domingo, 21 de diciembre de 2014

MUDANZAS.

Por Mónica Bardi

Me voy a mudar. Mejor dicho, nos vamos a mudar. Mi hijo, el menor, y yo queremos vivir juntos pero con mucha más independencia. Así que conseguimos una casa y media. Un jardín precioso y un corto desfiladero de palmeras jalonando la entrada te da la bienvenida. La llegada a la casa es un poco tortuosa y en algunas partes los pinos han levantado el asfalto con ondulaciones y desniveles. Las calles tienen nombres que suenan a cosas pasadas: calle de Canasteros, camino de los Chopos, Campillo. Uno se pierde con facilidad en esos recovecos con calles que se fueron creando al azar, sin planificación alguna.
La vegetación es típicamente mediterránea...otra no aguantaría los vientos ardientes del Levante español o requeriría mucho riego. Tendremos agua de pozo...menos mal. La de red nos costaría carísima y ésta no hay que pagarla. Bueno, gratis no es, hay que pagar la electricidad del motor del pozo que la extrae.
Total, a lo que iba. Esto de mudarse tiene sus implicancias. Reflexionando sobre este tema pienso: ¿cómo recuerdo yo las casas en las que he vivido? Para contestar esto debo remontarme a mi casa paterna. Una linda casa en un suburbano con un patio interior que la iluminaba completamente. La había diseñado mi papá y él la adoraba. Recuerdo mi niñez allí y por supuesto que no todo fué idílico. Teníamos tropiezos como todas las familias y, a medida que mi hermano y yo crecíamos, crecían también los problemas. Si evoco esa casa me viene una sensación de protección, de calor, de luces, de música, de olor a comida. 
Cuando andaba por ahí, tratando de independizarme aún antes de terminar la carrera, recuerdo que extrañaba la sensación de protección que me daba esa casa. La misma que toda la vida traté de que sintieran mis hijos...Esa cosa de hogar que se ve en medio de la oscuridad.  
Recuerdo perfectamente cuando terminé segundo año de odontología, que fué tan duro. Yo andaba a salto de mata entre las casas de Willy Vicuña y Stella Lanfranconi estudiando fisio, fármaco, materiales...¡mama mía, qué añito!. Cuando terminó el curso volví a la casa de mis padres, estaba tan agotada que creo que dormí 3 días ininterrumpidamente sintiendo esa protección paterna, esa seguridad. ¡Qué descanso!
¡Qué afortunados los que tenemos un techo protector, comida, calefacción! Siempre pienso en eso y en toda la gente que carece de esas cosas básicas para la supervivencia.
Pero esa casa también alberga momentos muy negros, sufrimientos....mejor ni pensar en ello y considerarlo parte del pasado con casa y todo. Las contingencias que viven sus habitantes quedan impresas para siempre en sus paredes, entre sus plantas, en los cajones, aunque esa historia sólo la revivan quienes la recuerdan aún. .....las risas de la niñez, las lágrimas de la adolescencia, los gritos de la ira, la rebeldía de los que van creciendo, las velitas de las fiestas de cumpleaños, los miedos a la oscuridad, las visitas de los amigos. 
 Luego, en Villa la Angostura, sentí como nunca esa protección ambiental en medio de la nieve y el frío tan intenso, con mis hijos tan chiquitos siempre alegrándose cuando llegaba de trabajar. Mi marido me decía que veía las luces de la casa desde lejos y que rememoraba un nido. Él, que había sufrido desprotección y horfandad.
Normalmente relacionamos una casa, un pueblo o una ciudad con lo que nos pasó allí. Salvo grandes desgracias, todo tiene para mí un sabor agridulce, siempre es una mezcla. No recuerdo situaciones con emociones nítidas, completas, absolutas. Quizás el primer período del enamoramiento consiste en esa ceguera a lo que luego vemos con claridad.
Entonces miro estas paredes que todavía me rodean en la casa que estoy a punto de dejar y me pregunto: ¿qué tipo de vínculo emocional he tenido con esta vivienda? Siento sinceramente que es sólo una casa, 4 paredes y un techo que me brindaron cobijo y seguridad. ¿Qué cosas me pasaron mientras viví acá?
Como siempre, hubo de todo. Bueno y malo. La casa no tiene la culpa pero uno puede llegar a sentir rechazo a cuatro paredes porque le evoca alguna situación desgraciada y con la cual cuesta reconciliarse. 
Lo que más gratamente recordaré de esta casa son sus atardeceres mágicos. Llega una hora en que el jardín pasa por todos los tonos de los colores fríos, todos los azules y violáceos, colores crepusculares que relacionamos con la nostalgia. Las hojas de las plantas tienen un color diferente en el anverso que en el reverso (como las olas del mar, cuando descubrí atónita que al caer el sol el hueco de la ola se torna violáceo). Me hipnotiza ese tránsito hacia la oscuridad total hasta que me acuerdo de encender las luces.
La ciudad que sin duda tiene, para mí, esa mezcla de amor-odio es Cádiz.
Y el país, Argentina. En ambos casos, son sólo lugares. Lugares donde vive gente de todo tipo, con paisajes maravillosos y con una mochila bien llena que es su historia y que les ha moldeado una manera de ver el mundo. Lo que siempre tuve claro es que esos lugares pueden darme cosas positivas pero también restarme calidad de vida. Argentina me permitió obtener un título universitario gracias al cual he podido hacer una vida independiente pero en cierto momento me dió miedo vivir allí...todo era inestable y hasta peligroso. Rescato a mi gente querida (que no es poca)y al tango, que me emociona.Y yo, ¿qué le dí a mi país? Bueno, unos cuantos años trabajando en el interior de forma un poco precaria en lugares a donde mucha gente no quiere ir.  
Cádiz me brindó una gran oportunidad laboral y una seguridad ciudadana muy alta pero no comulgo con muchas de sus costumbres y su fondo religioso cuando le conviene. Me quedo con sus risas y su historia trimilenaria. Y yo ¿qué le dí a Cádiz? Años de trabajo con el mejoramiento evidente de la salud buco-dental (estética y funcional) de muchos de sus habitantes. Tanto de Argentina como de España aprendí cosas: en la primera, mi profesión (y lo latinoamericano); en la segunda, la práctica profesional en un entorno estable (y lo europeo).
Los países, igual que las personas, pueden llegar a resultar tóxicos o nutritivos por una suma de circunstancias en las que interactúan el individuo y el lugar. Buenos Aires tiene aspectos tóxicos, como la inestabilidad política y económica y la inseguridad y Cádiz los tiene también, como la superficialidad, la aceptación social del alcohol y el querer vivir del cuento.   
Sigo sin comprender ese amor incondicional a las casas, a las ciudades, incluso a los países. Lo veo en mucha gente pero yo creo que nunca lo he sentido. No lo cuestiono, por supuesto, sólo que no lo siento. Ese amor incondicional lo tengo sólo con ciertas personas, no con cosas o lugares. 
¿Y qué siento por esa casa nueva? Todavía nada, sólo cierto placer estético. Es algo que acabo de conocer. No sé que les pudo haber pasado a las gentes que vivieron allí antes que yo y creo que tampoco me importa. A esa construcción todavía anónima le tengo que poner mi impronta, vestirla con mis pinturas, con las fotos de padres, hijos, amigos. Debo ponerle maquillaje. Quiero llenarla de situaciones, de vivencias, de miradas, de tiempo y de gente...tengo que VIVIRLA y con la mayor felicidad posible. 
 

domingo, 14 de diciembre de 2014

PARA LUCA, EL NIETO DE SUSANA COSCARELLI.

