martes, 9 de abril de 2024

CIENTÍFICO

 

Se llama Juan Maldacena y tiene apenas 50 años. Nació en el barrio porteño de Caballito (Buenos Aires, Argentina) y hoy está en la tapa de varios diarios del mundo porque ganó el Yuri Milner que es un premio a las investigaciones sobre física que otorga tres millones de dólares, un dato para comparar: El premio Nóbel otorga apenas un millón doscientos mil dólares. Esto no es todo. A los 30 años, Juan, recibió en Budapest uno de los mayores reconocimientos que existen en el campo de la ciencia y fue tapa del New York Times. Se podría hacer una película titulada: “Juan, de Caballito a Budapest”. O mejor dicho, a Harvard. Allí en Harvard, en la cumbre de la excelencia educativa, está trabajando este ex vecino del barrio porteño de Caballito. Es el profesor vitalicio más joven de la historia de Harvard. Juan es la expresión de una historia luminosa que debería hacer inflar de orgullo el pecho a los argentinos. Hay que tomarlo como una forma de superar tanta irracionalidad y odio que a veces siembra la realidad cotidiana.  Maldacena es el creador de una teoría revolucionaria que lo convirtió en el niño mimado de la física moderna y en uno de los científicos más populares del planeta. Muchas publicaciones científicas se preguntan si el mundo no está ante la presencia de un nuevo Albert Einstein. 

Es que precisamente, su gran descubrimiento tiene que ver con ese emblema universal del conocimiento que fue Einstein. Juan formuló una nueva teoría que explica mejor cómo está formado y cómo funciona el universo. Un intento de explicar con palabras sencillas su teoría como para que lo entienda gente ajena a la física, Maldacena relacionó y unificó la “Teoría de la Relatividad”.

Este porteño es profesor en la Escuela de Ciencias Naturales del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, el mismo en el que trabajó y murió Einstein. Juan es el típico producto de la movilidad social ascendente de una típica familia de clase media porteña que podía enviar a su hijo a la universidad. 

Historias como esta merecen ser contadas porque ayudan a levantar el ánimo de los argentinos ante tanta basura de inseguridad, corrupción y peleas por el poder como hay. Es una forma de reafirmar que los argentinos aún pueden, como alguna vez pudieron, algo que se ve reflejado en varios premios Nobel científicos y otros obtenidos. Es una expresión de que en la Argentina no todos son solo futbolistas, o políticos corruptos, o piqueteros, o delincuentes, o "la mano de Dios". Los argentinos generalmente descollan a nivel mundial en forma individual, pero les es muy difícil lograrlo a nivel de grupo o equipo, justamente al revés que otras sociedades. Un orgullo para el país.

A todos nos gustaría felicitarlo, aclamarlo como a un campeón...  Sin embargo, nadie habla de él...

8 comentarios:

  1. Lamentablemente este tipo de personas no interesa a la sociedad. Lo mediocre es lo que prima.

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  2. Lastima que a veces se valore más a un futbolista que aún científico pero así es este país😔

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  3. Cuando estaba en pleno auge Diego Maradona le decía a mis alumnos que, para mí había otro que me hacía sentir mucho más orgullosa, que era Esteban Maradona. Todos lo desconocían, sin dar más datos le decía que investigaran sobre este médico y que compararan quién hizo más por los argentinos y la Argentina.

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  4. El primer viaje a Marte tripulado debería ser con argentinos, acostumbrados a sobrevivir a las más extremas de las condiciones con lo que haya, pareciera

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  5. Bueno, parece que reconocimiento tiene de sus pares ya que ha ganado un premio de 3 millones de dólares. No debemos hundirnos en esas opiniones pesimistas. A él no le hacen falta tantos aplausos. Es inteligente y tiene pasión por la ciencia. Y eso lo obtuvo en nuestro querido país, donde se formó.

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  6. La Argentina está degradada.

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