martes, 29 de marzo de 2011

EMILIO

Este es mi gato cuya postura obedece a la cercanía de una estufa, cuyas ondas calóricas ejerzen un efecto hipnótico y relajante sobre la criatura que ya quisieran para sí muchos medicados con Vallium. El  problema aparece cuando quiero ocupar el lugar que, legítimamente, me corresponde en la cama. Para ello tengo una camilla especial, también calentita, para que no haya bruscos cambios de temperatura y, entonces, con la mayor suavidad lo traslado a los pies de la cama. Y todas las noches la misma historia...bueno, menos cuando no viene a dormir el muy golfo.¿Podremos los humanos aprender a relajarnos así, de una manera tan profunda, tan sedante?¿Podremos los humanos despreocuparnos del entorno de una manera tan sana?  Hay algo que me ha quedado claro:¡¡¡¡YO QUIERO SER GATO!!!! Y ahora me voy a dormir, si no les importa, a soñar que me deslizo sin stress por las azoteas de los vecinos a mirar las estrellas, que es el paisaje más misterioso , profundo e inconmensurable que hemos los humanos visto nunca  Es el que me atrae más, como si me llamara. Con abrigo propio y sin recuerdos, ni malos ni buenos. Sólo en conexión con el todo, en perfecta armonía, viviendo el momento con toda la intensidad de que somos capaces ¡¡¡YO QUIERO SER GATO!!!

2 comentarios:

  1. Yo también quiero serlo, aunque a los de Madrid nos llamen así. Antes era incapaz de ver la grandeza de aquel apelativo, ahora que conozco a los felinos más me identifico con ellos.

    ResponderEliminar