LUCA, EL NAVEGANTE
Había una vez un niño llamado Luca que quería hacerse amigo de un pingüino pero no encontraba ninguno por los alrededores. Por todos lados veía perros, gatos, tortugas y gallinas pero ningún pingüino. 
Así que decidió tomar un barco de velas para ir más al sur donde él sabía que había muchos. 

Se preparó con ropa de abrigo, botas de goma, mucha comida, leche y chocolate. No olvidó llevar su música favorita, (la que toca su papá) y zarpó con viento fresco en dirección a Tierra del Fuego, que, aunque así se llame no tiene nada de fogosa ni de ardiente. Allí hace mucho frío, cae nieve y granizo y hay vientos huracanados.....pero hay PINGÜINOS.

Luca lo sabe porque se lo dijo su abuelo Enrique, que hace años hizo ese mismo viaje y le gustó mucho. 
Además, Luca sospecha que su abuelo guarda un secreto secretísimo: ¡de joven fué pirata!...sí, PIRATA, de los del parche en el ojo, pero sin parche. Lo que pasa es que después decidió estudiar medicina porque se cansó de tanta agua. La vida de pirata es bastante sacrificada, la verdad, siempre saltando de barco en barco.
Por fin, como ya dijimos, zarpó Luca con viento fresco a su aventura marítima.
Al segundo día de navegación lo sorprendió una alocada tormenta con rayos y truenos. ¡El tiempo estaba furioso! Hasta los albatros y cormoranes protestaban y buscaban refugio.
 
Tuvo que timonear con todas sus fuerzas y estar atento muchas horas hasta que por fin el temporal se calmó, unos tímidos rayos de sol se asomaron entre las nubes y fué entonces cuando vió un trozo de tierra con un tupido bosque muy verde. Decidió Luca bajar en ese lugar que se llamaba Puerto Abrigado. Acá todos los lugares se llamaban lo que no eran: "fuego", cuando no había ninguno. "Abrigado", cuando hacía un frío que pelaba.
Aunque todo eso no importaba nada si por fin Luca encontraba a su deseado pingüino.
Bajó y caminó unos pasos cuando de golpe...¡plash! se hundió en el barro. ¡Había caído en un pantano!¡Ycada vez que se movía, se hundía más! ¿Cómo saldría de él?
Y entonces ocurrió lo inimaginable: aparecieron como por arte de magia Trfass Y Flux, los dos amiguitos que Luca había conocido en su viaje a Marte como astronauta ¿De dónde habían salido? ¿Cómo pudieron llegar acá? 
Pero no era momento para tantas preguntas y lo que importaba era sacar a Luca del fango. Por fin lo lograron y los tres amigos se abrazaron locos de contentos. Luego Trfass y Flux le contaron que tenían muchas ganas de volver a verlo y que por eso habían venido desde su planeta a buscarlo. ¡Qué oportuna su llegada! Estaban todos tan alegres que hasta las gaviotas aplaudían. Decidieron descansar y tomar la leche en la carpa calentita que armaron, donde se pusieron al día de las novedades en la vida de cada uno, hasta que se durmieron con una sonrisa en los labios. No todos los días se veía Luca con sus amiguitos de Marte, el planeta rojo. 
Al día siguiente reanudaron la búsqueda pero el viento arreciaba y decidieron ponerse de cola como las vacas. Aún así siguieron caminando con muchas dificultades cuando de golpe.....de golpe apareció lo tan deseado: ¡una pareja de pingüinos!
Corrió Luca hacia ellos entusiasmado y les preguntó si querían ser sus amigos y venirse a vivir a su casa. Ellos, en su idioma, le contestaron que eso no lo podían decidir a la ligera y que había que hacer una asamblea con los demás animales a ver que opinaban. 
Así que se juntaron al pie del faro del fin del mundo los patos vapor, las avutardas, los patos crestones, los gansos, las cabras, dos lobos marinos y un enorme ciervo rojo. Luca, Trfass y Flux miraban expectantes lo que allí ocurría.




El ciervo rojo tomó la palabra y dijo: "Luca, ¿en tu casa hay hielo y nieve?" -"No", contestó. 
-"¿Y a veces hace mucho calor?", preguntó un lobo marino
-"Sí, claro".
-"¿Y van por las calles muchos autos?", interrogó una cabra.
-"Si, bastantes"- contestó sorprendido Luca por tantas preguntas. 
-"Ahora debemos decidir"- dijo el ciervo rojo mirando a todos  
los animales reunidos en la asamblea.
-"¡¡Que levanten la mano los que estén a favor de que los pingüinos se vayan con Luca!!"solicitó solemnemente el ciervo rojo. 
 Ninguno, pero ni uno solo de todos esos animalitos levantó la mano, ni la pezuña, ni la patita, ni siquiera un ala o aleta. Nadie estaba de acuerdo en que los pingüinos se fueran de su precioso y gélido ambiente azul. 
Por fin hablaron ellos, los pingüinos: -  "Lo que pasa, Luca, es que nosotros no podemos vivir allá...¿entiendes? Podemos ser amigos igual y vernos de vez en cuando, pero vivir no, porque no tendríamos todo el hielo que necesitamos"
Entonces intervinieron Trfass y Flux y le dijeron "querido Luca, no te preocupes, que esto está más cerca que Marte y así como nosotros nos vemos, también podrás verlos a ellos, ahora que sabes donde viven. Cada uno debe vivir con su familia, ¿no es así?". 
Por suerte Luca lo comprendió y con una sonrisa se despidió cariñosamente de los pingüinos, que se quedaron en su glaciar y además se despidió de los marcianitos que se volvieron a su planeta rojo. 
Cuando Luca llegó al puerto estaban esperándolo Bruno y Camila y los abuelos Susana y Enrique, que lo abrazaron y lo besaron. ¡Y lo llenaron de preguntas! Durante el regreso fué contando Luca las increíbles aventuras que había vivido y todo lo que había aprendido de la vida de los animales del FRÍO. 
Y allí decidió que también tenía que hacer un viaje a donde viven los animales del CALOR, porque le gustaría hacerse amigo de un elefantito. Ése sería su próximo viaje. 

En el camino de vuelta le susurró al oído a Enrique: "Abuelo, ¿es verdad que vos antes eras un pirata?". 
No hemos podido oír que contestó el abuelo porque en ese momento pasó un colectivo muy ruidoso. Pero Luca lo sabe.

  







