viernes, 31 de diciembre de 2021

FIDEOS FINOS

 Último día del año 2021. Me dije que iba a publicar algo de Borges que aun no hubiese publicado. Y pensé que este año de pandemia donde parecía que volvíamos a la normalidad, pero parece que otra vez vamos a vivir con “la espada de Damocles” sobre la cabeza, me sugería otra cosa.

Entonces me dije que tal vez sería mejor y agradable algo que nos entibiara el alma, que nos devolviese a esa esperanza y a esos sueños que tuvimos en la niñez.


Espero que lo disfruten, y tengan todos un feliz fin de año y un maravilloso y esperanzador 2022. HÉCTOR J. DÍAZ


...

FIDEOS FINOS. 

MARÍA ELENA WALSH



Voy a contarles lo que había

entonces en Ramos Mejía.


Había olor a tía,

veredas de ladrillo con pastito

y, tras la celosía,

un viejo organillero con monito.


Y había por los caminos

muchísimos fideos finos.


Había un cielo entero

por donde navegaban las hamacas

y leche que el lechero

traía, no en botella sino en vaca.


Había lluvia en tinas

y patios con ranitas adivinas,

y una gallina clueca

mirándonos con ojos de muñeca.


Había a cada rato

un gato navegando en un zapato,

y había en la cocina

una mamá jugando con harina.


María Elena Walsh (Argentina, 1930 - 2011)

lunes, 27 de diciembre de 2021

KAFKA

 EL PUENTE - FRANZ KAFKA

Yo era rígido y frío, yo estaba tendido sobre un precipicio; yo era un puente. En un extremo estaban las puntas de los pies; al otro, las manos, aferradas; en el cieno quebradizo clavé los dientes, afirmándome. Los faldones de mi chaqueta flameaban a mis costados. En la profundidad rumoreaba el helado arroyo de las truchas. Ningún turista se animaba hasta estas alturas intransitables, el puente no figuraba aún en ningún mapa. Así yo yacía y esperaba; debía esperar. Todo puente que se haya construido alguna vez, puede dejar de ser puente sin derrumbarse.

Fue una vez hacia el atardecer -no sé si el primero y el milésimo-, mis pensamientos siempre estaban confusos, giraban siempre en redondo; hacia ese atardecer de verano; cuando el arroyo murmuraba oscuramente, escuché el paso de un hombre. A mí, a mí. Estírate puente, ponte en estado, viga sin barandales, sostén al que te ha sido confiado. Nivela imperceptiblemente la inseguridad de su paso; si se tambalea, date a conocer y, como un dios de la montaña, ponlo en tierra firme.

Llegó y me golpeteó con la punta metálica de su bastón, luego alzó con ella los faldones de mi casaca y los acomodó sobre mi. La punta del bastón hurgó entre mis cabellos enmarañados y la mantuvo un largo rato ahí, mientras miraba probablemente con ojos salvajes a su alrededor. Fue entonces -yo soñaba tras él sobre montañas y valles- que saltó, cayendo con ambos pies en mitad de mi cuerpo. Me estremecí en medio de un salvaje dolor, ignorante de lo que pasaba. ¿Quién era? ¿Un niño? ¿Un sueño? ¿Un salteador de caminos? ¿Un suicida? ¿Un tentador? ¿Un destructor? Me volví para poder verlo. ¡El puente se da vuelta! No había terminado de volverme, cuando ya me precipitaba, me precipitaba y ya estaba desgarrado y ensartado en los puntiagudos guijarros que siempre me habían mirado tan apaciblemente desde el agua veloz.

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"Kafka ha sido uno de los grandes autores de toda la literatura. Para mí es el primero de este siglo. Yo estuve en los actos del centenario de Joyce y cuando alguien lo comparó con Kafka dije que eso era una blasfemia. Es que Joyce es importante dentro de la lengua inglesa y de sus infinitas posibilidades, pero es intraducible. En cambio Kafka escribía en un alemán muy sencillo y delicado. A él le importaba la obra no la fama, eso es indudable. De todos modos, Kafka, ese soñador que no quiso que sus sueños fueran conocidos, ahora es parte de ese sueño universal que es la memoria. Nosotros sabemos cuáles son sus fechas, cuál es su vida, que es de origen judío y demás, todo eso va a ser olvidado, pero sus cuentos seguirán contándose".


Jorge Luis Borges.

Extracto de "Un sueño eterno", texto aparecido en el diario El País, el 3 de julio de 1983.


