sábado, 25 de marzo de 2023

CALESITA

RECUERDOS DE MÓNICA BARDI

Estaba esperando a una persona en una esquina de mi pequeña ciudad y me apoyé en un poste de una señal de tráfico, inadvertidamente. 

En ese momento todo cambió y mi entorno se iluminó con luces de otra época en un terreno baldío. Mi vaquero mutó a un vestidito de verano, bajé treinta kilos, mis dientes se proyectaron hacia delante en antiestética posición y una gran excitación se apoderó de mí al ver tan de cerca la ambicionada sortija. Mientras tanto, una calesita en la que estaba subida, revoleaba luces y colores en alocados círculos desparramando risas. Mi hermano Mario estaba en un cochecito rojo y azul, girando como loco el volantito. Inesperadamente, reviví ese delicioso momento cuando la felicidad está tan cerca que uno puede sentir su respiración. Un hombre humilde, mayor; que es quien decide a qué niño le acerca en cada vuelta la calabaza de madera (la bocha) con la sortija, para que pueda llevarse el premio gordo (una vuelta gratis), seguramente recordará  lo que su propio corazón infantil vibraba al alcanzar el artilugio. Ese hombre ya está muerto pero su sonrisa flotante y su mirada amable quedó impresa en mi. Y a lo mejor, en muchos niños más. ¿Quiénes habrán sido los adultos de alma generosa e imaginativa que inventaron ese pasaporte al mágico mundo giratorio? El carrusel o tiovivo se inventó en el siglo XIX en Europa pero la idea de la sortija es un invento argentino inspirado en las carreras de sortijas de los gauchos. A decir verdad las sortijas andan a la búsqueda de niños anhelantes, por darle la vuelta a la cosa y viene a ser algo que le agrega a la calesita, lo que para cualquiera que la haya vivido, la razón de ser. 

6 comentarios:

  1. Con tú relato he podido revivir esa etapa mágica. Gracias Mónica

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  2. Fuí una niñita flacucha y dientuda y tenía "gancho" con la sortija♡....hermosos recuerdos!!!!

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  3. A sehuir dando vueltas y sacar el premio mayor. Ganar las eleccipnes. Beto

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  4. Me acuerdo más de mis hijos disfrutando de la calesita. Entonces yo sentía la felicidad del regalo que les hacía...

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  5. Yo tenía la calesita a 4 cuadras de casa era la calesita de Don Luis, y con los años llevé a mis hijos gracias por el recuerdo

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  6. artemargagrigera.blogspot.com24 de septiembre de 2023, 6:38

    Viajamos hacia ese mundo que pasó pero no se fue. Nos invade por dentro la emoción de haber podido apropiarnos de algo tan efímero y tan anhelado como una sortija. ¿Cuántas sortijas hemos conseguido? Más de las que creemos. "Una vuelta, y otra más... lala lala la"

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