martes, 9 de diciembre de 2014

LA ARGENTINA Y LAS ETAPAS DEL NARCOTRÁFICO




sábado, 29 de noviembre de 2014

OTRO PUNTO DE VISTA

Había una vez un gigantesco laboratorio de prótesis donde trabajaban muchas personas construyendo aparatos para mejorar la boca de la gente. Cada mañana, muy temprano, se encendían infinidad de luces; incontables máquinas se ponían a funcionar; el yeso lo impregnaba todo y los alicates volaban doblando alambres.
En las manos de los hábiles operarios unas cosas se transformaban en otras. El Quad-hélix de Melissa estaba siendo construído y, mientras tanto, pensaba: "por fin voy a tener forma de algo. Colocado en una estantería como rollo de alambre no me sentía muy útil, la verdad".  Y a medida que lo contorneaban y lo soldaban con laser, seguía reflexionando: "¿a la boca de quién iré a parar?".
Cuando por fin lo terminaron, lo metieron en una funda estéril, luego en una caja de cartón y lo trasladaron a la consulta de Lourdes y Antonio, en Madrid. ¡Qué largo se le hizo el viaje de Ortoplus a Odontomadrid!
Una vez allí lo colocaron en un cajón junto con otros aparatos a esperar a que llegara la paciente. Los días se le hacían interminables al pobre y noble aparato. ¡Qué aburrimiento, todo el día dentro de un oscuro cajón! Pero enseguida se dió cuenta que allí había unas prótesis con las cuales podría charlar de vidas futuras. Así que inició una conversación con una de ellas. "¡Hola, vecina!", dijo tratando de ser muy amable. "¿tú para qué sirves?"
-"¿No me ves, así como estoy, con dientes intercalados?"contestó muy molesta la prótesis parcial removible.
-"¡Ahhhh, si, si, perdona.....no te quise molestar!"- replicó educadamente el Quad-hélix.
Se ve que la prótesis de dió cuenta que había estado muy brusca y, esta vez, suavemente, le volvió a hablar con una sonrisa blanca: -"...ay, perdóname, querido aparato de ortodoncia, es que no te imaginas cuánto hace que estoy aquí, aburridísima y nunca pasa nada. ¡mi dueño no viene a buscarme!"
  -"¿En serio....pero por qué, no quiso pagarte?"
  -"Seguramente algo de eso hay, aunque lo más importante parece ser que es que el paciente no se cepilla bien los dientes remanenetes y hasta que eso no se logre, ni Lourdes ni Antonio me quieren instalar".
-"Uyyyy, qué decentes"- exclamó asombrado el Quad hélix y enseguida pensó: "¿Dios mío, cómo será la tal Melissa?, como me caiga una pasota estoy listo"
_"Imagínate que destino el mío", se quejó amargamente la prótesis parcial:" en un cajón o en la boca de un asqueroso".
La prótesis completa se revolvió molesta y casi gritó: "Claro, dale nomás al cepillo que, aparte de las pérdidas de inserción me van a mandar a mí al desempleo".
 "¡Lo que pasa es que a vos te gustan los viejos!".replicó furioso el cromo cobalto, al ver que no se valoraban sus aspiraciones preventivas y las de sus odontólogos. 
El Quad-hélix se quedó patidifuso y miró hacia otro lado, antes de que alguien lo acusara de que le gustaban en exceso los chicos y allí vió unos brillantes implantes de titanio en un modelo de yeso. Para cortar la atmósfera de incomodidad los saludó cordialmente: -"Buenos días, señores implantes,¿ cómo están ustedes?"
-"Aquí, esperando como todo el mundo"- suspiraron los 4 al unísono. Al Quad-hélix le dió mucha risa porque hablaban todos con una sola voz. "Debe ser por aquéllo de la importancia de la máxima intercuspidación" razonó para sí mismo.  Y prosiguieron: "....nosotros ayer vimos a nuestra dueña y es muy simpática. Parece seguro que vamos a tener que funcionar mucho porque es gordita...se ve que le gusta comer, ojalá nos deje oseointegrarnos bien".
-"Bueno"- dijo la prótesis parcial pensativa- "mientras después se cepille bien....yo no sé cómo los aparatos de ortodoncia aguantan a los niños, yo los odio, no se limpian nunca". "Lo sabía, sabía que, antes o después alguien iba a decir algo así", pensó dolorido el buen cuatro helicodes, porque lo hacía sentirse un horrible pederasta, pero lo ignoró.  La corona de zirconio los miró de reojo, como con desprecio y prefirió no opinar...era demasiado soberbia. Ella se sentía perteneciente a otro estrato social y, además todo lo reducía a la estética y al surco gingival. Sólo le interesaba la sonrisa de los que jugaban al polo.

Y así, entre charla y discusión odontoestomatognática fueron pasando los días hasta que por fin llegó el gran acontecimiento y, al abrirse la puerta del gabinete dental, entraron Melissa y su padre. La primera impresión fué buena: eran personas agradables, se reían y charlaban con Mónica. "Hay buen rollo", pensó el Quad hélix. Melissa parecía una niña motivada, colaboradora y lo más importante: LIMPIA.
Una vez colocado en la boca y superadas las primeras incomodidades, el aparato se sintió plenamente feliz: al fin y al cabo para eso había sido construído. Estaba calentito y húmedo en una boca preciosa.
"¿Cuántos pueden presumir de algo así?" pensó sin imaginar siquiera el alcance que su comentario podría tener en otros contextos menos odontológicos 
Aunque hubo de reconocer que a veces le molestaba la lengua cuando la charla era muy animada y los minutos posteriores a una comilona se le hacían eternos. Hasta que no entraba en acción el cepillo de dientes no recobraba la paz. Eso de que le quedara una lechuguita colgando no le hacía ninguna gracia. "No soy un perchero", refunfuñaba.
Un par de veces bordeó el pánico al acercársele un chicle y suspiró aliviado cuando lo vió alejarse.
-"Es un pegote repelente fabricado en serie....puajjjj!!!, pura química yanqui con colorantes".
También se asustó mucho una noche que entró un pulgar con la oscura intención de ser chupado, pero Melissa lo sacó, se dió media vuelta y siguió durmiendo. -"me iba a deformar todo"- hubiera gritado si hubiera podido.
Cunplió su deber a la perfección y, junto con los brackets, quienes, a la postre resultaron ser unos individualistas que se querían llevar todo el mérito, alcanzó la excelencia. Un año y medio más tarde fué retirado, bastante antes que los brackets.
Terminó en un punto verde de reciclaje de metales pero no le importó...ya había cumplido su cometido. Ahora todo quedaba en las manos del aparato de contención cuya perseverancia sólo era comparable a su carácter agrio, porque sostenía que no lo valoraban lo suficiente y que muchas veces lo olvidaban en cualquier parte. 
...................................................................................
Este cuento fué inspirado por una paciente real del año 2010 en una clínica que existe y en la que trabajé muchos años, hasta que me cansé de viajar todos los meses a Madrid, aunque tengo un excelente recuerdo de esos maravillosos compañeros que fueron Lourdes y Antonio. Con los cuales, además, nos hemos divertido mucho.  





domingo, 23 de noviembre de 2014

SUEÑO DE UNA TARDE DE VERANO.