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AUSENCIA

 PRIMERA NAVIDAD SIN PABLO.







sábado, 25 de diciembre de 2021

JUICIO

 Futuro pluscuamperfecto. FRANCISCO INGOUVILLE


En el aire estaba el holograma animado de mi cumpleaños de 40  (era tan joven) en que se me veía sirviéndome con una gran sonrisa una abundante porción de pulpo a la gallega, levantaba la copa y brindaba y mis amigos de la larga mesa aplaudían. Muchos de los animales presentes miraban esa imagen con expresión resentida. Había más de un pulpo entre el público. Hasta los perros y los gatos parecían nunca haber sido amigos nuestros ni haber comido bajo la mesa pedazos de carne que les alcanzábamos. El traductor electrónico  había asignado al fiscal, un Coatí entrado en años, la voz de Anthony Hopkins. Y se le oía decir en respuesta a lo expresado por nuestro  abogado:

"La defensa ha puesto a consideración del jurado argumentos remanidos. Ha manifestado que muchos de nosotros también nos comemos a otras especies y con frecuencia a la nuestra y han mostrado hologramas de cocodrilos comiendo crías indefensas,  leones matando cachorros de otros machos,  pájaros robando huevos.... de comadrejas matando gallinas. Es prácticamente innecesario  refutar lo insensato de estos argumentos, que en sí mismos no hacen más que reafirmar la culpabilidad de esta especie. Viven en un marco conceptual que les impide ver  la destrucción total de su entorno y lo compara con nuestra mínima matanza para subsistencia."

Los traductores del público emitieron murmullos de aprobación. Los ciervos asentían con sus grandes ramificaciones de astas.  Las vacas se miraban rumiando. Desde la pared vidriada un tiburón apretando  los dientes se destacaba entre los peces. Yo tenía claro que no había chance de salvarnos.  El fiscal mostró maquinaria agrícola gigante, y  aviones fumigando pesticidas en los campos. Mostró montañas gigantes de bidones plásticos de venenos, vacíos, apilados para su reciclaje después de haber sido usados para el exterminio. Mostró automóviles del siglo veinte cargando nafta en una estación de servicio y sus ocupantes tomando alegremente un refresco mientras el empleado sacaba de los parabrisas, miles de cadáveres de mariposas e insectos. A continuación se mostraban automóviles del siglo veintiuno en que los vidrios ya llegaban limpios.  Décadas de veneno habían logrado vaciar el aire de toda vida hasta dejarlo limpio. El cuatí  pronunció lenta e irónicamente la palabra limpio.  Los hologramas siguieron mostrando cadáveres de zorros, mulitas, liebres, vizcachas, perros, cuises, peludos, zorrinos y comadreja hechas una masa casi  irreconocible en las rutas donde habían sido atropellados y pisoteados... se veía a los conductores escuchando música y fumando mientras les pasaban por arriba sin siquiera prestar atención. La imagen de una alfombra de piel de oso, y los pies de un niño apoyados sobre la cara del animal, embalsamada  en expresión de ataque, provocó un murmullos en el público.

"...ellos  asfaltaron sus rutas  en nuestros territorios y decidieron que tenían derecho a matar al que osara estar en su camino..." decía el fiscal  "¡Peor aún!... ni siquiera lo decidieron... lo dieron por obvio. Es esa cosmogonía antropocéntrica y soberbia que juzgamos hoy... que ni siquiera ha sido sana para ellos"

Un delfín fue llamado a declarar sobre la pesca industrial con redes de arrastre que destruían sistemáticamente el hábitat de millones de especies que ni siquiera tenían interés para el Hombre. 

Las horas siguientes llegaron a convencerme de que éramos culpables.  Infinidad de imágenes de mataderos, curtiembres, zoológicos, safaris, desmontes en amazonas, asados multitudinarios, riñas de gallos y de perros, monos vivos con el cráneo abierto y humanos comiendo sus cerebros, langostas hervidas vivas... Y siempre las risas alegres de los humanos gozando de la vida. La crisis climática global, despiadada, innecesaria, absurda... Las fotos de la infinidad  de especies extinguidas, bellas e inocentes... fue el cierre drámático del alegato del fiscal. 

El jurado debatió durante semanas. No había duda que éramos culpables, pero la gran polémica era qué hacer con la humanidad. Nuestras fantasías giraban en remolinos desenfrenados que iban desde la exterminación, la tortura,  la  esterilización.  Nos van a comer vivos me decía una pelirroja, vecina de asiento.

Pero la decisión resultó sorprendente. Emitieron un documento bastante largo. En síntesis decía que iban a tocar nuestro ADN para sacar del cerebro la ambición desmedida. Comparando nuestros cerebros con "cerebros normales" como se definían a sí mismos, llegaron a la conclusión de que teníamos una cosa que ellos desconocían,   denominada "la capacidad de abstracción" y que eso nos permitía fabricar un modelo de la realidad en base a lo poco que percibíamos  de ella por nuestros sentidos. "Ese modelo que se construyen, tiene la precisión que puede tener un mapa de Pekin tallado con una cuchilla de cocina en la cabeza de un alfiler" Pero lo que les parecía más grave era la  idea del tiempo. Y asociado a ella la idea de acumular, y finalmente  la ambición desmedida y exponencial.

Mientras escribo esto estoy en la lista de espera para que me intervengan. He tenido la ocasión de estar con algunos ya operados. Parecen normales. Más cariñosos. Surge con ellos ese amor instantáneo que uno sienten y recibe con un perro en el momento de conocerlo y hacerle las primeras caricias.


Me encontré con mi vecina pelirroja, ayer, por la calle. Me sonrió aliviada. Me miró a los ojos y me dijo después de una pausa... "Al final la condena fue razonable... Muy humana."

