sábado, 25 de octubre de 2014

ANECDOTARIO IV: EL TRÍO GALLETA.

Siempre he pensado que en un matrimonio con hijos, el hombre, o sea, el padre, es fundamental para armar en los cerebros infantiles el modelo completo de una pareja armónica. Esto es incuestionable. Padre biológico, adoptivo, vecino, amigo o tío pueden cumplir ese rol adecuadamente.
Lástima que el padre de mis hijos no pensaba lo mismo. Pero no lo digo con rencor...simplemente lo digo. Cada uno arrastra su propia mochila, más pesada o más liviana.
Él no tuvo una familia estructurada y no supo constituírla. ...Y ¿quién lo eligió como pareja? Pues, una servidora, que, naturalmente, arrastraba su propia neurosis...¡qué se le va a hacer!
El hombre más importante de mi vida (que no era él) solía hacer una pregunta y nadie acertaba con la respuesta correcta, porque la respuesta está más allá de lo que solemos pensar.  "¿Cuándo se empieza a criar a un hijo?" decía. La gente suele contestar: "cuando nace....o antes, en la panza...cuando empieza a usar la razón...etc." ERROR...pip, pip, pip........"Un hijo se empieza a criar cuando se elige la pareja". Una verdad como una catedral...así de grande, porque de la armonía entre dos saldrá el germen de la educación del vástago y su equilibrio emocional.
Claro que eso no lo habían oído mis padres porque los pobres hicieron lo que pudieron...ni yo, que también hice lo que pude.Y, aunque lo hubiéramos oído, hay que ver si eso es tan fácil de aplicar como de decir.
Los míos se criaron con un padre sustituto, quien hizo TODO lo que pudo.
Hace no muchos años estábamos los tres chicos (ya no chicos) y yo ya establecidos en España y absolutamente LEGALES (costó pero llegó) cuando tuvo mi hijo mayor una idea que expresó así: "si mi padre no pudo ejerzer de padre cuando era joven, a lo mejor quiere una nueva posibilidad para reencontrarse ahora con su familia, que, en definitiva, somos nosotros y otra (que sepamos) no tiene. ¿Y si nos damos todos esa oportunidad?"
Bien mirado, no está mal pensado. Lo consultó con sus hermanos y ellos se mostraron más o menos de acuerdo. Llamaron al padre, quien se mostró entusiasmado, aunque no puso un SOPE. Solamente yo, conociendo el paño, tuve grandes dudas...bueno, dudas no, certezas. "Esto va a a ser un desastre", pensé y como se me da bien expresarme por escrito, redacté una larga carta pronosticando turbulencias familiares complicadas si se llevaba a la práctica esa idea. Y le entregué una copia de esa carta a cada uno de mis 3 hijos. Me basaba en elementos conocidos por mí a lo largo de 7 años de convivencia. 
Por supuesto, no me dieron ni bola y lo bien que hicieron, porque las experiencias se deben vivir en carne propia y si uno quiere meter los dedos en un enchufe y es adulto....pues, adelante con los deditos y que Eléctrica de Cádiz se apiade del alma del enchufado. A lo mejor, justo hay un corte de luz y entonces no pasa nada.
 Pensando, pensando llegué a una sana conclusión: "si no puedes vencer a tu enemigo, alíate con él". Con el alivio de haber tomado una decisión sensata; feliz y contenta (esperando la tormenta), contribuí a los gastos de la tan ansiada reunificación familliar.
Por ese entonces yo vivía con Vicente, un español amoroso, con el que habíamos llegado a un acuerdo para compartir el depto. y así dejar de lado las complicaciones de una pareja convencional. Cuando vino mi ex, hete aquí que cautivó a todo el entorno, empezando por nuestro nieto de 6 años.
¡Es que era (y es) tan seductor! Se aprendió la historia de Cádiz, trimilenaria, con sus innumerables conquistas poe parte de visigodos, moros, romanos, etc....... recorrió la ciudad hasta sus más recónditos rincones (en donde solía recitar la poesía de Rafael Alberti, "Marinero en tierra", o sea, en dique seco, lo cual a él lo tocaba en lo más íntimo), visitó los lugares más emblemáticos, por ejemplo, el monumento a la Constitución de 1812, (familiarmente LA PEPA, por lo de José Bonaparte, hermano mayor de Napoleón, que fué rey de España corto tiempo y al que apodaban PEPE BOTELLA, ya imaginarán por qué.), ante la cual brindó no una vez, sino varias, como se merecía un hecho de tal trascendencia histórica, y alternó, cómo no, en todos los bares de copas y música en directo (en estos últimos puso especial énfasis...), habló con medio mundo...(con las mujeres de mediana edad mostró un particular interés)...en fin ¿cómo decirlo?. No dejó una gota de la esencia gaditana sin haber catado y esto no es una figura literaria....no, no, no, es la realidad pura y dura, mejor dicho, de UVA MADURA; en su aspecto más ESPIRITUOSO..........digo, VENTUROSO..
Pero el que no pudo, realmente no pudo, sustraerse a sus encantos fué Vicente, mi compañero; porque compartían una pasión que borra cualquier frontera y pasa por encima de cualquier ideología: EL FÚTBOL. Todo era bastante divertido pero la profecía se iba cumpliendo "lenta y armoniosamente".
Como a veces salíamos los tres a dar una vuelta yo me gané el apodo de "Doña Flor y sus dos maridos". ¡La gente es muy chusma!
Una vez que volvíamos de una larga recorrida de tapeo, él venía, digamos, achispado.
Estábamos llegando y pasamos por uno de esos típicos aparcamientos de motos en la calle, una al lado de la otra con pocos centímetros de distancia. Había diez motos chicas, por lo menos. Por ahí le digo: -"cuidado, negro, que te vas a caer"
Y me contesta todo ofendido: -"¡a que te hago el 4!"
"No, no,no, negrito, no es necesario"-supliqué. PERO LO HIZO.
Como no pudo mantener el equilibrio más de unos cuantos milisegundos, se fué inclinando peligrosamente. Al darse cuenta que no podía evitar la caída, se apoyó en una de las motitos, lo cual generó una rección en cadena que fué tirando una tras otra las motos estacionadas cual baraja de naipes. Hasta la última. "¡Qué cagada monumental!", pensé.
Entre Vicente y yo agarramos al beodo en volandas y salimos rajando amparados por la oscuridad. 
       

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