Bueno...ya pasó el 15 de noviembre del 2014. Nos abrazamos, nos alegramos, nos charlamos todo, nos fotografiamos,  nos enteramos cómo nos fué en estos años, lo bueno, lo malo....prolongamos la fiesta, en otros sitios y el parloteo parecía no tener fin.
¿Y ahora qué? AHORA, vuelta a la rutina. Pero con algo más: cada vez que, los que estamos en activo, veamos un premolar a lo mejor nos acordamos de ese colega que extrajo el 34 y el 35, en vez del 34 y el 44 y, quizás nos dé un ataque de risa en la propia jeta del paciente (mediante barbijo, espero), y que éste no podrá comprender.
Cada vez que empuñemos la Carpule nos acordaremos del Dr. Cureta y sus ojos hipertiroideos, preguntándonos: "¿con o sin anestesia?.....Sin es más barato".
O lo que le pasó a alguien que quiso luxar el 46, pero puso el elevador al revés y luxó el 45...y alguien allí presente dijo: "Bueeeennnnooooo, si igual estaban los dos perdidos" Y cuando se había terminado la anestesia y alguien jeringa en mano, le daba una patadita disimulada al equipo, con la consiguiente exclamación "UYYYYYY, se cortó la luz del equipo...no podemos hacer nada!!!" Y mil anécdotas más...pero lo que yo soñé esa noche después de la reunión sólo yo lo sé....y lo compartiré en parte con quien esto lea sólo para que las risas, una vez más sean compartidas.
Estaba yo redondeando la treintena, cuando me dirijo a mi lugar de trabajo...que no era la odontología, sino la veterinaria. Allí trabajaban unos compañeros míos muy simpáticos (llamémoslos Macarena y Truman) que me recibieron con bombos y platillos. Había más compañeros de cursada, ayudantes de cátedra, profesores y demás yerbas.
Estuvimos recorriendo las instalaciones y ellos me iban instruyendo en mi recién estrenado trabajo.
Gallinas, gansos, peces, perros, gatos....con sus respectivas vacunas y carteles con los desarrollos intraorgánicos de las larvas, y sus tratamientos, tipos de alimentación, etc....
En ese momento alguien la llama a Macarena, quien sale corriendo al requerimiento de otros y él, Truman, impulsiva e inesperadamente, cierra la puerta de la habitación donde estábamos y baja el interruptor de la luz: "Ehhhhh, alcancé a exclamar......¿Qué pasa?"Imagínense el panorama; sin luz, sin poder abrir la puerta porque era electrónica y oyendo los gritos del personal tratando de resolver el desaguisado.
Él, en medio de la impenetrabilidad del ambiente, empieza a hablarme nerviosa y apresuradamente, generando en mí la necesidad imperiosa de ver y comprender qué CARANCHOS  estaba ocurriendo allí.
Ese hombre tan conocido, al que había tratado durante años me estaba susurrando sorpresivamente una declaración de amor absolutamente inesperada: confusa, enredada, plagada de explicaciones, mientras me sujetaba con fuerza del brazo cuando yo lo único que quería era salir corriendo de allí.
No es que no me gustara el mino, pero en medio de tal confusión, no tenía mucho margen para considerar sus apasionadas propuestas. No había valses vieneses, luz de velas y manos entrelazadas.....no, nada de eso. Lo que había era aroma de heno, un pálido resplandor de la calle y olor a caca de conejo.
Por fin logré manotear el interruptor, todas las luces se encendieron y la puerta se abrió. Pero entonces todo había cambiado de manera radical: eso era AHORA una clínica dental, La gente iba y venía normalmente, y el guapo joven proseguía con sus explicaciones sobre el funcionamiento de la empresa, como si todo lo anterior no hubiera existido. Los compañeros de trabajo saludaban alegremente y los pacientes pasaban con el dique de goma puesto.
En ese momento me desperté SOBRESALTADA:...... rebobiné mi sueño, tratando en vano de encontrarle una lógica.
Lo único que había persistido era esa mirada masculina, que, entre suplicante y seductora, seguía clavada en mi almohada. ALLÍ ME DÍ CUENTA, 42 AÑOS MÁS TARDE, QUE YO NO ME HABÍA CONFESADO ESE JUVENIL ENAMORAMIENTO NI A MÍ MISMA. ¡¡Y, por supuesto, nadie sabrá nunca a quién me refiero!!¿Por qué pasarán estas cosas?

sábado, 8 de noviembre de 2014

ALUCINANDO

Llego contenta, eufórica, ilusionada...como una loca desatada al club hípico de la Plata. Hoy es 15 de noviembre del 2014, fecha señalada, fecha esperada y alimentada por meses de expectativas, mensajes, conversaciones y búsquedas de personas al más puro estilo Sherlock....¡algo largamente nutrido por recuerdos, fotografías, asociaciones de ideas y de situaciones de un grupo de personas que compartió toda una etapa de su vida dentro de un recinto universitario!
No voy a negar que en el club hípico me llamó la atención la ausencia de movimiento, de autos, de gente guapa.....¿dónde están todos?....bueno, ya llegarán, razonamos con mi amiga Stella Botti, mi compañera con la cual compartíamos la perplejidad. Dimos unas vueltas por el lugar, aunque todo seguía desierto.....
Luego de algunas horas dándonos un voleo y otro...y otro más....yo empezé a tratar de comunicarme por teléfono con los números que había anotado prolijamente en papel, pero nadie contestaba.
¿QUË CARANCHOS ESTABA PASANDO? ¿POR QUÉ NADIE VINO?
Empezé a dudar de mi salud mental,  me preguntaba obsesivamente: ¿dónde han quedado nuestros floridos y divertidos diálogos en el chat? ¿Y toda la actualización de nuestras vidas, todas las anécdotas, todos los aspectos de nuestras vidas actuales? ¿Fueron todas alucinaciones?. Dios mío, ¡debo estar loca! ¿me han implantado un chip en el cerebro con una historia inexistente, como he visto en algunas películas?¿O he visto demasiadas películas?
Por fin se hizo la luz: Daniel Choclin el immer erreichbar (siempre conectado), atendió mi llamada y me dijo casi gritando: ¡Pero no, Maina, estás totalmente equivocada! ¡Dios mío, no me digas que estás en La Plata!¡¡ Estamos en España, nos fuimos en un vuelo charter todos juntos para Cádiz y la reunión es en el restaurante EL FARO, en la Caleta dentro de 3 días!!Además, vos tenés que haber hecho la reserva.....¿o no la hiciste?
Para guardar las formas y no quedar como una descerebrada, aseguré: "Claro, claro, Dani, todo está OK". Pero nada estaba OK, en realidad estaba KNOCK OUT. 
Me quedé absolutamente absorta y confusa y sólo la presencia de mi amiga me pudo sacar de mi ensimismamiento: "bueno, loca, no le des más vueltas....estamos viejas y boludas....y vos, tanto estudiar alemán, dale que dale, al final te quedaste Alzheimer total....daaaale, hacemos de goma las tarjetas y nos vamos para allá".
Me pareció un disparate pero como los disparates y las decisiones tipo VELOCIRRAPTOR son para nosotras el pan nuestro de cada día, salimos ipso facto hacia Ezeiza.
Pensé: "¿Y las valijas?¿Nos vamos sin nada?". y se lo comuniqué a Stella, la cual, con su habitual locuacidad lapidaria me contestó: "¿Siempre sos tan boluda?"
Ante semejante respuesta me quedé muda, preguntándome en silencio: "¿siempre....o sólo de a ratos?¿Es una maniobra para desequilibrarme psicológicamente, cómo decía desesperado EHMIDMV, cada vez que le escondíamos las llaves?"

Es que en realidad para esto están las amigas, las verdaderas, claro, para echarle a una un balde de agua fría cada tanto. Con Stellita una está, como quién diría, siempre EMPAPADA.
Llegamos a Cádiz justo a tiempo porque tuvimos suerte con los vuelos y sus combinaciones. Nos hipotecamos hasta las orejas, eso sí, pero ¿a quién le importa un mango más o menos cuando se trata de recuperar la juventud perdida, desperdiciada?...Bueno, desperdiciada no, aprovechada pero pasada, eso sí.
Llegamos a la plaza de la catedral de Cádiz, justo donde quedamos para ir todos juntos al restaurant EL FARO. Era temprano y lógico que todavía no hubiera nadie de los nuestros.
En ese momento suena el teléfono y es Susana Cosacarelli, quien, con su vocecita de ángel y algo vacilante, me dice "....Ayyy, Moni, no sé cómo decirte esto, pero.....ehhhh, ocurre que sentí una súbita necesidad de ver a mi hija, una morriña, como le dicen, y me fuí, en un impulso irracional, al Reino Unido a verla y no voy a concurrir a la reunión....¿me perdonarán?"
Esa fugaz llamada fué cubierta inmediatamente por otra: "Hola, Mónica, soy Alfredo Acuña, mirá, resulta que en Sierra Nevada hay nieve en estos días y no me pude resistir....espero que sepan perdonarme pero es que adoro el esquí....bueno, adiós, ya nos veremos"
Inmediatamente se superpone una llamada de Luigi, el antiguo Luis Arata quien manifiesta entusiamadísimo que va a participar en el Tour de Francia, que para él es una oportunidad única y que espera que lo entendamos.
Nelsa llama para avisar que se quedó en la pasarela Cibeles en Madrid y que está prácticamente hipnotizada, por lo cual no va a poder venir.
Tili, el inefable, el antiguo Atilio Damia, para no ser menos, avisa que se queda en el festival de jazz de Oviedo porque ha coincidido que está Woody Allen.