FRANCISCO INGOUVILLE

viernes, 24 de diciembre de 2021

TIC TAC


 

¡¡EN PAZ!!

 El poema más hermoso de Amado Nervo:


Muy cerca de mi ocaso, 

yo te bendigo, vida, 

porque nunca me diste 

ni esperanza fallida, 

ni trabajos injustos, 

ni pena inmerecida.


Porque veo al final 

de mi rudo camino 

que yo fui el arquitecto 

de mi propio destino.


Que si extraje las mieles 

o la hiel de las cosas, 

fue porque en ellas puse 

hiel o mieles sabrosas: 

cuando planté rosales, 

coseché siempre rosas. 


Cierto, a mis lozanías 

va a seguir el invierno:  

¡mas tú no me dijiste 

que mayo fuese eterno! 


Hallé sin duda largas 

las noches de mis penas; 

mas no me prometiste 

tan sólo noches buenas; 

y en cambio tuve algunas

 santamente serenas... 


Amé, fui amado, 

el sol acarició mi faz. 

¡Vida, nada me debes! 

¡Vida, estamos en paz!! 💕 


-Amado Nervo.

jueves, 23 de diciembre de 2021

VIEJA Y JOVEN

 Llueve. Por fin: never rains in sunny Andalucía. Otra navidad viene atropellando con sus luces, paquetes y fanfarria. El virus ómicron se frota las manos...ah, no, cierto que no tiene manos... bueno, se regocija y también viene atropellando. Extenuante. Yo me niego a salir de la cama, calentita como estoy. 

Mi primi (pareja o primitivo, ya saben, apelativo inventado por mis compañeras del instituto por consenso) Miguel salió a tomar café. La gatita Mimi no deja de molestar con su hiperactividad matutina. A lo lejos, el ganso Cuaco escandaliza por cada ruido inusual que viene de afuera. La cálida rutina se despereza sin prisas. Leo algo de Borges sobre los espejos, una de sus obsesiones. Y hablando de espejos, el del baño ya está harto de mí y me lo dice a cada instante: "¡Otra vez por acá, vieja pergamino!" Pero yo no le hago caso y sigo cepillándome los dientes. "Tomá pa' vos, espejo pelotudo: ¡mirá que dientes!"

Borges tiene razón: los espejos tienen algo siniestro. Y sólo nos dan un respiro cuando se empañan con el vapor de la ducha bienhechora. Muchas veces el espejo me habla, pero lo hace desde otro tiempo singularmente remoto, porque es una joven atractiva, no mi mamá. Lo dijo Óscar Wilde: "las mujeres siempre se parecen a sus madres, y ésa es su tragedia". Una de vieja ve el reflejo de su madre en el espejo.

Y la guapa pendeja se burla diciendo: "ya verás cuando te falten las hormonas femeninas que los años te irán comiendo". La vieja canosa no cae en la trampa y replica al instante : "ya verás las cagadas que harás siendo joven, con tantas hormonas". 

Y así continúan, enzarzadas en un absurdo torneo de controversias, en la recién desempañada imagen del espejo. "Ya verás cuando te quedes embarazada por ese calentón pasajero", truco de la vieja "Ya verás cuando un orgasmo sea un acontecimiento internacional", retruco de la pendeja.

"Y mejor que no veas cuando seas transparente para los hombres de la calle", ríe la joven. "Y tú desearías ser sorda cuando hagas el ridículo preguntando cosas que revelen abismos de ignorancia", ahora es la vieja la que ríe.  

"¿Recuerdas ese novio que despreciaste en aquéllas vacaciones en Valeria del Mar, llamado Elton? Pues es archimillonario" desafía la nena "Sí, también supe que transforma billetes en algo aspirable por la nariz. Te lo regalo con un moñito".

Y sigue la esgrima argumental, la tonta competencia entre el pasado y el presente. 

"Yo no sé para qué emigraste, te dije que no lo hicieras. Ahora te la pasas soñando con tus amigas de Témperley, algunos compañeros de la facu y con los Elverdin", se burló la joven del espejo mientras se ponía rimmel. "Touché" admitió la vieja que ya no se maquilla (para qué), pero en seguida volvió a arremeter: "¿tienes una ligera idea de cuántas devaluaciones, inflaciones, corralitos y sobresaltos me evité emigrando? ¿O por qué te crees que sigo sana? Vivir allá es una proeza, sólo apto para equilibristas". 

"Emigrando perdiste una prometedora carrera docente en la universidad de Buenos Aires", volvió a la carga la pendeja estúpida. "Claro, pero no podía pagar el teléfono con prometedoras carreras, me mataba a trabajar para las obras sociales y vivía pendiente del indecente recibo del colegio de odontólogos de la provincia de Buenos Aires" argumentó la vieja mientras oteaba las raíces blancas emergiendo amenazadoramente de su pelo teñido. 

