DE SEBASTIAN FRONTINO. 

Ésta es la diferencia entre Borges y yo.

"Cómo lo hubiera escrito yo",

 versus

"Cómo lo escribió Borges"


Yo:

Pero la C.... de la L...!!!

Me acaban de nombrar director de la Biblioteca Nacional, 

Y justo me quedo ciego!!!

Me C... en D... y en todo el universo!!!!


Borges:

Nadie rebaje a lágrima o reproche

esta declaración de la maestría

de Dios, que con magnífica ironía

me dio a la vez los libros y la noche.


(En el final de La Espera, de El Aleph)

Yo:

Los tipos que me querían matar me encontraron durmiendo. Del miedo me dí vuelta y me escondí bajo las sábanas. Me liquidaron a tiros.

Borges:

Alejandro Villari y un desconocido lo habían alcanzado, por fin. Con una seña les pidió que esperaran y se dio vuelta contra la pared, como si retomara el sueño. ¿Lo hizo para despertar la misericordia de quienes lo mataron, o porque es menos duro sobrellevar un acontecimiento espantoso que imaginarlo aguardarlo sin fin, o -y esto es quizá lo más verosímil- para que los asesinos fueran un sueño, como ya lo habían sido tantas veces, en el mismo lugar, a la misma hora?

En esa magia estaba cuando lo borró la descarga.


(En El jardín de senderos que se bifurcan)

Yo:

Por qué me pasa ésto a míiii!!!!

Borges:

Me pareció increíble que ese día sin premoniciones ni símbolos fuera el de mi muerte implacable. A pesar de mi padre muerto, a pesar de haber sido un niño en un simétrico jardín de Hai Feng, ¿yo, ahora, iba a morir? Después reflexioné que todas las cosas que suceden a uno precisamente, precisamente ahora. Siglos de siglos y solo en el presente ocurren los hechos; innumerables hombres en el aire, en la tierra y el mar, y todo lo que realmente pasa me pasa a mí…


(En Ulrica)

Yo:

Fuí a una convención y me enganché una minita.

Borges:

 Sentí que la nieve arreciaba. Ya no quedaban muebles ni espejos. No había una espada entre los dos. Como la arena se iba al tiempo. Secular en la sombra fluyó el amor y poseí por primera y última vez la imagen de Ulrica.

SIEMPRE BORGES

 


EL PESO DEL TIEMPO .

La vejez... creo que todo está en ese libro sobre la senectud de Cicerón, pero yo no lo recuerdo, así que trataré de hablar de mi experiencia...

La vejez es una forma de soledad, y en mi caso esa soledad está agravada por la ceguera. Cuando uno comete la imprudencia de cumplir, ay de mí, 84 años, se siente la gravitación de la soledad. Mis contemporáneos están en la Recoleta, o en la Chacarita. Pero hay alguna gente joven que me perdona mi vejez y que viene a verme. Si no, paso buena parte de mi tiempo en esa casa, y estoy solo. Tengo que poblar mi soledad, y entonces trato de no pensar en el pasado, de pensar en el porvenir, de poblar esta soledad con proyectos literarios. 


¿Que otra cosa puedo hacer? Es decir, estoy solo. Estoy continuamente pensando en versos, en sonetos, en prosa, en cuentos. Tengo que escribir, además, porque en un momento de locura me prometí escribir cien prólogos, de los cuales he escrito siete hasta ahora, de modo que me veo obligado a la longevidad...


Siempre uno está solo cuando muere, supongo. 

De modo que me he resignado a la vejez y a la ceguera del mismo modo que uno se resigna a la vida, que es lo más grave y lo más difícil. 

Una vez le dijeron a Bernard Shaw que obrar de tal modo era imprudente, y él contestó: "Bueno, es imprudente haber nacido, es imprudente seguir viviendo, vivir es cometer imprudencias...¿por qué no agregar una más?"

Bueno, creo que ahora me siento en todo caso más sereno que cuando tenía no 84 sino 24 años. Claro, a esa edad uno trata de ser Hamlet, de ser Byron, de ser Baudelaire, de ser algún personaje de una novela rusa del siglo pasado, y uno cultiva la desdicha. Después uno se da cuenta que la desdicha no es necesario cultivarla, que uno se la encuentra... Y ahora creo estar, no diré cerca de la felicidad, pero muchas veces cerca de la serenidad, lo cual es más importante. Además, a mi edad uno conoce sus límites. No sé que puedo hacer, pero sé que no debo hacer... Sé que hay cosas que no debo intentar, por ejemplo escribir una novela, o escribir una pieza de teatro, o enamorarme. Esos son esfuerzos, claro...


En cuanto a la vejez, no se la aconsejo a nadie, pero si llega, mejor resignarse. Cuando yo era joven, pensaba en el suicidio. En cambio ahora el tiempo se encargará de suicidarme en cualquier momento, no tengo por qué tomarme ese trabajo. 

En cuanto a esto de que el país tiene demasiado viejos, en fin, trataré de morirme lo antes posible, pero yo no tengo la culpa de eso. 


Si el problema es que nacen pocos chicos, bueno, en el mundo ya hay demasiada gente.


Además, este país es muy raro. De todas la población, los que no están en Buenos Aires están en Rosario o en Córdoba. ¿En el resto del país qué ciudades hay? Son pedazos de Almagro o de Flores tirados en medio del campo. 

Cuando yo era chico, vivíamos en Palermo, el suburbio de Evaristo Carriego. Y la edificación seguía hasta lo que ahora es Juan B. Justo, antes El arroyo Maldonado. Un barrio muy pobre, muy pobre, con calabreses y criollos, y ahí ya había poca edificación. 

