jueves, 17 de noviembre de 2022

GAUCHO

 


"Muchas cosas pierde el hombre que a veces las vuelve a hallar; 

pero les debo enseñar, 

y es bueno que lo recuerden: 

Si la vergüenza se pierde, 

jamás se vuelve a encontrar".

José Hernandez creó su obra magna, el Martin Fierro, tomando aspectos de la vida del General Angel Vicente Peñaloza Riberos (1799-1863) "El Chacho" en reivindicación de la figura del gaucho federal argentino, el dilema de civilización o barbarie no es sino la expresión de esos “dos países” que caracterizará Juan Bautista Alberdi en “Pequeños y Grandes Hombres del Plata”, que retrasará crudamente José Hernández en “Vida del Chacho”, y que el mismo autor inmortalizara y universalizara, en términos poéticos, a través del “Martín Fierro”.

¿Civilización, o barbarie? Terminado de firmar el tratado de Las Banderitas –relata Hernández, mostrando y demostrando el verdadero carácter e intención de los “bárbaros” y de los “civilizados”-, el general Peñaloza, dirigiéndose a los coroneles de Mitre -Sandes, Arredondo y Rivas-, les dice:

– “Es natural que habiendo terminado la lucha por el convenio que acaba de firmarse, nos devolvamos recíprocamente los prisioneros tomados en los diferentes encuentros que hemos tenido; por mi parte yo voy a llenar inmediatamente este deber”.

La propuesta de Peñaloza obtuvo por respuesta de los civilizadores un sepulcral silencio.

Después de entregar sano y salvos los prisioneros que estaban a su cargo, Peñaloza insistió:

– “Y bien, ¿dónde están los míos?… ¿Será verdad que todos han sido fusilados?… ¿Cómo es, entonces, que yo soy el bandido, el salteador, y ustedes los hombres de orden y de principios?”.

Otro tanto denunciaba Hernández en 1872 en el “Martín Fierro”, ya en plena presidencia de Sarmiento, a quien había apoyado en su carrera hacia la Presidencia contra el candidato del mitrismo, (paradojas de la vida política Argentina) Aunque insuficientes para ocultar el fondo de la cuestión, que seguía estando en juego entre dos modelos de país representado por porteños y provincianos, y no por la falsa dicotomía entre “civilización o barbarie”. Así denunciaba Hernández, con versos inmortales en la antítesis del libro paradigmático que denigra al gaucho, lo mismo que antes había cuestionado en prosa en sus artículos periodísticos, y que sostendría como político y en otras patriadas, provisto de la crítica de las armas:

“Estaba el gaucho en su pago / con toda seguridá, / pero aura… ¡barbaridad!, / la cosa anda tan fruncida, / que gasta el pobre la vida / en juir de la autoridad”… “El gaucho que llaman vago / no puede tener querencia, / y ansí de estrago en estrago / vive llorando ausencia”… “Él anda siempre juyendo, / siempre pobre y perseguido, / no tiene cueva ni nido, / como si juera maldito; / porque el ser gaucho… ¡barajo! / el ser gaucho es un delito”.

Feliz día de la Tradición 🇦🇷

3 comentarios:

  1. Moza jinetaza y escritora ahijuna!. Beto

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  2. Me encantó. Cuantas barbaridades se cometieron en nombre de la civilización.

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  3. Ahora está a la inversa, 200 años más tarde.

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