Peli y su hija Zara estaban en la biblioteca nacional en Madrid porque ella (su hija) estaba deslumbrada con unos ejemplares antiquísimos escritos en sánscrito y que le daba no se qué dejarla sola. Que otro día nos veíamos.
Nora Salveto quiso venir a dedo desde Madrid pero llegó hasta Aranjuez, donde decidió quedarse a vivir para siempre porque le encantó y se compró una casita cerca del Palacio Real y al borde del río Tajo.
¡Aquéllo era una CONSPIRACIÓN, más diría UNA TRAICIÓN! ¿Qué otra explicación había? Yo no salía de mi asombro y estaba tratando de hilvanar mis pensamientos cuando llamó el Pollo Ebbens para avisar que había una carrera internacional de presentaciones en Facebook y que había obtenido el primer premio....estaba enloquecido. Con el dinero del premio pensaba poner una pollería en Alicante.
Stella y yo nos sentamos a la sombra de las palmeras en una deliciosa cafetería a reflexionar sobre el tema cuando el ¡clinc! del teléfono me avisa que Daniel Choclin y Emma Martina se habían apuntado a un curso de audiovisuales y diseño de stickers en la facultad de Granada y que llegarían unos 3 días más tarde.
En cuanto a maría Rosa Montano......y, de gira por el Piamonte con su marido.
Para completar el cuadro Lina Zitaglia y Stella Lanfranconi encontraron super interesante un congreso internacional de dietética y nutrición titulado "Como y cuánto comer para llegar a ser un cadáver sano" en El País Vasco, aunque por línea privada me dijeron que lo que más les había gustado habían sido, en realidad, los vascos.
 Ambrosi y Chispa Carnevali, por su parte, estaban buceando junto con delfines en el Estrecho de Gibraltar y contestaron que "ni de coña se perdían aquéllo"(textual)
"Bueeeeennnnoooooo", dijo Stellita, "no te preocupes, es que se están divirtiendo, es como una segunda, qué digo segunda, tercera, cuarta adolescencia....llegar van a llegar" (Lo de la inmadurez adolescente lo comprendí en seguida porque yo, la carrera de Odontología la hice cuando ví a los chicos divinos que me tocaban de compañeros y no por otra razón más....digamos, profesional. Fué, algo así como vocación por lo heterosexual). Hablando de inmadurez, un nuevo "clinc"me pone a Cristina Corian a la oreja, quien manifiesta muy suelta de cuerpo que se queda en Galicia porque no se irá de allí hasta que no aprenda a bailar la MUÑIEIRA.
 Pero el colmo de los colmos es Malamud, quien dice que no puede venir porque ha desparecido dentro de la chistera de un mago, mientras hacía un curso de magia, a sólo dos cuadras de acá. Y en el hecho arrastró con él a Oscar Mondi, que sólo pasaba por allí. "¡Qué cara de cemento y qué chapuza de mago", pensé, "eso es más loco que los hipercubos de 4 dimensiones de Choclin, los teseractos".

 Al final Stellita no tuvo más renedio que darme en parte la razón y declaró en su autoritario tono de directora de escuela (el que tuvo siempre, aún con 10 años): "Tus amigos están como un cencerro...bueno, como vos...y como yo".
"No, nena, eso ya lo sé, el problema es que yo me comprometí con el dueño del restaurant...ahora me acuerdo y es un montón de pasta"- dije preocupada.
"Bueeeeennnnnoooooo", replicó, "el peso argentino está en franca y repentina subida, son como dólares en la época de Menem...eso lo equilibra todo, ya te lo van a pagar"." Además, los que vienen seguro son los catalanes...ésos son muy formales, europeos, casi franceses...es otra cosa"
"Es verdad", pensé y, para asegurarme lo llamé a Carlos Otero que se encontraba con Tobías de camino.
Me atendió todo agitado explicándome que no sabían si llegarían a tiempo porque Cataluña se había independizado de España y estaban tramitando los pasaportes de la nueva nación catalana, pero que, a lo mejor, pasaban con los pasaportes argentinos ....aunque, claro, los tenían caducados.
"Bueeeeennnnoooooooo", dije esta vez yo,"será lo que deba ser"
Mi amiga desde la primaria ha sido siempre, al igual que yo, una persona reflexiva pero no impulsiva, por eso dijimos a dúo: "¡¡¡Vámonos a la mierda!!!!"
Si todo el mundo hace lo que le sale del arco de triunfo, nosotras también: Y NOS VOLVIMOS A ARGENTINA.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

STOP RUMORES

CONTRA LOS BULOS Y CUENTOS CHINOS:  diario el País, domingo 2/11/14
Andalucía acoge inicia una campaña para atajar los falsos rumores sobre la población inmigrante. 25 entidades sociales se han sumado a la iniciativa.
¿Ycuáles son esos falsos rumores? Por ejemplo: los chinos no pagan impuestos. Los inmigrantes saturan los hospitales. Los inmigrantes son los mayores receptores de los servicios sociales. Los extranjeros son los responsables del aumento del desempleo.
¿Quién no ha oído esto alguna vez?
Los datos objetivos desmienten estás leyendas urbanas.
La organización parte de que cualquiera puede deshacer un falso testimonio: en la calle, en una cafetería, etc y se trata de formar cadenas humanas que ayudé a neutralizar los bulos. El proyecto se dedica de momento a cinco falsos tópicos. Y todo se basa en datos contrastados: por ejemplo, el, 57,7 por ciento de los españoles acuden una vez al año, por lo menos, al médico de cabecera, mientras que el porcentaje se reduce al 12,7 en el caso del censo inmigrante. El coste farmacéutico está en 374 euros por paciente español y en 73,7 eu por extranjero.
El 93 por ciento de los usuarios de servicios sociales es población nacional.
A los agentes anti rumor no les basta con tener los datos, porque su trabajo debe ocuparse también de una parte emocional. ¿Y cómo se desactiva un rumor? " Con mucha paciencia", dice el coordinador del proyecto. " Son necesarias habilidades de comunicación interpersonal y empatía".
Hay que huir de las generalizaciones y escuchar activamente.
Y comenta: " los estereotipos nos permiten vivir con tranquilidad, pero el problema es que eso lleva al prejuicio y éste a la discriminación"
Ángel Madero es educador social y coordinador del proyecto.
Me parece maravilloso poder leer esto entre medio de tantas noticias espantosas. Para más información: www.stoprumores.com    

domingo, 26 de octubre de 2014

ANECDOTARIO V: ACELGAS, BRAGAS Y PASAPORTES.

