viernes, 26 de agosto de 2016

LA TEMPLANZA

Conozco un hombre que es algo especial. No me malinterpreten y lean ajustadamente la letra impresa, porque cuando uno dice "especial" no sé por qué, coloquialmente, se entiende como peyorativo. Por ejemplo:"la quiere de una manera especial" léase "la apalea"."Tiene un carácter muy especial" léase "no hay quien la aguante". "Trabaja de una manera especial", léase"lo hace fatal".
No, en este caso quiero significar que tiene un pensamiento y un carácter no convencionales.
A lo mejor no digo nada de original, aunque creo que por lo menos NO es común y como éste es mi blog, digo lo que me da la gana. 
Qizás no digo nada que en teoría no sea lógico, aunque todos sabemos (o deberíamos saber) que la teoría es una cosa y la práctica es algo bien distinto.
Este hombre tiene ya una edad para tener muchas canas, lo cual significa que ha tenido oportunidad de ver el mundo circundante. Siendo un hombre que viene de una niñez feliz, una adolescencia loca y una adultez organizada está AUTORIZADO a mirar el entorno con optimismo. Y quien lo mira con optimismo, lo mira con cierto grado de ingenuidad...¿a qué sí? Bueno, PUES ÉSTE NO. Lo ve con los ojos de la realidad más inmisericorde y descarnada imaginables. Lo ve en toda su dureza y crueldad. Con una desilusión multiplicada por mil, sobre todo con la situación política.
De un golpe de vista es capaz de saber lo que se CUECE y, cuando yo me caigo de la parra y compruebo que aquéllo es verdad, me quedo PATIDIFUSA.... Sí, yo, la PORTEÑA ENTERADA.
Es comprensible, por todo lo antedicho, que el hombre de marras sea un ser avinagrado y triste, que arrastre la osamenta como quien lleva el Everest a cuestas. Bueno, PUES ÉSTE NO. Sigue con el buen humor, la sonrisa y el excelente trato con los demás. Y ¿por qué?, le pregunto yo. Porque la alegría no me la van a quitar... también, contesta él.
Agradece en una oficina de un notario, por ejemplo, aumque no hayan hecho un buen trabajo (que por suerte acabó bien) "Y¿por qué le agradeces?", le pregunto yo. "Porque la buena educación no me la van a quitar... también", contesta él. Y esto me hace acordar a mi amigo Carlos, un argentino que dice "mi querido país me quitó todo... menos la buena memoria".
Volviendo a mi hombre, uno piensa que en realidad nunca ha estado en una situación límite.....allí es donde se ven los pingos, como se dice en mi país, o donde se demuestra el auténtico VALOR, como dicen en todo el mundo angloparlante. PIP, PIP, RESPUESTA EQUIVOCADA. Ha estado durante un tiempo bastante prolongado en una situación límite rodeado de gente bastante peligrosa y ha sabido ponerse duro y jodido para que no le hagan daño. Pero siempre en su justa medida; será por eso que nunca le rompieron la cara ni apareció en una zanja con todos los huesos rotos.  Y con la dignidad INTACTA.
Ese tipo de análisis ajustado, de reacción ponderada frente a una situación anómala es lo que me admira, lo que me sorprende. Será que siempre fuí una alucinada que muy tarde aprendió estas cosas.
Será por eso que cada vez valoro más le experiencia bien asimilada, la sana desconfianza inicial frente a la información que se nos da, la tranquila desautorización de alguien que habla pavadas o el silencio prudente de quien no cambia así como así sus certezas, pero no quiere discutir.  SIN ALHARACAS. Creo que le llamaban TEMPLANZA. Así es él.