sábado, 25 de marzo de 2023

CALESITA

RECUERDOS DE MÓNICA BARDI

Estaba esperando a una persona en una esquina de mi pequeña ciudad y me apoyé en un poste de una señal de tráfico, inadvertidamente. 

En ese momento todo cambió y mi entorno se iluminó con luces de otra época en un terreno baldío. Mi vaquero mutó a un vestidito de verano, bajé treinta kilos, mis dientes se proyectaron hacia delante en antiestética posición y una gran excitación se apoderó de mí al ver tan de cerca la ambicionada sortija. Mientras tanto, una calesita en la que estaba subida, revoleaba luces y colores en alocados círculos desparramando risas. Mi hermano Mario estaba en un cochecito rojo y azul, girando como loco el volantito. Inesperadamente, reviví ese delicioso momento cuando la felicidad está tan cerca que uno puede sentir su respiración. Un hombre humilde, mayor; que es quien decide a qué niño le acerca en cada vuelta la calabaza de madera (la bocha) con la sortija, para que pueda llevarse el premio gordo (una vuelta gratis), seguramente recordará  lo que su propio corazón infantil vibraba al alcanzar el artilugio. Ese hombre ya está muerto pero su sonrisa flotante y su mirada amable quedó impresa en mi. Y a lo mejor, en muchos niños más. ¿Quiénes habrán sido los adultos de alma generosa e imaginativa que inventaron ese pasaporte al mágico mundo giratorio? El carrusel o tiovivo se inventó en el siglo XIX en Europa pero la idea de la sortija es un invento argentino inspirado en las carreras de sortijas de los gauchos. A decir verdad las sortijas andan a la búsqueda de niños anhelantes, por darle la vuelta a la cosa y viene a ser algo que le agrega a la calesita, lo que para cualquiera que la haya vivido, la razón de ser. 

jueves, 23 de marzo de 2023

UN POCO DE HISTORIA

 


Por ROBERTO VALERO

La muerte de Carlos Pedro Blaquier es un recordatorio de dos cosas: uno, de su tremenda impunidad, propia del señor feudal que fue; dos, que la mayor tragedia de la historia argentina no hubiera sido posible sin el alto empresariado, que se vistió de democrático después de 1983 y esconde su responsabilidad al reducir la masacre al mote de "dictadura militar". Sin el componente civil, sin los señores de saco y corbata que se aliaron a una Fuerzas Armadas a las que les pidieron más y más sangre, no se conseguía el sostenimiento de un régimen como el del 76. Allí están las solicitadas y los discursos del establishment, de la Sociedad Rural (como el texto por el primer aniversario del golpe, del que nadie nunca se hizo cargo), de la Bolsa de Comercio, de la Cámara de Comercio, de la Unión Industrial, de la Cámara de la Construcción, de la Asociación de Bancos, entre otros. Y del Centro Azucarero, el ente a través del cual Blaquier hizo lobby (ahí lo acomodó al futuro suegro de un rey de Holanda, después de pasar por la secretaría de Agricultura de Videla). No está de más recordar que Blaquier monopolizó en Jujuy la producción de la caña de azúcar después del fin del régimen de promoción industrial que Onganía dispuso en Tucumán, lo cual elevó los índices de pobreza de esa provincia, el caldo de cultivo para el alto nivel de combatividad de la Fotia, el sindicato del sector, primero; y de la irrupción del ERP, después. Es decir: el hilo que lleva a la barbarie del Operativo Independencia arranca en el lobby que arrasó con la industria azucarera tucumana. El empobecimiento brutal de los tucumanos no tuvo correlato con mejores condiciones de vida para los jujeños. No solamente no mejoraron sus ingresos, sino que acentuaron el drama de la bagazosis, la enfermedad a la se ven expuestos los trabajadores sin cuidados en Ledesma. Pero sí se fueron para arriba los ingresos del ingenio, y en 1973 hubo un intendente que osó querer cobrarle impuestos. El atrevido se llamaba Luis Aredez. Lo desaparecieron en 1977, después de la Noche del Apagón, símbolo de la alianza entre la burguesía argentina y el terrorismo estatal. El Ejército se llevó a 400 personas en camiones de la empresa. Nunca está de más recordar que el principal grupo, entre los desaparecidos, de acuerdo a los datos de la Conadep, no lo integran militantes montoneros ni del ERP, sino delegados de fábrica. Ese dato desmonta la idea de la "lucha antisubversiva" para ver hacia dónde se enfocaba la represión en pleno proceso de reconversión del capitalismo argentino. La impunidad de Blaquier fue total y creo que la primera vez que escuché de él en relación a la dictadura fue en un escrache de HIJOS a fines de los 90 en la puerta del Museo de Bellas Artes, donde Nely Arrieta, la esposa de Blaquier, tenía un cargo filantrópico.

