Parte de un artículo publicado en EL PAÍS SEMANAL del mes pasado. Se titula UNA EVOLUCION NATURAL DE LA CRUELDAD por J. M. MULET, catedrático de Biotecnología.
Empecemos de una vez: entre Darwin, Wallace, Francis Galton y Richard Dawkins se las arreglaron para que MALENTENDIÉRAMOS el tema de la evolución con leyes eugenésicas que, entre otras mil cosas, condujeron al Holocausto del Tercer Reich, dejando la siniestra idea de que las especies compiten despiadadamemte entre sí y que hay personas superiores genéticamente a otras, lo cual, por lo visto, les da el derecho de hacer lo que les de la gana con esos "seres inferiores".
Luego llegó la dulce Lynn Margulis para demostrar que, a lo mejor, es más favorable la cooperación que la competencia. Las relaciones simbióticas muestran la cara amable de la evolución, por ejemplo, la simbiosis entre bacterias y hongos que le aporta nitrógeno o fosfatos a las plantas y éstas, a su vez, azúcar a los microorganismos y así podemos comer.
Y ahora otra vuelta de tuerca y un nuevo retroceso en los buenos propósitos: un ejemplo de la crueldad natural son los parásitos de puesta en los pájaros, que se desentienden de su prole y se las arreglan para que otras especies se hagan cargo, pero de manera refinadamente cruel.
"De todas ellas, el caso del pájaro indicador es bastante espeluznante. Su víctima preferida es el abejaruco chico. Cuando una hembra de indicador descubre un nido, incuba su huevo durante un día para asegurarse que eclosione antes de los del abejaruco, y luego lo pone al lado de los huevos de sus víctimas. Una vez sale del cascarón el bebé indicador espera a que rompan el cascarón sus hermanos adoptivos y utilizando su pico largo y fino empieza a pincharlos y a morderlos uno a uno hasta que mueren desangrados en un proceso que puede durar hasta siete horas. Con esto el pollo de indicador se asegura el estatus de hijo único y que captará todos los recursos de sus padres adoptivos. [...] "En otros linajes de pájaros parásitos encontramos madres que parecen sacadas de una película de terror. Que un ave sea parásita no quiere decir que se desentienda del todo de sus polluelos. El tordo hembra destruye los huevos del nido antes de poner el propio y luego se queda merodeando. Si los padres parasitados descubren el engaño y expulsan el huevo ajeno, seguirá destruyendo todos sus huevos hasta que acepten el suyo. En la naturaleza no todo es competencia y supervivencia del más fuerte, pero hay pájaros que no se han enterado y siguen comportándose como matones de patio de colegio".
Y ahora la guinda del pastel: UNA RELACION INTERESADA. "El pájaro indicador, como muchas malas personas, es cruel con sus iguales pero pelota con sus superiores. Debe su nombre científico (Indicator indicator) a una curiosa relación que ha desarrollado con diferentes grupos de tribus africanas. Etnias como los hadzas han desarrollado una llamada especial para estos pájaros, y estos tienen una llamada especial para los humanos que usan para avisar del emplazamiento de panales de miel silvestre. Los humanos ahúman estos nidos y recolectan la miel, y luego los pájaros se dan un festín con la cera, las larvas y los restos del panal. Una simbiosis en toda regla hecha por uno de los parásitos más crueles".
¿Y nosotros decíamos que el Sapiens sapiens era el único que actuaba con maldad, colega indicator?