sábado, 24 de junio de 2023

RELÁMPAGO

 


DANIEL RIPESI

Algunas tormentas son un gran acontecimiento. Sorprende en la noche el resplandor momentáneo de un relámpago, y por unos segundos se ilumina el paisaje. Nos engañamos si suponemos que ese resplandor hace ostensible unas presencias que antes estaban ocultas en la oscuridad. En la intermitencia de cada resplandor, como a veces en nuestra visión con cada parpadeo, algo se transmuta y un mundo inesperado se percibe. El relámpago ilumina en un mismo instante la calidez de un refugio y cierto desamparo, las tormentas nos advierten de esa doble condición en nuestra naturaleza. Domina la noche serena, pero se esperan las tormentas para disipar -por unos segundos- la oscuridad que se nos ha hecho costumbre.

lunes, 19 de junio de 2023

MARIO Y EL GATO

Cuento corto de Mónica Bardi

"Me doy cuenta que si fuera estable, prudente y estático, viviría en la muerte". CARL ROGERS. "Por consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales porque ese es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante". 


Estaba cómodamente instalada en su precioso piso, delante de una rica comida que ella misma había preparado. Era un noveno piso desde el que se apreciaba la enorme playa y el inconmensurable Océano Atlántico. Desde esa costa hispana muchos seres antiguos, queridos antepasados, habrán mirado al infinito, al non plus ultra, llenándose de preguntas. Al igual que nosotros ahora miramos ese otro océano oscuro, el cósmico, con la misma intriga y curiosidad. ¿Qué habrá más allá?

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Entretanto, en el país más austral del gran  continente, al otro lado del Atlántico, finalmente plus ultra, dos jóvenes universitarios discutían acaloradamente, en una precaria vivienda del suburbano porteño. Eran años peligrosos para los pibes de clase media que aspiraban a un cambio político. 

-¡Pero te lo pido por favor, te lo ruego, no vayas! ¡Es una trampa! Esa mina con la que te querés encontrar hace rato que no da señales de vida. ¡Se la deben haber chupado los paramilitares y esta es una cita falsa para agarrarte!

-No creo. Todo este tiempo debe haber estado escondida. Iré y echaré un vistazo por la puerta de las ambulancias con el ambo de médico de guardia y pasaré por uno más de los que trabajan en esa enorme clínica. Además, está lleno de gente, es muy público, no se animarían. 

-¿Te crees que son idiotas? ¿Qué no se animarían? Seguro que ya tienen una detallada descripción tuya y te van a reconocer en seguida. A ella la deben haber torturado hasta que cantó. ¡No vayas, por favor! ¡Los estás subestimando!

-¡Uf, que exageración! 

-Y vos, temerario. Y empecinado. ¡No vayas! ¡Es una imprudencia!

-Con tanta prudencia y sin correr riesgos  no vamos a hacer ninguna revolución. Tengo que saber si esa militante tiene algún dato que nos sirva. No te preocupes, en un rato estoy de vuelta y seguro que con noticias frescas.

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Mientras ella daba cuenta del delicioso almuerzo, su precioso gato doméstico miraba con interés depredador unas moscas que merodeaban alegremente en el hueco de la ventana. Seguramente ese gato tan casero y bien alimentado también soñaba con merendarse a alguna de ellas. No sería la primera vez, de hecho, esa era su debilidad: cazar moscas desprevenidas. Y siguió su costumbre: sentarse en la ventana confiando plenamente en los impresionantes dotes de equilibrista que la naturaleza había regalado a todos los felinos, mientras su cerebro hacía un automático balance entre lo instintivo y lo peligroso. 

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Llegó a la puerta de la clínica haciéndose el distraído. Había gente por todos lados.  Se detuvo mirando disimuladamente a ver si veía a la chica en cuestión. Pocos minutos más tarde un auto frenó a lo bestia justo a su lado. Salieron tres hombres que cayeron sobre él como una tromba y lo redujeron con extremada violencia. Los personas a su alrededor quedaron paralizadas y nadie intentó nada. No eran tiempos para meterse en los asuntos ajenos y menos si los asuntos ajenos habían bajado de un Falcon verde, típico coche policial. Intentó zafarse inútilmente por todos los medios, pateando como un animal herido, aullando, insultando y pidiendo auxilio desesperadamente. 

