miércoles, 13 de octubre de 2021

SUICIDAS

 EPÍLOGO DE SAPIENS, de Yuval Noah Harari. 



El animal que se convirtió en un dios. 

Hace 70.000 años, Homo Sapiens era todavía un animal insignificante que se ocupaba de sus propias cosas en un rincón de África. En los milenios siguientes se transformó en el amo de todo el planeta y en el terror del ecosistema. Hoy en día está a punto de convertirse en un dios, a punto de adquirir no solo la eterna juventud, sino las capacidades divinas de la creación y la destrucción. 

Lamentablemente, el régimen de los Sapiens sobre la Tierra ha producido hasta ahora pocas cosas de las que podamos sentirnos orgullosos. Hemos domeñado nuestro entorno, aumentado la producción de alimentos, construido ciudades, establecido imperios y creado extensas redes comerciales. Pero ¿hemos reducido la cantidad de sufrimiento en el mundo? Una y otra vez, un gran aumento del poder humano no mejoró necesariamente el bienestar de los sapiens individuales y por lo general causó una inmensa desgracia a otros animales. 

En las últimas décadas hemos hecho al menos algún progreso real en lo que a la condición humana se refiere, reduciendo el hambre, la peste y la guerra. Sin embargo, la situación de otros animales se está deteriorando más rápidamente que nunca, y la mejora en la suerte de la humanidad es demasiado reciente y frágil para poder estar seguro. 

Además, a pesar de las cosas asombrosas que los humanos son capaces de hacer, seguimos sin estar seguros de nuestros objetivos y parecemos estar tan descontentos como siempre. Hemos avanzado desde las canoas a los galeones,.a los buques de vapor y a las lanzaderas espaciales, pero nadie sabe adónde vamos. Somos más poderosos de lo que nunca fuimos, pero tenemos muy poca idea de qué hacer con todo ese poder. Peor todavía, los humanos parecen ser más irresponsables que nunca. 

Dioses hechos a sí mismos, con solo las leyes de la física para acompañarnos, no hemos de dar explicaciones a nadie. En consecuencia, causamos estragos a nuestros socios animales y al ecosistema que nos rodea, buscando poco más que nuestra propia comodidad y diversión, pero sin encontrar ninguna satisfacción. 

¿Hay algo más peligroso que unos dioses insatisfechos e irresponsables que no saben lo que quieren? 



5 comentarios:

  1. Soy un homo satisfecho por lo logrado estos 81 años con humildad y respónsabilidad, siempre cuidando al otro y el ecosistema.

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    1. Yo, con 74 años, también he sido nada consumista, por la educación que he recibido, siempre con un NO por delante. Lo cual agradezco a mis padres. Sé que no he dañado al ecosistema pero también sé que pertenezco a una especie altamente depredadora. A los hechos me remito.

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  2. Y muchas gracias por tu comentario en este humilde y antiguo blog.

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  3. Pensar que todo ello es verdad.
    Creo que ya no quiero pensar.
    Dejaré a éste tiempo de mí vida que alguno delos "monstruos sapiens" me deglutan.

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    1. Sólo podemos dar ejemplo siendo individualmente mejores con nuestro ecosistema más próximo y con nuestros semejantes.

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