sábado, 26 de agosto de 2017

LA MADRE QUE ME TOCÓ.

MODELO ALTERNATIVO DE COMUNICACIÓN ENTRE LOS HIJOS ADULTOS Y LA MADRE MAYORCITA: AVISO A NAVEGANTES.
SItuación hipotética, en la cual un hijo/a llama a su madre.
1) Si es una llamada telefónica, primero se dice: "Hola, mama, ¿cómo estás? (Porque puedo estar muerta, por ejemplo. Las madres nos morimos. Son unas costumbres de mierda, lo reconozco, y en el momento más inoportuno, con toda seguridad. Vaya disgustos que nos da la mama).
Aunque justo es reconocer que si se atendió el teléfono, hasta allí pudo la madre haber llegado reptando. Es otro ejemplo. O atendió el teléfono interrumpiendo un baile con la música de ABBA, también ocurre. A las madres antiguas nos gusta esa música de mierda.
2) Sigue la conversación. Antes de pedir ALGO, lo que sea, (¿porque para eso llamaste, no?), convendría que hicieras un poco la pelota. Por ejemplo: "mama, que suerte que al final no me dejaste en una canastita a las puertas de una iglesia, como tantas veces pensaste". Bueno, antes que eso, mucho antes....
3) "Que suerte que siempre tuvimos un techo, comida y colegio, porque hasta en los países desarrollados hay analfabetos, lo leí el otro día".
4) Sigue la conversación. Entremedio, podría ese hijo/a decir: "menos mal que te acordaste de vacunarme, porque el otro día leí sobre la mortalidad infantil en países desfavorecidos y me quedé flipado"
5) Sigue la conversación. Como al pasar, podría ese hijo/a decir: "qué suerte que durante mi adolescencia, no me mataste, porque ahora comprendo que no era para menos". "Gracias por los profesores particulares y te perdono el alivio que sentiste cuando no tuviste tú solita que pagar universidades y te gastaste ese dinero viajando y conociendo países, porque nosotros no quisimos seguir estudiando". "Ahora me doy cuenta que eso no fué culpa tuya".
6) Sigue la conversación. Bien podría ese hijo/a decir: "que bien te hiciste la estúpida cada vez que metía a alguien en mi dormitorio algunas noches o hacía como que me iba al instituto, cuando en realidad recién llegaba de juerga y ya estaba bastante recuperado/a del último vómito", repito, si dijeran eso, nos reiríamos mucho juntos, recordando con humor esa época vomitiva.
7) Sigue la conversación. Podría ese hijo/a recordar la alegría contagiosa de los cerca de cien cumpleaños, con velitas, globos y amiguitos, sumando a todos los cumples de todos los hijos. "Esa algarabía contagiosa de la niñez que te rompía los nervios y querías echar a todo el mundo a la calle para poder ver por fin esa peli tranquila, pero no lo hiciste"
8) "Los tirones de pelo y los cachetazos reconozco ahora que no fueron muy considerados. Pero hay que tener en cuenta los estándares de hace 30 años y no sacar las cosas de contexto"
"Si fuera hoy en día, sé, mama, porque te conozco, que redoblarías los castigos corporales...¿a qué negarlo? Pero igual te perdono, porque te quiero y eres la única madre que tengo...la que me tocó...¿qué le voy a hacer?"
9) "Bueno, a lo que iba"- dice el hijo/a- " ¿te puedes quedar con los nietos unos días, así mi pareja y yo nos hacemos un viajecito?. Mejor se lo preguntamos a tu pareja, ¿no? Al fin y al cabo, es el que cocina. A propósito de parejas y ya que estas palabras me lo han recordado: mama, ¿por qué cambiaste de pareja tantas veces?""Aunque ahora que yo cambié 4 veces, lo comprendo un poco mejor". "Uno/a siempre vuelve a apostar por una vida mejor, ¿verdad?".
10) Para ir terminando, me gustaría que dijeras: "mama, hace muy poco que me dí cuenta que tú nunca le echaste la culpa de tus errores a tus padres. De hecho, jamás te escuché decir, por ejemplo, yo me equivoqué en tal cosa porque mis padres no me supieron educar". Yo, la mama, supongo que, como adulta, me tengo que hacer cargo de mis propias metidas de pata y no estar mirando a mis ancestros. Será que nunca oí decir eso a mis propios padres de sus propios padres, mis abuelos.
 Sé que desde la eclosión de la psicología en nuestras antiguas bárbaras costumbres, se oye decir a muchos hijos con cara de ojete: "mama, oye, que yo no te he pedido que me traigas a este asqueroso mundo". Y una se queda intimidada, medio atontada y hasta con ganas de darle la razón. Con ese argumento los hijos justifican TODO lo que les sale mal, o lo que va mal en las relaciones entre madres e hijos. Lo que sale bien es enteramente mérito de ellos porque han podido tener éxito aunque los hayan flagelado, maltratado y escupido en la jeta. Y entonces la mama echa mucho de menos a esas personas con muchas arrugas que decían: "Yo le debo TODO a mi madre porque es la que me ha dado la VIDA", que dicho así suena como algo incomparable y valioso. Algo para atesorar y agradecer.
 COMO HAN CAMBIADO LOS TIEMPOS.

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