"¿Y qué pasó con el príncipe azul? ¿Apareció?" indagó con curiosidad la chica, mientras se reventaba un antiestético barrito. "Uy, uy, uy, de eso mejor ni hablar. Aparecieron un montón de ellos, no sólo azules sino multicolores; no eran malos, tampoco eran príncipes, pero eso sí, no tenían un mango. Ni un mísero varón domado. Uno solo dejará un rastro imborrable: Juan. Igual ya se murieron todos, puedo hablar sin que se ofendan.  Pareciera que desde joven tienes una capacidad inagotable para no quedarte sola, incluso de vieja, apostarás fuerte contra la soledad. Y ya pasando los sesenta tendrás un lindo e inesperado compañero... pero no te cuento más, tenés que vivirlo. Además, ¿para qué viniste? Ya te alcanzará el futuro... es inevitable y ni te imaginas con qué rapidez.

Esta vez se adelantó la vieja y preguntó, cambiando de tema: "¿Sabés cómo está mi casa de Cangallo por dentro?" . "Ni idea porque ya no es tuya. La vendiste. Sé como está ahora porque vivo en ella. Los libros de papá de Anatole France y sus discos de jazz en el elegante y enorme tocadiscos, el centro de mesa con los pollitos en el living, el orgulloso reloj antiguo en la chimenea, la amarilla colección Robin Hood en mi dormitorio, mamá en la peluquería, Riquet, el perro, dormitando en su cucha, en el jardín el árbol paraíso y su sombra benefactora, la tortuga Titina pidiendo lechuga en la puerta de la cocina. 

 

Papá en el ferrocarril,  trabajando, como siempre.  Mi hermano Mario charlando con su amigo Pipe Ruffa en el cuartito del fondo... todo normal. Justo ahora van a venir Pily Fernández y Sonia Samaniego ... todo normal en un día de verano bastante pegajoso...pero la verdad es que no sé cómo estará ahora porque como al final la vendiste, no tengo ni idea". 

Esa plácida pintura rústica y antigua impregnada de nostalgia emocionó a la jovata. Poseía una...¿cómo decirlo?... una tierna frivolidad, unas brisas juveniles. ¡Era tan luminosa, tan fresca, que seguramente la había idealizado! Se apartó rápidamente del espejo para ponerse a salvo de las lágrimas; pensó en todo lo que se le venía encima a esa despreocupada e impulsiva joven y de golpe sintió un gran cansancio, un agotamiento indescriptible. Se acordó de un cuento de Borges en el que él, ya viejito, habla con un Borges joven en el hotel Las Delicias, habitación 19, de Adrogué. 

Entonces decidió interrumpir la entelequia, la catarata de recuerdos y volver a sus arrugas, a su celulitis y a su verde jardín en Chiclana, a su querido primi incondicional en la cocina, silbando y oyendo el fútbol, a su hijo Camilo, ya con canas, picoteando algo en el comedor, a su gatita durmiendo en el sofá y al ganso en su lagunita. Mientras, no se cansaba de mirar la embriagadora lluvia en la ventana. El cristal resultaba mucho más benévolo que el espejo. 



miércoles, 22 de diciembre de 2021

LOS DUEÑOS

 ¡QUE SE MEJOREN!

Poesía de un rapero llamado WOS.

Copiado de la página de Mariana Salas.


Cómo cambia el eje de la data 

Cuando dicen que el que te protege es el mismo que te mata.

El que te ejecuta como rata 

hereje anti placa.  

Nuestra vida depende de un dedo ajeno.

Nos bajan el pulgar los dueños del coliseo 

Como no digo lo que quieren, 

ahora mismo miran feo. 

Ya saben lo que les deseo

¡Qué se mejoren!

Y si no la quieren ver

¡Que se mejoren! 

Y si nos quieren joder 

¡Qué se mejoren! 

Y si no tienen con qué 

¡Que se mejoren, eh! 

¡Que se mejoren! 

                               WOS






viernes, 17 de diciembre de 2021

SIDA

Este escrito es para aggiornar nuestras noticias sobre el SIDA, una enfermedad que nos llenó de perplejidad y dramatismo hace unos 40 años, cuando supimos por primera vez de ella, en 1981. 40 años después y con 40 millones de muertos, (60.000 en España, 11.500 mujeres), interesa saber en dónde estamos parados ahora, ya que los virus se han adueñado de nuestras vidas, nuestros hábitos y nuestro futuro. Un largo artículo ha sido publicado en EL PAÍS SEMANAL y me pareció interesante hacer un resumen de dicho artículo. 

Más de 10 millones de personas siguen sin tratamiento en África, Asia y Latinoamérica y fallecen otros 800.000, aunque parezca cosa del pasado ni cause alarma. Pero sigue matando. Los vulnerables son diferentes según dicta la geografía: en el primer mundo afecta a hombres que tienen sexo con hombres, sin protección y en los países en desarrollo, a heterosexuales. Se ha logrado desarrollar fármacos eficaces que lo mantienen a raya, incluso una terapia preventiva para no contraerlo en sexo con riesgo (PrEP, preexposición). Seguimos sin vacunas. 

Es increíble que con estos antirretrovirales hagan al virus indetectable, que está agazapado y latente en reservorios del organismo desconocidos, pero si se suspendiera la medicación se despertaría de su letargo y aparecería en sangre en unas dos semanas y, a partir de allí, avanzaría inexorable. Como un monstruo dormido que despertara y atacara. 