En cierta ocasión me dejé caer por la casa de mi amiga Marta. Marta y yo hemos vivido en paralelo toda la etapa de la inmigración y el posterior arraigo. Y seguimos tan amigas, pero tan amigas que es como si fuéramos hermanas. Nos puteamos, nos reimos, nos permitimos decirnos hasta lo más crudo y no nos quedan secuelas. Aquí conviene, para dejar claras las cosas y que los lectores entiendan lo que comento, poner el título de un libro que, hace pocos años, obtuvo bastante popularidad: "LAS NIÑAS BUENAS VAN AL CIELO Y LAS MALAS A TODAS PARTES".
 A Marta le gusta contar que ella tiene orígenes humildes, esto es, que sus padres hicieron un gran sacrificio para costearle la carrera. Por esa razón, ella fué siempre una niña buena y obediente, o sea, de las que van al cielo. Ahora es una venida a más..., ya saben a qué me refiero, a las que el dinero no les causa molestias. Le gustan los lugares elegantes, los coches caros y la ropa pija (cheta).
Al contrario que yo, que me crié jugando al tenis en un club paquete y que aspiraba a ser hippie. Era más  COOL, ¿vió? por lo tanto, soy de las niñas malas, las que van a todas partes. NO ES LO MISMO. 
Demás está decir que ninguna de las dos logró nunca llegar ni al cielo ni a todas partes... Ni ella pertenece a la casta ni yo fumo marihuana. Somos dos personas del montón, desarrollamos nuestras respectivas profesiones, criamos nuestros hijos, viajamos lo que pudimos, etc..... pero eso sí, creo que somos muy divertidas, o, por lo menos, nos gusta reírnos del mundo lo más que éste nos lo permite.
En realidad yo me hice amiga de ella porque no había nada mejor a la vista...cuando una está en otro entorno tiene que agarrar lo que viene sin tantos miramientos. Muchos años más tarde, Martita me confesó que se hizo amiga mía por las mismas razones, ya que mi actitud chocaba seriamente con sus principios y que antes no me lo había dicho porque es mucho más educada que yo. ¡Que yo le daba vergüenza, hablando en plata!¡Qué morro!¡Todavía que le daba bola! ¿Ustedes creen de verdad que eso se ajusta a la realidad, con lo sociable, simpática y tolerante que yo soy? Bueno, lo de tolerante, mejor dejémoslo...y lo de educada, bueno, mientras no me agarre con los estrógenos bajos. Ya saben cómo dependemos las Frauen de esos productos de secreción interna.
De tanto compartir y compartir experiencias, las dos nos fuimos adaptando la una a la otra...limando asperezas, como quien dice. Ella me enseñó a mirar y descubrir cosas lindas en los escaparates y yo le enseñé a ser más flexible con la gente de otra ideología.   
Pero vayamos al grano: una vez, hace muchos años, fuí a su casa después de haber pasado por el mercadillo. El mercadillo, el baratillo, el piojito son todos nombres de lo mismo: vendedores ambulantes que ponen sus tiendas en cada ciudad en días diferentes y tienen de todo, pero de TODO y mucho más barato que en otros lugares. Entonces le comento, toda contenta, que me había comprado ropa interior. (Antes de seguir aclararé que yo trabajaba, sin permiso de trabajo, claro y disponía de algo de dinero, aunque poco. Pero ella  no tenía un duro porque necesitaba todavía dar el examen para colegiarse).

Y entonces, toda sonriente me dice: "Y mira yo, me compré ACELGA"
Me sentí muy incómoda y mejor me hubiera metido un tapón en la jeta. Pero mucho peor me sentí cuando me contó que había tenido una bronca con su marido a propósito de una compra en un supermercado grande.
-"¿Ah, sí??- me asombré, aunque no sé de qué, porque siempre estaban ellos dos discutiendo por todo. Supongo que disimulaba para hacerme la fina -"¿Y por qué?"
-"Porque estaba mirando ciertos componentes de ciertos productos alimenticios en las estanterías del supermercado. Unos productos que mostraban un correcto equilibrio alimenticio en cuanto a proteínas y vitaminas, etc"- contestó pero con una mirada lateral.
-"¿Y qué tiene eso de malo?"- interrogué intrigada.
-"Es que era mucho más barata esa... comida"-dijo ya casi ruborizándose.
Yo aumentaba mi perplejidad, mis ojos estaban como platos...... hasta que por fin lo soltó:- "Es que era comida para...........pe..... perros"
-"¿Quééééééé?. ¿Para perros?. ¡Pero qué locura, Marta!".
- "Eso mismo dijo mi marido".
Claro, después de eso, me pareció mejor apoyarla que seguir machacándola.  Además, si su marido decía algo, yo, por sistema, estaba en contra...no por nada en especial, porque me caía superbien, pero yo tenía que apoyar a mi hermanita, con razón o si ella.
-"Bueno......bueno, esterilizada está, a lo mejor hay que agregarle condimentos"- fué lo único que pude articular. Y pensé que era mejor cambiar de tema. 
- "¿Te enteraste de lo último, Martita?"-
-"No"-contestó aliviada cuando vió alejarse el tema del intento de la nutrición interespecies. 
-"Resulta que, como ya sabés, para nosotros, los inmigrantes es importante la fecha de entrada al país que figura en el pasaporte"-aclaré.
-"Ah, claro que es importante, porque informa si has superado los 3 meses de estadía como turista"
-"Bueno....pues resulta que a alguien se le ocurrió que esa fecha no existiera"-dije riéndome a mares, al borde de las lágrimas. Casi no podía seguir hablando. Ahora era ella la sorprendida.
-"Pero ¿de qué te ríes?"-Marta estaba intrigadísima.
-"Es que de golpe un montón de pasaportes han sido puestos....por.... por accidente, digamos, en los lavarropas de las familias, se han arruinado y hubo que hacerse otros en el consulado...sin fecha de entrada, claro, porque ese dato no existe más y el consulado no lo conoce".
-"Nooooooo, noooooo, noooo, no me digas.......jajajajajajajajajajajajaja".
-"Ya avisó el cónsul que paremos la mano, que no seamos más cabrones. Así que ahora puedes decir que lo perdiste, que te lo robaron, o lo que quieras, pero no que lo metiste en el bolsillo del jean y de ahí a la lavadora".
ASÍ SOMOS, tan TRENDING TOPIC.

SE NOS FUÉ RENÉE.

Una diosa como ELVIRA LINDO afirma: "la ofensa personal hacia la mujer casi siempre tiene que ver con su físico. Cuando es joven y tiene un carácter fuerte se insinúa que le hace falta un buen polvo; cuando es madura y reivindica su lugar, se insinúa que está menopáusica (como un defecto); cuando es vieja, se entiende que ha de renunciar absolutamente a su atractivo.
Los creadores de la moda han contribuido de alguna manera a esta sacralización de la juventud, en concreto, al ideal de la joven pálida y enclenque que sirve de percha a sus fantasías.
Pero hay que negarse a esto, la vida es una REBELIÓN CONTINUA, más para las mujeres, que vivimos siempre alerta, defendiéndonos de ese machismo de baja intensidad que está más presente de lo que denunciamos para que no parezca que padecemos amargura. Hay que REBELARSE, no permitir que se te mire con condescendencia, hay que calzarse unos zapatos extravavagantes (como dice Geraldine Chaplin), sabiendo que aquél que ha de empezar a mirarte por los pies te acabará mirando a los ojos si defiendes una belleza basada en no dejarte AMEDRENTAR, NI POR LOS AÑOS, NI POR LA IDIOTEZ".
Este trozo de artículo es para explicar la nueva cara de Renée Zellweger...ahora una más en el montón de caras todas iguales por obra y gracia de la cirugía plástica. ¡qué lástima!¡Con lo que me gustaba!

sábado, 25 de octubre de 2014

ANECDOTARIO IV: EL TRÍO GALLETA.

