viernes, 26 de mayo de 2017

FLORES DE OTRO MUNDO.

Ví una película bastante antigua "FLORES DE OTRO MUNDO". La había visto hacía años y ocurre a veces que uno ve la misma película con otros ojos, desde otro lugar, porque los años han pasado y una ha cambiado. El argumento es simple: un pueblo de Castilla se ha quedado sin mujeres ni niños y deciden traer cubanas que quieran conocer hombres solos y ver que pasa. Nadie obliga a nadie.
Como es de imaginar hay un montón de malentendidos y algunas parejas cuajan y otras no.
Hay una escena que se roba toda la película, que es cuando la cubana, ya en pareja con un buen hombre, pero con el que tiene problemas interculturales, intenta explicar todas las irregularidades, pequeños fraudes y mentiras que tuvo que decir para poder encontrar el camino hacia una vida normal para ella y sus hijos.
El sencillo hombre de campo alucinaba tratando de encajar todo aquéllo en su cuadriculada y ordenada vida....y apenas podía. La pareja se quería con un amor tranquilo pero las diferencias eran demasiadas y los dos pasaban las de Caín para mantener la relación, en un entorno favorable de a ratos y hostil en otros momentos.
Pero vuelvo a decir, el monólogo de la cubana explicando lo inexplicable, lo injustificable, bordeando o directamente vulnerando leyes, me hizo retrotraer a las cosas que nos vemos impelidos a hacer los inmigrantes muchas veces para conseguir el objetivo de quedarnos en el lugar que elegimos para vivir. A alguien que no ha pasado por eso, seguramente le pareceremos personas sin escrúpulos y a lo mejor tienen razón. Quien más, quien menos, debe superar sus quisquillosidades y los hábitos de toda una vida. Tampoco se trata de matar a nadie....si se puede evitar, ni de prostituirse....si se puede evitar....ni de sobornar....si se puede evitar, etc,etc, etc. Bueno, exagero un poco, aunque todos sabemos que los más desfavorecidos tienen peor, mucho peor esta arbitraria y muchas veces injusta carrera de obstáculos.
Nunca olvido el diálogo con un traumatólogo colombiano: "¿Tú de verdad te quieres quedar?" Y yo contesté algo obvio pero vacilante: "Sí, cla...claro". Y él dijo algo tan simple e incontrovertible como esto: " Entonces quédate. Ya sabes que tienes que hacer lo que haga falta".

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