domingo, 5 de noviembre de 2023

LAS INFANTAS

 

Sobresaltos nos sobran. Solo con ver la portada de un diario ya tenemos para una indigestión. Yo tengo una amiga alemana que quería publicar un diario con las buenas noticias. Solo por eso y para eso, voy adelantando material. Esto que escribo hoy es una breve reinterpretación de lo leído en uno de esos diarios de los domingos que traen los dos tipos de noticias: las trágicas y las esperanzadoras. Pero claro: lo lúgubre vende más. 

Juntando valor hojée el diario El País y hete aquí que empiezo a leer algo positivo. Ya sabemos que la familia real española está, a imagen y semejanza del  resto de la sociedad, para el desguace. O estaba. Porque la parte de la familia real nuclear, es decir, el rey, la reina y sus dos hijas han dado muestras sorprendentes (para mí, que no estoy al tanto de las vidas de sus majestades porque no tienen mi WhatsApp) de equilibrio y buena onda. Es, repito, para mí, inmigrante documentada, un cálido aliciente enterarme que esa familia real viva en la REALIDAD, o sea, sin campos de golf, sin regatas, sin esquí de moda, sin puestas de largo o monterías, sin Sotogrande y sin mucho contacto con la rancia aristocracia española. No tengo nada personal contra las aristocracias, entre otras cosas porque no conozco a ningún aristócrata. Sé, por lo que he leído, que algunos de sus exponentes son personas cultas, decentes y que aman a  su país. Aunque, por lo general, las realezas, las noblezas y otras clases privilegiadas de muchos lugares del ancho mundo nos muestran una patética decadencia. Cayeron desde hace mucho en el culto al dólar... o al euro... o al yen... como quieran. Es fácil corromperse si hay bastante dinero, tráfico de influencias y una educación consumista y banal. Admitamos que se necesita tener alma de titanio y mucha integridad para resistir lujos y despilfarros. 

Por eso es un cálido aliciente que esa familia haya decidido criar a sus hijas sin institutrices y especies por el estilo. No tengo nada contra las institutrices, seguro que hay muchas buenísimas. Pero si hay padres, mejor. 

Letizia, la mamá, se ocupó, siempre que sus actividades se lo permitieran, de despertar a sus hijas y llevarlas al colegio con Felipe, el papá, siempre que pudo. Como todos los padres del mundo. Los dos, o uno de los dos, acudía si a una de las niñas le subía la fiebre por la noche, cuentan los allegados. La mamá Letizia, una asturiana independiente, periodista divorciada con una prometedora carrera, lo dejó todo para meterse en un avispero. Sería por amor, digo yo. Porque hay que tener lo que hay que tener para encorsetarse en una vida estrictamente reglada hasta para acudir a las llamadas del baño. 

En fin, que la cosa seguramente no fue fácil: esa gran familia española de los anteriores reyes Juan Carlos y Sofía estaba para el desguace, como dije, con problemas de corrupción y otras yerbas tóxicas. El desprestigio campaba a sus anchas. De modo que el matrimonio de  los actuales reyes, decidió cortar por lo sano y se quedaron los cuatro solos, ellos y sus dos niñas, a excepción de la abuela paterna, la reina Sofía, a la cual visitan. Felipe VI tomó duras decisiones con el propósito de recortar gastos y aumentar la transparencia de la institución para recuperar la confianza de la sociedad española. Seguramente habrá sido un palo para él alejarse de sus hermanas y de su padre. Digamos que había que salvar a la institución de un terremoto y pagar un alto precio para ello. 

Letizia, persona con la cabeza bien amueblada, gran cómplice de sus hijas desde que nacieron; con una muy alta exigencia en su educación, frecuentaron teatros, cines, exposiciones y excursiones no oficiales a otros países pero también a barrios desfavorecidos, a desahuciados, a refugiados políticos y a víctimas de enfermedades mentales, entre otros. O sea, al mundo REAL, pero no al de la realeza. ¡Si hasta los allegados dicen que cocinan de vez en cuando, cosa que yo jamás logré hacer con mis hijos en mi larga vida! 

Tanto es así que Letizia invitó a su casa a una joven yazidí, de 25 años de edad, NADIA MURAD, premio Nobel de la Paz, una de las 7000 víctimas mujeres secuestradas y esclavizadas por el ISIS, en Irak en el año 2014, que logró escapar. 

Y allí pasaron la tarde las dos princesitas con la joven árabe, entre lágrimas y suspiros por las espantosas narraciones de la pobre Nadia, a la que escucharon con gran atención y congoja hasta el final. Para aliviar el momento la reina Letizia animó a las 3 jóvenes a cantar canciones en árabe. (Las infantas aprenden árabe y están interesadas en esa cultura). Y así van creciendo las chicas, aceptando con aparente normalidad esos roles que les han tocado con escasas posibilidades de salirse del marco, sabiendo que el gran panóptico las está viendo con el zoom, día y noche. 

Lo notable es que, según los allegados, Leonor y Sofía, parecen transitar esos obligados caminos del instituto de Gales y la academia militar con agrado e interés. Si es así, esos reyes que muchos dicen que no sirven para nada nos tendrían que dar clases de "como educar hijos aparentemente felices". La pequeña Leonor nos dijo "les pido que confíen en mí". El tiempo lo dirá. Igual sigo pensando que es una buena noticia y muy apropiada para el diario de mi amiga alemana. 

En mi condición de aconfesional, no militante en ningún grupo o partido político me declaro color GRIS, sin fanatismos. Eso incluye la posición de republicana o monárquica, pero me gusta la historia y a medida que la voy estudiando no dejan de sorprenderme aquéllos sistemas, cualesquiera que sean, que han dado un resultado mejor para la paz y el desarrollo de las personas. Considerando el contexto y vaya una a saber cuántos factores más deben confluir para que la cosa llegue a buen puerto. En fin, hoy tocó monarquía.


4 comentarios:

  1. Así, cortito y al pie. Perfecta descripción de una forma de vida alejadísima de la mía. Buena gente parecen. Gracias Mónica.

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    1. Si, son como de otra galaxia. Pero parece que se esfuerzan por dar ejemplo.

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  2. Creo que los Reyes actualmente saben mucho más de marketing de lo que aparentan, y que han sabido vender una imagen de "regeneración" de la monarquía pero personalmente no creo que esas personas deben de vivir con el lujo que viven "por la gracia de Dios". Deberían trabajar ybtener un sueldo REAL, hacer algo más por la sociedad que hacerse fotos. Me preguno cuánto debe costar mantener a las princesas en Gales. Me preguntaba cuánto puede salir en total, en euros, un banquete para celebrar los premios Príncipe de Asturias, entre otros gastos. Y jamás me creeré que no han tenido nannies las infantas, y que desde luego la reina alguna vez cocine, desde luego no la hace admirable. Para mí admirable es tener 3 personas a tu cargo y salir a fin de mes con un sueldo de mil euros pero bueno, quizá se note mi vena antimonárquica demasiado. Es sólo una opinión Mónica.

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    1. Creo que esa institución, la monarquía, hace mucho más que hacerse fotos. Tienen prohibido meterse en temas políticos pero no en temas diplomáticos. Ellos tienen mucha conexión con los países árabes porque dichos países prefieren hablar de rey a rey y así fue, como, hace años, el rey Juan Carlos, hoy denostado y con razón, logró grandes beneficios para España que en su momento conocimos.

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