HOMENAJE A UNA PERSONA ÍNTEGRA
Poco antes de morir Lola Gaos participó en un capítulo para televisión que creo fue su último trabajo antes de abandonarnos para siempre. Estoy hablando de hace 30 años.
Lola, que no era demasiado mayor pero se encontraba muy mal físicamente, estaba viviendo prácticamente en la miseria y subsistía de una manera muy penosa. Bien es verdad que su carácter era fuerte y era incapaz de andar picando puertas para mendigar un papel.
Yo había escrito el guión de aquel capítulo y todavía no la conocía personalmente, pero como me habían comunicado su situación, pedí que la contrataran.
Recuerdo que un día el realizador me invitó a que me desplazara al lugar del rodaje, un pueblo casi abandonado, donde ella debía salir a la puerta de su casa para atender a una señora que acudía allá para preguntarle por algún familiar ya fallecido. Mientras se rodaba esta escena, me encontraba por allá, detrás de las cámaras, curioseando. En un momento dado, Lola abrió la puerta de la casa y ante mi estupor dijo a la visitante con un gesto duro , un tono destemplado y su típica voz aguardentosa:
- ¿Qué cojones quiere?
Cuando se acabó de rodar la escena, me acerqué al realizador y le hice ver que en el guión no figuraba esa palabra con tanta fama de malsonante. Y él, quizás temeroso de enmendarle la plana a una actriz tan conocida que había trabajado a las órdenes de Berlanga, de Bardem y de Buñuel, y que había sido premiada como mejor intérprete de cine español por su participación en “Furtivos”, me sugirió que hablara con ella para intentar corregirla. Con mucho respeto me dirigí a ella para decirle que aquel sonoro cojones no estaba en el guión. Entonces, ella, con su tremenda voz y su convincente gesto de pocos amigos, me contestó de inmediato:
- A ver, a ti te despiertan cuando estás echando la siesta en la tranquilidad de un pueblo como este y … ¿qué es lo que dices cuando abres la puerta?
- Pues sí, Lola, yo diría lo que tú has dicho, tienes razón.
Así se acabó el debate y se dio por buena la toma, sin dar ni una vuelta más a la situación. Días más tarde su personaje moría en una calle de pueblo en un día gélido, tiroteada la pobre por un joven policía. A pesar de su salud delicada, Lola cayó al frío y duro suelo, donde permaneció hasta que el realizador consideró que debía levantarse, mientras el policía y todos los demás temblábamos de frío. Después, hizo un par de tomas más sin rechistar y con una enorme profesionalidad. Esa era Lola Gaos, la militante comunista a quien nadie jamás hizo abjurar de sus convicciones políticas. Ni con oro molido lo hubieran conseguido. Poco más tarde, Lola Gaos moría, pero en esta ocasión de verdad. Todavía no había cumplido los 72 años. 30 años después, en esta época de chaqueteos y componendas en la que la extrema derecha se pone cada día más pesada persiguiendo a personas a las que llaman siempre rojos, despectivamente, quiero que estas líneas sean un pequeño homenaje para ella, ya que en vida probablemente nadie le ofreció el que merecía. JUAN OSÉS
Pues, qué cojones!
ResponderEliminarGrande Lola Gaos. De las actrices donde se formaban a fuerza de necesidad. Lástima de su olvido.
ResponderEliminar