MILAGRO DE PASCUA por Marcos Aycierex
Llegué a creer que la fe era algo con lo que uno nace o no nace.
Pero yo encontré hace poco un camino a la fe. No vino por herencia, no fue una revelación ni por cumplir una promesa o una peregrinación, la fui descubriendo, fue como ir caminando por la playa juntando piedritas. Encontrarnos me ha llevado más de medio siglo de espantos y asombros, mi fe tiene más de naturaleza que de teología, más que ver con la experiencia que con la doctrina, más con la gente que con los santos, más con la creación y la libertad que con los dogmas y los templos, e incluye, debo decirlo, más la duda que las certezas.
Tener fe no es confiar en que las cosas sucederán como queremos, el biribiri de pedir y agradecer, eso es hacer negocios.
No es sentarse a esperar el milagro, es sentirse parte de él.
Tengo fe en ese "algo" que danza, esa fuerza inexplicable que da forma la materia, mantiene erguido el esqueleto y nos habla en ciertos crepúsculos. Mi fe no mueve montañas, de hecho, es bastante frágil, a la medida de mi minúscula presencia en un universo que me excede, pero también me contiene.
No me siento “espiritual”, soy materia y vacío, hago sombra, soy todo lo que se ve y tambien lo que está más allá de mi cuerpo, soy ese cascarudo bajo la luna y soy el niño de Ga2a que nos mira desde una foto. Si no me siento parte del mundo, ¿cómo voy a hacer algo por él?
No puedo decir mucho más, lo sagrado habla en silencio, la mirada de los caballos, el color granate, la risa de un hijo, no todo lo que existe entra en las palabras. En tiempos de producción y tecnologías, tener fe es de valientes. Darnos cuenta de que un misterio nos contiene nos ayuda a dejar de rumiar laberintos. Pensar en lo que trasciende es una cualidad de nuestra especie, reconozcámonos en ella, volvamos a lo humano.
En cuanto a este hombre que hoy ha sido crucificado y tal vez regrese el domingo de Pascua sepamos que su enseñanza muere en cada golpe que damos a otro y en cada acto de amor resucita, cada uno sabrá...pero es necesario decidir de qué lado queremos estar, después de todo, vos y yo, y todos, somos ese amor que damos. Seamos milagro, ahora, siempre.
Marcos Ayciriex
No hay comentarios:
Publicar un comentario