Los enfermos medicados no transmiten el virus, no necesitan mentir ni camuflarse, están limpios. Ni siquiera un análisis de sangre mostraría el virus. Sería indetectable e intransmisible y está donde hoy no llega la ciencia, escondido. Esas personas pueden tener sexo sin preservativo. Ellas, quedarse embarazadas y parir con seguridad: sus hijos no correrían peligro, como hace tres décadas. Hoy, por protocolo, se hace un test serológico en España y si resultan positivas, se las medica en el acto. 

Lamentablemente, hay aproximadamente 30.000 con VIH no diagnosticadas en España y ése es el eslabón más débil de la cadena de transmisión. Los hombres que tienen sexo con múltiples hombres sin protección deberían hacerse un test de 15 minutos en las farmacias. Así de simple. El diagnóstico precoz es decisivo pero como ya no se mueren, se le ha perdido el miedo y muchos llegan tarde. En España hay 4000 infecciones anuales y mueren cerca de 400. Y de ahí no baja. 

En 40 años hubo dos pandemia de VIH, desde 1981 hasta 1996 y otra, más esperanzadora, desde 1996 hasta hoy. "Cuando en 1996 llegaron los nuevos antirretrovirales, muchos enfermos estaban en tiempo de descuento, pero en dos meses les dimos la vuelta" explica JOSÉ RAMÓN ARRIBAS, jefe de la unidad de enfermedades infecciosas del hospital madrileño de La Paz y agrega: "Eran pacientes que nadie quería; pero siempre puedes hacer algo más por un enfermo. Es tu trabajo. Aquella generación de médicos aprendimos algo importante: no juzgar a nadie. Me es indiferente por dónde entra el virus, yo lucho contra él". 

Hoy es muy diferente a la época en que se moría gente muy joven en 6 meses, casi ciegos, con el cerebro destruído, diarreas terribles, tuberculosis, sarcoma de Kaposi;  era algo vergonzante, para ellos y sus familias y la medicina no podía hacer nada, recuerda EMILIO BOUZA, del hospital madrileño Gregorio Marañón, que atiende a 3000 personas con VIH. Fue la mayor pérdida de esperanza de vida de una generación. 

El esfuerzo de investigación médica y  farmacéutica fue único en la historia, impulsado por el creciente activismo político y social del colectivo LGTBI, ya que en sólo 5 años se identificó la enfermedad y se aisló el virus. 

La bióloga MARÍA ROSA LÓPEZ HUERTAS es desde el 2002 investigadora de la unidad del sida del Instituto Carlos III e intenta entender cómo algo tan sencillo complica tanto la existencia a algo tan evolucionado como es el ser humano y cuenta que es el virus más listo que conoce porque cambia miles de veces cada día en un mismo paciente. 

Por su parte MAYTE PÉREZ, bióloga, explica por qué la imposibilidad de una vacuna: "la tasa de mutación de este virus es grandísima, hasta 10 millones de veces al día; son docenas de miles de variantes en un solo paciente. Es el virus que más muta. Tanto que hoy, 40 años después, es completamente distinto al de 1981". 

El CENTRO SANDOVAL, en el barrio de Malasaña es un símbolo de esta prolongada lucha: " Aquí hemos dado respuesta a todos los que venían, fueran quienes fueran; con papeles o sin papeles; ricos y pobres; personas trans, gais y con todas las orientaciones; famosos y profesionales del sexo, toxicómanos y he tenido las mejores experiencias de mi vida" concluye el doctor JORGE ROMERO, hoy a punto de jubilarse, trabajando desde la época en que el virus aún no estaba bautizado. 

Lo de siempre: héroes casi anónimos, cuyo trabajo es un sacerdocio, nunca mejor dicho. Y aquí va una opinión personal: ya sabemos que los laboratorios farmacéuticos son un gran negocio y deberían liberar las patentes, si tuvieran algo que se parece a la vergüenza. Pero gracias a ellos, muchísimas personas continúan hoy con su vida. Éste es el mundo que tenemos y, por el momento, no parece que fuera a mejorar. Así que más que nunca, agradezcamos a aquéllos que siguen luchando contra los molinos de viento. 


ALEJAMIENTOS

 


EXTRAÍDO DE LA PÁGINA DE DANIEL RIPESI

"De repente se producían en su semblante inesperados puntos de fuga, y entonces se hacía inalcanzable, en esos casos había simplemente que esperar su regreso. No eran para nada "distracciones" (distracción era su trato habitual con el mundo), eran más bien densidades de intimidad indecible, discontinuidades de intensa realidad. Un día ya no quiso regresar, y yo deposité dos monedas en su triste silencio para que el barquero la llevara a buen destino…"

Esta joyita literaria que honra a mi blog, junto con tantos otros, es la inmensa posibilidad que tengo hoy en día para conectarme con gente divina, pudiendo remontar el entorno bastante mediocre en el que vivo. Por lo cual, estoy agradecida y aprovecho esta circunstancia, ignorando de paso todas las crueldades y despropósitos que muchas veces envenenan las redes sociales. 

MUJER TENÍA QUE SER

 


Del muro de Sonia Azul Suárez.

