viernes, 19 de junio de 2020

NUESTROS HÉROES ANÓNIMOS.

No es mio, pero lo comparto...

Ha llegado el momento de desahogarme, por que cada día me indigno más y lo tengo que soltar.
Trabajo en una residencia pública, como tcae y los abuelos, son nuestros abuelos, por que los adoptamos como tal, como una pareja adopta a un niño para darle cariño y cuidarle.
Estoy cansada de oír a familiares quejarse de que “han muerto solos y abandonados “ y de que “no los hemos podido despedir como se merecían”
Pues no señor,  hemos luchado mucho por ellos, pero por desgracia, no hemos podido ganar la batalla en muchos casos, y cuando veíamos que la estábamos perdiendo ahí estábamos, realizando los cuidados con mucho más esmero para que estuvieran lo más cómodos posible, y cogiéndoles la mano y haciéndoles caricias con nuestras manos enguantadas si, pero dándoles cariño. No señores, no han muerto solos.
Muchos se han recuperado gracias a nuestros cuidados, que llevamos a cabo ya desde mucho antes de que apareciera este maldito bicho. Les hemos insistido hasta la saciedad en que comieran solo un poquito más, hemos utilizado, jugándonos el contagiarnos, por que esto no se puede hacer ni a dos ni a un metro, todos los medios a nuestro alcance para bajarles esas décimas que tanto miedo nos da que aparezcan en el termómetro, no señores, no se les ha abandonado.
Estoy cansada de oír quejas sobre las residencias, pero nadie se da cuenta de que nosotros también somos personas, que tenemos familias y que hemos estado jugando a la ruleta rusa con nuestra salud, no solo el personal de los hospitales se contagia, y de paso con la de nuestras familias.
A esos familiares que tanto se quejan de que no han podido despedirse les pregunto, ¿si hubieran estado en un hospital creen ustedes que les hubieran dejado estar con ellos? Ya les digo que no, que como mucho desde dos metros  y sin poder darles un último beso por el riesgo que conlleva.
Se quejan de que no pueden ver a sus familiares, yo llevo tres meses sin acercarme a mi madre, solo hablando con ella por teléfono o videoconferencia, no solo ustedes no ven a sus familiares.
Y a esos familiares a los que tanto les interesa saber cuántos trabajadores se han contagiado, decirles que eso es algo que primero, ni les va, ni les viene, y segundo que la historia médica está protegida por la ley de protección de datos y nadie, excepto el propio paciente tiene derecho a conocer su contenido, y las pruebas y sus resultados están en esa historia.
Comprendan que esto ha sido, es y será una situación excepcional, que todos los que han tenido la mala suerte de perder a alguien durante este tiempo y aunque no haya fallecido por coronavirus están en la misma situación y pónganse en nuestros zapatos......

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