Un expresidente de la Nación despidió emocionado a Blaquier por las redes. Es socio de un partido político, el más antiguo del país, que tiene desaparecido al intendente que cuestionó la rentabilidad de un multimillonario. En una provincia que hoy gobierna el radicalismo. No hay perdón para las agachadas de ese partido. Será repulsivo el festival de avisos fúnebres en La Nación, diario que en su semblanza de Blaquier omitió por completo que estuvo procesado por delitos de lesa humanidad. Murió sin juicio, inocente e impune. Moralmente nadie puede dudar del lugar que le corresponde en la historia de este país.

miércoles, 15 de marzo de 2023

CAMUS Y CHAR

 



Albert Camus (1913 - 1960) fue un novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista francés nacido en la Argelia francesa.

René Char (1907 - 1988) fue un poeta francés del siglo XX y miembro de la resistencia francesa a la ocupación nazi en el año 1940.

Las cartas entre ambos pensadores son más que un documento filológico: son el testimonio de dos intelectuales que se reconocieron en un tiempo de sinrazón y locura. 

Compartimos un extracto de una misiva de Camus a Char del año 1957 que muestra claramente el pensamiento de ambos y su concepción de la libertad y el amor:

"Cuanto mayor me hago, más comprendo que uno solamente puede vivir con los seres que no te mantienen atado a ellos; que te aman con un afecto tan ligero como para llevarlo cargando, pero tan fuerte como para seguir experimentándolo. La vida hoy es demasiado dura, demasiado amarga, demasiado agotadora, como para que además suframos un nuevo tipo de servidumbre proveniente de los seres que amamos".

Carta de Camus a a Char. Año 1957.

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domingo, 12 de marzo de 2023

LA CAÍDA

 


El Palacio de la luna

Paul Auster

Yo había saltado desde el borde del acantilado y justo cuando estaba a punto de dar contra el fondo, ocurrió un hecho extraordinario: me enteré de que había gente que me quería. Que le quieran a uno de ese modo lo cambia todo. No disminuye el terror de la caída, pero te da una nueva perspectiva de lo que significa ese terror. Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor. Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad. ¹

miércoles, 8 de marzo de 2023

MÉDICA

 


Nos inspiran las mujeres que hacen historia... 

En la antigua Grecia, las mujeres tenían prohibido estudiar medicina hasta que alguien infringió la ley.  Nacida en el año 300 a. C., Agnodice se cortó el pelo e ingresó a la escuela de medicina de Alejandría vestida de hombre.  Mientras caminaba por las calles de Atenas después de completar su educación médica, escuchó los gritos de una mujer en trabajo de parto.  Sin embargo, la mujer no quería que Agnodice la tocara a pesar de que tenía mucho dolor, porque pensó que Agnodice era un hombre.  Agnodice demostró que era una mujer quitándose la ropa sin que nadie la viera y ayudó a la mujer a dar a luz a su bebé.

La historia pronto se extendió entre las mujeres y todas las que estaban enfermas comenzaron a acudir a Agnodice.  Los médicos varones se envidian y acusan a Agnodice, a quien pensaban que era un hombre, de seducir a las pacientes.  En su juicio, Agnodice se presentó ante el tribunal y demostró que era una mujer, pero esta vez fue sentenciada a muerte por estudiar medicina y practicar la medicina como mujer. Las mujeres se rebelaron ante la sentencia, especialmente las esposas de los jueces que habían dictado la pena de muerte.  Algunos decían que si mataban a Agnodice, irían a la muerte con ella.  Incapaces de soportar las presiones de sus esposas y otras mujeres, los jueces levantaron la sentencia de Agnodice y, a partir de entonces, las mujeres pudieron ejercer la medicina, siempre que solo cuidaran de mujeres.

Por lo tanto, Agnodice dejó su huella en la historia como la primera doctora, médica y ginecóloga griega.  Esta placa que representa a Agnodice trabajando fue excavada en Ostia, Italia.

