domingo, 29 de diciembre de 2024

COSAS QUE ME CUENTAN (7)

 Va a ser difícil hacer una síntesis corta de lo que quiero contaros. Pero lo intentaré porque es una epopeya única y asombrosa. Y, después de todo, éste es mi blog y escribo lo que me da la gana y que me lea el que le da la gana.  

La explicación larga y profundamente interesante la encontrarán en YouTube, en la voz y la imagen de la extraordinaria comunicadora Eva Tobalina, profesora de historia antigua de la Universidad Internacional de La Rioja, España, con el título de "Anábasis de Jenofonte y los 10.000 hoplitas". 

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Época: 400 años aC. 

Lugar: Imperio Persa. 

Actuales Irán, Irak, Azerbaiyán, Afganistán y partes de Turquía, Siria, Pakistán, el Cáucaso, Asia central, y Arabia. 


Personajes: 1)Jenofonte (431 aC- 354 aC) hoplita (mercenario) ateniense, pero además,  historiador, filósofo y escritor. 

2) Ciro "el joven", (424 aC- 401 aC), persa aqueménida candidato al trono. 

3) Artajerjes II, su hermano, también candidato al trono y enemigo a muerte del anterior.  

4) 10.000 hoplitas, mercenarios griegos con gran experiencia guerrera. 

CONTEXTO: Pasaron las guerras médicas (492-449 aC) y vencieron los griegos a los persas. Pero como los hombres no pueden vivir sin matarse entre sí,  vinieron las guerras del Peloponeso (431-404 aC), guerras civiles entre griegos: Esparta contra Atenas y viceversa. 

Los persas, para no quedarse atrás, también peleaban, matándose entre ellos por cuestiones dinásticas. (Porque total, las mujeres seguían pariendo hombres;  muchos de ellos deseosos de guerra... y así seguimos).

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Empecemos de una vez: Ciro "el joven", candidato al poder persa empezó a reclutar mercenarios griegos, los HOPLITAS, que andaban un poco en el paro (desempleo), para cargarse a su hermano Artajerjes II y así hacerse con el trono. Resolutivamente se hacían las cosas en ese tiempo, sin segundas oportunidades. 

Ciro "el joven" reclutó a más de 12000 mercenarios pero con un engaño. Les dijo que sofocarían una revuelta de unos bárbaros, etc, etc, y no dijo nada de una guerra familiar persa por el trono. Como les pagaban muy bien los hoplitas aceptaron. Al fin y al cabo, eran mercenarios. 

Pero hete aquí que, después de mucho andar, los hoplitas sospecharon que algo no iba bien porque cada vez se adentraban más en el corazón del imperio persa y los supuestos bárbaros no aparecían por ningún lado, así que en la ciudad de Cilicia se negaron a seguir. Cilicia está ubicada en la zona costera meridional de la península de Anatolia. 

Entonces Ciro "el joven" duplicó el pago, los llenó de oro, así que los hoplitas aceptaron y continuaron por la costa del río Éufrates hasta que llegaron a Babilonia. Allí, inesperadamente, se toparon con el enorme ejército del hermano de Ciro "el joven", Artajerjes II, mucho más grande que el de ellos, a pesar de lo cual los griegos ganaron la contienda porque combatían mucho mejor. Pero en el fragor de la pelea no se dieron cuenta que a Ciro "el joven" lo habían matado de un flechazo en un ojo, así que todo el esfuerzo había sido en vano porque el heredero había muerto.  Cuando los mensajeros llegaron con la funesta noticia, ya era tarde y los hoplitas quedaron totalmente desorientados. Era el 4 de septiembre del 401 a de C. y la batalla se llamó Cunaxa. 

Había que volver a casa pero ¿cómo? Sus generales habían sido engañados y asesinados... no tenían nada, sus campamentos habían sido devastados, las riquezas robadas y nadie quería ayudarlos porque, a fin de cuentas, eran unos griegos de mierda en tierra ajena.  En estas situaciones desesperadas es cuando puede aparecer un líder, un superdotado lleno de valor, inteligencia y astucia. 

Y apareció: Jenofonte tenía 30 años, había sido discípulo de Sócrates, era historiador y filósofo (insólito que, además, se ganara la vida como mercenario, pienso yo. Pero después lo pienso mejor y me digo: nada ha cambiado), y se dirigió a esa multitud de soldados desanimados, contándoles un sueño que había tenido la noche anterior: soñó que una intensa claridad  había iluminado de forma sublime la casa de su padre en Atenas y que esa era una inequívoca señal del dios Zeus,  indicándoles que prosiguieran su camino de vuelta a Grecia y que contaban con su protección. Totalmente abducidos por ese orador extraordinario, los guerreros retomaron sus menguadas energías y caminaron por la orilla del río Tigris con gran esfuerzo y sin apenas nada que comer, dia tras día; pero allí los pilló el invierno y tenían que atravesar la cordillera del Tauro. 

