jueves, 18 de noviembre de 2021

TROPIEZOS

 


IRMA VEROLÍN

Me llama mi amigo Adolfo por celular. Tono desesperado. No puede entrar a una página… averiguamos, le explico: No tenés wifi. Parece que tampoco tiene cable tv… ¿qué empresa tenés? Empieza el merodeo, no se sabe. En el 112 ya no te dan bolilla, me dice.  Por lo visto la empresa anterior fue comprada por otra. Andá a ver la boleta. Empieza a protestar. Larga disyuntiva. Logro que averiguemos la empresa. Busco en Facebook. Mi amigo no deja de protestar, asocia su situación con la de otras culturas, salen a relucir los aztecas, los procesos civilizatorios, etc… (conozco su discurso) Lo freno, vamos a los bifes, le digo, por favor centrémonos en el aquí y ahora. Mientras pregunto por Messenger, él sigue protestando. Corto. Me piden su DNI, yo lo tenía pero lo borré. Vuelvo a llamarlo. Sigue protestando. Me informan por Messenger: no hay problemas en su zona. ¿Viste?, yo sabía, me dice. Odio esto, son unos caníbales. Le digo que le pregunte al portero. Me dice que no, que no tiene nada que ver. Cómo que no tiene nada que ver, vamos de lo general a lo particular. En la zona no hay problema, ¿Habrá problemas en el edificio?  Vayamos descartando ¿no? Se resiste, se queja. Son las once y media. Andá ahora le digo, a las doce ya no podés. Bueno, me dice con tono de  mufa. Cortamos. Vuelve a llamar: no hay luz en los pasillos de su edificio. Ahhhh, era tan fácil. Y pensar que estuvimos más de una hora adivinando y protestando.

5 comentarios:

  1. Con velas no hay wifi, me pasa seguido

    ResponderEliminar
  2. Es medio humorístico, creo yo. Una pincelada de la vida diaria.

    ResponderEliminar
  3. Con una vida complicada por infinitas conexiones, empresas, aplicaciones, programas, etc. la situación nos desborda y, a veces, protestamos antes de pensar resolutivamente.

    ResponderEliminar