Fuente: FB Women hold half the sky.

lunes, 6 de marzo de 2023

JOYCE

 


James Joyce y las mujeres:

Joyce mantuvo otra relación con el psicoanálisis, o mejor dicho con un psicoanalista, y en esa relación personal, en una anécdota, se sintetiza un elemento clave de esta tensión entre psicoanálisis y literatura. Joyce estaba muy atento a la voz de las mujeres. Él escuchaba a las mujeres que tenía cerca: escuchaba a Nora, que era su mujer, una mujer extraordinaria; escuchándola, escribió muchas de las mejores páginas del Ulises, y los monólogos de Molly Bloom tienen mucho que ver con las cartas que le había escrito Nora en distintos momentos de su vida. Digamos que Joyce estaba muy atento a la voz femenina, a la voz secreta de las mujeres a las que amaba. Sabía oír. 

Él, que escribió Ulises, no temía oír ahí, junto a él, el canto siniestro y seductor de las sirenas. 

Mientras estaba escribiendo el Finnegans Wake era su hija, Lucia Joyce, a quien él escuchaba con mucho interés. Lucia terminó psicótica, murió internada en una clínica suiza en 1962. Joyce nunca quiso admitir que su hija estaba enferma y trataba de impulsarla a salir, a buscar en el arte un punto de fuga. Una de las cosas que hacía Lucia era escribir. Joyce la impuslaba a escribir, leía sus textos, y Lucia escribía, pero a la vez se colocaba cada vez en situaciones difíciles, hasta que por fin le recomendaron a Joyce que fuera a consultar a Jung. Estaban viviendo en Suiza y Jung, que había escrito un texto sobre el Ulises y que por lo tanto sabía muy bien quién era Joyce, tenia ahí su clínica. Joyce fue entonces a verlo para plantearle el dilema de su hija, y le dijo a Jung: ‘Acá le traigo los textos que ella escribe, y lo que ella escribe es lo mismo que escribo yo’, porque él estaba escribiendo el Finnegans Wake, que es un texto totalmente psicótico, si uno lo mira desde esa perspectiva: es totalmente fragmentado, onírico, cruzado por la imposibilidad de construir con el lenguaje otra cosa que no sea la dispersión. Entonces Joyce le dijo a Jung que su hija escribía lo mismo que él, y Jung le contestó: ‘Pero allí donde usted nada, ella se ahoga’. Es la mejor definición que conozco de la distinción entre un artista y… otra cosa, que no voy a llamar de otro modo que así.


*Los sujetos trágicos (literatura y psicoanálisis), Ricardo Piglia.

viernes, 3 de marzo de 2023

EL MUEBLERO

 


JUAN JOSE SAER

Un comerciante de muebles que acababa de comprar un sillón de segunda mano descubrió una vez que en un hueco del respaldo una de sus antiguas propietarias había ocultado su diario íntimo. Por alguna razón -muerte, olvido, fuga precipitada, embargo- el diario había quedado ahi, y el comerciante, experto en construcción de muebles, lo había encontrado por casualidad al palpar el respaldo para probar su solidez. Ese día se quedó hasta tarde en el negocio abarrotado de camas, sillas, mesas y roperos, leyendo en la trastienda el diario íntimo a la luz de la lámpara, inclinado sobre el escritorio. El diario revelaba, día a día, los problemas sentimentales de su autora, y el mueblero, que era un hombre inteligente y discreto, comprendió enseguida que la mujer había vivido disimulando su verdadera personalidad y que por un azar inconcebible, el la conocía mucho mejor que las personas que habían vivido junto a ella y que aparecían mencionadas en el diario. El mueblero se quedó pensativo. Durante un buen rato, la idea de que alguien pudiese tener en su casa, al abrigo del mundo, algo escondido -un diario, o lo que fuese-, le parecía extraña, casi imposible, hasta que unos minutos después, en el momento en que se levantaba y empezaba a poner en orden su escritorio antes de irse para su casa, se percató, no sin estupor, de que él mismo tenía, en alguna parte, cosas ocultas de las que el mundo ignoraba la existencia. En su casa, por ejemplo, en el altillo, en una caja de lata desimulada entre revistas viejas y trastos inútiles, el mueblero tenía guardado un rollo de billetes, que iba engrosando de tanto en tanto, y cuya existencia hasta su mujer y sus hijos desconocían; el mueblero no podía decir de un modo preciso con qué objeto guardaba esos billetes, pero poco a poco lo fue ganando la desagradable certidumbre de que su vida entera se definía no por sus actividades cotidianas ejercidads a la luz del día, sino por ese rollo de billetes que se carcomía en el desván. Y que de todos los actos, el fundamental era, sin duda, el de agregar de vez en cuando un billete al rollo carcomido.