Luego, volvía a empezar en lo que ahora es Federico Lacroze; en el medio, ese espacio estaba casi hueco...Era muy chica la ciudad, y ahora no la conozco... Un poema mío empieza así: "He nacido en otra ciudad que también se llamaba Buenos Aires..."

Nací en la calle Tucumán entre Esmeralda y Suipacha, y había una sola casa de altos que era el almacén de la esquina. 

Todo el resto eran casas bajas, con azoteas, con zaguanes, con patios, con aljibes, una tortuga en el fondo del aljibe, con llamadores, porque no había timbres. 

Es decir, completamente distinto. Una ciudad de casas bajas. Y aquí, por ejemplo, donde está el garaje, hasta hace 20 años había un conventillo, en la esquina de Charcas y Maipú. Estaba pintado de amarillo y era bajo, y nosotros podíamos ver el río. Después lo demolieron, hicieron el edificio y taparon la vista al río.


Como decía un filósofo alemán, me tocó vivir como a todo el mundo una época de transición...

Todas las épocas son de transición y de cambio...


En Europa se siente el peso tiempo, pero es un peso que no es abrumador, que es grato. Ahí han pasado muchísimas cosas...


En cambio a nosotros nos gusta inventar un pasado. Pocos países tienen una historia tan reciente como la nuestra y tantos aniversarios, tantas estatuas ecuestres, más estatuas que personas...Dentro de poco las estatuas van a desplazar a las personas...

Una vez me pidieron que firmara por una estatua ecuestre del general Soler, soy sobrino bisnieto de él...pero creo que el país tiene urgencia de otras cosas, hay demasiadas estatuas ecuestres, y horribles además...

Ahora hay que tratar de sobrevivir. El costo de la vida es terrible. Vivo de dos pensiones... fui profesor de Literatura inglesa y americana en la Universidad de Buenos Aires y dejé atrás el límite de edad para jubilarme. Fui director de la Biblioteca Nacional. Mis libros parece que son los que más se venden, pero no podría vivir de eso. El 10 por ciento de derechos de autor se paga tarde, mal o nunca, así que ningún escritor podría vivir de la literatura. De manera que con mis pensiones no podría viajar, viajo por invitación de otros países...


Escribí un poema sobre todo esto también: "Me gustaría saber/ quien me mira del otro lado del espejo/si es algún horrendo anciano..." Pero dicen que no, que por suerte no soy tan horrendo. 


Jorge Luis Borges.

domingo, 31 de octubre de 2021

TIRAR LA TOALLA

 


El periodista y académico uruguayo Leonardo Haberkorn renunció a seguir dando clases en la carrera de  Comunicación en la Universidad ORT de Montevideo, mediante esta carta que ha conmovido al mundo de la Educación:

"Después de muchos, muchos años, hoy di clase en la universidad por última vez. Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla. Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no pueden despegar la vista de un teléfono que no cesa de recibir selfies.

"Claro, es cierto, no todos son así. Pero cada vez son más. Hasta hace tres o cuatro años la exhortación a dejar el teléfono de lado durante 90 minutos -aunque solo fuera para no ser maleducados- todavía tenía algún efecto.

Ya no. Puede ser que sea yo, que me haya desgastado demasiado en el combate. O que esté haciendo algo mal.

"Pero hay algo cierto: muchos de estos chicos no tienen conciencia de lo ofensivo e hiriente que es lo que hacen. Además, cada vez es más difícil explicar cómo funciona el periodismo ante gente que no lo consume ni le ve sentido a estar informado."

"Esta semana en clase salió el tema Venezuela. Solo una estudiante entre 20 pudo decir lo básico del conflicto. Lo muy básico. El resto no tenía ni la más mínima idea. Les pregunté si sabían qué uruguayo estaba en medio de esa tormenta. Obviamente, ninguno sabía.

Les pregunté si conocían quién es Almagro. Silencio. A las cansadas, desde el fondo del salón, una única chica balbuceó: ¿No era el canciller? "Así con todo. ¿Qué es lo que pasa en Siria? Silencio.

"¿Qué partido es más liberal, o está más a la "izquierda" en Estados Unidos, los demócratas o los republicanos? Silencio. "¿Saben quién es Vargas Llosa?

¡Sí! "¿Alguno leyó alguno de sus libros? No, ninguno. "Lamento que los jóvenes no pueden dejar el celular, ni aún en clase. Conectar a gente tan desinformada con el periodismo es complicado.

Es como enseñar botánica a alguien que viene de un planeta donde no existen los vegetales. "En un ejercicio en el que debían salir a buscar una noticia a la calle, una estudiante regresó con la noticia de que todavía se venden diarios y revistas en las calles..

"Llega un momento en que ser periodista te juega en contra. Porque uno está entrenado en ponerse en los zapatos del otro, cultiva la empatía como herramienta básica de trabajo.

Y entonces ve que a estos muchachos -que siguen teniendo la inteligencia, la simpatía y la calidez de siempre- los estafaron, que la culpa no es solo de ellos. Que la incultura, el desinterés y la ajenidad no les nacieron solos.

Que les fueron matando la curiosidad y que, con cada maestra que dejó de corregirles las faltas de ortografía, les enseñaron que todo da más o menos lo mismo.

"Entonces, cuando uno comprende> que ellos también son víctimas, casi sin darse cuenta va bajando la guardia.

"Y lo malo termina siendo aprobado como mediocre; lo mediocre pasa por bueno; y lo bueno, las pocas veces que llega, se celebra como si fuera brillante. No quiero ser parte de ese círculo perverso. Nunca fui así y no lo seré.

"Lo que hago, siempre me gustó hacerlo bien. Lo mejor posible. Y no soporto el desinterés ante cada pregunta que hago y se contesta con el silencio. Silencio. Silencio. Silencio". "Ellos querían que terminara la clase.

"Yo también".