domingo, 22 de julio de 2018

BORGES Y ELLA. Capítulo 2

Desde aquélla vez que fueron a la conferencia de Borges, habían pasado muchos años. En 1970, Borges recordaba así a su padre: "Él me reveló el poder de la poesía: el hecho de que las palabras sean no sólo un medio de comunicación sino símbolos mágicos y música".Quizás esa música fue la que oyó ELLA aquélla noche estrellada en ese colegio inglés. No hacía falta entender, sólo dejarse invadir relajadamente.
Creció, se enderezó los dientes con ese horrible aparato que, sin embargo, ELLA amaba. Tanto lo amaba que terminó, muchos años más tarde, poniéndoselo a medio mundo. Aprendió a nadar, deporte que la acompañará toda su vida.

Era época de ruptura generacional, o sea, tocaba arruinarle la vida a los padres y tirar por la borda la cultura heredada. Habían empezado los tiempos de los jardines "cuyos senderos se bifurcan"(Borges dixit).
La universidad le gustó, la ciencia la enamoró...bueno, y los compañeros divinos que tenía, también. El hombre llegó a la luna...y volvió. (1969, segundo año de la facultad) Una noche inolvidable de una épica deslumbrante. Hablando de épicas, Borges contó que las tragedias románticas no lo hacían llorar, pero las épicas si. Ese sentimiento lo tenía ELLA también: la taquicardia que la asaltaba leyendo o viendo una película o un documental, si se trataba de aventuras espaciales, era inevitable. La imagen del hombre flotando en la oscuridad oceánica de un cielo insondable...¡ésas son emociones! Mezcla de terror, vulnerabilidad, curiosidad y desafío.
El país transitaba una de sus eternas eras de inestabilidad, mucho peor que en el espacio: dictadura militar, elecciones y otra vez dictadura militar...si el terruño era una coctelera, las facultades eran un hervidero.
ELLA se enamoró de quien no le convenía, obvio, y terminó la carrera de odontología con su oronda barriga.
Junto con su hijo Camilo, nacido hacía pocos meses (1973), la pareja, que vivía en pleno centro de Buenos Aires, en Callao entre Bartolomé Mitre y Cangallo, decidió mudarse al interior del país porque la capital se había transformado en un lugar peligroso. La vuelta de Perón, después de tantos años de prohibición, se presentaba como el gran acontecimiento político de la década. Allí, a Ezeiza, habían ido su marido y sus amigos a recibir a Perón, pero ELLA se había negado porque ya no estaba sola. Era ella y el pibe en la barriga. Y allí acertó, porque podían haber muerto ambos. En Ezeiza al final no hubo tal recibimiento en medio de la alegría, la fiesta y los bombos...hubo sangre, desilusión, traición y a otro aeropuerto voló Perón. Desde entonces se la conoce como "la matanza de Ezeiza"
Nació ese hijo querido en el hospital Penna de Buenos Aires y unos meses más tarde ELLA consiguió trabajo full time en un hospitalito en Villa La Angostura en la provincia del Neuquén. Uno de esos lugares paradisíacos de pinos, lagos, nieve  y montañas, que siempre evocan a Suiza, pero más salvaje. Algo así como a 800 km. de la capital. Las alternativas habían sido: quedarse a pelear (por vías violentas o pacíficas, pero enfrentándose a ejércitos y fuerzas parapoliciales);  pasando inadvertidos trabajando en algo; o iniciar una nueva vida lejos de allí. Ya no eran dos, eran tres con el bebé. En este caso, la pareja estuvo de acuerdo y optaron por la última, dentro del país pero lejos de las ciudades. ¿Fueron por eso cobardes, como opinaron algunos? (Los opinólogos, cuándo no). ¿Ser valiente viene de serie o se adquiere, según las vivencias? Hay quien es valiente para ir a una guerra pero no para hablar de sus sentimientos. ¿Cuántos tipos de valor hay? ¿Es cómo las inteligencias, que son múltiples? ¿Por qué no los convencieron para participar? ¿Es decente, sano, DUDAR? ¿O en situaciones extremas hay que jugarse el todo por el todo? ¿Es lícito reconocer que se tiene miedo? Muchas preguntas y ninguna certeza: la situación era complicada y peligrosa, pero no tanto. No estaban en el gueto de Varsovia. Se podía elegir. Y ellos eligieron. Eligieron irse porque todos los grupos, armados o no armados estaban en posesión de la VERDAD. Ese maremágnum de CERTEZAS en distintos lados de la misma trinchera no les convencía. Algo no encajaba. O a lo mejor fueron sólo cobardes, pero no lo quisieron reconocer. Después de todo, a nadie le gusta admitir algo así. 
Jorge Luis Borges se expresa al respecto:

EL REMORDIMIENTO
"He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Qué los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida, 
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
la sombra de haber sido un desdichado". 