Siempre he pensado que en un matrimonio con hijos, el hombre, o sea, el padre, es fundamental para armar en los cerebros infantiles el modelo completo de una pareja armónica. Esto es incuestionable. Padre biológico, adoptivo, vecino, amigo o tío pueden cumplir ese rol adecuadamente.
Lástima que el padre de mis hijos no pensaba lo mismo. Pero no lo digo con rencor...simplemente lo digo. Cada uno arrastra su propia mochila, más pesada o más liviana.
Él no tuvo una familia estructurada y no supo constituírla. ...Y ¿quién lo eligió como pareja? Pues, una servidora, que, naturalmente, arrastraba su propia neurosis...¡qué se le va a hacer!
El hombre más importante de mi vida (que no era él) solía hacer una pregunta y nadie acertaba con la respuesta correcta, porque la respuesta está más allá de lo que solemos pensar.  "¿Cuándo se empieza a criar a un hijo?" decía. La gente suele contestar: "cuando nace....o antes, en la panza...cuando empieza a usar la razón...etc." ERROR...pip, pip, pip........"Un hijo se empieza a criar cuando se elige la pareja". Una verdad como una catedral...así de grande, porque de la armonía entre dos saldrá el germen de la educación del vástago y su equilibrio emocional.
Claro que eso no lo habían oído mis padres porque los pobres hicieron lo que pudieron...ni yo, que también hice lo que pude.Y, aunque lo hubiéramos oído, hay que ver si eso es tan fácil de aplicar como de decir.
Los míos se criaron con un padre sustituto, quien hizo TODO lo que pudo.
Hace no muchos años estábamos los tres chicos (ya no chicos) y yo ya establecidos en España y absolutamente LEGALES (costó pero llegó) cuando tuvo mi hijo mayor una idea que expresó así: "si mi padre no pudo ejerzer de padre cuando era joven, a lo mejor quiere una nueva posibilidad para reencontrarse ahora con su familia, que, en definitiva, somos nosotros y otra (que sepamos) no tiene. ¿Y si nos damos todos esa oportunidad?"
Bien mirado, no está mal pensado. Lo consultó con sus hermanos y ellos se mostraron más o menos de acuerdo. Llamaron al padre, quien se mostró entusiasmado, aunque no puso un SOPE. Solamente yo, conociendo el paño, tuve grandes dudas...bueno, dudas no, certezas. "Esto va a a ser un desastre", pensé y como se me da bien expresarme por escrito, redacté una larga carta pronosticando turbulencias familiares complicadas si se llevaba a la práctica esa idea. Y le entregué una copia de esa carta a cada uno de mis 3 hijos. Me basaba en elementos conocidos por mí a lo largo de 7 años de convivencia. 
Por supuesto, no me dieron ni bola y lo bien que hicieron, porque las experiencias se deben vivir en carne propia y si uno quiere meter los dedos en un enchufe y es adulto....pues, adelante con los deditos y que Eléctrica de Cádiz se apiade del alma del enchufado. A lo mejor, justo hay un corte de luz y entonces no pasa nada.
 Pensando, pensando llegué a una sana conclusión: "si no puedes vencer a tu enemigo, alíate con él". Con el alivio de haber tomado una decisión sensata; feliz y contenta (esperando la tormenta), contribuí a los gastos de la tan ansiada reunificación familliar.
Por ese entonces yo vivía con Vicente, un español amoroso, con el que habíamos llegado a un acuerdo para compartir el depto. y así dejar de lado las complicaciones de una pareja convencional. Cuando vino mi ex, hete aquí que cautivó a todo el entorno, empezando por nuestro nieto de 6 años.
¡Es que era (y es) tan seductor! Se aprendió la historia de Cádiz, trimilenaria, con sus innumerables conquistas poe parte de visigodos, moros, romanos, etc....... recorrió la ciudad hasta sus más recónditos rincones (en donde solía recitar la poesía de Rafael Alberti, "Marinero en tierra", o sea, en dique seco, lo cual a él lo tocaba en lo más íntimo), visitó los lugares más emblemáticos, por ejemplo, el monumento a la Constitución de 1812, (familiarmente LA PEPA, por lo de José Bonaparte, hermano mayor de Napoleón, que fué rey de España corto tiempo y al que apodaban PEPE BOTELLA, ya imaginarán por qué.), ante la cual brindó no una vez, sino varias, como se merecía un hecho de tal trascendencia histórica, y alternó, cómo no, en todos los bares de copas y música en directo (en estos últimos puso especial énfasis...), habló con medio mundo...(con las mujeres de mediana edad mostró un particular interés)...en fin ¿cómo decirlo?. No dejó una gota de la esencia gaditana sin haber catado y esto no es una figura literaria....no, no, no, es la realidad pura y dura, mejor dicho, de UVA MADURA; en su aspecto más ESPIRITUOSO..........digo, VENTUROSO..
Pero el que no pudo, realmente no pudo, sustraerse a sus encantos fué Vicente, mi compañero; porque compartían una pasión que borra cualquier frontera y pasa por encima de cualquier ideología: EL FÚTBOL. Todo era bastante divertido pero la profecía se iba cumpliendo "lenta y armoniosamente".
Como a veces salíamos los tres a dar una vuelta yo me gané el apodo de "Doña Flor y sus dos maridos". ¡La gente es muy chusma!
Una vez que volvíamos de una larga recorrida de tapeo, él venía, digamos, achispado.
Estábamos llegando y pasamos por uno de esos típicos aparcamientos de motos en la calle, una al lado de la otra con pocos centímetros de distancia. Había diez motos chicas, por lo menos. Por ahí le digo: -"cuidado, negro, que te vas a caer"
Y me contesta todo ofendido: -"¡a que te hago el 4!"
"No, no,no, negrito, no es necesario"-supliqué. PERO LO HIZO.
Como no pudo mantener el equilibrio más de unos cuantos milisegundos, se fué inclinando peligrosamente. Al darse cuenta que no podía evitar la caída, se apoyó en una de las motitos, lo cual generó una rección en cadena que fué tirando una tras otra las motos estacionadas cual baraja de naipes. Hasta la última. "¡Qué cagada monumental!", pensé.
Entre Vicente y yo agarramos al beodo en volandas y salimos rajando amparados por la oscuridad. 
       

jueves, 23 de octubre de 2014

ANECDOTARIO III: NOS VAMOS AL SUR

¿Y si retrocedemos un poco? ¿Y si nos volvemos, cual potencial evocado, a Neuquén? ¿Por qué no? Allí también pasaron cosas...cosas buenas, malas, divertidas, absurdas...como la vida misma.
Repasando: con mi marido de aquélla época (a los maridos mejor ponerles números, como a los presos, porque, en definitiva, ¿qué otra cosa son?), o sea, con mi marido número 1, decidimos, de común acuerdo (como tiempo después, el divorcio) mudarnos al sur de Argentina.
En ese momento vivíamos en pleno centro de Buenos Aires; Callao entre Bartolomé Mitre y Cangallo, que no es donde canta un gallo pero sí donde había un gallito, mi maridito, que cacareaba y cacareaba con que se iba a conseguir un trabajo, pero la cosa no cristalizaba, por decirlo elegantemente. En ese amplio departamento compartíamos vida y pesares con otra pareja amiga, sin hijos. Mi hijo Camilo tenía pocos meses. 
Como yo ya ostentaba mi flamante título de odontóloga y, además, estaba absolutamente contaminada con la moda revolucionaria de porqué proseguir con el antiguo modelo de familia tradicional. ¡No, señor! ¡Había que cambiar las estructuras sociales! ¡Subvertir los valores establecidos! La mujer debe trabajar afuera y el hombre cuidar a los niños, eso sí que es revolucionario...tanto, pero TANTO que jamás dió resultado. Buscando, buscando, finalmente logré un puesto como odontóloga en la provincia de Neuquén, pero hete aquí que había que ir para allá y luego ver el destino definitivo. Mi marido, hombre decidido, puso rumbo al horizonte y zarpó con los pelos al viento hacia el sur. El conseguiría una casa y yo luego me iría con mi hijo Camilo de 6 meses de edad.
Mientras, yo me quedé en ese depto. que compartíamos con nuestra pareja amiga, María Marta y Alberto.
Casualmente María Marta también consiguió trabajo allá, en Neuquén, así que yo me quedé con su marido y ella con el mío....bueno, es una manera de decir. 
Después nos reuniríamos todos de nuevo en Neuquén capital. La cosa familiar se estaba normalizando...el país no, como siempre. Año 1973 y con eso está todo dicho: "Cámpora al gobierno, Perón al poder". Las dictaduras militares iban y venían. Todo estaba muy revuelto... o sea, como siempre. También por eso buscamos la migración interior. 
Menos mal que llegó el momento de nuestra partida, porque había una amiga, de cuyo nombre no quiero acordarme, que nos visitaba demasiado asiduamente; aunque preguntaba sólo por Alberto, el marido de mi amiga ausente, "yo no sé por qué"...
 Así que una vez, al llegar de la calle con mi nene Camilo y Celia, otra amiga, vimos, al abrir la puerta, cómo esa señorita salía raudamente del dormitorio de Alberto. Pero, pero... seguramente era porque le estaría ayudando a "hacer la cama". Alberto también salió ajustándose los anteojos pero sería porque aprovecharía el borde de una sábana para limpiárselos; al tiempo que se abrochaba la.......no, no, no, no, no sean mal pensados; la bragueta NO, la camisa, pero era porque la señorita se la estaría planchando, seguramente. Mi amiga Celia y yo corrimos un tupido velo y continuamos con nuestras vidas sin más comentarios que unas miradas elocuentes. En esas cuestiones de matrimonios amigos no podíamos meternos. 
Por fin, Alberto, Camilo bebé y yo nos fuimos  al sur, a reunirnos con nuestro respectivos. Allí me presenté a Salud Pública y primero me destinaron a Aluminé, pero luego no se produjo la vacante esperada, así que me ofrecieron San Martín de los Andes, con la desventaja de que allí Salud Pública no nos daba casa y no había para alquilar. Increíblemente, los lugareños no aceptaban alquilar a matrimonios con niños. El entorno era de una belleza alarmante, como diría Borges;  deslumbrante, como vulgarmente digo yo. En otoño, yo me sentía como viviendo en un paraíso, rodeada como estaba por  colores en toda la gama del castaño y el rojo, en un valle rodeado de montañas y con su inmenso lago Lacar. 

