domingo, 12 de febrero de 2023

155 cm

 JAIRO ROMAN


155 cm

El recuerdo viene a mi mente, mi hermano mayor está peleando, entra corriendo a la casa, saca un cuchillo y sale de nuevo, yo me asomo a la puerta y lo veo enfrentarse a dos hombres que le hacen gavilla, los tipos tienen cada uno un machete, y mi hermano ahí parado, temerario. Luego, al momentico llega mi otro hermano y la vaina se pone pareja, dos hombres contra dos hombres: yo estaba aterrado, por suerte algunas veces la policía llega a tiempo y eso es suficiente. Pero esto es solo para poner en contexto: la imagen llega a mi memoria diseminada por una luz tenue generada por un bombillo de 120 voltios de esos que desprenden una luz amarilla. No se exactamente que pasó, si fue por algo que dijo mi hermano mayor, sólo vi como esa mujer de escasos 155 cm de estatura le partía un palo de escoba en la espalda, luego vi aquel hombre, el mismo que se batía en duelo contra dos hombres, agachar la cabeza y salir en silencio. Lo mismo le pasó a mi otro hermano, algo le dijo que no le gustó, esta vez fue el trapero, iba directo a la cabeza pero mi hermano alcanzó a poner la mano; lo recuerdo usando una venda los días siguientes, no se si se la fracturó, ninguno dijo nada, se mamaron el palazo en silencio, sin reclamar. Yo miraba a esa señora y me preguntaba qué iba hacer cuando me tocara; lo que sí estaba claro era que usted podría ser putas afuera, batirse en duelo con otros hombres, pero en esa casa existía una mujer de escasos 155 cm que era la que mandaba. 

Recuerdo el día que me tocó, lo recuerdo bien, no dije nada, palabra que no dije nada; hay una máxima que dice: “bienaventurados los necios que atienden consejo porque se harán sabios a costa de los errores ajenos”. Yo ya sabía cómo reaccionaba la vieja cuando le contestaban mal, por eso no dije nada, ni pio, solo le alcé los hombros, eso fue lo único que hice, no hice nada más, palabra. Cuando veo que esa señora gira la cabeza como buscando algo... cuando vi que clavó la mirada en un rincón donde estaba la escoba; yo era un niño, ingenuo, salí en pura hijueputa y me metí bajo de la cama. Parece yo nunca había visto tanta sevicia, a lo bien, es mejor que le partan el palo en la espalda, un solo dolor; ni cuando con los amigos encendiamos a piedra las ratas de alcantarilla, créame nunca había visto tanta sevicia. Un consejo: nunca se escondan bajo la cama, se lo digo con cariño.

Esa mujer de escasos 155 cm era temeraria; sola era padre y madre, sola con cinco hijos enfrentándose al mundo: había que respetarla. Yo se que esta sociedad es machista, pero algunos crecimos bajo el manto sagrado del matriarcado. 






2 comentarios:

  1. Una maravilla. Tuve que buscar sevicia.
    sevicia. Trato cruel, Crueldad excesiva.

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  2. Muy bonito ese escrito 👏👏👏

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