lunes, 22 de marzo de 2021

SAN MARTÍN

 


POR ROBERTO VALERO.

San Martín estuvo en 40 billetes durante 150 años,   joven, maduro o anciano, a veces montado sobre su caballo blanco en los reversos, con denominaciones que oscilaron entre los 5 centavos y el millón de pesos, San Martín compartió la numismática local y fue testigo de la depreciación de la moneda argentina, y mal que les pese a los detractores de ballenas y yaguaretés de los billetes de esta época, también debió coexistir con perros, toros, vacas, ovejas, caballos, llamas, ñandúes y hasta un canguro, riesgos que se corrían al mandar a imprimir los billetes a otros países que confundían a las Provincias Unidas con Australia. 

El 1 de enero de 1970 comenzó a circular el peso ley 18.188, nacido de la eliminación de dos ceros a la anterior denominación. Comenzaba así el cambio de signos monetarios por el efecto de la inflación que hacía ya varios años no paraba de erosionar el valor real de la moneda, con el consiguiente vuelco de cada vez más personas al ahorro en dólares, que se transformó en la referencia para distinto tipo de transacciones.

Un simple ejercicio puede servir para entender a qué se debe tanto apego de los argentinos a una moneda de otro país. Si ese 31 de diciembre alguien que contara con diez billones de pesos moneda nacional hubiera optado por cambiarlos por dólares y guardarlos hasta el día de hoy, contaría con 28.409.090.909,09 dólares. Si, por el contrario, hubiese preferido atesorarlos sin convertirlos a otra moneda, lo que tendría hoy es un peso.

El flaco debe pensar “Les liberé tres países. Al pedo. Tres. A sable y a chotazos. Ahora van y vienen todos por LAN a comprar pelotudeces, pero yo crucé a pulmón, viejo. Me la aguanté hecho percha y fui a fajarme con el Godo, no a sacarme selfies a Puerto Montt para darle envidia a una prima. Al reverendo pedo. Ponen en el de mil al pájaro sorete ese que vive adentro de una pelota de barro y que lo único que hace es cagar todo el día. Y a mí me mandan como billete de menor denominación para terminar, enrollado en esos elefantes de mierda que ponen la viejas arriba de los televisores para ver a Fantino, o ni eso, me jubilan directamente, pero váyanse todos a recontra cagar.”

2 comentarios:

  1. Todo eso es cierto, lo vivimos. El último con su rostro era el de $5ya no existe más ahora es una moneda. Pero que boquita Robertito

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  2. Muy bien dicho, Robertito. Yo te banco.

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