lunes, 7 de marzo de 2022

CONFUSIÓN

 LA OFICINA CENTRAL. 

por Delfina Acosta.

       


                                         

Macedonio Gutiérrez y su amigo Apolonio llegaron, en condición de curiosos, a la oficina central del pueblo, lugar muy concurrido, por cierto. Cosa de no creer, los pueblerinos debían, diariamente, hacer presencia física en tal recinto para confirmar que eran quienes eran, diciendo en las ventanillas sus nombres y apellidos. Quienes llegaban tarde a la repartición de números, eran excluidos de las largas filas; se quedaban entonces, como huevos de gallinas, sin identidad alguna. Recuerdo que hubo miles de casos de personas quienes, víctimas de la confusión generada por los griteríos, recibían cédulas equivocadas. Fue así que una tal Aparicia Quiñónez, dignísima señora, aburrida viuda del juez, salió de la oficina con la identidad de Ofelia Iriarte, meretriz de la casa de citas "La estrella". Sin embargo, la mujer, quién lo diría, aceptó más que satisfecha su nueva condición civil. Macedonio, gran observador, al ver su rostro contento, le echó un piropo salado. Ella le sonrió. Al caer la noche, ambos se dirigieron, con pasos rápidos, al río lustrado por la rojiza luna.          DELFINA ACOSTA

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