Con sus túnicas y sus sandalias no podían protegerse de las intensas nevadas y el frío tiritante. Los dedos de los pies se les necrosaban, el hambre los empujaba a comer cualquier cosa para después vomitar (era una bulimia muy distinta de la que conocemos actualmente), las tiras de las sandalias congeladas se les clavaban en la piel, o sea, una tortura. Pero seguían... los que podían, ya que muchos murieron por el camino. 

Además, sabían que el persa les pisaba los talones. Algunos se dejaban morir o pedían que los degollaran para no caer en manos enemigas. Así recorrieron 700 kilómetros y por fin vieron a lo lejos la costa sur del mar Negro. Los que iban adelante empezaron a gritar: "¡MAR, MAR!" y su grito de alegría se fue propagando de la rompiente hacia dentro como el viento que peina al trigo. 

Esa euforia duró poco porque el calvario no había terminado, ya que las colonias griegas que iban encontrando en su camino cerraban sus puertas de solo verlos. Les asustaban tantos guerreros hambrientos y desesperados y temían ser saqueados. Unos pocos samaritanos que vivían en el campo los ayudaban en su agónica supervivencia. 

Increíblemente llegaron a Bizancio, (después llamada Constantinopla y ahora Estambul), donde por fin pudieron reponerse, arribar de a poco al mar Egeo y volver a sus casas. Eran 6000, los otros quedaron por el camino y la travesía duró un año y tres meses. 

IDA Y VUELTA DE LOS HOPLITAS

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Lo extraordinario de esta cuestión es que, a pesar de los terribles sufrimientos pasados, casi todos volvieron a incorporarse como mercenarios, incluido Jenofonte quien, años más tarde y ya retirado, empezó a escribir y contar aquélla epopeya a un nivel de detalle inverosímil y casi microscópico. Tanto, que posteriormente fue usada a modo de manual orientativo por Alejandro Magno cuando por fin derrotó al imperio persa. Ese escrito se llama ANÁBASIS. 

Anábasis es una palabra griega que titula obras clásicas de la literatura helénica y que significa "subida, expedición hacia el interior desde la costa". Algo paradójico porque en este caso los hoplitas buscaban las costas del mar Negro y del Egeo, o sea, exactamente al revés, del interior hacia la costa. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, pero lo que no se ha acabado es la cantidad de reflexiones que nos deja esta épica historia. Entre otras pienso: ¿el hombre no habrá sido "fabricado" para tener una vida acorde con su testosterona, o sea, "peleona"? ¿Y la mujer no hará sido "fabricada" para que no se extinga la especie demasiado pronto a manos de los hombres? Más y más leo de historia y más y más veo que la autodestrucción parece ser el camino de nuestra especie, con notables y excepcionales épocas (y regiones) de paz, construcción y arte, pero con un incierto destino. Porque es muy difícil que una especie tan depredadora e invasora sobreviva por "siempre jamás". 



martes, 17 de diciembre de 2024

ChatGPT

 

30 de noviembre de 2022: nace ChatGPT.

Ella se hará cargo muchas tareas, antes pendientes de nuestro intelecto. Además, será capaz de interpretar una situación y recomendar una decisión. Y nosotros, tan contentos. Hay como una divergencia de caminos:  la neutralización de nuestras posibilidades intelectuales más básicas y, por otro lado, la comodidad del menor esfuerzo: máximos beneficios con las menores pérdidas. 

¿Para qué aprender inglés para traducir un texto si la IA lo hace en 2 minutos? ¿Para qué pintar un cuadro si la tal te la fabrica en un ratito?

Partiendo de esto, podrían nuestros hijos preguntarnos ¿para qué ir al colegio, aprender gramática, ortografía, etc? ¿Para qué tanto esfuerzo?

Aunque el lenguaje que se crea con máquinas sólo reproduce lo que, estadísticamente, ya había sido creado. Ella repite lo que se había programado antes. Más que "generación" es "reproducción". "O sea, es un funcionamiento opuesto a nuestra forma de emplear el lenguaje, porque no se basa en el principio de correlación sino en el de asociación. Esa es la singularidad de nuestra elocución porque nadie piensa de manera idéntica a otra persona" ÉRIC SADIN. "¿Nos damos cuenta que esta forma necrosada está destinada, un día, a ser mayoritoria?"[...]. Ya no podremos ni podemos saber el origen ni la naturaleza de una voz o de una imagen. Se crean imágenes casi en tiempo real. Si queremos perjudicar a alguien no hay más que generar imágenes de ese alguien haciendo algo malo. 

Además, veremos y oiremos solo lo que nos gusta o coincide con nuestras opiniones. "Nuestro interés por las obras de arte, por el genio de la alteridad, decaerá". Imaginemos por un momento que estamos delante de un cuadro de Van Gogh, que, en su época, era arte despreciable. ¿Cómo moldearemos nuestro gusto y nuestro espíritu ante lo nuevo, lo distinto, lo inesperado? Tampoco a mi me gustaba cierta música sinfónica hasta que aprendí a escucharla. 

"En tercer lugar, ahora que la mayoría de los puestos de trabajo están en el sector servicios, precisamente los que movilizan nuestras facultades intelectuales y creativas, ¿cómo no ver el huracán que se avecina?".