Qué pesadez con que Manolo Santana fue el pionero del tenis patrio, omitiendo por enésima vez a quien lo fue realmente: Lili Álvarez.

*Primera mujer española olímpica: París'24

*Subcampeona en Wimbledon 4 veces: 1926, 1927, 1928, 1929.

*Subcampeona en Roland Garros en dobles en 1929, junto a Kea Bouman.

Aparte de patinadora, esquiadora, jugadora de billar... y novelista. Feminista y Roja. 💙

Pero Manolo Santana tenía testículos y era facha. Nadie le quita mérito al señor pero la primera tenista con méritos deportivos fue Lili Álvarez, guste o no guste. En Albacete tiene una calle en su recuerdo.

Del muro de Sonia Azul Suárez

domingo, 12 de diciembre de 2021

HERIDA

 


HÉCTOR J. DÍAZ

Hoy busqué algunas palabras y encontré una especialmente herida.

En mi infame inspiración junto a otras la tomé.

Cansado aguardé su prosa. Le exigí. Le grité.

Y ella muda, exhausta y quieta, mostró ante mí sus penas.

¡La esclavicé en mi rima absurda! ¡Desnuda la obligué a amarme!

Y no profirió queja alguna. Ni lágrima esbozó en la afrenta.

Y le dije: ¡Qué mal poema eres! ¡Y con furia la arrojé hacia afuera!

Y otra vez la mente en blanco y la apagada luz de mi poesía.

Ahora callo y me avergüenzo. Era solo una palabra herida.


Hector J Diaz (Octubre 2006)

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jueves, 9 de diciembre de 2021

EL MIMO


MARCEL MARCEAU: A 14 años de la muerte de Marcel Marceau, el héroe que salvó de los nazis a más de 400 niños antes de convertirse en el mayor mimo de la historia. La niñez de Marcel y su hermano Alain fue muy difícil. Eran hijos de un carnicero judío apresado por la Gestapo y deportado al campo de exterminio de Auschwitz, del que jamás volvió. Decidieron cambiar su apellido judío "Manguel" por uno francés, "Marceau", para eludir la persecución nazi. Eligieron este apellido inspirados en François Séverin Marceau-Desgraviers, general de la Resistencia Francesa. Durante la Guerra se alistaron en los grupos rebeldes de Limoges donde lucharon con coraje junto con las fuerzas de la Francia Libre de Charles de Gaulle. Marcel se alistó en la unidad secreta de la Resistencia Francesa llamada Oeuvre de Secours aux Enfants, un grupo judío de ayudaba a sacar niños, del espanto de la Francia ocupada por las tropas nazis y donde logró salvar a más de 400 niños. Dicen que la escena era extraña, casi surrealista. Una larga fila de niños caminando por una carretera entre Francia y Suiza, dirigidos por un hombre extraño. Una especie de payaso que bailoteaba, hacía piruetas, no hablaba, y con un dedo índice cruzado sobre los labios, les pedía silencio a los chicos. El payaso silencioso era Marcel Manguel que después de la guerra sería llamado "El poeta del silencio", este mutismo le ayudó a salvar a cientos de niños. "Viajar con grandes grupos de ellos no era nada fácil, y era muy peligroso, porque los soldados nazis de los retenes eran estúpidos…, pero no tanto.. . Mi arma secreta era mi entrenamiento como mimo. Jugábamos a que nadie hablara. Ni yo ni ellos. Marchaban, se reían, creo que me amaban, y sé que muchos años después comprendieron que yo luchaba por sus vidas." comentó en una entrevista. Al finalizar la guerra Marcel empezó una segunda y luminosa vida… Estudió en la Academia de Arte Dramático Charles Dullin y comenzó a trabajar en una compañía de artistas donde le dieron el papel de Arlequín en la pantomima "Baptiste". En 1947, y quizás inspirado en Chaplin entró en una sala de vestuario y eligió –para la eternidad– el bombín, el bastón, saco, pantalón y zapatos. Cara pintada de blanco, labios de intenso rojo, suéter liso, remera con rayas, sombrero de copa que parecía aplastado por las ruedas de un auto y adornado por una flor algo marchita que, según él, simbolizaba "la fragilidad de la vida", su efímera existencia…, y allí nació el personaje Bip con el que triunfó mundialmente como el mejor mimo de todos los tiempos. En muchas entrevistas afirmó: "No hablo: basta ese grito interior para desnudar el alma… Trabajo por la paz: soy un activista de esa causa tantas veces perdidas… Bip es un héroe sin edad, sin época, y con eterna esperanza… El silencio es infinito: los límites los pone la palabra…" "Nunca le pidan a un mimo que hable: ¡jamás se callará!". Por su heroísmo durante la Segunda Guerra Mundial le fue concedida la Legión de Honor. Por su vida y obra como artista, las de Caballero de la Orden de las Palmas Académicas y Comendador de las Artes y las Letras. Empezó a actuar en la Argentina desde 1951, y a sus 82 años se presentó por última vez en el teatro Colón. Rechazó todos los contratos que le ofrecieron desde Argentina durante las dictaduras militares. Marceau murió el 22 de septiembre de 2007, a los 84 años, hace 14 años. Todo el honor para este héroe y sensacional artista.

sábado, 4 de diciembre de 2021

QUERIDOS VECINOS

 Hasta hace pocos días yo tenía unos vecinos a los que extraño mucho porque se tuvieron que mudar. No diré sus nombres porque debo respetar su derecho a la intimidad pero sí diré el nombre de su gato, al que criaron desde bebé: BARTOLO. Al igual que la Eva bíblica, la primera madre de la humanidad que vivía en el paraíso, mi vecina fue su primera madre porque fue la que lo crió, lo mimó y le dió seguridad emocional pero de tipo felino, lo cual no deja de tener su mérito. O sea, a veces araña y muerde pero es para demostrar afecto.