Sin embargo, tan desdichado Borges no fue, aunque opinar desde afuera siempre es arriesgado. Ya mayor y ciego conoció a una jovencita muy culta, María Kodama, que lo acompañó en sus viajes, lo ayudó y apoyó  hasta el fin de su vida y, sin duda, lo hizo feliz compartiendo su amor a la literatura. Hasta el día de hoy, cuida celosamente su legado y su memoria. 

Y volviendo a ELLA, bastante tiempo después, su único hermano, Mario Aníbal, vino de visita con su mujer Claudia Istueta a ese lugar de ensueño a donde se habían mudado: Villa La Angostura. 

Un día cualquiera salieron de excursión los tres: Hermano Mario, cuñada Claudia e hijo Camilo..."¡¡vamos en busca del oro!!" gritaba entusiamado el hermano Mario...y su sobrino de 3 años, Camilo, lo miraba deslumbrado, extasiado...¡irían en busca del oro! Aromas de aventura. Cuando volvieron, exhaustos de tanto caminar y buscar "la entrada de la mina de oro", el hermano de ella dijo: ¡A TORRAR!  El sobrinito lo miró sin comprender. Esta palabra típicamente porteña que sacó a relucir varias veces Borges en sus conversaciones con Antonio Carrizo, la usaba sistemáticamente el hermano de ella. Quiere decir "a dormir".

Lejos del deslumbrante paisaje, empezaron a circular rumores de que en la capital había gente que no aparecía, pero no estaban presos.
Eran los desaparecidos, que al principio sonaba como algo fantasmal, etéreo..algo que no parecía real, como algunos de los cuentos de Borges. ¿Cuántas palabras hay que signifiquen que alguien ha desaparecido? Se ha esfumado, es un ser evanescente, se ha evaporado, se ha sublimado, se ha escabullido, es humo, es transparente, es invisible, se fué...o lo fueron. En una conferencia de prensa con el gobierno militar, ante la arriesgada pregunta de un valiente periodista, José Ignacio López, (colaborador del diario Clarín entre 1977 y 1983), contestó desafiante Videla, el asesino del Estado: "No está, ni muerto ni vivo, está desaparecido". Quedó como una tenebrosa e insólita categoría en un negro capítulo de la historia argentina y fue una decisión basada en los problemas que habían acarreado los cadáveres en las calles de Chile y cuyas fotografías habían dado la vuelta al mundo. Tanto muerto generaba preguntas internacionales difíciles de responder. Pero si desaparecía no había cuerpo expuesto a la vista de todo el mundo. 
"Se lo chuparon", era la jerga coloquial.  Lo trágico es que uno nunca cesa de esperarlos, no hay duelo. La loca situación de ver a alguien parecido por la calle y querer hablarle, sin que te crean chiflada, sabiendo que solo puedes callar. La fantasía de que ese ser parecido pueda decirte algo que tenga significado evocador del otro. Leer sobre la reencarnación, pensar en milagros, soñar en el "otro mundo", dejando a un lado el espíritu científico.
La alucinación de creer verlos, pero siempre jóvenes...aunque hayan pasado 50 años.
La fantasía de imaginarlos con el pelo blanco o sin pelo...
En ULYSSES, Jame Joyce escribe: "¿Qué es un fantasma?, preguntó Stephen. Un hombre que se ha desvanecido hasta ser impalpable, por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres". Ojalá hubiera sido por cambio de costumbres. 
Recordar a Kafka, donde en todos sus libros habla de una infinita y minuciosa postergación. 
 