Mientras encendía el letrero luminoso que llenaba de una luz violeta el aire negro por encima de la vereda, el mueblero fue asaltado por otro recuerdo: buscando un sacapuntas en la pieza de su hijo mayor, había encontrado por casualidad una serie de fotografías pornográficas que su hijo escondía en el cajón de la cómoda. El mueblero las había vuelto a dejar rápidamente en su lugar, menos por pudor que por el temor de que su hijo pensase que el tenía la costumbre de hurgar en sus cosas. Durante la cena, el mueblero se puso a observar a su mujer: por primera vez después de treinta años le venía a la cabeza la idea de que también ella debía guardar algo oculto, algo tan propio y tan profundamente hundido que, aunque ella misma lo quisiese, ni siquiera la tortura podría hacérselo confesar. 

El mueblero sintió una especie de vértigo. No era el miedo banal a ser traicionado o estafado lo que le hacía dar vueltas en la cabeza como un vino que sube, sino la certidumbre de que, justo cuando estaba en el umbral de la vejez, iba tal vez a verse obligado a modificar las nociones mas elementales que constituían su vida. O lo que el había llamado su vida: porque su vida, su verdadera vida, según su nueva intuición, transcurría en alguna parte, en lo negro, al abrigo de los acontecimientos, y parecía mas inalcanzable que el arrabal del universo.


JUAN JOSÉ SAER 🇦🇷 (1935 - 2005)


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jueves, 2 de marzo de 2023

INCINERACIÓN

 

Quema de libros durante el franquismo. 
"Donde se queman libros se termina quemando también personas" Heinrich Heine.

Extracto del extraordinario libro EL INFINITO EN UN JUNCO de Irene Vallejo.

(...) "Aunque la censura rara vez hace desaparecer las ideas que persigue -y a menudo les da alas- los gobernantes poseen una extraña vena reincidente. Por la mente de Calígula pasó la idea de retirar los ejemplares de Homero de las bibliotecas, siguiendo las ideas de Platón. Cómodo prohibió la lectura de la biografía de Calígula escrita por Suetonio, bajo pena de morir en el anfiteatro despedazado por las fieras. Caracalla, gran admirador de Alejandro Magno, consideraba que Aristóteles no había sido ajeno a su muerte y acarició la idea de quemar todas sus obras. Durante la persecución de Diocleciano, a principios del siglo IV, hubo un auténtico furor incendiario de libros cristianos comparable al de los nazis en 1934. Sabemos de mártires que se sacrificaron por proteger sus escrituras. Tres hermanas de Tesalónica, Ágape, Quinta e Irene, murieron en la hoguera por haber escondido en su casa libros proscritos. Y, como ellas, Felipe, Euplo, Vincencio, Félix, Dativo y Ampelio fueron mártires  por haberse negado a entregar sus libros. Más adelante, cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial, se desataron creaciones igual de violentas de libros paganos".

(...) "Siempre resulta más decisiva la autocensura que la censura". El historiador TÁCITO llegó a ver como hasta los rebeldes bajaban la cabeza prudentemente y escribió 《Dimos, sin duda, gran muestra de paciencia. Habríamos perdido la memoria junto con la voz, si hubiera estado en nuestra mano el olvidar como el callar》.

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Será por eso que hoy en dia tácito es un adjetivo que, por definición, significa "que no se expresa o no se dice pero se sobreentiende". Este tema de la censura me hace acordar a cierta época de mi vida universitaria en la ciudad de La Plata, donde circulaba una leyenda urbana. Decía la leyenda que unos policías habían detenido a unos jóvenes pelilargos que salían de una facultad y les habían incautado un libro de química que en la tapa tenía el siguiente título: CUBA ELECTROLÍTICA, que es un artilugio para ciertos trabajos de química. Los policías malinterpretaron ese título por considerarlo subversivo al nombrar a un país comunista. Hay ignorancia que mueve a risa. 

Bromas aparte, hoy en día con el tema de lo políticamente correcto funciona una censura "subterránea" dictada desde los centros de poder y una fuerte autocensura. De ciertas cosas y con ciertas palabras solo se puede hablar en privado y con personas de mucha confianza. Hay que ser muy valiente para escribir sobre lo que ha sido "cancelado", como dicen ahora. ESTO ES LO QUE HAY. 🤔 

Dice Yolanda Vallejo en su columna de opinión de La Voz de Cádiz: (...) "... teniendo en cuenta que los caminos de la censura son inescrutables y que el reino de lo woke no es de este mundo, pero se ha instalado tan cómodamenreentre nosotros que a ver quién es el guapo que se atreva a decir lo que piensa sin filtros".