Hasta hace pocos días yo tenía unos vecinos amorosos y la ventana de mi dormitorio quedaba cerca de sus voces. Ellos eran muy prudentes y discretos: sólo se oía el murmurar de él muy temprano y el maullido de Bartolo que, como dormía afuera siguiendo las estrictas instrucciones de su amo, se ponía conversador, después de una noche entera monologando o cazando ratones. 

Mi vecino es un manitas: siempre está innovando, inventando, arreglando o reciclando cosas inverosímiles e ingeniosas. Al igual que en la Biblia, donde Moisés es considerado el primer profeta y legislador y el único en haber escuchado directamente a Dios, mi vecino fué el único que escuchó mis voces de auxilio para habilitar la piscina en verano y el único que logró entender el farragoso mecanismo de su filtro con infinitas conexiones y mangueras entrelazadas. 

 Cada vez que mi vecino se ponía a trabajar, el gato Bartolo, siempre a su lado, le daba consejos y se metía en todo. Entonces él lo regañaba: "Quillo, sal de ahí, ¿eres carajote?" Y así como lo hostigaba, lo cuidaba y lo protegía. El gato lo miraba con devoción y soltaba unos "miau" que seguramente querían decir "te quiero". 

Ahí se iniciaban unas curiosas conversaciones inter-especies, en las cuales mi vecino le hablaba de pie pero inclinado, señalándolo con el índice mientras Bartolo lo atendía respetuosamente sentado en el suelo sobre su rabo. Cuando creció un poco más empezaron las clases de escalamiento al albaricoque o al ciruelo, balanceándose el gatito (como le decía mi vecino) en ramas cada vez más pequeñas y alejadas, que tenían a todos los componentes de esta mini comunidad, en vilo. Pero lo peor fue cuando creció y empezó a las andadas. Desaparecía muchas horas. Al final lo castraron y así se acabaron sus aventuras sexuales y peleas con gatos vecinos. Se fue tranquilizando y por lo menos se mantenía dentro de los límites del jardín. Igual que los hombres: castrados joden menos. Obvio.

Si mi vecino cogía la bici o mi vecina se iba en su coche, Bartolo merodeaba un rato en busca de alguna lagartija desprevenida o esperaba desolado y tumbado al lado del portón lo que hiciera falta hasta que ellos volvían y los recibía maullando insistentemente, como si les soltara una filípica por haber tardado tanto. 

La presencia nocturna de un búho enorme inducía a mi vecino a ulular, imitándolo, para atraerlo y hacerle una foto. De manera que al final, uno no sabía si era el búho o era el vecino. 

Hasta hace pocos días yo tenía unos vecinos que se mudaron y ponían música suave, de la buena, bonita y variada y reían mientras armaban un puzzle. Me hacía bien sentir su cercanía. El colmo de las maravillas era para mi oído el jazz de la época de Louis Amstrong. Me recordaba a mi lejana niñez y a mi padre con su antiguo tocadiscos. El divino Serrat, flamenco y las chirigotas de carnaval completaban el repertorio. Muchas mañanas de domingo yo disfrutaba de esa música algo alejada mientras leía el diario al sol. Una gozada. Las plantas en macetas que fueron ayudando a crecer mis vecinos los adoraban. Lo sé porque ellas me lo contaron en petit comité; sobre todo cuando las regaban, y por eso estaban muy verdes y llenas de flores. Agradecidas. 

Mis vecinos tenían una tortuga que, como todas las tortugas se llamaba Manolita, que se escapaba de su piscinita y por eso le pusieron una pluma blanca pegada con tela adhesiva en su caparazón; para poder verla desde lejos, antes de que cundiera la alarma y tuviéramos que salir a buscarla por todo el jardín porque se perdía de vista enterrándose para hibernar. De tanto llevarla y traerla, ella, muy contrariada, nos mandó a todos a la mierda y decidió mudarse a la lagunita del Cuaco, un ganso ampurdanés blanco inmaculado que hizo un aterrizaje de emergencia hace años en el suelo de la cochera y se quedó para siempre. Entonces, mi vecino, el manitas, viendo que el ganso Cuaco no se iba, le armó una lagunita monísima rodeada de macetas con geranios, tan hospitalaria y tan recogida que la tortuga allí se quedó, junto con el Cuaco, en un maridaje exótico; aparte de legiones de gorriones, mirlos y palomas que comen y beben juntos en los mismos recipientes. El Cuaco no protesta. Le gusta estar con otros seres vivos, incluso nosotros. Ese ganso es un solterón solitario algo irritable, por eso necesita compañía de cualquier clase aunque su manera de demostrar interés sea algo rara, por ejemplo, intentando morder los talones del que camina por delante. Pero su recibimiento desplegando sus majestuosas alas para volar a ras del suelo hasta acercarse a nosotros cuando llegamos en el coche tan blanco como él, es acogedora y emotiva. 

