lunes, 19 de septiembre de 2011

UN ESPANTOSO DESCUBRIMIENTO

Y ocurrió, así sin más, como todos los grandes descubrimientos había vivido larvado dentro de una, silencioso, reptante, hace ya tiempo. Pero como le ocurrió a Newton con la manzana me llegó con una cegadora claridad (salvando las distancias y las proporciones entre Newton y esta humilde servidora).
La intuición rompió las berreras y se transformó en certeza: iba yo en el metro de Madrid y estaba lleno de gente. HORA PUNTA. De repente, miré en derredor y la VERDAD LLEGÓ A MI ESENCIA COMO UN HURACÁN: ¡¡NO HABÍA NADIE MÁS VIEJO QUE YO!!

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