"Es vital que, además de preocuparnos por el calentamiento global, también lo hagamos por la glaciación que se cierne sobre nuestras facultades".

Fragmentos comentados de un artículo publicado en EL PAIS, el 1/12/24, por Éric Sadin.

Y para rematarla, Geoffrey E. Hinton, el padrino de la IA dice:



martes, 10 de diciembre de 2024

VILLA CARIÑO

 HUELLAS.

GUSTAVO JASSIN



“El micro espacio  y Villa cariño”

Teníamos una edad que la definiría como “edad Previa”. Las amistades con derecho a roce, el metejón, el noviazgo. Finalmente, es un proceso de rodaje para la proyección y extensión de la especie humana.

Cuando bajo código se establecía la aceptación recíproca, algo que si mal no recuerdo,  se producía con la mirada. Bajo determinadas circunstancias, los ojos se transforman en esos semáforos de fórmula uno en que se está pisando acelerador y embrague a la vez, esperando el pisotón a fondo. Cuando las luces verdes coinciden, brota el efecto mágico del beso y a partir de ahí, el lenguaje mas universal. Se podía decir “estoy metido” que significaba que a partir de ese beso inicial, comenzaba el proceso de fin de casting temporal y a probar esa maravilla del compartir, abriendo paso a paso, las compuertas de la intimidad. En esa edad previa, no era fácil tener espacio para el revolcón .Por si fuera poco, los primeros pasos motorizados se solían hacer en coches tipo Fiat 600 y si ya tenías un Peugeot 404 o 504 es que realmente eras un campeón, afanando el coche al viejo, o tal vez, tenías la suerte que al terminar bachillerato te habían premiado con un buen segunda mano.

Hablando de mano, eso era arte de maniobra y control. En la capital porteña teníamos un par de sitios para aparcar y proceder. Uno de ellos, era Villa Cariño y el otro, el Planetario que tenía la ventaja que los camareros ya estaban entrenados en el tema de la discreción y te llevaban los sándwiches de lomito y bebida. Lo que no recuerdo es si era, antes, o después de la puesta en escena. En esa época era común que lo coches tuvieran palanca de cambios al volante, lo que facilitaba, o mejor dicho, evitaba algunos posteriores incómodos moretones . Por un lado, tener palanca al piso y asiento reclinable era un lujo contradictorio. Al volante y cama, ya era una van King Size. Al menos, por experiencia personal, mujer manda a hombre y el stop era todo un tema muy vinculado a la proyección, o  un carpe diem, o sino, lo que podía ir hacia la etapa siguiente, tal fue mi caso en feliz matrimonio. Que entre un coche y la boda, también teníamos espacios por hora, pero ese es otro tema que también tiene lo suyo.

Esos maravillosos sesenta  fueron quebrándose a partir del 66 derivado en causa  POR ONGAnía (¿a que esta no las pillado, IA?) hizo que  una sociedad , con un gran presidente como fue el Dr.Arturo Illía cayera en un apagón social. Paradójicamente, se encendieron las luces en Villa Cariño y fue que todos los que estaban, en ese momento de entrega al amor, terminaran presos en comisaría. Estoy convencido que esas luces que se encendieron aquella noche, tal oxímoron, apagaron la esencia de la libertad. 

Cuando un hecho, se transforma en código cultural, si se lo anula , se termina atropellando  a la felicidad que de eso trata, el paso por la vida.Que bueno sería que todo el planeta fuera una Villa Cariño, con la propia luz del alma y un poquito..de transgresión:)

martes, 3 de diciembre de 2024

LA DAMA

 "Sobre el tranquilo remanso donde las estrellas duermen/ como una gran flor de lis la blanca Ofelia flotaba" RIMBAUD



Cuento corto de Mónica Bardi
Acrílico sobre tela. 

Moira se quedó dormida al instante y entró en esa cálida relajación oscura de desconocidos mundos circulares donde la navegación es siempre a ciegas. El primer tramo del sueño fue profundo y reparador. Pero luego vino el tramo del pis y no hubo más remedio que levantarse para sentarse en el receptáculo apropiado o inodoro, (pero no Pereyra, solo entendible para argentinos de cierta edad).

Esto le acarreó un inevitable desvelo que intentó gestionar leyendo. Siempre en papel, sin pantallas ni pantallitas. 

Por fin llega el segundo tramo del dormir con ensoñaciones variadas. Y Moira soñó. Soñó que una bella dama toda vestida de blanco se acercó a su cama, acompañada de un aroma fresco y frutal. Sonreía con dulzura. Era gigantesca y evanescente; flotante y prodigiosa. Parecía emerger de la lámpara de Aladín; emanaba ternura a los cuatro puntos cardinales mientras el dormitorio, gradualmente, adquiría una luz propia. El techo se sembró de estrellas que seguían su viaje ajenas a todo. 

La giganta estiró sus brazos, recogió a Moira en ellos como si fuera una niña pequeña y, siempre sonriendo, se la llevó, junto con el libro que estaba leyendo. 

Moira ya no quiso despertar.