sábado, 26 de marzo de 2016

¡¡¡ESTE DIOS!!!

DARÍO E DÍO, es el último libro de Darío Fo,
El nonogenario escritor italiano imagina a Dios como"un loco de talento, obsesivo y brutal, paradójico y tiquismiquis, sumo confabulador, engatusador fenomenal, egocéntrico de la clase "yo, yo y yo y nadie más", la mayor parte de las veces vengativo y contradictorio", "Jura amarte pero después, apenas le viene en gana, desencadena sus tropas angelicales(...)Puntilloso y arisco, se enfada y comienza a atormentar a todos, especialmente a los más devotos, pretendiendo pruebas de amor que ni siquiera un siciliano pide"

BUSINESS ARE BUSINESS...HASTA EN ARTE.

El profesor de Harvard BENJAMIN H. D. BUCHLOH (Alemania, 1941) es uno de los más influyentes historiadores del arte del siglo XX.
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"Pregunta: "el arte ha cambiado de un modo que no habría sido capaz de imaginar
ni el pesimista más cínico ni el crítico marxista más ortodoxo", ha dicho usted. Esa situación actual ...¿no se veía venir ya desde los 80, con el primer boom del mercado y la emergencia de artistas como Jeff Koons?"
"Respuesta: Fui naif al escribir eso. el arte en los 80 cambió radicalmente. En los 60 y 70 tenía cierta relación con el mercado, pero no estaba exclusivamente determinado por sus reglas, como ahora. Cuando los artistas conceptuales lograron que el objeto artístico perdiese peso, nadie podía pensar que los objetos volverían a colocarse en el centro por su valor monetario".
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"Pregunta: ¿No teme que sus opiniones se lean hoy como el lamento de demasiadas guerras?"
"Respuesta: No me preocupa demasiado, porque probablemente son eso precisamente. Historiadores y críticos ya no tenemos ninguna influencia en el mercado."
"Pregunta: ¿Y cuál es su función entonces?"
"Respuesta. la crítica ha perdido totalmente su función. Los historiadores al menos enseñan, contribuyen a la construcción de la memoria histórica de los estudiantes. Un crítico, en cambio, está envuelto en el mercado, pero sin influencia en él. Puedo escribir 10 artículos contra Jeff Koons y aún sería el artista mejor vendido."
"Pregunta: ¿Quién es culpable de esa pérdida de influencia?"
"Respuesta: El crítico ha sido desplazado a medida que la sociedad se ha hecho más letrada. En el siglo XIX, la gente necesitaba un especialista para juzgar qué hacía de un objeto algo valioso. La educación visual de la gente ha mejorado hasta UNOS NIVELES QUE YA NO SE NECESITAN EXPERTOS.Eso es positivo en cierto modo, lo que no es tan bueno es que la decisión sobre cuándo un objeto es importante haya acabado en las MANOS DEL MERCADO. El mercado ha acabado con la crítica".
"Pregunta: ¿Le preocupa la búsqueda permanente de espectáculo de algunas instituciones?"
"Respuesta: Si eres un director de museo y sólo te guías por los resultados, la mejor opción sería traer una exposición de Koons detrás de otra. Por suerte, hay directores que aún se resisten. Resistir es una decisión POLÍTICA".
"Pregunta: Koons se defiende diciendo que si hace un arte banal es porque nuestra era es banal".
"Respuesta: Obviamente vivimos tiempos banales, pero al mismo tiempo enormemente complejos. ¿Dónde está en Koons el ISIS o las migraciones? No sólo nos enfrentamos a preguntas banales, también a cuestiones TRÁGICAS. Es absurdo el SILOGISMO: dado que la mayor parte de nuestras experiencias son banales, las estéticas también han de serlo."
"Pregunta: ¿No tiene la desagradable sensación de que en el arte contemporáneo hasta las preguntas más duras acaban desactivadas?"
"Respuesta: Eso sucede. Tienes todo el espectro: el ARTE PRETENCIOSO que aspira a ser POLÍTICO pero de hecho no lo es. El ARTE BANAL que no puede ser crítico. Y el ARTE POLÍTICO que de tan hermético resulta fallido, Esto no es una ciencia exacta. Ahora bien, no me gustaría sonar como un profeta, pero dudo de que Jeff Koons le interese a nadie dentro de 20 años".

   

viernes, 25 de marzo de 2016

CHISTES VERDES

                                                                    EL FRENAZO
Había una vez un veterinario buenazo, de campo, que atendía y curaba, cuando podía (y si no, igual lo intentaba), a todo bicho que caminaba...o volaba...o nadaba. Cierta vez le tocó curar a un loro enfermo de una vecina muy amiga. El pobre lorito fue atendido por el pobre veterinario que se las vio y se las deseó con esa especie exótica.
Algunos días más tarde iba el veterinario muy campante en su vetusto coche cargado de chiquillos: hijos, amigos de los hijos y algún vecino que se había colado porque ir con el doctor siempre era una aventura. Unos diez pasajeros donde deberían ir cinco...las cosas de los pueblos.
Bueno, a lo que iba: circulaba ese variopinto grupo de andaluces ruidosos por una calle tranquila a 0,10 km. por hora cuando bruscamente el doctor frenó al grito de : "¡EL LORO!".
Los chiquillos se desparramaron a diestra y siniestra dentro del coche, muy obedientes con la teoría física del movimiento inercial porque a pesar de la baja velocidad el frenazo fué brutal.
Saltó el buen médico de animales de su asiento y en dos trancos subió por la escalera de una casa a todo tren, gritando: "¡María, María, el loro se curó, lo estoy viendo en el balcón!".
La aludida se dió vuelta, lo miró fijamente, se secó las manos en el delantal con florcitas que le había regalado su nuera y sólo dijo en tono neutral: "Está embalsamado".

                                                             COTORRITA EN APUROS

Érase una vez una cotorrita huérfana, rescatada por una niña amante de los animales, que la cuidó con esmero. Sin embargo, como el avecilla tenía una patita rota hubo que ir a la consulta del veterinario. A tal efecto preparó la niña una canastita con un pañuelo para trasladar a la paciente.
Ël doctor le improvisó una botita de yeso ayudándose con un mondadientes con gran habilidad y paciencia. Una vez terminada la faena, dijo ceremoniosamente: "Ahora hay que esperar a que calcifique"y acarició la cabeza de la niña, que se fué esperanzada de vuelta a su casa.
Pasado el tiempo estipulado, niña y mascota volvieron a la consulta y el amable médico de bichos se preparó para retirar el yeso. La expectación se podía palpar en el aire. Con sumo cuidado fue retirando y se trajo...¡¡¡la patita con yeso y todo!!!
Así fue como la niña se volvió a casa con una cotorrita coja.
LAS DOS SON HISTORIAS REALES.