Nunca más se supo de él. 

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-Ay, querido gato. Cada vez que te veo en el filo de la ventana, agradezco que hayas sido dotado con esos dones de equilibrista. Igual me parece imprudente que estés en ese lugar. ¡Bájate ya, que me pones nerviosa, terco animal!

-¡A ésta sí que la cazo!- pensó el gato y alargando una zarpa logró alcanzarla justo a tiempo, mientras ambos iban en caída libre desde el noveno piso. 



EL BESO

 

JAIRO ROMÁN

Fueron más de tres mil voltios en continua descarga, eufóricos atravesaron los nervios en busca de libertad, en su camino la corriente elevó el calor térmico produciendo un fuerte ardor sobre la piel. La contracción muscular hizo que el cuerpo bailara por los aires antes de quedar colgado del arnés con el mundo girando de cabeza y la función respiratoria descontrolada, la parada cardiaca fue inevitable, sentí el mundo diluirse, alcance a ver el túnel y la luz al final; fue cuando percibí su presencia, los brazos como lianas me sujetaron, los ojos exaltados me miraban por debajo de los lentes de sol, sus labios se humedecieron en un movimiento lento, mientras me decía —esto queda entre nosotros huevón— Cuándo desperté me hallaba en el hospital, sobre la mesa de noche estaba el periódico local y en primera página estábamos nosotros bajo el título “El beso de la vida"


El beso de la vida', tomada en 1967 por Rocco Morabito


Jairo Román 

11/06/2023

jueves, 15 de junio de 2023

AIRE FRESCO

REFLEXIONES DE MÓNICA BARDI

Desde lo más alto sopla un aire fresco. Podrían ser los angelotes barrocos que agitan sus minúsculas alas. Generan un vientecillo que nos acaricia justo a tiempo porque las fauces infernales del verano están a punto de lanzallamas. Sus infaltables socios, los mosquitos, acuden aguijoneando puntualmente. 

Desde lo más alto llega un consuelo rítmico que nos susurra:  "ya pasará. Ten paciencia. El calor inmisericorde migrará hacia latitudes más hospitalarias". Ruge enojado el cercano mar porque él tampoco soporta esta canícula levantina en calma. 

Desde lo más alto gira incesante e inagotable el ventilador de techo, el único que acude en nuestro auxilio. ¿Esperaban algo más romántico, verdad?

domingo, 11 de junio de 2023

ENTES

 

Un 3 de junio de 1923 nace Adolfo P. Carpio, profesor y filósofo argentino. Cuando estudiábamos, minuciosamente lo odiábamos. Ahora ya podemos hacer las paces con él. 

“ ꧁•⊹٭𝚂𝚎 𝚕𝚕𝚊𝚖𝚊 𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚊𝚚𝚞𝚎𝚕𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 “𝚎𝚜٭⊹•꧂ ”.

  Puede tratarse de una silla, de una montaña, de un ángel, de Don Quijote, de la raíz cuadrada de -1, o aun de absurdos como los triángulos redondos o las maderas de hierro: todo esto “es”, de todo ello puede predicarse el término “es”, y en la medida en que ello ocurre, se trata de “entes” -así como “pudiente” es “el que puede”, “viviente” lo que vive, “floreciente” lo que florece, “amante” el que ama, “lo que es” se llama “ente”-. 

A lo que hace que los entes sean, se lo llama ser; los entes, por tanto, son porque participan del ser -tal como el pudiente participa del poder, lo viviente del vivir, etc. La disciplina que se ocupa de estudiar los entes se llama ontología. Esta disciplina enuncia una serie de principios, válidos para todos los entes, que se denominan principios ontológicos”. 


Adolfo P. Carpio, 

Principios de filosofía

domingo, 4 de junio de 2023

OLMO VIEJO

 


A un olmo seco


Al olmo viejo, hendido por el rayo

y en su mitad podrido,

con las lluvias de abril y el sol de mayo

algunas hojas verdes le han salido.


