domingo, 7 de noviembre de 2021

¡MI VIEJA NO TIENE FACEBOOK!

 

MARCELO ALEJANDRO CAPARRA

Resulta que yo ya había escrito unas palabras súper lindas, súper sentidas, de esas que emocionan a todo el mundo, para agasajarle el cumpleaños a mi vieja, y ya estaba escribiéndolas acá y a punto de etiquetarla… cuando caigo en un desasosiego arrebatador: ¡¡¡MI VIEJA NO TIENE FACEBOOK!!! 

Ahí comprendí que no me quedaría otra que ir y saludarla de cuerpo presente. En persona. 

Hay sitios, puntos en el horizonte que todavía no colonizó el progreso tecnológico y esa cybermedianía me pone de muy mal humor. El mal que aqueja al horizonte es la extensión, ¡desventurado aquel que alberga horizontes! 

Yo ya me había acostumbrado a los festejos por facebook (son tan lindos): más económicos, más faroleros, más higiénicos, más expeditivos. Menos sujetos al gasto y a las ostentaciones del mercado, a los granos purulentos que esconde cada familia, al recuerdo de puñaladas viejas y la filatelia secreta de quienes cuentan sus años por su cicatriz, a la incertidumbre de los hombres (máquinas impredecibles, uno nunca sabe con qué van a salir) y a los múltiples tatuajes invisibles del desaire y el desamor, a los silencios no perdonados y a la memoria de los silencios no perdonados, a las trapisondas de la verdad. 

En “Matrix” (Wachowski Bros., 1999), uno se acostumbra a que el sabor del pollo virtual consista en su falta de sabor (pero la falta es un sabor), en “Simone” (Andrew Niccol, 2002) una computadora y una mujer que no existe salvan la vida de Al Pacino, y la computadora de Joaquin Phoenix habla con la voz de Scarlett Johansson (Spike Jonze, 2013), que lo mima y lo frota, lo comprende y lo consuela. “En el centro del cuarto vi la réplica de la ciudad y lo que vi era más real que la realidad, menos indefinido y más puro”, dice Ricardo Piglia (en “La ciudad ausente”, versión Pablo De Santis-Luis Scafati, Océano, Bs. As., 2000) y esta descripción al paraíso facebookiano le sienta bien. La realidad no tiene ni para competir con Scarlett Johansson. 

Por el contrario, arisca y torpemente lijada, cuando la realidad te paspa, facebook te unta su Hipoglós. ¡Übermensch debería ser otro nombre para la hiperconectividad! El ojo mocho de lo real seduce pero parpadea –y visto de cerca tiene lagañas, feas lagañas; este ojo de vidrio no. Las ovejas eléctricas nunca soñarán con androides, los androides, si les damos tiempo y el terroncito de azúcar adecuado, puede que sí (desarrollamos protocolos nuevos para conocer, conocemos para autorregular la vida y devorarnos el mundo, conocemos por prepotencia, gula y ambición). Facebook es más real que la realidad. Facebook es mejor. Facebook es fiel. 

Ahora si me disculpan, me voy a saludar a mi mamá. Que no tiene facebook. Deséenme suerte. O recuérdenme así. Sugestivo y churro como en mi foto de perfil. Con más amigos que Roberto Carlos. Ingenioso y humilde. Virtual. Real.

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