Su hermano Mario, ya de vuelta en la capital, el que había ido "en busca del oro", desapareció. Pero no fué en una excursión. Lo secuestraron. ENTONCES ERA VERDAD. A los opositores políticos, organizados en guerrillas, u otros sin violencia armada, o a sus amigos o simpatizantes o nada, simplemente por haberse relacionado puntualmente o figurar en la agenda de teléfonos de algún militante, los secuestraban, los torturaban y los mataban. Había quien lo negaba, decían que habían huído a otro país, pero huir no era tan fácil, con el plan Cóndor, donde los países limítrofes también eran una ratonera. Si no huían ¿dónde se metían? ¿dónde estaban? ¿por qué no se comunicaban? Lo "normal" que se hace con los enemigos políticos en una dictadura, es liquidarlos.
Hubo un mundial de fútbol en Buenos Aires, mientras torturaban jóvenes en la Escuela de Mecánica de la Armada. "El que no salta es un holandés", coreaban los fans porque la final fué contra Holanda. "Somos derechos y humanos" se leía en muchos cartelitos diseminados por todas partes. Situaciones esquizofrénicas. 
Los 3 hijos iban creciendo, ignorando por lo que estaban pasando otros hijos...la pareja se iba deshaciendo, como casi siempre, de a poco... y 69 personas iban desapareciendo al son de la alegría por el deporte más popular. FÚTBOL DE SANGRE.
Su cuñada desapareció. ENTONCES ERA VERDAD. ¿y la hija de su hermano Mario y su cuñada Claudia? ¿Dónde estaría esa sobrinita Selva María? ¿Dónde estaría la del nombre salvaje? 
El padre de ELLA, el doctor Bardi, presentó un HÁBEAS CORPUS en la policía por su hijo Mario Aníbal, que era lo que hacían todos los familiares que apelaban a lo inapelable, por consejo de abogados anónimos y que, naturalmente, carecía de respuesta, pero para que quedara constancia. Cada día era una espera infinita, alimentando una flaqueante y trémula esperanza con cualquier noticia: sobrevivir y no vivir...esperando, siempre esperando. La madre de Mario empeoró su ya perpetua depresión. 

En aquéllos momentos, ELLA trabajaba en el único hospitalito de Villa La Angostura, (hoy llamado Oscar Arraiz, en honor a ese director médico maravilloso que murió en un accidente de circulación), donde nacieron su hija Elsa Cuyén (1975) y su hijo menor Alejo Sebastián (1977).Y se dió la casualidad de que María Estela Martínez de Perón, al ser derrocada como presidenta de Argentina por un golpe militar fue alojada en la lujosa residencia de EL MESSIDOR, en Villa La Angostura, muy cerca del hospitalito.

Como los únicos médico y odontólogo que había en ese pueblo eran Oscar Arraiz y ELLA, fueron investigados por la policía, por si la ex-presidenta tuviera alguna necesidad médico-odontológica. A ver si a alguno de ellos dos, por antagonismo ideológico, no fueran a perpetrar alguna "IATROGENIA involuntaria" (daño provocado a un paciente), con la ex-presidenta. Nadie quería a esa mujer, pero sus enemigos la necesitaban viva. No querían que se repitiera lo de Eva Duarte de Perón, un verdadero ícono hasta el día de hoy. Aunque en este caso, no hay ni punto de comparación entre esas dos mujeres y no hace falta aclarar más. El doctor Óscar Arraiz y ELLA fueron interrogados por la gendarmería nacional para saber si podían confiar en ellos. Por suerte para todos, no se enfermó ni le dolió ninguna muela a la señora ex-presidenta. 
Y a medida que desaparecían los jóvenes, empezaron a llegar rumores de que un grupo de madres con pañuelos blancos daban vueltas todos los jueves en la Plaza de Mayo, exigiendo la reaparición con vida de sus hijos. 
Las mujeres, siempre las mujeres, luchando con lo que pueden, con lo que tienen, aunque sólo sea un símbolo, pero poderoso: sus pañuelos blancos. La prensa mundial las conoció y fotografió. Sus círculos en la plaza, sus pasos, su tenacidad y sus lágrimas, perpetuados por nietos y personas de todas clases y lugares, dieron la vuelta al mundo. Algunas de ellas también se habían "esfumado", por decirlo de alguna manera. Se las habían chupado: pobres y valientes viejas. Esos criminales las habían secuestrado y liquidado. 
Para burlarse de ellas las llamaban "locas" y ellas lo dieron vuelta en su favor. ¡¡SÍ, LOCAS!!¡Y A MUCHA HONRA!

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