¡El olmo centenario en la colina

que lame el Duero! Un musgo amarillento

le mancha la corteza blanquecina

al tronco carcomido y polvoriento.


No será, cual los álamos cantores

que guardan el camino y la ribera,

habitado de pardos ruiseñores.


Ejército de hormigas en hilera

va trepando por él, y en sus entrañas

urden sus telas grises las arañas.


Antes que te derribe, olmo del Duero,

con su hacha el leñador, y el carpintero

te convierta en melena de campana,

lanza de carro o yugo de carreta;

antes que rojo en el hogar, mañana,

ardas de alguna mísera caseta,

al borde de un camino;

antes que te descuaje un torbellino

y tronche el soplo de las sierras blancas;

antes que el río hasta la mar te empuje

por valles y barrancas,

olmo, quiero anotar en mi cartera

la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera.


     Antonio Machado

LA SIRENITA

 

Fui a ver LA SIRENITA (dirigida por Rob Marshall, versión original en inglés) porque estoy en severa etapa regresiva, cada día soy más chica y puedo perder el tiempo como me de la gana. Lo que de verdad me interesa mucho es la narrativa histórica asociada en esas películas para pibes, pibas y todos los del colectivo LGTBI+ o algo así, para no ofender a nadie. Pasemos a la acción: el príncipe blanco, guapo, rico, valiente y amoroso (pero sin carisma) se enamora de Ariel, la sirenita, que tiene carita étnica sudamericana (Halle Bailey, también sin carisma pero flaca, eso si) La reina madre es mulata y viven en un castillo hermoso en una minúscula isla (¿Pequeña Bretaña?). La ambientación sería del siglo XVI o XVII. El príncipe navega en busca de nuevos conocimientos geográficos y comercios rentables para engrandecer a su patria. En un momento dado dice algo así: "Mirad, un galeón español, vayamos a comerciar con ellos" pero alguien le contesta: "¡Tenemos las bodegas llenas". Y el príncipe se resigna: nada de piratear ni empezar a los cañonazos. Menos mal. Eran todos buenos, buenísimos. Excepto  la mujer pulpo que es mala, malísima (y gorda, lógico), la hermana del dios del mar. Mientras tanto, el dios del mar Tritón o Neptuno, da igual (Javier Bardem con su tridente de fuego),  discute con la sirenita de padre a hija. Ella tiene una colección enorme de COSAS que ha ido acumulando de las pecios (barcos hundidos) pero quiere más, mucho más. Es consumista y con lo del fondo del mar no le alcanza. Para eso tiene que ser mujer y así poder ir de shopping. A lo largo de la película muchas veces hablan del mar desconocido. Digo yo que debería ser el Océano Pacífico, descubierto por Vasco Núñez de Balboa en 1513. A los demás ya los conocían en esa época. Pero admitamos que es una película y se pueden inventar lo que quieran.  

En otro momento, la sirenita (ya con los pies en su ambicionada tierra firme), mira unos mapas y el príncipe le nombra dos países: Colombia y Venezuela, licencia que se tomaron los guionistas, ya que en esa época era territorio del imperio español y esos países no existían. En 1717 toda esa enorme superficie pasó a ser el virreinato de Nueva Granada con el cambio de dinastía de los Habsburgo a los Borbones. (Pero bueno, admitamos otra vez que es una película y se pueden inventar lo que quieran). Luego pasa de todo pero con un obvio y azucarado final romántico y feliz. Y la ex sirenita, (reconciliada por fin con su padre Neptuno) y su príncipe se hacen a la mar en busca del océano desconocido. Para despedirlos una enorme cantidad de sirenas, sirenos y sirenitos de todos los grupos étnicos imaginables (minusválidos no se veían, me parece muy mal, muy mal, muy mal, pero es porque se los deben haber comido), emergen del mar para acompañarlos. En fin, solo me pregunto por qué no aprovechan estas películas para ponerles más historia de la de verdad, mucho más  emocionante que la peli y además tan oportuna para que algo aprendan nuestros niños, cada vez más ignorantes de un pasado que parece alejarse de manera irremediable. Una película vistosa y mediocre. Olvidable.