Mi marido consiguió trabajo en el casino del hotel Sol y yo iba a atender pacientes de demanda espontánea al hospital Ramón Carrillo con mi gran compañera de profesión Bibiana Muñoz. (Siempre nos recordaba que su nombre era con B, b larga), que se ocupaba de atender a escolares. Grandes recuerdos tengo de esa joven sensible y trabajadora, con la que teníamos largas conversaciones. 
Estuvimos unos meses viviendo en una hostería pero no podíamos seguir allí toda la vida. 

Así que con gran pesar nos mudamos. Yo conseguí un traslado al hospital de Villa La Angostura, donde sí nos dieron una casita mediocre, que era mejor que nada.  No era adecuada para ese clima, y nosotros la fuimos mejorando de a poco, adaptándola a ese frío y esa humedad. Pero eso sí, la vivienda estaba rodeada de esa bellísima naturaleza imposible de creer para unos ojos habituados a lo urbano. La hermosura circundante me seguía abrazando. 
Los primeros meses vivía en trance con el paisaje...impensable ponerme a pintar...me amedrentaba tanta naturaleza desbordante, tanta variedad de matices con el cambio de estaciones; tal contraste de texturas. ¿Cómo podría pintar algo que supere o iguale a esto?  Me pasó como cuando viví al lado del mar...¿pintar al mar? ¡imposible!
Las ventanas no tenían postigos, así que una noche, desde mi cama, ví unos ojos bovinos que me observaban desde la oscuridad....¡qué susto me pegué! Lo inesperado me sobresaltó, pero era sólo una vaca curiosa. Muchas veces los animales andaban sueltos en esos lugares salvajes. 
Nació mi hija Cuyén y menos mal que todo salió bien porque el hospital de Bariloche estaba a 90 kms. por camino de ripio. Era el lugar más cercano donde había quirófano, en la eventualidad de una cesárea. 
Nunca olvidaré una situación esperpéntica vivida en esa época.  Ocurrió cuando llevaban a Bariloche, de urgencias, a un obrero que había caído desde gran altura y necesitaba un neurocirujano. La ambulancia chocó, el chofer quedó medio inconsciente y el enfermo en camisón se puso a hacer desesperadas señales con el suero puesto y todo. ¡Vaya estampa de lo precario de la situación y vaya si necesitaba un médico el pobre hombre! Y todo era así: se buscaba la solución sobre la marcha y encima luego nos reíamos del momento vivido. 
Una vez al mes hacíamos la recorrida del lago Nahuel Huapi en la ambulancia por el Camino de los Siete Lagos, el Dr Arraiz, el chofer y yo para visitar a los enfermos de las empresas madereras. En Villa Traful había una enfermera experimentada a cargo del pequeño ambulatorio, que medicaba y desarrollaba su trabajo con auténtico heroísmo. Cuando llegaba yo, hacía las extracciones de cualquier pieza que hiciera falta extraer y cuando digo cualquiera es exactamente eso... incluídas las muelas de juicio y ¡Ojo! mientras hubiera luz natural, porque artificial no había. Sillón dental y todos esos modernos artilugios innecesarios, tipo microscopio y localizador de ápices, etc...¿para qué? Fruslerías. 
Usábamos cajas gigantes de galletitas al por mayor apiladas para sentar al paciente: una caja para las piezas mandibulares (más baja) y dos cajas para las piezas del maxilar (más alta). A los lagos íbamos con una lancha y allí mismo los atendíamos: los pacientes sentados en los asientos de madera abrían la boca lo más que podían. Yo no veía nada si estaba nublado, pero me ayudaba con una linterna potente que me sujetaba el capitán de la lancha. IATROGENIAL CENTER...¿cuál era la alternativa? Ninguna, había que improvisar. La gente humilde, agradecidísima. Los chicos con un umbral del dolor altísimo. Nunca se quejaban, nada les dolía. Gente sufrida, curtida por los rigores de la vida. Yo lo hacía lo mejor que podía, conmovida por tanta humildad y pobreza. Allí nadie podía ayudarme ni asesorarme. 
Para aprender más decidí hacerme autodidacta y pedí permiso a Neuquén capital, a mis jefes, para hacer endodoncias. Sin cobrarlas, por supuesto. Estaba prohibido. Me compré limas, tiranervios y todo lo demás y me puse a hacer un curso intensivo en el que la dictante y la alumna era la misma persona. Adquirí una práctica enorme haciendo ya saben qué, cagadas. Los dientes cuyas endodoncias salían mal eran extraídos, en lugar de ser extraídos desde el principio; ya que el programa de atención primaria provincial incluía solo obturaciones (empastes) y extracciones. A veces alguna prótesis completa si era muy necesaria. Perdía dinero o, mejor dicho, invertía porque ganaba conocimientos y experiencia. Cuando una sale de la facultad, la realidad es que no sabe nada de nada, solo teoría. Y como la odontología es una disciplina eminentemente práctica, sería igual que empezar de cero. 
Tenía un aparato de rayos de medicina general del período cuaternario que prefería evitar para no irradiarme tanto así que todo era a ojo de buen cubero. 
En uno de esos caseríos conocí a un pibe notable, que me contó que nunca había visto un auto, NUNCA. Sólo lanchas y veleros. En cierta ocasión, la maestra del lugar descubrió que ese chico era superdotado porque aprendía con una rapidez asombrosa y lo mandó a estudiar la secundaria a Villa La Angostura, con la idea de que luego fuera a la universidad; todo con becas. Pero él sólo quiso ser mecánico automotor... se había enamorado de los autos y, por lo visto, era un amor para toda la vida.  
Al llegar el invierno jugábamos a las cartas con los amigos, no había televisión ni radio, los diarios llegaban tarde y como el techo era acanalado, pendían de él las estalactitas de hielo que dejábamos caer en nuestros vasos con whiskey. En ese ambiente alrededor del fuego, con ponchos de colores, charlas de chusmeríos del lugar, paisajes de una belleza imposible, nieve y... nuevo embarazo. ¡Lógico! Mi hijo Alejo decidió que, después de todo, era un buen lugar para nacer.