Una vez mi vecina construyó una minúscula  casita de colres para gnomos y allí se hospedó un camaleón por un corto tiempo, pero ya se sabe, camaleón que comió, se borró.  También armaban mis vecinos refugios para aves donde nacieron sucesivas generaciones de gorriones al calor de la chimenea que salía de la campana de la cocina. Aunque el colmo del zoo fue cuando encontraron a un pequeño puercoespín durmiendo en la no muy mullida comida del gato Bartolo, orondo en su comedero. La gente que va y viene sin pasaporte y hace lo que le da la gana. Así está el mundo, colega, lleno de inmigrantes indocumentados, que traen otras costumbres. Llegan andando, volando o nadando, pero llegan. Y a veces se quedan y otras veces, se van. 

Si algo le gustaba de verdad a mi vecino era ver el fútbol con mi primi. Ustedes dirán que es un primi. Un primi (diminutivo de primitivo, apelativo adoptado por unanimidad entre mis compañeras del colegio) es un marido, un compañero, una pareja, etc, eso, ya saben, un "peor es nada" que comparte la vida con paciencia y resignación (por ambas partes). Y que cocina como Arguiñano, o sea, como los dioses. Como toda fémina sabe desde su más tierna infancia, la cocina es una  actividad peligrosa para cualquier mujer, la miren por por donde la miren, tiene cierto tufillo de esclavitud... mejor dejársela a ellos, los que van a las guerras. Nunca podré olvidar la mejor tortilla de patatas del mundo mundial que hace mi vecino y cuando la hacía, era a lo bestia y comíamos todos, igual que cuando mi primi hace paella y avisa al personal con su insustituible y repetido grito de guerra: "¡Al ataqueeeeeee!"

Pero a lo que iba: el fútbol, pasión irreflexiva y locura colectiva, compartían con deleite mi primi y mi vecino, así como el cocinar. Y para más inri, las infinitas apuestas en esos papelitos infames que andan por toda la casa y que nunca aciertan. 

Yo tenía unos vecinos entrañables que en verano se metían en la piscina bajo una sombrilla con sendas cervecitas, igual igual que si estuvieran con una caipiriña en el Caribe, riendo y disfrutando bajo un sol inmisericorde. Aunque él también estaba muchas veces a solas, leyendo con el agua hasta la cintura y el libro en el borde. Y como hablábamos de cocina a esto llamamos huevos pasados por agua. 


He aquí uno de sus libros preferidos, escrito por un amigo suyo y el cual compartimos con gran placer. Es un texto lleno de realidades gaditanas que ambos conocemos bien, ameno, con personajes arquetípicos y momentos de gran suspenso. Muy buen libro. 

Todos los otoños mi vecino usaba un palo con un pincho en la punta (hecho por él, naturalmente) para juntar las hojas que iban cayendo porque decía que eso le relajaba mientras que el rastrillo no le gustaba. Su contribución al jardín era enorme, porque es lindo tener un jardín pero es difícil tener un buen jardinero, así que entre todos hacemos lo que podemos. 

Esta bucólica paz quedaba definitivamente rota si su hija jugaba un partido de voleyball profesional, en un equipo que va empatado a puntos con el primero de la clasificación de primera división en España. El la veía en su ordenador y desde allí la animaba con gritos desaforados, mucho peor que cuando jugaba el Barça con Messi a la cabeza. Un escándalo que nos hacía reír mucho a mi primi y a mí, porque veíamos a nuestro vecino sin filtros, lo cual ocurría pocas veces, hasta que me ponía los auriculares para poder seguir con lo mío. 

Un día cualquiera antes de que mis queridos vecinos se fueran, una gatita bebé se me acercó maullando con desesperación desde el otro lado de un tupido y largo alambrado. Me detuve y le dije "miau", por decirle algo. Al segundo se había colado por no sé dónde del alambrado y la tenía a mis pies. Cabía en una mano. No podía dejarla tirada. Me la traje a mi casa, se la mostré a mi pequeña comunidad y todos ellos cayeron enamorados al instante. En pocos días logramos sacarla adelante de su hambre atrasada y su mugre acumulada. Mis vecinos y nosotros fuimos testigos de largos e interminables revolcones entre el pequeño tigre Bartolo y la minúscula Mimi, un verdadero espectáculo de lucha libre en la que ninguno de los dos se daba por vencido. Las cosas de los felinos. 


Yo tenía unos vecinos que amaban a los bichos tanto como nosotros. Fueron 4 años de compartir vida y milagros. Ellos ya se mudaron y los echo mucho de menos. Ya no son mis vecinos. AHORA SON MIS AMIGOS.